El 15 de diciembre de 2009, la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos, OCDE, invitó a Chile a convertirse en su segundo miembro latinoamericano, después de México, y en el trigésimo-primer miembro de la Organización. Públicamente se ha dicho que la OCDE ha reconocido los esfuerzos de Chile para consolidar su economía de mercado, y su ingreso, es un paso para explorar nuevas fronteras de ayudas a los gobiernos con el fin de enfrentar desafíos económicos globales y promover los más altos estándares en la aplicación de sus políticas públicas.
La Gran Mentira: Chile y su ingreso a la OCDE...Puro voluntarismo socialista |
Angel Gurría, Secretario General de la OCDE, afirmó durante una ceremonia realizada en la sede de la organización en París que “para la OCDE, el ingreso de Chile es una gran contribución a nuestro esfuerzo para expandir nuestro alcance global y para transformar la Organización en una institución más pluralista e inclusiva que jugará un papel cada vez más importante en la arquitectura económica global”.
El entusiasmo demagógico de los próceres de la Concertación no tuvo límites. Por ejemplo, la presidente Bachelet llegó a decir que “Chile deja atrás el subdesarrollo y se encamina a paso firme para convertirse en una nación desarrollada en unos años más. Pero la incorporación a la OCDE es mucho más que un reconocimiento, es por sobre todas las cosas, el inicio de un nuevo camino cargado de futuro, que nos abre nuevas y grandes oportunidades para avanzar con mayor rapidez hacia ese anhelado desarrollo". Mientras que Velasco, Ministro de Hacienda, señaló que “en nuestra calidad de país sudamericano de ingreso medio aportaremos una nueva perspectiva al debate que impulsa la OCDE en el ámbito del desarrollo económico global y social. La invitación que nos hace la OCDE es un reconocimiento a las exitosas políticas que Chile ha venido implementando durante las dos últimas décadas. Esperamos compartir con los demás miembros nuestras experiencias en materias como la reforma de pensiones, regulación bancaria, política fiscal contra-cíclica y equidad social”.
La gran mentira de la Concertación.
El ingreso de Chile a la OCDE ha sido para la Concertación como una gran bendición internacional por sus “exitosos” cinco gobiernos. Aylwin, el Abuelo de la Criatura, mantuvo el modelo económico del gobierno militar y logró la transición; Frei, viajando con la familia por todo el mundo, fue el Gran Jardinero que comenzó a preparar el terreno para la siembra; Lagos, puso la simiente por lo que se considera el Padre de la Criatura, lo que lo ha llevado a pasearse como un orgulloso pavo real por todo mundo, con mayor razón cuando fue designado “capitán planeta”; Bachelet, la Madre de la Criatura, para variar no tiene mucho más que decir y solo sonríe ante tal distinción; y solo Piñera, el Hijo Ilegítimo de la Concertación, ha podido disfrutar del “enorme” privilegio de pertenecer a la OCDE.
Lo cierto es que la llegada de Chile a esta organización responde más bien a decisiones administrativas y políticas que a razones reales. Dicen que “el sistema chileno y su experiencia enriquecerá el acervo de la OCDE en temas claves…Chile se ha comprometido a un esfuerzo continuo por reformar su economía…La experiencia de Chile es muy valiosa para la OCDE durante este momento histórico en el que estamos trabajando en temas como la inequidad y los sistemas de pensiones”.
¡ Plop…Exijo una explicación !
¿El sistema chileno y su experiencia enriquecerá el acervo de la OCDE en temas claves?…
¿Chile se ha comprometido a un esfuerzo continuo por reformar su economía…?
¿La experiencia de Chile es muy valiosa para la OCDE durante este momento histórico en el que estamos trabajando en temas como la inequidad y los sistemas de pensiones?...
¿Habremos leído bien estos argumentos?
Las razones esgrimidas públicamente respecto a crecer a una tasa de no-sé-cuánto-porciento y volver a la democracia después de un cruel dictadura, le ha permitido a Chile tener la admiración ridícula por parte de unos visitantes extranjeros que llegan al aeropuerto, se van directo a algún hotel del sector oriente, y que solo pasean en la Dehesa y el barrio El Golf…En otras palabras, los ejecutivos y políticos socialistas les muestran a sus visitantes extranjeros un Chile sin hoyos ni “eventos” en las calles, con hermosos edificios modernos, con restaurantes a los cuáles hay que ir de etiqueta, y los hacen conversar con chilenos anglosajones, rubios y de ojos azules, lo que deja atónitos a los visitantes que se vienen a pasear por esta ciudad “ejemplar”.
