Matanza de elefantes, una constante del ser humano...¿podremos mejorar? |
La comunidad internacional, liderada por USA y UE, están exigiendo a Camerún que frene la matanza de elefantes por parte de la milicia, que desde hace varias semanas ocurre en un parque nacional al norte del país. Se estima que, en solo unas semanas, una milicia procedente, probablemente de Sudán, ha acabado con unos 200 ejemplares para comerciar con el marfil de los colmillos.
En este sentido, la UE se ha dirigido a las autoridades para expresarles su preocupación por lo que está aconteciendo en el parque nacional de Bouba N'djida y que habla “de una masacre a gran escala de al menos 200 animales". Reitera la UE que se debe "poner en valor el importante patrimonio turístico" de Camerún y proteger un "espacio excepcional”, desplegando "los medios adecuados" en la zona para frenar los ataques.
Mientras tanto, algunas fuentes manifiestan que se ven cadáveres destrozados de estas enormes bestias, y que los milicianos avisan a las comunidades locales para que aprovechen la carne.
La matanza de animales, una constante humana.
No hay ninguna duda que, respecto de los animales, el ser humano es el depredador más violento e irracional que ha existido en este planeta y un permanente abusador de sus recursos. A dicha característica, la acompaña una elevada dosis de hipocresía para ocultar esta conducta pertinaz y evidente.
En un mundo, de raíz católica y cristiana, pesa mucho lo indicado en la Biblia que en el Génesis dice “y creó Dios al hombre a su imagen, a imagen de Dios lo creó; varón y hembra los creó. Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra. Y dijo Dios: He aquí que os he dado toda planta que da semilla, que está sobre toda la tierra, y todo árbol en que hay fruto y que da semilla; os serán para comer. Y a toda bestia de la tierra, y a todas las aves de los cielos, y a todo lo que se arrastra sobre la tierra, en que hay vida, toda planta verde les será para comer. Y fue así…”.
Y así fue. La especie humana se apropió del planeta como si fuera una nave siempre bien provista de riquezas y recursos. Nos multiplicamos en todos los lados (¡ya somos 7.000 millones de personas en este pequeño planeta!), y comenzó una presión brutal que en algún momento nos obligará a pagar la cuenta
En el Antiguo Testamento, Deuteronomio, se habla de animales limpios e inmundos, indicando que “no comeréis ninguna cosa abominable. Estos son los animales que podéis comer: la vaca, la oveja, la cabra, el venado, la gacela, el corzo, la cabra montés, el íbice, el antílope y la gamuza. Podréis comer todo animal que tiene las pezuñas partidas, hendidas en dos mitades, y que rumia. Pero de los animales que rumian o de los que tienen la pezuña partida no comeréis éstos: El camello, la liebre y el conejo os serán inmundos, porque rumian pero no tienen la pezuña partida. También os será inmundo el cerdo, porque tiene pezuña partida pero no rumia. No comeréis su carne, ni tocaréis sus cuerpos muertos. Estos podréis comer de todo animal acuático: Podréis comer todo lo que tiene aletas y escamas. Pero todo lo que no tiene aletas ni escamas no lo comeréis; os será inmundo. Podréis comer toda ave limpia. Pero éstas son las aves que no comeréis: el águila, el quebrantahuesos, el azor, el falcón, el milano y el buitre, según sus especies; todo cuervo según su especie; el avestruz, el corvejón, la gaviota y el halcón, según sus especies; la lechuza, el búho, el calamón, el pelícano, el gallinazo, el somormujo, la cigüeña y la garza, según sus especies; la abubilla y el murciélago. Todo insecto alado os será inmundo; no se comerá. Podréis comer toda criatura que vuela y que sea limpia. No comeréis ningún animal mortecino…”.
Es decir, en el antiguo testamento, se ordenaba la conducta del pueblo judío en relación al consumo de carnes de animales. En términos gruesos, esas conductas han seguido hasta hoy con leves matices.
En la actualidad, a nivel global, la sociedad acepta y no cuestiona el funcionamiento de la industria alimenticia asociada a cerdos, peces, pollos y vacunos que son criados, alimentados y sacrificados diariamente para servir de alimento para los seres humanos. Una gran mayoría de personas se hacen los ciegos, sordos y mudos, y no cuestionan a la industria por “producir”, distribuir, promocionar y comercializar los cadáveres de animales sacrificados tan brutalmente. Solo una pequeña (¿y creciente?) minoría está sacando la voz por esta masiva industrialización.
Hasta hace muy poco, en Chile, se aceptaba el maltrato animal como algo absolutamente normal, pero la situación está cambiando. Hay organizaciones que defienden a los animales callejeros; ya no existen circos que tengan animales en cautiverio; existe un alto nivel de rechazo por el maltrato declarado…Sin embargo, siguen existiendo lunares. Por ejemplo, los caballos dados de baja por Carabineros de Chile son rematados para ser sacrificados y comerciar su carne; las personas siguen abandonando perros y gatos, ya crecidos, que aumentan la población de animales callejeros; el rodeo es una práctica del pasado que abusa de vacunos en forma cruel…
Aquí es donde surge la hipocresía. Muchos dicen defender a animales menores, pero lo hacen después de un jugoso asado; otros marchan en las calles en contra de las matanzas de animales mayores como ballenas y elefantes, pero compran artículos de marfil y disfrutan la carne de ballena…
Con todo, la matanza de animales de mayor tamaño, como las ballenas y elefantes, provocan espanto y rechazo de la comunidad organizada y el argumento más utilizado es la extinción de dichas especies y la excesiva crueldad. Incluso, los científicos están convirtiendo a algunas de estas especies en personas “no humanas”.
Ballenas y delfines, personas “no humanas”.
