Translate

martes, 23 de agosto de 2011

LA REVOLUCIÓN EDUCACIONAL DE F.VILLEGAS



En el último programa “Tolerancia Cero”, el panelista don Fernando Villegas hizo presente que se encontraba circulando un correo firmado por “F.Villegas” que no es de su autoría, aunque manifestó estar de acuerdo con varios de sus planteamientos.

La educación pasa por una crisis mayúscula, no porque los estudiantes tengan colegios en toma y marchen por las calles vociferando como endemoniados, sino porque los adultos somos los verdaderos rumiantes, creadores de este iluso monstruo de mil cabezas que se fagocita hasta la alegría del saber por saber.

Para mayor información de nuestros lectores a continuación transcribimos literalmente dicho correo, firmado por “F.Villegas”, pero insistiendo que no es de su autoría como reconoció expresamente.

“LA REVOLUCIÓN I

Hace unos días, estaba haciendo la cola para pagar en un negocio y observaba a una madre interactuar con su hija de unos 4 años. Todo comenzó cuando la niña lanzó un juguete por la cabeza de los que estábamos en la cola:

- "Anda a recogerlo, Camilita".

Camilita se tira al suelo de la tienda y allí se queda, inmóvil.

- "Ya pues, Camilita, vaya."

Camilita sigue inmóvil.

- "Ya, Camilita, si no va a recogerlo no le voy a comprar na' el juguete".

Camilita BOSTEZA y, acto seguido, LE DA LA ESPALDA a su madre quien, rezongando, abandonó la fila y fue a recoger el juguete. Evidentemente, no cumplió su amenaza.

Para mí, esta anécdota es tremendamente ilustrativa del perfil básico del chileno promedio: adultos carentes de la más elemental autoridad sobre niños indiferentes a normas, hábitos y disciplina. Abolidos el sentido del deber y la disciplina como ejes rectores del comportamiento, un solo elemento estimula y guía al ser nacional: el voluntarismo, es decir, la gente hace lo que quiere y ve en ello un valor capital. Lo que resulta de esto es la descomposición social que se observa hoy en el país y de la cual las protestas estudiantiles son palmaria expresión.

En mi concepto, la motivación de estas protestas dista mucho de buscar una mejora en la calidad de la educación y en el acceso a ésta. Desde hace 16 años ejerzo la docencia en universidades e institutos nacionales y, salvo contadísimas excepciones, jamás he encontrado alumnos dispuestos a aprender, a personas con hambre de conocimientos y voluntad para conseguirlos. Si hay que leer más de 2 páginas, colapsan; jamás llegan con preguntas acerca del tema tratado; jamás formulan pregunta alguna en las clases y un atroz etcétera. Si alguien quiere mejorar la calidad de la educación, pues que dé el ejemplo y estudie; pero no es este el caso: se trata de conseguir un objetivo nominal, socialmente encomiable, bajo el cual se camufla el impulso esencial: vivir la aventura de "dejar la cagá".

La lógica de las tomas, huelgas y paralizaciones es, en su esencia, contraria al fin que declaran perseguir. Quieren que SE mejore la calidad y el acceso a la educación, restándose del rol primario que a los estudiantes les compete que es, miren que sencillo, ESTUDIAR. Nada impide generar presión y no abandonar las clases, sin embargo se presenta un hecho como incompatible con el otro. Eso es propio de una estructura de pensamiento anquilosada que ve en el conflicto disruptivo la única vía de solución a los problemas: esa es la lógica flaite en su expresión más pura. Proclaman la necesidad de mejorar el acceso a la educación, pero cuando han accedido a ella y se ven enfrentados a la tarea concreta de educarse, arrugan y prefieren representar una posición a través del simulacro del compromiso activo con el cambio estructural que, en una sociedad democrática, no les corresponde a ellos realizar, sino a los representantes elegidos por la ciudadanía. Y si estos no hacen su trabajo, no podemos ser como la madre de la Camilita de mi ejemplo y hacer la pega por ellos.

El discurso falaz que impugna el lucro en la educación es, en mi concepto, una muestra clara del fariseísmo hipócrita del movimiento estudiantil. De acuerdo a éste, habría siniestros empresarios que se llenan los bolsillos con la necesidad de los pobres estudiantes que, incautos, se matriculan en sus institutos y universidades de calidad miserable. Si así fuese, la solución es mucho más simple que dictar leyes, crear superintendencias o cambiar la Constitución de la República: tal como, en teoría, la gente no se baña en lugares no habilitados para el baño, desarrollemos la conciencia social de que la gente NO se matricule en esas instituciones. Y no nos llamemos a engaño, no necesitamos banderas rojas que las señalen: en el mundillo estudiantil TODO el mundo conoce cuáles son esas instituciones. El problema es que hay un número no menor de jóvenes para quienes esas instituciones son una opción real de educación porque aceptan su incompetencia intelectual y optan por ellas a sabiendas de que recibirán una formación cuestionable pero, y he aquí el detalle, podrán ostentar la chapa social de ESTUDIANTES DE EDUCACIÓN SUPERIOR. Y pagan por ello, porque la educación, en la lógica de representaciones sociales, también ES UN PRODUCTO. Referirme a las causas de esa incompetencia intelectual llevaría esta reflexión hacia otros derroteros, pero creo que su origen no depende tanto del sistema educacional, como de la cultura nacional.

Me violenta la falacia de presentar a la EDUCACIÓN como un bien sacrosanto porque, a la hora de examinar el efecto de esa educación, se advierten resultados desoladoramente malos. Y esto es así porque, digamos las cosas como son, la calidad intelectual del chileno promedio es paupérrima. SER médico, diseñador, periodista o profesor tiene que ver, en el imaginario estudiantil, con PASAR los ramos, no con imbuirse de una forma de ser, pensar y actuar. Y es que existe una paradoja esencial: se quiere acceder a un nuevo estatus social, a través de la educación superior, sin hacer el "up grade" intelectual. Dicho en otras palabras: si alguien cursa y aprueba los ramos correspondientes obtiene un certificado de médico, diseñador, periodista o profesor, pero sin cambiar, necesariamente, su disposición cognitiva. Un ejemplo: salvo escasas excepciones, las tesis para obtener un grado académico tienden a repetir hasta el infinito los mismos viejos problemas en cada una de las disciplinas. Las tesis, que se suponen debieran indicar el peso intelectual y académico del futuro profesional, terminan siendo trabajos chapuceros, ramplones, mal escritos, cuando no plagiados de wikipedia. Pero esta gesta sociológica de los paros, las tomas y las manifestaciones sirve como modalidad compensatoria que "estudiantiza" al mutante básico que, esencialmente, no quiere estudiar: "¿Profe, por qué no hace un trabajo en vez de hacer la prueba?"

