Juan Bautista
Alberdi fue una de las personalidades políticas argentinas más notables del
siglo XIX siendo su aporte más destacado el haber sido el mentor intelectual de
la Constitución Nacional sancionada en el año 1853. De profesión abogado,
Alberdi, además de destacarse en los campos del derecho y la política, también
lo haría en la diplomacia, la literatura y hasta en la música.
Sus escritos
muestran a las claras que Alberdi fue un adelantado al describir una serie de
situaciones de su país extrapolables al resto de los países sudamericanos. Por
eso, conviene parafrasear unas frases escritas por tan distinguido político:
“Los latinoamericanos hemos sido ociosos por derecho y
holgazanes legalmente. Se nos alentó a consumir sin producir.
Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de
educación y por eso tenemos pauperismo mental. En realidad, nuestro pueblo
latinoamericano se muere de hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza
de conocimientos prácticos y de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas.
Sobre todo se muere de pereza, es decir, de
abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del Estado y eso les
mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia condición.
El origen de la riqueza son el trabajo y el capital,
¿Qué duda cabe de que la ociosidad es el manantial de la miseria?.
La ociosidad es el gran enemigo del pueblo en las
ciudades latinoamericanas…”.
¿CUÁLES SON ALGUNAS CAUSAS DE LA OCIOSIDAD
LATINOAMERICANA?
Si consideramos
que en América Latina tenemos un 30% de pobreza, podemos inferir que un 30% de
la población no usa (o no puede usar) sus talentos y capacidades naturales para
progresar en base a su iniciativa individual. Estamos condenados a mantener y
profundizar dicha situación si no revertimos dos creencias perversas. La
primera de ellas es que el Estado es el único responsable de sacarnos de la
pobreza mediante bonos, subsidios y regalos de esa naturaleza, y la segunda, dada
la anterior, es que los únicos capaces de implementar un Estado de Bienestar
son los colectivistas de todo orden (populistas de derecha o izquierda, socialistas
o fascistas, comunistas, etc). Al final, la pobreza se enquista en nuestras
sociedades porque el poder político y el poder económico se concentran en pocas
manos, impidiendo el ascenso social mediante el esfuerzo y el mérito.
Las soluciones
pasan por eliminar la concentración política (impidiendo la reelección en todos
los cargos sometidos a votación popular ya sea políticos, sindical o social) y la
concentración económica (profundizar la competencia en todos los mercados). La
tarea es compleja y difícil de implementar pero no hay otras soluciones.
Juan Bautista
Alberdi describe la falta de iniciativa individual, resultante de la
concentración política y económica y que debe ser revertida para reducir la
pobreza sustancialmente.
CORPORACIÓN DE ESTUDIOS LIBERALES
Viernes 9 de Febrero 2018