En la cumbre anual de la Sociedad Americana para el Avance de la Ciencia (AAAS) que se realizó en Vancouver (Canadá), la comunidad científica presentó estudios que describen el comportamiento de los delfines referidos a su inteligencia, conciencia respecto del dolor físico y emocional, y capacidad de elegir sus acciones. Ya en enero del 2010, investigadores reunidos en Helsinki, Finlandia, habían dado el primer paso, cuando solicitaron que se los declarara como personas “no humanas", petición que ahora concitó consenso.
Por ejemplo, en el año 2006, los expertos de la Universidad de Saint Andrews de Escocia trabajaron con delfines nariz de botella, grabaron sus silbidos, los sintetizaron en un PC y determinaron que usaban distintos tonos para distinguirse unos de otros.
En el 2010, Lori Marino, académica de neurociencia y conducta biológica de la Universidad de Emory de EE.UU., utilizó imágenes de resonancia magnética para comprobar que los delfines tienen un cerebro más grande que los chimpancés y más pequeño que el humano, pero altamente sofisticado. Se planteó que en el cerebro de los delfines se han encontrado neuronas que en el ser humano se han vinculado a las emociones, la cognición social y la capacidad de percibir lo que otros piensan.
Investigadores del Acuario de Nueva York aplicaron marcas de colores en los cuerpos de dos ejemplares y luego los expusieron a espejos. Se reconocieron a sí mismos, inspeccionaron su cuerpo ante el espejo, y aprendieron rápidamente a usar esta herramienta. La conclusión de los científicos fue que "los delfines poseen características como la autoconciencia, que antes se consideraba exclusiva de los humanos".
Diane Reiss, de la Universidad de Nueva York de EE.UU. mostró que los delfines tienen la habilidad de aprender un idioma rudimentario basado en símbolos, siendo capaces de transmitir conocimientos a sus pares.
Ahora, al declarar que los cetáceos son personas “no humanas” la comunidad científica intenta convencer a las autoridades internacionales de establecer un marco legal que permita proteger a los cetáceos del cautiverio y la caza.
La matanza de los elefantes, un problema de demanda.
La palabra marfil proviene del árabe “mar-al-fil” que significa “hueso del elefante”, y según la Real Academia Española se define como aquella “materia dura, compacta y blanca de que principalmente están formados los dientes de los vertebrados, que en la corona está cubierta por el esmalte y en la raíz por el cemento”.
Los seres humanos lo han utilizado para la fabricación de numerosos objetos como adorno de muebles y construcción de multitud de objetos tales como cepillos, peines, puños de bastón o cajas. En la actualidad, existen restricciones a la exportación e importación de marfil por la matanza de animales que producen este material, pero persiste el comercio ilícito.
¿Quiénes demandan este tipo de productos?. Este material, dada su escasez, tiene un alto valor en los mercados negros como insumo de productos de lujo. Estamos en presencia, entonces, de una demanda de marfil por parte de personas de “lujos exquisitos” de los países más desarrollados que se expresa en la “producción” de marfil que hacen las milicias respectivas. Claro está que esta “producción” requiere el asesinato de estas enormes bestias.
Por lo tanto, si la UE y USA desean controlar esta brutal matanza debe realizar actividades de contra-marketing para reducir la demanda malsana de marfil, pero esto es solo una parte del maltrato animal porque, ¿Qué hacemos con los animales menores?.
Una conclusión: matanza de animales, ¿una constante?
Cada vez que miramos hacia atrás, vemos una secuencia sorprendente de positivos cambios sociales si consideramos que en el siglo XIX no se reconocían los derechos humanos de mujeres, niños, negros, homosexuales, lesbianas y discapacitados. Poco a poco, se han dado pasos hacia la justicia pero el trato a los animales requiere de una mayor presencia de las personas.
La crianza, transporte, muerte y venta de animales para consumo humano conlleva un enorme maltrato y sufrimiento de literalmente millones de criaturas cada año, además del masivo perjuicio al medio ambiente. De hecho, criar animales en granjas es más destructivo para la tierra, el mar y los recursos energéticos que todas las otras actividades humanas combinadas, además también causa enorme daño al medio ambiente, como son el talado de bosques, la destrucción del hábitat de la vida salvaje, y la contaminación de ríos y lagos. El consumo de carne y productos relacionados tiene una estrecha correlación con el cáncer, enfermedades de corazón y otras dolencias potencialmente fatales.
Por lo tanto, muchos están promoviendo la abstención del consumo de todo tipo de carnes para evitar la crueldad con los animales, promover la protección al medio ambiente y la salud de nuestro cuerpo. Por ejemplo, algunos están promoviendo dietas vegetarianas como el camino para mantener un estilo de vida consistente con el espíritu humano. Pero, sigue siendo una decisión individual.
Hemos caminado por un largo camino, nos queda mucho por recorrer, y debemos seguir probando nuevas opciones de vida. Debemos crear oportunidades para que las personas desarrollen sus talentos y puedan optar a mejores condiciones de vida. En este momento, las personas honradas y honestas de corazón miran con asombro y espanto los años de esclavitud, trato injusto, guerras, armas nucleares, y destrozo sistemático del planeta. Mientras tanto, los hipócritas continúan usando los argumentos más estúpidos para defender la violencia y el abuso animal.
Algunas vez, el gran Leonardo da Vinci dijo que "el hombre es en verdad el rey de todos los animales, pues su crueldad sobrepasa a la de estos. Vivimos de la muerte de otros. ¡Somos tumbas andantes!. Llegará el día en que los hombres serán juzgados por la muerte de un animal como hoy se juzga el asesinato de un hombre. Llegará el tiempo en que comer carne será condenado como hoy se condena el comerse a nuestros semejantes, es decir, el canibalismo."
PANORAMA Liberal
Jueves 23 Febrero 2012