Sin embargo, la culpa siempre la tiene el empedrado. No al lucro porque es contrario a la calidad en educación. Falacia atroz, pero excelente eslogan de campaña. ¿De cuándo acá ese rechazo visceral al enriquecimiento? El chileno promedio está dispuesto a endeudarse hasta la 3ra generación para comprarse desde un teléfono hasta un auto nuevo todos los años, pasando por cuanta chuchería inimaginable se le ocurra. Es más: socialmente ha aceptado funcionar bajo esa lógica, y LUCRA para ello. Pero si el que gana plata es el empresario, ¡ah no! ¡es un negrero, un desgraciado! Envidiosos, chaqueteros y arribistas. De paso, si los 300 mil pesos que cuesta una consola Wii se invirtieran en libros, otro gallo nos cantaría, ¿pero quién estaría dispuesto a ello?

Si miramos el petitorio de los estudiantes y profesores, la gratuidad en la educación se presenta como el eje de las reivindicaciones. Este objetivo, aparentemente, es social, pero no nos llamemos a engaño: es esencialmente POLÍTICO y, por lo mismo, no puede ser logrado por un movimiento social. Si miramos con una perspectiva de ESTADO, desde el momento en que un movimiento social consiga una reivindicación política, la lógica de un sistema político democrático colapsa, por cuanto ese movimiento social establecería la nula necesidad de ese orden político democrático y, una sociedad que reprueba masivamente a sus representantes, probablemente permitiría la instalación del voluntarismo social como modelo de gestión. Y ese voluntarismo, que depende de la retórica y la manipulación comunicacional de los actores del movimiento, abre la puerta para cualquier cosa. Para bien o para mal, un ESTADO necesita de buenos POlÍTICOS y los nuestros, ciertamente, distan mucho de serlo. Hoy están más preocupados de consolidar la imagen de un gobierno incapaz de ejercer su tarea de gobernar, por acción y por omisión los políticos opositores han instigado al movimiento estudiantil a lanzarse en esta cruzada reivindicatoria, como ballenas hacia la playa. Miopes políticos, no ven que al varar en la playa nadie los devolverá al mar. Son una mierda, pero los prefiero a los Ayathollas que vendrán, escudados en sus cuentas de twitter y grupos de Facebook.

El movimiento estudiantil es la expresión final de un estado de descomposición social, respecto del orden en el que funcionan los estados civilizados. Desde los rayados en las murallas hasta la actitud de los dirigentes estudiantiles, quienes para mostrar su desacuerdo con la propuesta hecha por el Gobierno, queman el documento ante las pantallas, el espíritu es el mismo del de la Camilita de mi ejemplo: hacen lo que quieren y esperan que esa sea la regla de vida. Cuando en años futuros se estudie este fenómeno, será interesante estudiar el rol que le ha cabido a los medios de comunicación en este cuadro de situación. Para la mente del chileno promedio, lo que aparece en los medios es la verdad. Con la llegada de los medios virtuales, esa sensación se amplifica por la inmediatez de las respuestas. Hoy, que la popularidad del gobierno llega a niveles abisales, nadie recuerda que con la llegada de Piñera al poder se habló de que los medios estaban en poder de la Derecha y que serían manipulados para hacer que la gente reaccionara como los personajes de 1984 de George Orwell. Nada de eso ha ocurrido y los medios han incidido decisivamente en amplificar el alcance de este desastre, creando un clima medial adverso a la gestión gubernamental. Frente a cada mal llamada demanda social, los medios en general han excluido sistemáticamente el análisis serio e informado: se trata de validar la voz de la masa que, por definición, carece de matices y se mueve, esquizoide, entre el todo y la nada.

Por eso, creo, hoy la situación es cuánto más dramática: No hay interlocutores sociales válidos y lo que dice la masa es ley. Ahora mismo, leo en mi muro de FB voces aterradas con la "represión" que carabineros ejerce contra los estudiantes. Pero a nadie le incomoda que los estudiantes se quieran manifestar cuando, por razones claras y atendibles, la AUTORIDAD, concepto que le da urticaria al mutante básico, ha dispuesto que NO SE PUEDEN MANIFESTAR. Y vuelta con que Pinochet y la represión. ¡YA BASTA! La democracia no es hacer lo que se me pare la raja, sino hacer lo que las leyes que nos hemos dado nos permiten hacer. ¿Por qué cuesta tanto respetar el orden establecido? Si hay un puto orden, el que se sale de ese orden debe pagar las consecuencias. ¿Por qué es tan difícil de aceptar? ¿No les gusta? Cámbienlo, pero por un proyecto coherente, no por un conjunto de emociones y frases hechas. Pero si no fueron capaces de hacerse cargo del orden que existía, si no tuvieron la habilidad de cambiarlo desde dentro, dudo mucho que el nuevo orden, hijo de la estupidez, la moral pequeñoburguesa y su cobardía esencial sea un avance respecto de éste. Es mucho más fácil disfrazarse de zombie y bailar frente a la Moneda que negociar acuerdos, estando dispuesto a ceder para obtener algo. Pero no: el camilismo exige el todo o la nada; es mucho más fácil tocar la cacerola y tener su minuto en la historia que proceder, como corresponde hacerlo en democracia, a través del debate, la reflexión y la presión a los representantes políticos para que empiecen a honrar el oficio por el que les pagamos y representen los verdaderos intereses de la ciudadanía.

Esta es una sociedad de Camilitas sin control y no se trata de que la AUTORIDAD deba cumplir un rol paterno, sino que el sentido cívico del ciudadano debiera primar en una sociedad madura y civilizada. Pero eso no existe: hay demasiado resentimiento, demasiada ignorancia, demasiada maldad, demasiada estupidez. Por eso, considero que ésta es la revolución de los tarados, con una sociedad enloquecida que, víctima de una incompetencia intelectual pavorosa, delega sus responsabilidades y reemplaza las ideas por los eslóganes, el debate por las frasecitas en Tumblr, el respeto por la prepotencia y renuncia, como en un carnaval, a una institucionalidad de la que jamás se hizo responsable.

F. Villegas”

domingo, 21 de agosto de 2011

IDEOLOGÍA VERSUS INSTITUCIONALIDAD. EL GRAN CONFLICTO DE LA EDUCACIÓN CHILENA



Desde hace varios días atrás, la Confederación de Estudiantes de Chile (Confech) ha dado plazos al gobierno para que responda a sus demandas. Y han reiterado los portazos ante las reiteradas ofertas el gobierno.

Y a nadie parece ya sorprender que un grupo de personas, que están en proceso de formación, emita opiniones públicas, fije plazos al gobierno y exija ciertas condiciones para volver a la normalidad. A algunos, incluso, les parece “genial que sean los estudiantes quienes lideren las protestas por una mejor educación”, pero un sereno análisis solo debiera preocuparnos. ¿Cómo es posible que se diga que la educación está en crisis cuando consideramos tan geniales a estos estudiantes?, ¿Qué está mal?.

Este movimiento estudiantil ha puesto en el centro del debate, no solo el problema educacional, sino la manifiesta debilidad de nuestra institucionalidad, y de la alicaída imagen de la actual clase política que se aburguesó en el poder y se olvidó de que ellos son depositarios de los sueños y las visiones de mundo de sus votantes.

