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martes, 26 de julio de 2011

EDUCACIÓN PARA EL CHILE DEL SIGLO 21: Primera Parte

PRIMERA PARTE: La educación por decreto no sirve.

En todo el mundo y en Chile, es permanente la discusión sobre el tipo de educación que estamos entregando a nuestros niños. Todos concordamos que es un deber de la sociedad entregar una educación del mejor nivel posible, pero nos enfrentamos dialécticamente respecto del cómo hacerlo.

Algunos mantienen la ilusión de que una buena educación se puede alcanzar mediante la promulgación de normas y leyes, e incluso, mediante la asignación de generosas partidas presupuestarias. Pero, las leyes y los recursos financieros no tendrán impacto alguno si no convenimos en dos aspectos: el alumno es el importante y el docente es el catalizador.

Sin esos dos aspectos, las leyes y los recursos per se, son incapaces de solucionar los problemas que a diario es posible observar en todas las instancias educativas con mayor o menor profundidad. ¿Podemos creer que con una nueva legislación o más recursos:
·       Convenceremos a nuestros alumnos de que la disciplina rigurosa y la formación de hábitos positivos son parte del proceso educativo?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que cada día y hora perdido en nuestro colegio jamás volverá?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos para que trabajen y se esfuercen día a día?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que copiar y hacer trampas no es una viveza sino un acto reñido con la ética del estudiante?;
·      Convenceremos a nuestros alumnos que fumar, embriagarse o drogarse en el establecimiento en sus cercanías atenta contra sus posibilidades de desarrollar su potencial?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que el rayar las paredes del establecimiento perjudica a todos?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que destruir el mobiliario y la infraestructura no solo les afecta a ellos sino a los futuros estudiantes?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que el tratarse mutuamente a garabato limpio es un pésimo hábito?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que ofender, golpear y amenazar a docentes y funcionarios es un delito?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que el acto de estudiar no es sinónimo de entretención, sino que más bien implica mucho esfuerzo y sacrificio personal?;
·       Convenceremos a nuestros alumnos que los resultados de sus evaluaciones son un reflejo de su nivel de esfuerzo?;
·       Etc., etc.

Podríamos continuar ad aeternum, pero es innecesario: el rendimiento escolar y los resultados educativos no se mejoran mediante la imposición de nuevas leyes, más permisivas, o la creación de nuevas instituciones fiscalizadoras. Solo se requiere que dos tipos de personas –estudiantes y docentes- tomen la decisión de revertir esta situación, y es posible hacerlo si ambos mejoran sus actitudes frente al desafío.

Es verdad que la educación es una palanca que permite construir una sociedad de mejor convivencia, pero va a requerir el esfuerzo titánico durante al menos 20 años. Desafortunadamente, las actuales generaciones de estudiantes están condenadas a desarrollarse con los medios de que se disponen. El énfasis de una reforma debe estar orientada hacia la enseñanza pre-escolar, hacia la formación de los más pequeños con el fin de ir gradualmente acompañándolos en su proceso de crecimiento para que al cabo de 20 años podamos tener nuevas generaciones de personas talentosas, no en las calles ni levantando letreros, sino en los colegios y universidades generando riqueza en todas sus formas.

Finalmente, las actuales generaciones de estudiantes han asumido una serie de dogmas y frases clichés que, en vez de ayudarlos, les han limitado e impedido avanzar. En este breve ensayo, revisaremos algunos de estos dogmas que se repiten hasta el hartazgo en forma oral y escrita, y evaluaremos su pertinencia.

La educación comienza cuando podemos dudar libremente y no somos esclavos de estereotipos que no podemos defender o asumir cabalmente. Por eso, llama poderosamente la atención que a ninguno de los principales actores de nuestro escandaloso drama educativo (gobierno, municipios, políticos, asociaciones de padres y apoderados, centros de alumnos y colegio de profesores) se le ha ocurrido siquiera cuestionar la legitimidad de algunos dogmas que son contrarios al funcionamiento de sociedades verdaderamente libres y plurales. Sin embargo, esto no tiene nada de extraño.

En todas las actividades sociales donde la toma de decisiones depende de procesos políticos, puede observarse, tal y como enseña la escuela de la elección pública, una tendencia a olvidar las cuestiones de fondo para centrarse en las de detalle que afectan directamente y a corto plazo a los intereses de los grupos en pugna, y una considerable pérdida de tiempo y energías en luchas soterradas para ganar el favor de la opinión pública.

Si a esto debemos añadir la permanente batalla por aumentar el presupuesto asignado que permita hacer realidad los proyectos de los profesores ideologizados y políticos -ansiosos por llevar a término su particular utopía social sirviéndose de las posibilidades adoctrinadoras de la educación pública- obtendremos un sistema donde lo que menos importa, a pesar de todas las declaraciones de intenciones y salvaguardas constitucionales, es la libertad de  elección de los padres respecto de cómo y dónde educar a sus hijos.

PROXIMAMENTE: ¿ES LA EDUCACIÓN UN DERECHO?

martes, 19 de julio de 2011

LA VERDADERA SOLUCIÓN: UNA GRAN REFORMA LIBERAL


Cuando la Concertación llegó al gobierno, en principio, no se modificaron fuertemente las bases del modelo económico implantado en el régimen militar, probablemente porque la caída del muro de Berlín los había convertido en huérfanos ideológicos. Pero, con el transcurso de los años, hasta llegar a Bachelet, se tramó una red de políticas socialistas de “buenas intenciones” que ellos denominaron cómo “protección social”, olvidando que la única protección social válida es crear una sociedad de oportunidades y libre acceso para todos.

