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viernes, 27 de enero de 2012

¿QUÉ HEMOS HECHO PARA MERECERNOS ESTA CLASE POLÍTICA Y A LOS SOCIALISTAS?

Sin palabras

Tenemos una clase política absolutamente desprestigiada y que día a día entrega más razones que justifican dicha percepción ciudadana. Sin embargo, al final, ¿a quién le importa?. A la gran masa de chilenos y chilenas que viven como zombies, desinformados y desinteresados en el acontecer, no se les puede pedir que sean estrictos y que castiguen electoralmente a muchos de estos políticos que parecen surgidos de un mundo paralelo. En otras palabras, “la culpa no la tiene el chancho sino el que le da el afrecho” o “la culpa no la tienen los políticos, sino de los que los eligen”.

Los políticos socialistas no saben ni lo que votan…

Por ejemplo, en la pasada semana, los diputados socialistas Díaz, Monsalve y Urresti comenzaron a investigar en el propio congreso la manera en que ellos mismos habían rechazado un artículo clave de la Ley del Tabaco que pretendía aumentar las restricciones para fumadores en establecimientos públicos.

La acción de estos socialistas respondía las críticas de otras entidades dirigidas por socialistas como el Colegio Médico, las ONG de salud y los socialistas de las redes sociales que les criticaban haber rechazado el artículo que establecía que pubs, restaurantes y casinos de juegos debían ser espacios 100% libres de humo, eliminando los sectores de fumadores al interior de los recintos.

Lo que había pasado era que un grupo de socialistas había votado en contra de mayores restricciones para el consumo de tabaco. Y la excusa del socialista Monsalve fue que "varios parlamentarios cometimos un error que es inexcusable, pero absolutamente reparable". Por su parte, Urresti dijo que “se indujo a error a 15 o 20 diputados que somos partidarios de prohibir el tabaco en espacios cerrados, porque afecta a los trabajadores".

En palabras simples: ¡ estos políticos socialistas no leen los proyectos, no los analizan y no saben lo que votan durante las sesiones ¡.

Por ejemplo, el comunista Gutiérrez reconoció que no estaba atento y que su criterio para votar en la sala es que "suelo votar todo en contra de lo que vota la derecha. Entonces, cuando la derecha dice sí, digo no".

No hay caso: tenemos una clase política que es una verdadera vergüenza y que representa lo peor de lo nuestro. Pero, la culpa no es de ellos sino de los que los eligen y los seguirán eligiendo: ciudadanos irresponsables que ponen en manos de personas inadecuadas la responsabilidad de legislar y potenciar el Estado de Derecho. Y si a todo lo anterior le agregamos que estamos llenos de socialistas, arrogantes e imbéciles, el problema se magnifica.

Los políticos socialistas crean leyes para las grandes empresas que los financian y que les obligan a pagar la cuenta.

Ahora, el socialista Accorsi denuncia que “fue el lobby de las tabacaleras, el que influyó en la votación de la ley”. La responsabilidad no fue de los políticos ineptos, sino de las empresas que los llaman para presionarlos o hacerles sugerencias…Y Accorsi terminó manifestando que el lobby de las empresas "tiene que ver con el financiamiento de campañas políticas".

¡ Plop ¡….¡ Bravo ¡

Al fin un socialista reconoce que las industrias que han creado mediante un exceso de regulaciones y normas, ahora les presionan con el futuro financiamiento de sus campañas…No está de más recordarle a los socialistas que nada es gratis…¡ al final las cuentas hay que pagarlas!.

Dice Accorsi que "la industria tabacalera, la industria de los pollos, la industria salmonera o la industria que tiene que ver con el retail siempre está presente…Eso es un hecho, nosotros sabemos que es así y, en general, estas grandes empresas aportan a todos por igual…Por eso estamos tan preocupados por el financiamiento de la política, y lo que queremos es que haya un financiamiento transparente y que el lobby se regule…".

Veamos los pasos que llevan a esta situación:

PRIMERA ETAPA: la regulación que “defiende a los consumidores”.

Cuando en una industria competitiva surge un grupo de empresas que la lideran, se genera el innato interés en generar barreras de entrada de modo de apropiarse de una mayor parte de los beneficios de la industria. Comienzan las reuniones de “buena voluntad” entre los “buenos políticos” y las empresas para generar regulaciones que “defiendan a los consumidores del abuso de malos empresarios”.

Surge, entonces, la regulación que pone la primera piedra de las enormes barreras de entrada al sector. Con esto, la industria muere, pero los que están dentro perciben enormes beneficios.

SEGUNDA ETAPA: la concentración y el oligopolio.

La concentración de la industria no es un proceso inmediato, sino que requiere de un espacio de tiempo en que las empresas más importantes comienzan a comprar a las más pequeñas, comienzan a fusionarse con las más débiles…Este proceso sigue hasta que quedan las empresas más importantes, por ejemplo, los tres líderes de la industria y, en especial, surge el líder de la industria que maneja la industria y determina lo que se hace y no se debe hacer.

En un oligopolio cualquiera casi siempre son tres: el líder, un seguidor, y un tercero, desafiante. El líder determina la orientación que debe tener la industria y el que lidera todos sus requerimientos.

TERCERA ETAPA: Apoyo a políticos para mantener las leyes.

Una vez establecido el oligopolio comienza a urdirse la cohabitación entre la clase política y el poder económico de la industria para perpetuar su posición en el mercado.

Por lo tanto, llegan los acuerdos para financiar campañas y lograr relaciones espurias con los “buenos políticos y servidores públicos”.

CUARTA ETAPA: Las cuentas hay que pagarlas.

Como nada es gratis en la vida, los políticos deben someterse a sus nuevos patrones y legislar para ellos. Todo debe hacerse en silencio, mientras sea posible.

La democracia es entregada en bandeja de plata por la clase política que quería disfrutar del poder aún a costa de no hacer lo que deben hacer…

En otras palabras, estos políticos socialistas que crean leyes en forma sistemática para diseñar y organizar el mercado, sobreregulan ciertas industrias para crear barreras de entradas, facilitar la concentración económica que genera beneficios extraordinarios, y se benefician con el financiamiento de sus campañas. Y, ahora, quieren más leyes para regular el lobby…

¡Accorsi…haga bien su trabajo o mándese a cambiar!

La culpa no la tienen las tabacaleras ni similares, las tienen los políticos que ni siquiera saben lo que están votando, ni siquiera se toman la molestia de leer…

En estricto rigor, los políticos son nuestro principal problema. Y la solución está en contestar la siguiente pregunta: ¿Por qué la gente vota por esta clase de personas y muchas veces los reelige con amplias mayorías?.

¿Habrá una respuesta fácil?.

PANORAMA Liberal
Viernes 27 enero 2012

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