Instituciones congeladas.

Una persona en formación se caracteriza por estar en una etapa de creación de intelecto y enriquecimiento personal bebiendo de las distintas fuentes del saber y con el fin de encontrar las rutas más serenas y viables hacia una ilusa sabiduría. Pero, ¡oh, milagro!, nos encontramos con estas personas en las calles enarbolando pancartas y gritando consignas de contenido ideológico fuertemente representativos de la izquierda, pero sin representación partidista.

En realidad, estos son los hijos de la Concertación izquierdista, que nacieron en los ’90, se aguantaron durante sus gobiernos y han decidido explotar en un gobierno que no los representa ni en la forma ni en el fondo. Con Lagos y Bachelet aceptaban la conformación de comisiones inocuas, pero con este gobierno, contrario a sus creencias, han vuelto a sus raíces. “Cuando la izquierda sale a la calle la derecha tiembla” dijo una vez Bachelet.

Con todo, estos hijos de la Concertación izquierdista son la peor representación de cómo se hacían las cosas en el pasado. El relajo en el proceso educacional ha producido una horda de ignorantes que desconocen en lo más mínimo los alcances de una buena educación y que han crecido creyendo una serie de afirmaciones de débiles sustentos:

Algunos miembros de esta horda creen que la educación no es responsabilidad de ellos mismos, sino la responsabilidad de otros.

Algunos miembros de esta horda creen que la educación debe ser más entretenida y divertida.

Algunos miembros de esta horda creen que la educación debe ser gratuita y sin costo.

Algunos miembros de esta horda creen que la educación se puede obtener por decreto.

Algunos miembros de esta horda creen que el Estado les garantizará la educación y su vida.

Mientras estos hijos de la Concertación salen a las calles, otros grupos sociales, generalmente indiferentes, han tomado las mismas banderas de la movilización, han ampliado sus horizontes, y le han dado un nuevo giro, llenando calles y avenidas con discursos variopintos, en los que se mezclan las más variadas visiones.

Lo preocupante es que nuestras instituciones, construidas con esfuerzo y sudor, están siendo superadas por un grupo humano que marcha,  grita consignas, enarbola banderas y no acepta negociar con los políticos que deben representar el sentir de las grandes mayorías.

Claramente, Chile no ha construido una institucionalidad que refleje las sensibilidades sociales, sino que más bien tenemos una clase política obesa, desprestigiada y sin liderazgo, ¿Qué puede salir de un matrimonio entre la voluntad de un sector ideológico audaz y el comportamiento de una institucionalidad congelada?. Una crisis de representatividad.

Crisis institucional, crisis de liderazgo.

La gran causa que debemos atender con urgencia es que nuestros procesos generadores de liderazgos no están funcionando. Hablamos de los partidos políticos que se han convertido en verdaderas escuelas de seguidores del status quo, amantes del poder, puros “yes-man”, y que ya no representan a nadie.

No extraña, entonces, que Piñera llegue al nivel más bajo en todo su mandato, alcanzando un 26%, lo que significa una baja de 18 puntos en relación a la entrega anterior. Así, el nivel de respaldo ciudadano al Mandatario se ubica por debajo de lo que fue el peor momento del ex Presidente Eduardo Frei, cuando obtuvo 28% de apoyo y 45% de rechazo, en medio de los efectos de la crisis asiática, durante los últimos meses de su gobierno, en 1999. Por su parte, el rechazo a la gestión de Sebastián Piñera se ubica en un 53% (un aumento de 19 puntos respecto a la medición anterior).

No extraña, tampoco, que la aprobación a la Concertación experimente una baja de siete puntos respecto a la última medición efectuada por la CEP: si en diciembre de 2010 registraban un 24% de apoyo, ahora esa cifra alcanza un 17%. Los niveles de rechazo del conglomerado opositor aumentan seis puntos: de 39% a 46%. Por su parte, la Coalición por el Cambio -o Alianza por Chile- también baja su aprobación. Si bien su evaluación positiva se ubica por sobre la de la Concertación, su caída es mayor: 17 puntos. Así, pasó de tener un 41% de aprobación en diciembre pasado, a un 24% en los resultados dados a conocer hoy. La desaprobación del bloque oficialista, en tanto, se eleva en 16 puntos, y alcanza el registro obtenido por la Concertación: 46%.

En resumen, el proceso que tenemos para generar liderazgos políticos está en una profunda crisis y que se manifiesta en el hecho de que sean personas en proceso de formación las que se tomen las calles y se empoderen para pedir soluciones radicales que requieren décadas poder implementar.

Las destrezas inexistentes de nuestros políticos.

Consideremos una simple analogía militar: un ejército en tiempos de paz puede sobrevivir con una buena administración y gestión en sus distintos niveles jerárquicos, además, de un buen liderazgo concentrado en la cima. Pero, un ejército sitiado y en guerra, necesita un liderazgo competente en todos los niveles para sobrellevar la preocupante situación. Y todos los políticos representan a ese ejército sitiado.

Por eso, nuestro país requiere profundos cambios. Algunos, como Frei han manifestado recientemente que "lo que veo es que los partidos políticos se han desfondado, lo que resulta preocupante…no estamos siendo conducidos por los mejores, por los que tienen capacidad para marcar diferencias". Además, manifestó que "Chile está al borde de la ingobernabilidad…Los jóvenes no se sienten escuchados. Nacieron en democracia y no tienen respuestas. Lo único que ven es un presidente que considera la educación como un bien de consumo". Y finaliza indicando que Piñera "concibe al Gobierno como una empresa, reemplaza ministros cada semana, habla por televisión y cambia de opinión tres o cuatro veces al día y, fundamentalmente, actúa con muy poca transparencia".

Independiente del hecho de que un político como Frei debiera ser más responsable con sus dichos, su opinión refleja que el diagnóstico lo conocen todos, pero que no están dispuestos a asumir un tratamiento costoso en términos de pérdidas de cuotas de poder e influencia.

Los líderes inteligentes deben enfrentar la creciente complejidad de nuestras sociedades y enfrentar el proceso de cambio sin generar traumas ni falsas expectativas en la población. Y aquí partimos con notorias flaquezas dado el carácter demagógico de nuestra débil clase política.

Es ya un lugar común asociar las crisis con oportunidades. Y Piñera está dejando pasar la crisis educacional que se le escurre entre los dedos de sus manos. Es su gran oportunidad para pasar a la historia no solo como  el presidente del bicentenario sino como el presidente de la reforma educacional que sentó las bases de un nuevo Chile, y se lo está farreando al actuar reactivamente, ¿Por qué?

El máximo líder político de un país tiene grandes responsabilidades, pero para ser eficiente y efectivo debe contar con habilidades especiales como la de escuchar activamente; hacerse entender para dejar claro lo que piensa de modo que no hayan dudas; capacidad de tolerar errores y generar un ambiente ad hoc; ser innovador y motivador; capaz de pedir y dar colaboración; capacidad de prever planes de contingencia; comprometido y responsable; capaz de aceptar otras opiniones…

Sin embargo, la habilidad más importante para un presidente es la de “presidir”. Recuerdo a un gran amigo, don José Ducci Claro, cuando afirmaba que “un presidente debe presidir”, en el sentido que debe dirigir las tareas de un gobierno     ocupando el lugar más destacado, lo que no significa que debe avasallar ni imponer sus opiniones al resto de los integrantes.