Cuando Piñera llegó al gobierno lo hizo con el discurso de “una nueva forma de gobernar”, pero, a un año y meses de su arribo, este gobierno parece estar haciendo agua por todos lados. Y, todo, porque ha mantenido las bases del discurso socialista y continua ofreciendo subsidios, bonos y regalías para congraciarse. Por eso, algunos se han atrevido a plantear que estamos en presencia de un quinto gobierno de izquierda.

En este gobierno, falta en el discurso una expresa defensa del único  ideario que puede sacar a una sociedad de la postración, el de una derecha democrática y liberal. Mientras la izquierda antidemocrática y totalitaria lidera las demandas estudiantiles con su letanía de “fin al lucro y más educación pública y gratuita”, la misma izquierda está detrás de la huelga de Codelco con el discurso del “no a la privatización”, y seguirá presionando en otros frentes por una profundización de las políticas socialistas.

En resumen, el gobierno no ha podido convencer a la ciudadanía que en poco más de un año no se puede pretender cambiar lo que se ha erosionado por tanto tiempo. Y no ha podido convencer porque Piñera está solo –como siempre ha actuado- sin una base de apoyo sólida, sin ideas fuerza, ni respaldo. El que siembra, cosecha.

La débil base de apoyo de Piñera

Longueira dijo en cierta oportunidad que “este es el gobierno de Piñera…no es el gobierno de la coalición”. Y, claro, si fuera el gobierno de la coalición sería como una bolsa de gatos porque la UDI es un pulmón conservador y populista, mientras RN es una bolsa de papel llena de pipiolos y pelucones que no se pueden tragar entre sí.

Por lo tanto, en este gobierno no hay equipos de trabajo que trabajen en consuno, no hay principios ideológicos claros, sino órdenes que vienen desde arriba y sin interpretación posible. En otras palabras, la Misión de este gobierno es la Misión de Piñera, no la Misión de un conglomerado que quiera presentar su propuesta para hacernos más prósperos. Y, de esta manera, las opciones de hacer un buen gobierno se están viniendo al suelo.

Por ejemplo, no se puede proponer un “Acuerdo” cuando es una propuesta o un borrador; cuando esta propuesta no emerge de un proceso de desarrollo consensuado por muchos más; cuando esta propuesta no es negociada; cuando esta propuesta es reactiva y trata de responder a los grupos de presión; cuando no considera los niveles educacionales más claves como la pre-escolar y la básica. Es cierto que la política es negociar, acordar, y avanzar por los caminos menos fatigosos, y por eso  no sirven los Quijotes si no lo siguen los Sanchos…

Y el verdadero gran problema es que desde hace tiempo se han privilegiado la implementación de enfermizas políticas socialistas que son la verdadera causa de todos nuestros problemas.

El verdadero gran problema: las políticas socialistas.

En la implementación de políticas socialistas, la ideología izquierdista no permite ver la realidad: generan pobreza a tasas crecientes. Y la consecuencia de todo es que la pobreza procrea rumiantes ignorantes proclives a creerse cualquier lesera que justifique su situación. Las políticas socialistas no crean riqueza sino la destruyen a tasas crecientes o se las apropian los socio-listos de siempre que odian el lucro ajeno pero que se ceban como cerditos con el lucro propio.

Las políticas socialistas generan estancamiento.

Como las políticas socialistas castigan al generador de riqueza, producen un retraso en el desarrollo, un permanente estancamiento y la parálisis institucional. Ya no se puede hacer nada; nadie puede emprender nada porque se le castiga con trámites, papeleos sin fin. Y, claro está, hay que disponer del apoyo del funcionario con los contactos necesarios para acelerar trámites. Hace tiempo, un amigo me comentaba que los fiscalizadores de cierta empresa lo llamaban a veces para pedirle “un aporte solidario…unas 300 empanadas o unas 3 jabas de cerveza…¿puede?”. La negación tenía como consecuencia un insólito aumento de la fiscalización.

Así se pierden numerosas oportunidades de progreso que podrían haber convertido al país en un modelo económico exitoso caracterizado por el bienestar de su sociedad. Así se logrado reducir la prosperidad y sumir a la población a bajos ingresos y trabajos mal pagados.

Identificar, claramente, a las políticas socialistas como responsables que nos han sumido en esta situación, no sólo es importante, sino que es un ejercicio de responsabilidad y de madurez democrática que entre todos debemos realizar.

Las políticas socialistas son demagógicas

El parloteo demagógico de los socialistas, extremadamente ideologizado en este año de gobierno de Piñera, les impide ver cuál es la realidad a la que están llevando a Chile. Y, lejos de realizar una muy necesaria autocrítica constructiva que les hubiera llevado a una saludable corrección democrática de sus propuestas, se han empecinado más obcecadamente si cabe en vivir fuera de la realidad. Quieren “educación popular, gratuita y de calidad garantizada por el Estado” pero no tienen las más remota idea respecto de su factibilidad. Quieren “nacionalizar el cobre” para sumirnos en más y más pobreza. En ambos casos, los que están detrás de estas políticas socialistas son los que más se benefician de ella: los malos profesores y los trabajadores actuales de Codelco.

Pero, al final, si uno no quiere ver la realidad, la realidad será la que terminará imponiéndose. Desafortunadamente, los socialistas ni han sido capaces de ver la realidad ni tampoco lo han querido. El discurso demagógico se basa en que “no dejes que la realidad nos estropee nuestros argumentos demagógicos”: sigamos hablando de respeto al medio ambiente mientras aprobamos centrales a carbón; sigamos hablando de educación de calidad mientras nos tomamos los colegios y promovemos el desorden; sigamos hablando de igualdad mientras los hijos de socialistas van a colegios de élites; etc. Sobran argumentos, mientras los tontos útiles se les unen en las marchas y votan por ellos.