Pero, estos ejecutivos y políticos socialistas son incapaces de llevar a sus visitantes al verdadero Chile, a los lugares donde viven y trabajan las personas que votan por ellos. Es decir, en forma consciente engañan a los extranjeros y se engañan a sí mismos con el discurso de que “Chile deja atrás el subdesarrollo”, “Chile se encamina a paso firme para convertirse en una nación desarrollada”, “es el inicio de un nuevo camino cargado de futuro, que nos abre nuevas y grandes oportunidades para avanzar con mayor rapidez hacia ese anhelado desarrollo", “es un reconocimiento a las exitosas políticas que Chile ha venido implementando durante las dos últimas décadas”, “esperamos compartir con los demás miembros nuestras experiencias en materias como la reforma de pensiones, regulación bancaria, política fiscal contra-cíclica y equidad social”, etc.
Resulta gracioso que estos socialistas pretendan hacernos creer que vivimos en un país “desarrollado” por ingresar a la OCDE. Chile es un país pobre y subdesarrollado; con una masa laboral de ignorantes y de flojos y con una clase política, sin liderazgo, en la cual nos retratamos como en nuestro espejo. En realidad, Chile debe resultar gracioso para los 33 países restantes de la OCDE, ¿Por qué?.
Las hilachas del Chile pobre y subdesarrollado…
Después del ingreso al club de los países más ricos, los ejecutivos y políticos socialistas tiemblan cada vez que los departamentos de la OCDE publican ranking y estudios comparativos, y se les debe caer la cara de vergüenza al tener siempre los peores resultados. Veamos.
LOS MÁS MALEDUCADOS. Los estudiantes chilenos están en los últimos lugares de lectura digital según el PISA. Chile se ubica en el último lugar en un ranking diseñado por la entidad para medir el nivel de lectura digital de jóvenes de 2do medio. Es decir, jóvenes a punto de egresar para entrar a la educación superior no entienden lo que leen desde un computador, que es y será la herramienta preponderante hoy y a futuro.
LOS MÁS FLOJOS. Los empleados y funcionarios chilenos lideran el ranking de la OCDE en el alto número de horas de permanencia en el trabajo y el alto ausentismo laboral. El mercado laboral chileno se basa en el pituto, se pagan bajos sueldos promedios cercanos a los $300.000 mensuales, se discrimina por edad y sexo, y la meritocracia brilla por su ausencia. La OCDE reveló que un trabajador chileno es el que más horas permanece dentro de una oficina, frente a un computador, y que a su vez, es el que más presenta licencias médicas o deja de ir a trabajar. Y lo más sintomático es que el chileno medio se enorgullece de lo anterior, y disfrutamos con los resultados de “A great place to work”.
LOS MÁS DESIGUALES. La OCDE indica que “Chile es el país de la organización con mayores desigualdades en los ingresos…el coeficiente de Gini que mide la desigualdad es en Chile de 0,50, cuando la media de la organización es de 0,31”. Además, el mismo estudio reveló que tenemos un 18% de pobres, superior a la media de la OCDE del 10%. Y con estos resultados los políticos socialistas se escandalizaron pidiendo una mayor intervención del Estado. Sin embargo, la pobreza de Chile se puede visualizar sin dificultad si usted se sube al metro en Vicuña Mackenna y se baja en Los Domínicos.
LOS MÁS POBRES. Chile ocupa el último lugar en el ranking en materia de ingresos, es decir, el PIB que tanto enorgullece a los políticos socialistas es otra mentira. Dice el OCDE que “respecto al promedio de ingresos disponibles en Chile es de US$8.172 al año, muy inferior al promedio de la entidad que llega a US$ 22.284”. Y continúa diciendo que al analizar las riquezas en los hogares, la OCDE estima que en Chile “es de US$ 5.786, muy por debajo de los US$ 36.808 en promedio que tiene el resto”.
LOS MÁS INSEGUROS. La OCDE dice que “Chile aparece como el país más inseguro después de México y según datos de la entidad, en el país un 10% de las personas reportó haber sido víctima de un asalto en los últimos doce meses, mucho más que el promedio de la organización de un 4%”.
LOS QUE MENOS GASTAN EN SALUD PÚBLICA. Chile está entre los que menos gastan en salud pública, y ocupa el penúltimo lugar respecto a los países que menos plata invierten en salud pública. Durante el 2009, un 47,4% del gasto en salud fue financiado por fuentes públicas, lo que está muy por debajo del promedio de la OCDE de 71,7%.
LOS QUE MÁS TRABAS LE PONEN A LOS EMPRENDEDORES. De acuerdo a un informe titulado “Emprendimiento en una Mirada”, que midió el acceso a financiamiento, condiciones de mercado, percepciones culturales y marcos regulatorios que pueden impulsar o dañar la actividad emprendedora, en este último tema, Chile es el segundo país de la OCDE con mayores cargas administrativas en el marco regulatorio para iniciar un emprendimiento. En otras palabras, el Estado no entrega las facilidades necesarias para emprender. Y el tema va más allá que entregar facilidades tributarias, administrativas y legales a las pequeñas empresas, sino de crear mercados más competitivos para que los emprendedores puedan obtener beneficios al innovar.