Una conclusión respecto a la ideológica crisis actual

La educación chilena está en una crisis terminal al tenor de las imposiciones de un grupo de estudiantes, hijos de la izquierda, al poder político, y a los cuáles se han sumado otros grupos sociales.

Mientras tanto, el gobierno está actuando reactivamente y en vez de asumir el liderazgo para provocar la revolución educacional que todo el mundo desea, ha decidido enfrentar el movimiento con represión lo que ha radicalizado las posiciones. Y haciendo ofertas parciales. Impresentable. ¿Cómo es posible que este gobierno no pase a liderar este tema y reaccione tan débilmente?

La oposición, por su parte, es una especie de fundo abandonado por todos y recorrido por unas especies de fantasmas del pasado reciente que se enfrentan al gobierno en una forma automática.

Es preocupante que sean personas en pleno proceso formativo las que decidan salir a las calles para pedir por una mejor educación, es decir, por más y más trabajo y esfuerzo. Pero, si miramos con atención la principal motivación es absolutamente ideológica: gratuidad a todo evento y el término del lucro en educación.

Estamos en presencia de una crisis abiertamente ideológica. Por una parte, la izquierda siempre se ha mostrado contraria al lucro y con mayor razón en educación, mientras este gobierno de derecha es proclive al lucro. Y esta lucha ideológica es una especie de juego de suma-cero, ¿Quién triunfará?.

Como país necesitamos una educación de calidad para seguir creciendo y mejorando nuestros estándares de vida, pero no se puede seguir en este dilema de buenos y malos. En general, las actuales generaciones de estudiantes son generaciones perdidas en términos de desarrollo de potencialidades porque la Concertación durante 20 años nada hizo por ellos, y solo generó en sus conciencias la creencia del resentimiento y la culpabilidad de otros.

El país necesita familias, estudiantes y autoridades que asuman sus responsabilidades con altura de miras. Sin embargo, la democracia tiene la debilidad de que una minoría puede intervenirla y ponerla de rodillas con el fin de imponer sus visiones ideológicas. Estos son los neo-socialistas, que ya no son los totalitarios de antaño, sino una especie de variante democrática y dogmática que persisten en su intervencionismo descarado.

La democracia liberal requiere instituciones fuertes y sólidas para enfrentar los debates ideológicos de los demócratas dogmáticos que, por ejemplo, quieren imponer el fin del lucro como el principio de la solución de todos los problemas en educación cuando es sabido por todos que la educación solo mejorará cuando las personas decidan tomar el toro por las astas. Y eso solo quiere decir: mucho trabajo.

sábado, 20 de agosto de 2011

MI CREDO por Albert Einstein



"Nuestra situación en la tierra parece extraña. Cada uno de nosotros aparece aquí  involuntariamente y sin ser invitado para permanecer durante poco tiempo y sin saber los porqués ni las causas.

En nuestra vida diaria sentimos que el hombre está aquí para los demás, para aquellos a quien queremos y para los que sus destinos están conectados con nosotros. Me preocupa a menudo la idea de que mi vida está basada en gran parte en el trabajo de mis seres queridos y soy consciente de mi gran deuda con ellos.



Albert Einstein
No creo en la libertad de la voluntad. Las palabras de Schopenhauer: 'El hombre puede hacer lo que quiera, pero no puede determinar su voluntad' me acompañan en todas las situaciones de mi vida y me reconcilia con los actos de los otros, aunque me sean dolorosos. Esta conciencia de la falta de libertad de la voluntad me preserva de tomarme muy en serio a mí mismo y a mis seres queridos como individuos con capacidad de decisión y acción y también me preserva de perder el control.

Nunca deseé la opulencia ni el lujo, incluso los desprecio. Mi pasión por la justicia social me ha llevado a veces a conflictos con otras personas, asímismo como mi aversión hacia cualquier obligación y dependencia, las que no considero como algo absolutamente necesario.

Tengo en alta consideración al individuo y una insuperable aversión por la violencia.

Todos estos motivos me han convertido en anti-militarista y un pacifista apasionado.

Estoy en contra de cualquier nacionalismo, incluso en forma de mero patriotismo.

Los privilegios basados en la posición y la propiedad siempre me han parecido injustos y perniciosos, al igual que cualquier culto exagerado a la personalidad.

Me adhiero al ideal de democracia, aunque conozco bien las flaquezas de las formas de gobierno democrático.

He tenido siempre la igualdad social y la protección económica del individuo como las metas comunales del estado.

Aunque en mi vida diaria soy un solitario típico, mi consciencia de pertenecer a la comunidad invisible de aquellos que luchan por la verdad, la belleza y la justicia me ha preservado de sentirme solo. La más profunda y maravillosa experiencia que puede tener un hombre es el sentido del misterio. Es el principio que yace bajo la religión, las artes y la ciencia.

Aquel que nunca haya tenido esta experiencia me parece, si no muerto, al menos ciego. Sentir que detrás de cualquier cosa que se pueda experimentar existe algo que nuestra mente no puede abarcar y cuya belleza y sublimidad nos alcanza sólo indirectamente como un débil reflejo, esto es religiosidad. En este sentido sí soy religioso.

Para mí es suficiente con maravillarme con estos secretos e intentar humildemente de hacer en mi mente una imagen de la elevada estructura de todo lo que existe."

Charla dada por Albert Einstein a la Liga Germana de Derechos Humanos, en Berlín en el otoño de 1932. Esta pequeña disertación aparece en el apéndice de "Einstein", de Michael White y John Gribbin, Dutton, Penguin Books USA, Inc., New York, 1994, página 262.

ESCUCHA KRUGMAN: ¡ NO TODOS SOMOS KEYNESIANOS !



Paul Krugman al escribir sobre la inestable situación económica mundial, vuelve a insistir en su tesis: hay personas influyentes que se aprovechan de la crisis en lugar de tratar de resolverla.