Y la incoherencia ha llegado a límites increíbles, porque mientras la demagogia socialista va en un sentido, las instituciones van en otro sentido. Hablan de progreso y desarrollo pero la economía sigue más concentrada y los empleos son de peor calidad; hablan de que “el Transantiago nos cambiará la vida” y lo hace pero para peor; aumentan y aumentan los recursos en salud y educación centralizada que se despilfarran en funcionarios y burócratas que se dan la vuelta y no hacen su trabajo…

El Estado socialista se ha convertido en una pesada e insoportable carga económica que tenemos que pagar todos los contribuyentes. Hablan de apretarse el cinturón, ser austeros en el gasto y reducir el déficit en las instituciones, mientras cenan en los mejores restaurantes, viajan por el mundo con viáticos generosos, se visten principescamente…Y todo sale del bolsillo de los ciudadanos. La demagogia es un negocio muy rentable.

Las políticas socialistas generan grupos que usan el poder para sus propios fines

Quizás donde más daño provocan las políticas socialistas es en la generación de distintos grupos sociales que se transforman en grupos de poder enquistados en el aparato estatal, no para defender los intereses de todos sino sus propios y privados intereses.

Así, tenemos grupos de poder como el colegio de profesores siempre pidiendo más regalías para hacer menos trabajo; los trabajadores fiscales pidiendo aumentos de salarios sin aumentos de productividad; los trabajadores del cobre siempre atentos a aumentar sus beneficios…Es claro que trabajar en una empresa estatal me asegura estabilidad a todo evento, haga o no mi trabajo, y la posibilidad de presionar ilegalmente por “más derechos”.

Y con demasiada habitualidad el botín fiscal se transforma en el objetivo perverso de las campañas electorales. Ya no interesa el sueño, interesa la “teta fiscal” que me alimentará a mí y a los míos mientras me voten.

Los socialistas son incapaces de pensar en el interés general antes que en el suyo propio, por lo que seguimos perdiendo musculatura económica, competitividad internacional y se siguen resistiendo a modernizar nuestra infraestructura e institucionalidad.

Las políticas socialistas crean una sociedad resignada, pesimista y que no cree en si misma.

Las consecuencias de todos estos años de políticas socialistas ya son evidentes. Han creado una sociedad indolente, marcada por el desgano, resignada y pesimista que hará más dificultoso volver a creer en sí misma.

Se hace absolutamente indispensable un cambio radical en el modelo de gestión pública; se requiere un giro radical en las actitudes que sirva para motivar y crear los climas de confianza necesarios, que empujen e impulsen a las personas a progresar, a emprender, a crear riqueza y bienestar para todos.

La llegada del gobierno de Piñera era el primer paso para el cambio, pero no se percató del enorme lastre que significan 20 años de políticas socialistas. Pero, hay que caminar paso a paso para que el cambio comience a ser posible.

¡Necesitamos ideas liberales para revertir este estancamiento y mal ambiente!. Esta es la clave. Y para eso necesitamos un gobierno que luche por ideas como la libertad, la prosperidad y el aumento de bienestar.

La solución: una gran reforma liberal.

Como país, no necesitamos más políticas auto-denominadas progresistas, sino que necesitamos auténticas políticas de progreso que beneficien a todos.

La única y válida protección social no es la socialista, asistencialista y que empequeñece, sino el acceso a un ambiente de oportunidades iguales para que todos tengan la opción de luchar y alcanzar su bienestar con sus propias manos. Y para eso necesitamos una gran reforma liberal.

En su esencia, la política liberal es social porque:

1.    Al defender y potenciar el Estado de Derecho se protegen las libertades individuales de los débiles ante la arbitrariedad de los más fuertes;
2.    Al defender la Economía de Mercado se aumenta la igualdad de oportunidades para todos;
3.    Al profundizar la Economía de Mercado por medio del desmantelamiento de la excesiva regulación se reducen las barreras de entrada y salida, y la excesiva concentración económica;
4.    Al limitar el tamaño del Estado se impide el abuso de ciertos grupos de poder que presionan para aumentar sus beneficios privados a costa del beneficio de todos;
5.    Al impedir los intentos de fusiones y los monopolios, incluso en el mercado laboral, se sientan las bases para generar empleos por medio de emprendimientos de valor;
6.    Al asegurar la estabilidad de la moneda se reduce la carga sobre los más pobres;
7.    Al oponerse a políticas socialistas redistributivas que sólo sirve a los intereses imaginables de los grupos de poder enquistados en el aparato estatal, se asegura que los recursos se dirigirán de una manera sostenida para que las personas comiencen a caminar por si mismos;
8.    Al reducir la carga tributaria se recrea un flujo generador de riqueza que se puede destinar a nuevos emprendimientos de valor;
9.    Al reducir las políticas socialistas redistributivas se crean espacios para la solidaridad en el sitio que le corresponde, el ámbito privado, combatiendo la falsa idea de que esta solidaridad sólo puede ser organizada por parte del Estado;

En resumen, una política liberal debe reparar en buena parte los daños que han provocado las políticas socialistas implementadas en estos años.

Los liberales consideran como “social a todo aquello que protege los derechos e intereses legítimos de los miembros más débiles de la sociedad frente a los más poderosos”. Por lo tanto, una reforma liberal representa un proyecto social extraordinario en términos de la liberación de energías creativas de la población por medio de la entrega de la mayor libertad posible a cada uno de los ciudadanos. Y las bases para esta reforma liberal son:

PRIMERO: Profundizar el Estado de Derecho.