LOS QUE TIENEN MERCADOS MENOS COMPETITIVOS. En Chile no existe libre competencia, y muchas industrias son ejemplos de oligopolios que se han establecido debidos a las regulaciones socialistas, que no creen en la generación de riqueza. En una de sus conclusiones se indica que en la industria de la tecnología se da “un nivel de competencia insuficiente en el Mercado”, lo que se puede extender a otras industrias como líneas aéreas, energía, pollos, retail, banca, etc.
LOS QUE PAGAN MENOS IMPUESTOS. En el informe “Una mirada a las cuentas nacionales” se indica que Chile es el país que tiene los menores ingresos tributarios en términos de porcentaje del PIB. Es decir, tenemos recursos limitados y debemos usarlos de una manera inteligente en políticas públicas que beneficien a las personas, por lo que si seguimos implementando Transantiago, ¿para que necesitamos más recursos?.
En resumen, el ingreso a la OCDE permitió mostrarnos al mundo como lo que somos: una nación tercermundista liderada por socialistas demagogos y de mucha imaginación, ávidos por pasar a la historia como aquellos que nos llevaron al desarrollo. Pero, el desarrollo no se logra con políticos socialistas siempre prestos para expropiar y arrebatar.
Chile es un país pobre y subdesarrollado que requiere políticas públicas que estimulen la musculatura de los chilenos y chilenas para generar riqueza sin depender del asistencialismo enfermizo.
Una conclusión: los premios de la institucionalidad socialista mundial a un país pequeño llamado Chile.
Digamos las cosas por su nombre: Chile es un país simpático para los socialistas a nivel mundial. Desde el fallido experimento de Allende y su martirio, el golpe de estado, el gobierno militar, la vuelta a la democracia y los cinco gobiernos de la Concertación, el mundo socialista ve con simpatía a esta franja de tierra condenada al olvido entre el Pacifico y la Cordillera de Los Andes. No hay otro argumento, entonces, para entender que hayamos ingresado a la elite económica mundial siendo un país tan penca y atrasado en tantos ámbitos.
En realidad, resulta muy gracioso que los socialistas de la ONU hayan nombrado a Lagos como Capitán Planeta y a Bachelet a cargo de un programa de mujeres, mientras en la OEA está Insulza. Y hay cientos de miles de funcionarios chilenos de menor nivel que pululan por las organizaciones internacionales de corte socialista y que circulan por sus pasillos con total autoridad. Todos estos son socialistas de la tercera vía o progresistas o social demócratas o socialistas de mercado…Y el 2009, permiten el ingreso de Chile a la OCDE porque aquellos que eligen socialistas deben ser socialistas.
En otras palabras, la institucionalidad socialista mundial premia a Chile y a chilenos con lo que tiene a mano: ingreso a cargos, relacionados con políticas públicas, pagados por los gobiernos e ingresos a instituciones en las cuáles nada tenemos que hacer.
Es decir, el ingreso de Chile a la OCDE es una aventura demagógica habitual de los socialistas acostumbrados a mentir. Nos quieren convencer que gracias a los cinco gobiernos de la Concertación, llegaremos a las puertas del desarrollo pero esa es una gran mentira porque los socialistas no creen en el poder de los individuos para crear riqueza y hacer lo que se les antoje; creen que el colectivo debe estar por encima de los individuos y por eso se han transformado en fanáticos de la democracia mayoritaria; creen que el Estado debe usar su poder coactivo para imponer las visiones de las mayorías aunque eso signifique atropellar los derechos de las minorías; creen que todos los empresarios son explotadores y que los trabajadores son explotados; no creen en el lucro y son fanáticos de lo comunitario; creen que todos somos iguales…y así podríamos seguir.
La receta socialista para el desarrollo es una completa falacia porque los socialistas son incapaces de reconstruir lo que fue generado mediante la innovación y la inventiva. En primer lugar, la existencia de un ente planificador central hace que resulte imposible que se puedan armonizar las infinitas opciones de información disponibles en infinitas opciones de escenarios. El resultado de esta pretensión es la impotencia para resolver problemáticas que la superan.
En segundo lugar, cuando unos burócratas se apoderan del aparato estatal o la teta fiscal, se incrementa la corrupción, ineficiencia y arbitrariedad en la toma de decisiones. Los burócratas asignan los recursos escasos de acuerdo al nivel de poder del que los solicita. El resultado final es, entonces, la parálisis y la no resolución de la problemática.
Y en tercer lugar, el socialismo tiene como receta el regular hasta la hora en que las personas deben ir al baño. Así, los burócratas socialistas terminan aplastando la creatividad y el espíritu de iniciativa humano. El resultado final es una oscuridad tan profunda que la crisis inicial parecería un rayo de luz.
Por lo tanto, es una gran mentira que seamos más ricos solo porque nos permiten el ingreso a la OCDE, sino que somos mucho más pobres de lo que pensábamos. Cuidado, entonces, con agradecer que sigan nombrando a chilenos y chilenas en cargos de instituciones mundiales socialistas porque es una señal que vamos caminando para atrás.
PANORAMA Liberal
Viernes 10 febrero 2012
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