Paul Krugman, un keynesiano de pura cepa
¡Y tiene toda la razón…incluso él trata de intervenir!. Y la cuestión central es ¿por qué algunos se consideran especialmente dotados para solucionar crisis artificiales, que muchas veces han creado ellos mismos, haciendo lo mismo que hicieron para crear la crisis?,  

La posición y la solución de Krugman

Plantea Krugman que “hemos mantenido un debate público que ha estado dominado por las preocupaciones presupuestarias, mientras que prácticamente se ha hecho caso omiso del empleo…La supuestamente urgente necesidad de reducir los déficits ha dominado hasta tal punto la retórica que, el lunes, en medio de todo el pánico en las Bolsas, Obama dedicaba la mayoría de sus comentarios al déficit en vez de al peligro claro y presente de una nueva recesión…Lo que hacía que todo esto resultase tan grotesco era el hecho de que los mercados estaban indicando, tan claramente como cualquiera podría desear, que nuestro mayor problema es el paro y no los déficits…”

Y continúa afirmando que “lo que el mercado estaba diciendo -casi a voces- era: "¡No nos preocupa el déficit! ¡Nos preocupa la debilidad de la economía!". Porque una economía débil se traduce tanto en unos tipos de interés bajos como en una falta de oportunidades empresariales, lo que, a su vez, se traduce en que los bonos del Tesoro se convierten en una inversión atractiva aunque la rentabilidad sea baja. Si la rebaja de la deuda de EE UU ha tenido algún efecto, ha sido el de acrecentar los temores a unas políticas de austeridad que debilitarán aún más la economía”.

Y se pregunta: “¿Y cómo llegó el discurso de Washington a estar dominado por el problema equivocado?”. Y su respuesta es que “los republicanos radicales…han descubierto que insistir en los déficits es una forma útil de atacar los programas del Gobierno”. Además, “si otras personas influyentes no hubiesen estado tan ansiosas por eludir el asunto del empleo, incluso ante una tasa de paro del 9%, y secuestrar la crisis en defensa de sus planes previos”. Por eso, dice, que “es probable que se topen con algún autoproclamado centrista afirmando que no hay remedios a corto plazo para nuestras dificultades económicas, que lo responsable es centrarse en las soluciones a largo plazo y, en concreto, en la "reforma de las prestaciones", o sea, recortes en la Seguridad Social y Medicare. Y cuando se topen con alguien así, sean conscientes de que esa clase de gente es uno de los principales motivos por los que tenemos tantos problemas”.

Así, “en estos momentos, la economía necesita desesperadamente un remedio a corto plazo. Cuando uno sangra profusamente por una herida, quiere un médico que le vende esa herida, no un doctor que le dé lecciones sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable a medida que uno se hace mayor. Cuando millones de trabajadores dispuestos y capaces están en paro, y se desperdicia el potencial económico al ritmo de casi un billón de dólares al año, uno quiere políticos que busquen una recuperación rápida en vez de gente que le sermonee sobre la necesidad de la sostenibilidad fiscal a largo plazo.
John Maynard Keynes, maestro de Krugman

Y la solución pasa por incrementar el gasto gubernamental… deberíamos estar reconstruyendo nuestras escuelas, carreteras, redes de distribución de agua y demás…Conllevaría unas medidas agresivas para reducir la deuda familiar mediante la condonación y la refinanciación de las hipotecas…Y conllevaría un esfuerzo por parte de la Reserva Federal para tratar por todos los medios de poner la economía en movimiento, con el objetivo intencionado de generar más inflación a fin de aliviar los problemas de endeudamiento”.

El enfermizo intervencionismo keynesiano.

Estamos de acuerdo que los Estados y los Gobiernos deben hacer las cosas que corresponden para proteger y profundizar el estado de derecho, la propiedad privada y los derechos individuales. Pero, también, debe proteger el funcionamiento de los mercados como los adecuados asignadores de recursos.

Sin embargo, han adoptado como premisa correcta el intervenir los mercados y alterar su correcto funcionamiento. Es decir, los Estados interfieren en los fenómenos del mercado alterando los precios, los salarios, las tasas de interés, las utilidades, etc., para forzar a los agentes económicos a que conduzcan sus asuntos de una manera determinada especulativamente por los Estados y sus clases dominantes. Y por sobre los intereses de las personas en su carácter de consumidores y productores.

En otras palabras, los Estados y los gobiernos no aceitan la maquinaria del mercado sino que le ponen trabas y más engranajes que hacen más lento su funcionamiento, ocultando de esa manera la información vital que aportan los distintos precios de la economía. Por lo tanto, intentan obligar a las personas en sus roles de productores y consumidores a actuar de una cierta manera al entregarles falsas señales.

La pretensión de los Estados y gobiernos de considerar que las personas les han entregado la facultad y el poder para contaminar los mercados con información errónea, alterar su funcionamiento e intentar dirigir a las personas en un sentido pre-determinado por las clases dominantes, debe recibir mayor grado de atención. Al final, los hacedores de políticas públicas que “siempre intentan hacer el bien”, terminan crucificando a las mismas sociedades que dicen defender, ¿y las personas podrán defenderse de estos “hombres nuevos y buenos” de tan buenas intenciones?.

Por ejemplo, las políticas de corte keynesiano adolecen de múltiples fallos. En primer lugar, parecen de fácil aplicación: ¿estamos en recesión?...apliquemos políticas monetarias y fiscales expansivas; ¿estamos en expansión?...apliquemos políticas contractivas. Sin embargo, si fueran tan fácil de aplicar, ¿por qué seguimos experimentando recesiones, alta inflación, estanflación, etc. en una forma recurrente y cada vez más profundas?. Es decir, no son tan fáciles de aplicar ni de implementar.

En segundo lugar, la expresión “equilibrio macroeconómico” refleja la enorme complejidad del sistema económico con sus múltiples variables, en el que cualquier cambio provoca desajustes que hacen oscilar dichas variables en sentidos diversos y totalmente fuera de control. Por lo tanto, intervenir en los mercados de una manera discrecional provoca efectos complejos que rebotan y se devuelven de una manera impredecible lo que lleva a una inestabilidad creciente. Así, aumentar el gasto público en períodos de desempleo puede ser natural como medida de corto plazo si consideramos la relación inversa entre inflación y desempleo de corto plazo, pero los efectos colaterales son pasados muchas veces por alto. Aumentar el gasto público puede significar desde aumentar el salario de los profesores de escuelas públicas, hasta transformar todo el sistema de educación en estatal.

En tercer lugar, las autoridades siempre se enfrentan a retardos a la hora de elaborar e implementar políticas económicas. Por ejemplo, hay un rezago en reconocer la situación o problema, en la discusión previa, en tomar la decisión de intervenir, en implementar la política y en que tenga efectos. Además, hay diferencias de rezagos entre los distintos tipos de políticas.

Y todos estos rezagos al interactuar, provocan efectos impensados que requieren pasos adicionales que terminan complejizando aún una situación de por sí muy compleja.

En cuarto lugar, existe una permanente incertidumbre sobre la influencia de las políticas económicas. Debemos destacar que las autoridades no tienen certezas ni certidumbres respecto de las políticas que diseñan e implementan.

Es totalmente cierto que en la vida solo sabemos que, alguna vez, dejaremos de existir. Es nuestra única certeza, y el resto es pura incertidumbre y probabilidades.

Si pensamos que las clases políticas dominantes, por definición, tienden a ser conservadoras, tomarán hoy las mismas decisiones que en el pasado repitiendo como autómatas lo que ayer les servía. Desconocen que el cambio obliga a reformular y replantear formas o esquemas de pensamiento ya caducos.