La prosperidad será alcanzada asegurando la igualdad de derechos por medio de leyes e instituciones adecuadas que defiendan a los más débiles de los más poderosos. Es la profundización del Estado de Derecho en el que todos somos iguales ante la ley y, en especial, recalcando que los más grandes y poderosos tienen los mismos derechos que los más  pequeños y débiles.

Es decir, leyes e instituciones que defiendan a los pequeños de los excesos de los más grandes, estén donde estén, con instituciones con recursos e infraestructura adecuadas:
·       Crear una institucionalidad e instituciones empoderadas para que fiscalicen a las empresas del sector privado, y en el caso de mal comportamiento, las lleven a la justicia en los más breves plazos, y con las multas más elevadas posibles para disuadir futuros comportamientos similares.
·       Crear la figura del Ombudsman, Comisionado o  Defensor del Pueblo que supervise el cumplimiento de las leyes por parte de los funcionarios del gobierno y de la justicia,  evitando los abusos, demoras y atropellos ciudadanos.
·       Potenciar el rol fiscalizador de la Contraloría para que profundice el control sobre todo tipo de instituciones públicas sin excepciones de ningún tipo.

SEGUNDO: Profundizar la Economía de Mercado.

La Economía de Mercado es infinitamente superior a todas las demás alternativas económicas puesto que es la única capaz de generar prosperidad y crecientes niveles de bienestar general, por medio de la liberación de las energías y el potencial creativo de los talentos que están diseminados en la sociedad.

Pero, no basta con defender la Economía de Mercado, sino que se debe profundizar el marco normativo de funcionamiento, pero evitando intervenir en los mercados. Un adecuado marco normativo es responsable de sentar las bases y las reglas de una sana competencia, que no presupone un determinado resultado, excepto que sean los más eficientes los que perduren en los mercados.

La Economía de Mercado genera resultados justos si existe un amplia y extendida competencia; reglas justas, conocidas y aceptadas por todos. En cambio, los socialistas intervienen en los sistemas económicos para “proteger” a algunos agentes pero terminan causando un enorme daño en términos de desempleo y concentración económica.

Rechazamos el discurso socialista del rechazo al lucro en la educación, porque el lucro es el motor capaz de ofrecer bienes y servicios de enorme valor para los usuarios, clientes y consumidores. Es cierto que hay problemas en la oferta de educación superior, pero no es menos cierto que gracias a dicha oferta muchos chilenos han podido mejorar sus oportunidades laborales.

Una breve digresión. En la década del ’70 del siglo pasado, para disponer de una línea telefónica la persona debía inscribirse en una especie de lista de espera y esperar años para que la Compañía de Teléfonos de Chile hiciera las inversiones necesarias para aumentar la cobertura. Y era lógico puesto que la ausencia del lucro lleva a una lentitud pasmosa a los proveedores, ¿para qué acelerar el proceso?. Y lo mismo vemos en las empresas públicas actuales si no cuentan con gerentes muy motivados.

Una vez privatizada la CTC, las personas disponían de una línea telefónica de una día para otro. Este es el poder del lucro que moviliza recursos a aquellas instancias que generan retornos.

Por tanto, y haciendo el símil, ¿alguien, que no sea socialista, puede creer que la educación mejorará si la estatizamos por completo?, ¿cree alguien que los mismos profesores de hoy provocarán el cambio educacional que Chile necesita?, ¿cree alguien que las mismas familias de hoy provocarán el cambio educacional?...

La búsqueda del lucro es el motor que llevará a la sociedad a tomar las decisiones adecuadas: un profesor evaluado como excelente debe recibir un alto ingreso y su comportamiento será replicado por otros profesores; una familia con hijos educados de alta renta serán replicados por otras familias que desean eso para sus hijos. Y así hasta el infinito.

TERCERO: Profundizar la estrecha relación entre el Estado de Derecho y la Economía de Mercado.

La Economía de Mercado debe estar al servicio de los más débiles, pero los socialistas han convencido a parte de la sociedad de que “el Mercado es  cruel e injusto”. Y por eso promueven regulaciones que solo concentran la riqueza y hace más fuertes a los más fuertes.

Siempre los extremos se tocan. En ausencia de regulación, los más fuertes se apoderan del mercado despojando a los más débiles a cara descubierta, pero con un exceso de regulación estatal, son los más débiles los que quedan fuera de los mercados porque no pueden competir con dichas condiciones.

Para poder desplegar todo su potencial, el Mercado necesita orden: reglas de competencia claras y conocidas por todos que impidan ventajas desleales a través del engaño, la violencia o acuerdos contrarios a la libre oferta; normas confiables en materia de deudas, información, acuerdos, responsabilidades y otras similares.

Es decir, la Economía de Mercado debe darse un régimen de Estado de Derecho estricto para defender la libertad y el acceso a las oportunidades.

Una conclusión.

La llegada del gobierno de Piñera era el primer paso para el necesario cambio que necesitamos como sociedad, pero debemos tener presente el enorme lastre que significa gobernar después de 20 años de políticas socialistas. Pero, los pasos hay que darlos de a uno para emprender el camino hacia una sociedad de oportunidades y justicia individual.

Todo es posible y para eso necesitamos ideas liberales para revertir este estancamiento y mal ambiente. Esta es la clave. Y este gobierno debe luchar por ideas tan nobles como la libertad, la prosperidad y el aumento de bienestar para todos indistintamente. Y debe comunicarlo en todas las instancias posibles.

Como país, no necesitamos más políticas auto-denominadas progresistas, sino que necesitamos auténticas políticas de progreso que beneficien a todos, las reformas liberales.

sábado, 16 de julio de 2011

EL ODIO AL LUCRO DE LOS SOCIALISTAS


Respecto de las demandas estudiantiles, los socialistas se han olvidado que durante 20 años estuvieron en el gobierno y nada hicieron para producir reformas y cambios que modificaran la calidad de la educación. Es más, dicen estar en contra del lucro pero son golosos devotos del lucro personal.

