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domingo, 6 de diciembre de 2009

LA IZQUIERDA ES ENEMIGA DE LA DEMOCRACIA. NO LO OLVIDEMOS.

No está pasando desapercibido el intento de contubernio de Arrate para armar en forma previa un frente anti-Piñera para la segunda ronda. La izquierda es enemiga de la democracia porque no acepta lo que la ciudadanía vote por otras opciones distintas a la suya. En otras palabras, consideran a la ciudadanía como torpes e incapaces cuando eligen otras visiones para el país.

En resumen, los izquierdistas son ‘fanáticos de la democracia” cuando los más votados son ellos…pero ¡ cuidado si los más votados son otros ! porque ahí emerge el espíritu antidemocrático de la feligresía izquierdista y sus obispos.

Hace tiempo se inventó la categoría de “demócratas dogmáticos” para aquellos que creen a rajatabla en el poder de las mayorías. ¡ Las mayorías deben imponerse a las minorías ! gritan con odiosidad los izquierdistas y progresistas, y para eso necesitan tener más poder para imponerse. Y por eso no les gusta el sistema binominal que impide que sus contubernios se expresen electoralmente para ahogar a las personas con sus insanías y devaneos.

Afortunadamente, la izquierda pura sigue siendo minoría en las sociedades modernas pese a toda la propaganda y leseras de los izquierdistas y sus medios afines. Pero, siguen surgiendo los lesos que buscan aliarse con ellos con fines cortoplacistas. Después de la caída del muro de Berlín, la izquierda se transformó en un huérfano ideológico debiendo salir a las calles a buscar nuevos argumentos en los cuáles basar su odiosidad.

Chile debe profundizar la democracia y dejar de lado las odiosidades de los feligreses de izquierda, conscientes o no. Para eso requerimos un Estado mínimo, limitado y profesional que sea independiente de los intereses de los políticos de turno afanados por mamar de la teta fiscal. Además, necesitamos más políticos incompetentes que sean incapaces de plasmar las sartas de leseras que llenan sus cabezas de pollo.

La izquierda camaleónica se disfraza para pasar por democrática, pero a nosotros ya nos vacunaron en los ’70, y no es posible que nos engañen de nuevo con ‘estatutos’, ‘asambleas’ y leseras de ese tipo.

MUSEO INTOLERANTE Y QUE DIVIDE

La iglesia izquierdista y su feligresía se afana en construir imágenes de su paso por esta tierra. Y ahora construyen un museo de la intolerancia y que será motivo de más y más odiosidades. Y a este proyecto se suman personas de otras visiones mostrando su pobreza de principios. Pretender poner en el mismo nivel la masacre de judíos del régimen nazi con la masacre de chilenos del régimen militar es inaceptable.

En primer lugar, el régimen nazi es hermano ideológico del socialismo, y si se quiere buscar un paralelo lo encontraran en los más de 130.000.000 de muertos del comunismo.

En segundo lugar, los izquierdistas locales continúan lavando su imagen y construyendo museos que recuerdan a “sus” muertos, olvidando las personas del otro lado ideológico que murieron en manos de la violencia de izquierda. Recuerdo, por ejemplo, a Jaime Guzman, único parlamentario asesinado por la violencia de izquierda pero al cuál no le construyen estatuas ni museos porque no es compatible con los valores de la izquierda.

En tercer lugar, Chile necesita recordar que la violencia no es privilegio de ningún sector. El ser humano es el principal predador del ser humano, y por eso es erróneo e ideológicamente falso pretender situar la violencia política en un solo punto del espectro político.

Finalmente, la izquierda dice que “las calles tiemblan cuando salen los izquierdistas”. Y es verdad. Las calles tiemblan cuando salen los violentistas y fanáticos a imponer a la sociedad sus letanías y devaneos propios de mentes enfermizas.

Chile necesita abrir las ventanas y oxigenar las cloacas en que se han convertido todos los partidos políticos, primer paso para oxigenar la política como un todo. Necesitamos una sociedad civil que se exprese en partidos políticos democráticos y participativos, sin iluminados ni “hombres nuevos” que crean tener la verdad absoluta en sus manos.

Nuestro Chile lo construimos todos, pero con estas iniciativas solo se dividen más y más a los chilenos.

No a este Museo de la Intolerancia que divide; si al Museo de la Tolerancia que une.