En quinto lugar, las políticas tienen también como objetivo manipular las expectativas de los agentes económicos, pero eso depende del grado de credibilidad de las autoridades. Con el paso del tiempo, los agentes pueden dejar de creer y alterar sus conductas invalidando los efectos esperados.

Los agentes económicos, productores y consumidores, no son tontos; pueden aceptar imposiciones, pero terminarán alternando sus conductas y acciones para enfrentar las nuevas condiciones impuestas. Hecha la política, se crean interpretaciones propias.

El intervencionismo según Ludwig von Mises

Ludwig von Mises planteaba respecto del intervencionismo que “cuando el gobierno interfiere en el mercado es más y más llevado hacia el socialismo”. E indica que la gente comúnmente dice que “‘no somos socialistas, no queremos que el gobierno controle todo, pero ¿por qué no debería el gobierno interferir un poquito en el mercado? ¿Por qué no debería el gobierno eliminar algunas cosas que nos gustan? Esta gente habla de la política de ‘mitad del camino’…Lo que no ven es que una interferencia aislada, que significa la interferencia con solamente una pequeña parte del sistema económico, provoca una situación que el propio gobierno – y la gente que pide una intervención gubernamental – se dan cuenta que es peor que las condiciones que deseaban abolir…”.
Ludwig von Mises y su crítica al intervencionismo

El sistema de transporte público de Santiago no fue nunca una maravilla, pero funcionaba satisfactoriamente en lo básico: transportaba a las personas en condiciones aceptables para muchos. Pero, los gobiernos socialistas de “buenas intenciones” tomaron la decisión de implementar un sistema de transporte público, el Transantiago,  para que “nos cambiara la vida”. Y, como siempre pasa con las políticas socialistas, nos cambió la vida…para peor.

La idea de pedir la intervención del gobierno como “la gran solución” a los problemas económicos lleva, en cada país, a condiciones que, por lo general, terminan siendo siempre insatisfactorias y caóticas. Y si los gobiernos y sus pueblos no se detienen a tiempo, se termina fomentando el socialismo con la consiguiente reducción de libertades individuales.

Sin embargo, dice Mises, “la intervención del gobierno sigue siendo muy popular, y cuando a alguien no le gusta lo que sucede a su alrededor, dice: el Estado debería hacer algo al respecto…¿para qué tenemos un Estado? …El Estado debería hacerlo”. Y la falacia es que el Estado es una pobre representación de la sabiduría, y no es en lo absoluto un ente dotado de poderes sobrenaturales.

El intervencionismo se basa en la “doctrina de la superioridad del gobierno paternal, de los poderes sobrenaturales y sobrehumanos” de los que detentan el poder. Y que siempre vuelve, en forma recurrente, después de que implementar nefastas políticas de corte socialista.

Finaliza Mises preguntándose si “¿Existe un remedio contra estas cosas?. Yo diría que sí, que hay un remedio. Y este remedio es el poder que los ciudadanos tienen que impedir que se establezca un régimen tan autocrático que se arroga una mayor sabiduría que la del ciudadano común. Esta es la diferencia fundamental entre la libertad y la servidumbre”.

Una conclusión

El keynesiano Krugman postula como soluciones a la actual crisis “aumentar el gasto gubernamental; con un desempleo masivo y bajos costos de financiamiento, deberíamos estar reconstruyendo nuestras escuelas, carreteras, redes de distribución de agua y demás. Conllevaría unas medidas agresivas para reducir la deuda familiar mediante la condonación y la refinanciación de las hipotecas. Y conllevaría un esfuerzo por parte de la Reserva Federal para tratar por todos los medios de poner la economía en movimiento, con el objetivo intencionado de generar más inflación a fin de aliviar los problemas de endeudamiento”.

Es decir, seguir haciendo hoy las mismas cosas que hicimos en el pasado para solucionar problemas similares. La gran diferencia es que ahora los problemas han cambiado, y seguimos pensando en forma circular.

Locura es hacer la misma cosa una y otra vez...
esperando obtener diferentes resultados
Albert Einstein planteaba que "si quieres resultados distintos, no hagas siempre lo mismo". Por ejemplo, se cuenta que Einstein estaba tomando un examen de física en la universidad, cuando un alumno le dice que había un problema dado que las preguntas eran las mismas que las del examen del año anterior. A lo que Einstein le responde, "No hay problema… Este año, las respuestas ya son otras".

Está claro el significado de lo anterior: los problemas en cualquier contexto suelen ser los mismos, pero lo que cambia o lo que evoluciona es la forma de afrontarlos. También en palabras de Einstein: "Locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando obtener diferentes resultados".

Seguir haciendo las mismas cosas que hicimos en el pasado solo nos asegura que estas crisis seguirán ensombreciendo el futuro económico de nuestras sociedades. Por lo tanto, es un buen ejercicio recordarle a Krugman que no todos somos keynesianos.

Fuentes:

sábado, 13 de agosto de 2011

LA DESFACHATEZ DE UN SOCIALISTA



El socialista presidente del gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, ha planteado que el elevado precio de los alimentos básicos en el mundo y que condena a millones de personas a la desnutrición, se debe a la especulación en los mercados de capitales.

Zapatero, nos habla de rosas y nos da espinas
Zapatero ha indicado que "los precios de los alimentos siguen elevados y están sujetos cada vez a una mayor volatilidad en gran medida fruto de la especulación que se produce en los mercados de capitales, en función de las distintas situaciones que la economía mundial y la crisis, reciente y presente, va generando".

Y, para remediar la situación, el gobierno español que lidera Zapatero está promoviendo nuevas políticas socialistas que intervienen los mercados, supuestamente en favor de la seguridad alimentaria, centrándose en los pequeños agricultores. Por ejemplo, España preside un programa piloto de "financiación innovadora para el desarrollo" que tienen como prioridad las pequeñas explotaciones agrarias y las mujeres, garantizando que buscará el apoyo de la UE para ponerlos en marcha.

Es decir, gracias a las políticas socialistas de Zapatero muchos países volverán a la autosuficiencia de hace 60 años atrás y en vez de progresar, retrocederemos, pero al menos todos seremos igualmente pobres…¡Se ha cumplido el sueño socialista de la igualdad…pero, en la pobreza!.

Los socialistas y los gobiernos no terminan de asumir la gran responsabilidad que han tenido al eliminar y reducir la competencia creadora y enriquecedora en muchas áreas del quehacer humano. Y la industria de los alimentos no es la excepción.

Las Siete Razones del incremento del precio de los alimentos básicos

Los precios de los alimentos manifiestan en estos últimos tiempos una alta volatilidad. Y, de acuerdo, a informes del Banco Mundial la variabilidad en los precios del arroz han sido cuatro veces superior en el periodo 2005-2010 al del periodo 1990-2005; tres veces superior para el azúcar y el doble en el caso del grano, ¿y cuáles son las razones de esta variabilidad?.

Primera Razón: Crecimiento de la población mundial.

En el año 2010 estamos llegando a 7.000 millones de personas sobre este pequeño planeta, y las estimaciones indican que en 2020 serán 10.000 millones de personas. Así, la demanda de alimentos actual y futura se incrementará a tasas crecientes con las respectivas alzas de precios.