Por ejemplo, el senador Lagos Weber ha indicado que "lo que no es aceptable es que yo le dé una beca a estudiantes que vayan a una institución privada con fines de lucro y esa institución a fines de año cuando tenga una utilidad, esa utilidad se gasta en una casa playa o en un auto último modelo…Esto, a diferencia de una universidad estatal como la de Valparaíso o la Católica de Valparaíso que cuando tienen una utilidad la reinvierten en educación".

En cambio, este mismo socialista no se cuestiona que los salarios y rentas de que disfrutan los políticos les permita comprar propiedades, tener acciones, viajar por el mundo. En otras palabras, el dinero de los contribuyentes se convierte en lucro privado para estos “servidores públicos desinteresados”.

La tesis es la siguiente: A los socialistas les molesta el lucro ajeno pero son ávidos para el lucro propio aún a costa del dinero de los contribuyentes.

El lucro en educación superior

De acuerdo al texto refundido, coordinado y sistematizado de la ley nº20.370 con las normas no derogadas del decreto con fuerza de ley nº 1, de 2005 dfl núm. 2, presentado en Santiago, 16 de diciembre de 2009, en el Art. 53 se indica que “las universidades, los institutos profesionales y los centros de formación técnica estatales sólo podrán crearse por ley. Las universidades que no tengan tal carácter, deberán crearse conforme a los procedimientos establecidos en esta ley, y serán siempre corporaciones de derecho privado, sin fines de lucro para el efecto de tener reconocimiento oficial”. (Ley Nº 18.962 Art.30 D.O. 10.03.1990)

Existe la certidumbre que, al igual que muchas leyes en Chile, esta ley no ha sido cuestionada a fondo hasta ahora. Y Lagos asume lo que la Concertación no hizo antes indicando que "este es un tema que no se ha enfrentado y que viene de muchos años y hago la autocrítica y asumo el costo, pero el tema no me inhabilita para decir dónde está el lucro y sancionémoslo".

El odio al lucro ajeno del socialismo.

Es decir, para los socialistas el problema está en el lucro que puedan obtener algunas instituciones. Por eso, Lagos plantea que "aquí el gobierno decidió modificar una norma y no aplicar controles para que no vuelva a ocurrir". Agrega que "creo que no hay que derogar la ley como esta hoy día, no quiero cambiarla…Entonces, cuando el Gobierno habló de transparentar el lucro, yo pensé que iba a decir que aquí había lucro y lo fiscalizaremos o sancionaremos".

Además, Lagos indicó que "el Presidente a lo que llamó fue a un debate nacional sobre el tema del lucro, pero claramente se abrió a derogar el lucro que hoy se prohíbe en la educación universitaria".

¿Qué hay de malo con el lucro?, ¿Por qué es tan vilipendiado por la lacra socialista?. Algunos han instalado en el imaginario colectivo que el lucro es casi una obscenidad; otros que se precian de intelectuales lo encuentran despreciable; algunos empresarios en público se avergüenzan de él; los curas de izquierda plantean que "no debe haber lucro, porque es contrario a los designios de Dios". Y este odio al lucro surge de nuestra sempiterna pobreza mental y material.

Nuestro continente y Chile con ellos, han estado sumidos permanentemente en la implementación de políticas socialistas que han permitido sembrar y cosechar pobres en cantidades de exportación (¡y exportamos a los peores de ellos en términos de pícaros y ladrones!). Y estas políticas socialistas nacen de la ignorancia económica que generan la absurda idea que solo mediante la solidaridad y la “buena política” se puede llevar la prosperidad a una cierta sociedad.

Pero, los resultados históricos de las políticas socialistas generan una realidad marcada por el retraso económico, una apatía generalizada y un intento de los más jóvenes de escapar de tan infausto destino. Y todo porque la “buena política” es imposible que se implemente en este estado de la evolución humana.

La “buena política socialista” requiere de “hombres nuevos y buenos” que no existieron, no existen y no existirán jamás. Algunos tienen buenas intenciones pero el camino al infierno está tapizado de buenas intenciones.

Y, al final, esa “buena política socialista” termina siempre conducida por una élite de ambiciosos y sus grupos de poder que no trepidan en usar los recursos estatales para satisfacer su intereses privados y perpetuarse en el poder, embriagando a la plebe con la demagogia del discurso de la “revolución proletaria” en todas sus formas y con múltiples subsidios de corte asistencialista y paternalista.

Una vez que estos ambiciosos socialistas llegan al poder, subyugando a la masa con mucho pan y circo, logran imponer sus decisiones restringiendo las libertades individuales, limitando el espacio para que las personas tomen decisiones privadas, e imponiendo sus visiones basadas en la ignorancia. Es el comienzo del fin porque la prosperidad no llega por decreto sino que por medio de la conducta agregada de cientos y miles de personas que, por medio de la “mano invisible”, generan riqueza en base a su propio esfuerzo, sin regalías.

Así, la “bondadosa acción socialista” termina ocasionando estragos en el espíritu de las personas que dejan de trabajar para pensar en cómo sacar provecho de la repartija de bienes. Solo recordar que los peores males padecidos por la humanidad siempre han tenido fines altruistas.

El afán de lucro, en cambio, siempre tiende al bien y conduce a la prosperidad más eficazmente que la errónea creencia de que algunos funcionarios y burócratas bienintencionados harán más si actúan sin fines de lucro. El interés particular es parte de la naturaleza humana y dirige la acción de virtuosos y pecadores, de egoístas y altruistas. El afán de lucro impulsa a las personas, no por bondad, sino por su propio interés, a servir a sus semejantes lo mejor posible. Esta admirable realidad comúnmente pasa desapercibida.