Segunda Razón: Mayor educación y cuidado de la salud.

Ahora, las personas están cada vez más educadas y preocupadas por su salud aumentando el consumo de carnes, productos lácteos y granos. Así, este cambio en la dieta presiona sobre los precios de estos alimentos.

Tercera Razón: Caída de la producción y productividad del sector agropecuario.

El sector agropecuario es altamente sensible a factores exógenos como cambios climáticos y pestes. Y, también, dada su relevancia ha sido intervenido desde hace muchos años por los gobiernos populistas con subsidios permanentes, distorsionadores, que han terminado por erosionar la musculatura del sector. Y el resultado es que la oferta ya no es suficiente para satisfacer la mayor demanda.

Y, a todo lo anterior, debemos agregar el incremento de malas cosechas debido a la falta de agua y cambios climáticos.

Además, en el último tiempo, y debido a los recurrentes déficits  fiscales, los países más desarrollados han intentado revertir sus políticas de subsidios, buscando otras formas de apoyar a los productores, pero se han encontrado con el claro rechazo de aquellos que se han acostumbrado al dinero fácil. Destrucción de alimentos, tomas de carreteras y huelgas son una clara reacción de los que han estado cebados con el dinero público. Así, si en 2000 las reservas mundiales de grano eran del 35% del consumo, actualmente son solo del 20%, por lo que se hace muy difícil compensar cualquier "shock" negativo de corto plazo, como malas cosechas.

Cuarta Razón: Pérdida de zonas agrícolas y falta de agua.

En muchos países, las mejores zonas agrícolas están siendo destinadas para otros fines, por ejemplo, el habitacional, lo que reduce la productividad por hectárea. Y, mientras tanto, las zonas menos productivas reciben lluvias que no son aprovechadas convenientemente. Al mismo tiempo, en muchas zonas, el desierto crece y la sequía se hacen permanentes ante la falta de agua y lluvias.

Quinta Razón: Alzas en el precio del petróleo.

Las permanentes alzas en el precio del petróleo, encarecen los costos de transporte y producción de fertilizantes.

Sexta Razón: Aumenta la producción de biocombustibles.

La crisis del petróleo ha incentivado el surgimiento de combustibles alternativos. Así, la solicitud de alimentos para biocombustibles, sobre todo de maiz, está en auge. Por ejemplo, el 75% del aumento del consumo de maíz en 2006 y 2007 se atribuye a este motivo, según el FMI. Actualmente, el 40% de la producción del maíz en EEUU tiene ese mismo fin.

Séptima Razón: Políticas de comercio exterior restrictivas

Muchos países han adoptado permanentes políticas restrictivas como sobretasas arancelarias que limitan el comercio de alimentos entre países impidiendo el uso de la ventaja competitiva, o ponen límites a la exportación para frenar la inflación de los alimentos dentro de sus fronteras.

Una tesis de trabajo: La pobreza la genera el socialismo interventor.

Estos siete factores se mueven en un sentido u otro, alterando los equilibrios y generando trastornos dinámicos que generan incertidumbre y malestar. Y, entre medio, emergen los socialistas y sus políticas que solo incrementan los problemas pese a toda su demagogia.

En resumen, son los estados y los gobiernos de buenas intenciones los que implementan políticas  socialistas, interviniendo a lo largo y ancho al sector agropecuario provocando desajustes que se manifiestan en la producción de alimentos.

Según la FAO, "si bien ha aumentado la actividad financiera en torno a los bienes agrícolas, no se ha podido constatar que haya contribuido al aumento del precios, aunque sí a su mayor volatilidad". Y lo cual es evidente: cuando un bien escasea los mercados reaccionan para mantener los flujos circulando en un sentido u otro.

Por lo tanto, los mercados financieros no son la causa de la escasez de alimentos sino la consecuencia visible y el resultado de pésimas políticas socialistas que han implementado desde hace muchas décadas, los gobiernos de muchas tendencias y de muy buenas intenciones.

En realidad, lo que necesitamos es más capitalismo y competencia creadora, con gobiernos que solo fijen reglas claras y no intervengan los mercados con subsidios distorsionadores, y con políticos que dejen de lado sus actuaciones clientelistas, en especial, en mercados tan sensibles como el de los alimentos.

Es cierto que ya dejó de existir –al menos de momento- el socialismo planificador tipo comunista, pero surgió otro peor: el socialismo planificador tipo democracia. Esta es una variante descarada de la versión totalitaria, pero que de manera más sutil y enrevesada predica la conveniencia y urgencia de subordinar la libertad individual, la propiedad privada y los contratos privados a “muy buenas” consideraciones colectivas.

Hayek y su rechazo al intervencionismo socialista
Por eso, Zapatero se permite decir que los culpables del alza del precio de los alimentos son los mercados financieros. Sin embargo, olvida, que dichos mercados son solo termómetros que miden y registran las restricciones que el socialismo ha generado a los mercados.

Conviene recordar a Hayek cuando planteaba que “las causas de las crisis, el desempleo, la inflación y la depresión debían ser rastreadas en los sistemas públicos intervencionistas y no en los mercados libres”. ¡Cuánta razón tenía y aún tienen las palabras de Hayek!.

domingo, 7 de agosto de 2011

EDUCACIÓN PARA EL CHILE DEL SIGLO 21: Segunda Parte

SEGUNDA PARTE: ¿Qué entendemos por Educación?

Los más y, también, los menos entendidos se refieren en todos los tonos a la “educación”, pero existen razonables dudas respecto de lo que cada uno entiende por dicha palabra. Comencemos por alguna definición.

La palabra “educación” viene del latín “educere=guiar, conducir" y/o “educare=formar,instruir", y puede definirse como el proceso mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar a las personas o educandos.

Y este proceso está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Por eso, cuando una muchacha lanza un jarrón de agua a una ministra, muestra con absoluta claridad la profunda crisis de nuestra educación. Y, que se comprende cuando la madre de la “niñita” la justifica y la apoya, cumpliéndose la máxima de “de tal palo, tal astilla”. La mala educación también es un tipo de educación que se puede transmitir.

Podemos decir, entonces, que existen dos grandes tipos de educación: la formal y la informal. La educación formal es la que se recibe en los jardines infantiles, colegios, institutos, universidades, empresas y la educación informal es aquella que se adquiere a lo largo de la vida, primero en la familia y luego, en las interacciones producto del quehacer diario.

Sin embargo, este proceso educativo no se genera en el vacío absoluto. La educación significa poner en marcha un complejo sistema de mecanismos emocionales, sociales y psicológicos desde una concreta cosmovisión. Es decir, implementamos procesos que satisfacen la visión del mundo imperante, contradictorio o no, en los círculos o estratos sociales en los que el individuo se encuentra inmerso.

La educación transmite, en definitiva, la ideología dominante. Así, muchos gobiernos utilizan la educación institucionalizada para mantener sus dogmas y profundizar sus posiciones de dominio en los más jóvenes. Por ejemplo, si se introdujeran los cambios solicitados por los estudiantes en la educación, ¿se lograría que esta dejase de estar al servicio de los grupos de poder políticos y convertirse en un proceso creador de personas críticas y lúcidas?.

En resumen, la educación no es un proceso neutral. Dada la cosmovisión existente, la educación es un proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual de las nuevas generaciones que asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.

El propósito de la educación.

La educación es un proceso permanente mediante el cual una persona va instalándose en una cierta sociedad y cultura. Cuando un ser humano nace, llega programado biológicamente para enfrentar los desafíos de la vida, pero también comienza a recibir desde el primer momento, las influencias sociales y culturales del grupo humano de donde emerge.

Un ser humano es una compleja mezcla de herencia y medio social en el que está inserto. Su carga genética se ve enfrentada  a la socialización y culturalización que llevan a cabo las instituciones sociales predominantes como la familia, la escuela y los medios de comunicación.

Cuando la cosmovisión imperante considera a la educación como un bien de consumo equivale a decir que es desechable y cuando la considera como una inversión es que solo es un factor productivo. Sin embargo, la educación es un valioso proceso humano responsable del despertar de energías espirituales y creadoras de incalculable valor para todos.

La educación es un proceso humano que apunta a capacitar a los individuos para continuar su educación de manera permanente. No es deseable educar por medio de las mejores y buenas intenciones como “educar para mejorar la sociedad”, “educar para promover al ser humano”, “educar para generar mejores y más científicos”, “educar para ser más libres”, etc.

La educación es un proceso humano que debe tener por misión, despertar la capacidad crítica de la persona mediante el desarrollo de todos sus talentos. Y esto debe ir más allá de las doctrinas y contenidos dispersos y predominantes. Un alumno-en-proceso-de-educación no puede entregarse a ninguna teoría -de derecha o de izquierda, ideológico o científico- sin haberlo pensado, meditado y re-construido cientos de veces.

La educación es un proceso humano que debe generar personas que piensen. No importa que piensen de una u otra manera porque con el paso del tiempo alcanzarán sus propias convicciones. Y serán únicas. Y podrá enfrentarse a los medios de comunicación masivos con una opinión propia, informada y, lo más importante, pensada y meditada. ¿Qué pueden hacer los medios como la televisión, prensa, radio, publicidad, libros, conferenciantes, profesores ante una persona preparada e informada?. Nada, solo desvanecerse.

Así, la educación como proceso humano logrará que las personas sepan analizar, valorar, cotejar, criticar, diagnosticar, opinar e incluso modificar las concepciones, ideas, decisiones, políticas, ideas estéticas, creencias religiosas, morales y hasta científicas que sean imperantes. E, incluso, podrá adherirse libremente a ellas.

En resumidas cuentas, la educación es un proceso humano personal. Los seres humanos tenemos características y dotaciones de recursos diferentes, y a lo largo de nuestras vidas alcanzaremos distintos niveles en función de nuestros intereses y expectativas. Por ejemplo, Alexis Sánchez terminó la educación secundaria solo por cumplir, pero ha seguido educándose en su desarrollo como deportista de élite, y, probablemente, no es capaz de apreciar una buena lectura o una buena pintura, pero por su estátus ha debido mejorar su forma de hablar y actuar, al estar en contacto con personas educadas y que están haciendo de él, una persona distinta y mucho más preparada ante la vida. Alexis se sigue educando, aunque él aún no se percate de ello.

Por eso, este proceso humano personal tiene costos y no es gratuito. Se requiere tiempo y esfuerzo en el trabajo diario, la lectura, y el estudio. No existen atajos para construir una persona educada y solo se requiere disponer de ciertas capacidades intelectuales mínimas. Por cierto, algunos llegarán a las más grandes alturas, pero otros solo alcanzarán los estándares justos para desempeñarse eficientemente en la vida. Y progresar.

Si bien es cierto, la educación es un proceso humano de carácter personal, debemos asegurarnos de que cada persona reciba un nivel formal de educación mínimo indispensable y de calidad para ser feliz. Es decir, educación elemental de calidad.

Por sobre ese nivel, aquellos que quieran seguir recibiendo más educación formal deberán mostrar aptitudes adecuadas al nivel que se quiera alcanzar puesto que el proceso educativo generará diferencias insalvables. No todos pueden ni deben pretender ser universitarios.

Por ejemplo, un indeseable aspecto de la cosmovisión imperante es que, para progresar en la vida y mantener el estátus familiar, “los jóvenes deben estudiar en la universidad”, lo que ha generado la convicción errada de que es el único camino. Y eso no es así. Probablemente, esta convicción surge debido al modelo económico imperante, y que limita las opciones laborales.

Es sabido por todos, como las familias presionan a sus hijos para que sigan cierto tipo de carreras liberales. Por ejemplo, en sus comienzos la tía de John Lennon, Mimí, le decía: "eso de la guitarra está muy bien, John, pero nunca te ganarás la vida con ella". Mientras tanto, John, en el Quarry Bank School al que concurría desde 1952 comenzó a reunir un grupo para tocar, lo hacían en fiestas y bodas ganándose unos chelines extra cada semana, hasta que formó la banda más glamorosa del rock, The Beatles.

La educación es un proceso humano personal y permanente que permite que cada persona se desarrolle, maximizando sus talentos y logrando una vida más plena. Es decir, la educación tiene como fin hacer feliz a la persona al desarrollar sus potencialidades.

Pero, con una vida moderna llena de estímulos y de goces sensoriales que son transitorios, se requieren cuotas adicionales de esfuerzo para superar estas distracciones. Por lo tanto, se debe aprender de la experiencia propia y ajena para reconocer nuestra esencia vital y como esta se expresa en lo corporal, lo social y lo cultural.

Una conclusión

El proceso educativo pone en marcha un complejo sistema de mecanismos emocionales, sociales y psicológicos provenientes de una cierta visión de mundo y de ciertas creencias. Es decir, generalmente la educación se implementa para satisfacer una cierta cosmovisión imperante en la sociedad específica, y en las que el individuo se encuentra inmerso.

La educación es un proceso humano que consiste en generar personas autónomas, pensantes y responsables. El paso del tiempo permite que las personas alcancen ciertas convicciones personales que les permitirán interactuar con el entorno en que les tocó vivir.

Además, la educación es un proceso humano personal e individual. Cada ser humano tiene características y dotaciones de recursos muy distintas entre sí, y que a lo largo de la vida, alcanza distintos niveles en función de sus intereses y expectativas.

Por lo tanto, la educación como proceso humano personal logra que las personas desarrollen aptitudes y habilidades para analizar, valorar, cotejar, criticar, diagnosticar, opinar e incluso modificar las concepciones, ideas, decisiones, políticas, estéticas, religiosas, morales y hasta científicas que estén imperando como cosmovisiones. E, incluso, podrá adherirse libremente a ellas.

Próximamente: ¿Es un derecho la educación?.