El lucro o beneficio cumple la función social clave de obligar a los empresarios, por su interés personal, a servir a la sociedad produciendo bienes y servicios de la mejor calidad y al menor precio. Los empresarios que no satisfacen a sus clientes incurren en pérdidas y quiebran; los colegios que no tienen buenos resultados de sus estudiantes dejan de recibir nuevos alumnos.

En cambio, en las empresas y organizaciones sin fines de lucro no existe ningún estímulo real que las induzca a ofrecer un mejor servicio, porque ¿Qué puede estimular a una de estas empresas a ofrecer algo mejor?.

Ejemplo 1. Una organización sin fines de lucro no tiene ninguna motivación para ofrecer mejores bienes y servicios. El Servicio de Salud del Medioambiente, institución pública, no tiene ningún incentivo para mejorar sus servicios porque su productividad no depende de sus resultados.

Ejemplo 2. Un colegio sin fines de lucro no tiene ninguna motivación para ofrecer mejores servicios educativos. Un colegio público municipal recibe los ingresos por cantidad de alumnos matriculados y no por resultados, por lo que no le interesa mejorar sus servicios.

Por lo tanto, el lucro cumple una función económica esencial dado que es la fuerza que impulsa la creatividad, la innovación, el progreso tecnológico, la asignación óptima de los recursos, eleva la productividad y los salarios y mejora la calidad de vida. Exige a las organizaciones perfeccionar continuamente sus productos y reducir sus costos de producción, desarrollando métodos más eficientes, con el fin de bajar sus precios y aumentar sus ventas. Y cuanto más bajan sus precios por aumentos de productividad, mayor es el beneficio social.

Si se desea mejorar la educación no se puede pretender profundizar un esquema fracasado como la “educación gratuita y de calidad”.

La especie humana es diversa y variada en potencialidades y talentos. Ningún individuo es igual a otro y si se pudiera clasificarlos, con toda probabilidad obtendríamos una campana de Gauss en términos de la distribución de alguna variable. Por ejemplo, respecto de alguna habilidad, siempre existe un 5% de personas con enormes talentos –los genios- y un 5% de personas sin talentos, mientras el 90% restante tiene una distribución variada. En la práctica del futbol hay talentos como Messi y Sánchez, y otros menos dotados que calientan banca. Esta es una característica de la especie humana: su variabilidad en cualquier factor.

Y respecto de la educación pasa exactamente lo mismo. La educación, per se, debe generar desigualdad. La única manera de generar igualdad en el proceso educativo es no enseñarle nada a nadie: igualdad en la ignorancia, la carne de cultivo de las actuales protestas.

El proceso educativo es un proceso piramidal, y a la cúspide siempre deben llegar los más capaces que son los que terminarán ostentando una educación de calidad y estándares más elevados que otros…¡No todos pueden acceder a una educación de calidad porque no todos tienen los mismos talentos!.

Si podemos exigir que todos tengan las mismas oportunidades de acceso y que no se discrimine por variables ajenas a la habilidad que queremos formar: si queremos deportistas de nivel mundial se deben financiar las carreras de los mejores; si queremos músicos debemos financiar las carreras de los mejores; si queremos los mejores ingenieros debemos financiar a los mejores…Pero, no podemos financiar a estudiantes vagos que no les gusta el estudio; no podemos financiar a malos deportistas solo porque son afines a cierta tendencia política…

Y con desafortunada frecuencia los grupos de poder terminan financiando bolsones de ineficiencia. En una oportunidad, una persona me comentaba que para participar en los proyectos de la Conicyt, se debía incorporar al equipo del proyecto a profesionales de cierta universidad, porque los que elegían habían estudiado en esa universidad. Es decir, un grupo de poder se apodera de cierta institución y aplica criterios que favorecen a los suyos.

La educación de calidad es una cuestión personal y es una necedad pedirle al Estado que se responsabilice de ello. Y lo anterior puede quedar más claro con el siguiente caso: Mauricio es un muchacho que no terminó su enseñanza media (llegó solo hasta primero medio) y no tiene interés en terminar, pero no puede trabajar porque no tiene la licencia. Recordemos que en el gobierno del socialista Lagos se decretó la enseñanza media obligatoria (¡iniciativa con muy buenas intenciones!) pero que impide que muchachos como Mauricio, sin interés en el estudio, pueda trabajar. Mientras tanto es un vago que fuma y bebe con sus amigos en la misma condición, sin oportunidades de surgir mediante su esfuerzo. Le han cortado los brazos.

El lucro y la competencia son claves en educación. En mercados competitivos, la búsqueda del lucro evita a la gente depender de la generosidad y honradez de los empresarios para obtener los bienes y servicios que necesitan porque la competencia asegura que los proveedores que mejor sirven las necesidades de las personas obtengan las mayores ganancias, realicen las mejores inversiones, mejoren su eficiencia, creen más empleos y prosperen. Persiguiendo su propio interés, promueven el bienestar social y es el caso de los colegios privados elegidos incluso por los socialistas para matricular a sus propios hijos.

En cambio, la vocación de “servicio público desinteresado” de los políticos es una mentira que no resiste análisis porque al igual que todos, solo buscan su propio interés. En el caso de los políticos, su ingreso es a todo evento, trabajen o no trabajen, no depende de cuán bien lo hagan por lo que no están obligados a servir a las personas de la mejor manera posible. El principal incentivo de los políticos es permanecer en el poder y por eso siempre defienden los intereses de los grupos de presión que los eligen cayendo en el paternalismo y asistencialismo enfermizo, a costa de todos.

Una corta conclusión.

Finalmente, la célebre frase “educación pública y de calidad” es una verdadera falsedad. Suponiendo que es acertado que todos deben tener acceso a las mismas oportunidades en educación, también resulta acertado que no todos alcanzarán los mismos rendimientos, y esa disparidad provocará una desigualdad natural.

Educación gratuita. El acceso a la educación superior puede ser gratuito, pero, no se puede pretender que todo el mundo ingrese a la Universidad lo que no es viable financiera ni operacionalmente. No se puede educar a la masa de una manera uniforme y siempre existirán algunos que avanzarán más rápido y más lejos que otros. En otras palabras, todos pueden ingresar, pero el nivel educativo debe ser tal que solo los mejores puedan continuar.

Educación de calidad. La sociedad debe asegurar una educación elemental o básica de primer nivel para todos, pero en los tramos superiores educativos cada individuo debe seguir el camino que sus capacidades naturales le permiten.

Por lo tanto, el modelo educativo debe ser modificado, pero, en conjunto con la matriz socio-económica que nos rige para generar un ambiente que ofrezca múltiples oportunidades a todos los talentos naturales de la especie humana.

¿Y, como lo hacemos?...¡Por medio del lucro!. Un muchacho con talento para el deporte encontrará en ese camino un retorno financiero muy superior que si se dedicara a estudiar; un muchacho con talento para el estudio encontrará un mejor retorno en estudiar; un muchacho con talento musical encontrará un mejor retorno en hacer música…y así hasta el infinito.

El lucro guía las conductas humanas para desarrollar el potencial de los individuos, mientras que aquellos que odian el lucro ajeno solo quieren más espacios para incrementar su lucro privado. No nos dejemos engañar.

martes, 12 de julio de 2011

¿APROVECHARÁ LA OPORTUNIDAD PIÑERA?


Piñera, el individualista empresario y presidente
Los más advertidos siempre han sabido que Piñera llegó al gobierno para cumplir un deseo muy personal. Millonario, y con todas sus necesidades cubiertas solo le quedaba una meta por alcanzar: ser Presidente de la República en el período del Bicentenario. Y lo cumplió. Y la noche de su elección se sintió satisfecho consigo mismo.

Las debilidades de Piñera.

También es sabido que Piñera no es un producto neto de la derecha política sino un DC de la más rancia especie, quizás el último DC, porque puesto que, mientras en el resto del mundo, este partido es de derecha, en Chile es un partido de izquierda, lo que no se adecuaba a los instintos y actividades de un empresario ambicioso, agresivo e individualista.

Y buscó en RN la cabeza de playa para desembarcar sus ambiciones políticas una vez lograda la independencia económica. Llegó a ser senador y presidente del partido, respaldado por los millones de pesos que aportaba en forma discrecional a sus propias campañas. Recuerdo que para la segunda vuelta de su disputa con Bachelet, en la sede de Antonio Varas de RN todo el mundo estaba expectante respecto a las actividades de la segunda ronda que no tomaba el partido sino que eras decisiones de Piñera dado que la campaña la financiaba exclusivamente él. Y como en aquel momento no tenía confianza en la segunda vuelta con Bachelet, financió una campaña de bajo nivel.

En realidad, a Piñera nunca le interesó RN como partido, con su propio ideario, sino como un escalón para lograr su sueño político. Gracias a sus recursos económicos, puso al partido a su servicio, y esta es una de sus características de su excesivo individualismo.

¿Por qué importa lo anterior?. Porque él creía que el gobierno también se pondría a su servicio. Su personalidad individualista no sabe de negociaciones, no sabe armar consensos ni participar en grupos de iguales, por lo que la primera y la última palabra siempre la tiene él. En el ámbito de los negocios esa característica funciona, pero en política se lucha para imponer idearios.

Y no exageramos si planteamos que Piñera no participa en política para plasmar un cierto ideario político, sino para imponer el “piñerismo” porque su único principio de vida es el individualismo.

Pero, dirá alguien, ¿y el grupo Tantauco?. Este fue un grupo formado por fuera del partido RN, y en base a personas de la confianza de Piñera, María Brahm y Cristian Larroulet. Este grupo estaba conformado por 1.200 profesionales y 36 comisiones que, durante dos años, trabajaron para elaborar el programa de gobierno de Piñera. Una vez elegido presidente sirvió para surtir los diversos cargos de gobierno, mientras los partidos que lo apoyaron, RN y la UDI, solo eran consultados como un mero formalismo.

Piñera siempre estuvo involucrado en la labor del grupo Tantauco, y se reunía periódicamente con los responsables de las comisiones para conocer avances, hacer correcciones y pedir profundizaciones. Un conocido que participó en dicho grupo comentó en cierta oportunidad que “llevaba meses pidiéndole una cita a Piñera, sin conseguirlo”. Piñera solo se reunía con sus incondicionales más cercanos para involucrarse en los temas relativos a la crisis económica, el desempleo, salud y educación.

¿Educación?. Si, también le interesaba la educación pero como trabaja con un grupo de “yes-man”, no ha sido capaz de ver todas las aristas de un problema que se les escapa de las manos. O, mejor dicho, se le escapa de las manos al ministro Lavín porque la actitud de Piñera había sido de una pasmosa falta de proactividad y de acciones concretas, dejando solo al ministro Lavín enfrentar un tema país sumamente sensible.

¿Acuerdo o Propuestas en Educación?

Y esta semana que recién termina, ha despertado de su letargo, presentando su propuesta de un Gran Acuerdo Nacional por la Educación (GANE) (¿propuesta o acuerdo?). Consiste en la creación de un Fondo para la Educación, por un monto de 4.000 millones de dólares, orientado principalmente a los estudiantes de la educación superior. La enseñanza pre-básica, básica y media no recibieron mucha dedicación.

En lo medular, dará un financiamiento más económico para llegar a la educación superior; se va reestructurar el crédito con aval del Estado; se aumentarán las becas para la educación técnico-profesional; ampliación de las becas de estudio para los alumnos más pobres y reducir los intereses de los créditos con que los  alumnos de mejores ingresos financian sus aranceles universitarios. Y, rechazó estatizar la educación y volverla  gratuita, como piden los estudiantes.

En resumidas cuentas, mientras los estudiantes marchan y radicalizan sus propuestas, Piñera presenta su propuesta con el nombre de acuerdo elaborado y que muestra un escaso acercamiento a los que protestan. En vez de mejorar, está apagando el incendio con bencina. Podría aprovechar esta crisis y convertirla en una gran oportunidad. Y, al mismo tiempo, aprovechar a una oposición desenchufada.

La Concertación unplugged

Hasta el momento, Piñera no está actuando en forma proactiva para enfrentar las demandas estudiantiles. Lo extraño es que la Concertación izquierdista solo está preocupada de enfrentar las próximas elecciones municipales y se han estado reuniendo durante la semana pasada para llegar a un acuerdo clave: un solo candidato a alcalde validado por el mecanismo de primarias. Y están muy interesados en que a este pacto electoral y programático, se agregue el PRO de Enríquez Ominami, con el fin de que la votación de izquierda no se disperse.

La actual oposición no tiene sustento futuro. Un personaje secundario de la Concertación le comentaba a un militante que “debes tener paciencia…este gobierno no tiene futuro, y la Concertación volverá dentro de 3 años…aguántate y volverás a las pegas”.

En otras palabras, la Concertación muestra con claridad su total ausencia de ideario. Es una agrupación desenchufada.

La oportunidad de Piñera.

La palabra “oportunidad” viene del vocablo latino “opportunitas”, conformado por las palabras “op” que significa “antes” y “portus” que significa “puerto”. Así, la oportunidad significa llegar a un puerto seguro, luego de una travesía por el mar, y aprovechar sus placeres. Es decir, oportunidad representa el momento o tiempo indicado o conveniente para efectuar una acción con resultados positivos.

Piñera y Lavín presentando el GANE
Las demandas estudiantiles son una instancia increíble para convertir una crisis en una gran oportunidad. Y por eso, Piñera debe salir al ruedo para empoderar al ministro Lavín y evitar que enfrente por sí solo las revueltas sin contar con el apoyo claro, público y explícito del presidente. Lo más terrible es que las personas tengan la percepción de tener un presidente ausente y que no desea “quemarse” en el conflicto, prefiriendo  hacerse a un lado.

Pero, debe superar su excesivo individualismo y empoderar a su ministro Lavín para generar consensos. La educación es un problema de todos, y requiere la participación de todos para lograr alcanzar acuerdos que vayan en el sentido correcto, evitando los sesgos ideológicos que la izquierda ha podido sembrar en las mentes de muchos jóvenes y que son usados como armas de combate. Por ejemplo, el “no al lucro en educación”, “educación gratuita”, “equidad en la educación”, etc. Afortunadamente, existe una reserva importante de personas y familias que son sensatas y que esperan cambios que redunden en el beneficio de todos.

La educación es considerada un factor condicionante del desarrollo económico de las sociedades y las personas. Por ejemplo, el año 343 a.C. el rey de Macedonia Filipo II invitó a Aristóteles a hacerse cargo de la educación de su hijo Alejandro, que entonces contaba trece años de edad y que probablemente dejaba ver ya en su carácter la inteligencia y audacia que demostraría luego. Filipo deseaba para su hijo y heredero una esmerada formación, un buen dominio de la palabra, cultura y educación helénicas, mejor que la que él mismo había tenido en su bárbara Macedonia, y por eso deseaba procurarle un preceptor de gran altura intelectual.

Es decir, desde lo más remoto de la historia humana, la educación ha sido estimada y perseguida como un verdadero tesoro. Sin embargo, en la actualidad, persiste la impresión general que la educación es un gran desastre, y que en vez de progresar, ¡retrocedemos!.

Por eso, Piñera tiene la gran oportunidad de presentar propuestas acordadas, y no imposiciones que solo tienen por meta responder a los intereses de los grupos de poder que están en las calles. ¿Y la educación pre-básica y básica?.

El problema no está en la educación superior está en la educación elemental.

Cualquier propuesta no puede centrarse en las últimas etapas del proceso educativo, sino en las etapas primeras. Las familias confían en las escuelas, colegios, institutos y universidades para preparar a sus hijos para la vida del futuro. Todos plantean que una mala educación castra las capacidades de nuestros niños y niñas para interactuar en el exigente mundo del mañana. Todos presionan a los jóvenes para que sigan estudiando, y les machacan insistentemente que “hoy, más que nunca, tu futuro depende casi exclusivamente de tu educación”.

Y esa es una de las razones para que los jóvenes marchen por las calles: un futuro castrado debido a la falta de oportunidades de acceso a la educación.

Sin embargo, a pesar de estos argumentos a favor de la educación seguimos teniendo colegios y escuelas que funcionan con la lógica industrial del siglo pasado, mientras la informática cambia nuestro mundo. En otras palabras, tenemos escuelas que funcionan como fábricas del siglo pasado para generaciones que jamás trabajarán en una fábrica, sino en ambientes virtuales con exigencias totalmente diferentes.

Las sociedades humanas deben preparar a sus jóvenes para una vida adulta impredecible. El futuro nos asalta desde todos los frentes posibles, y necesitamos una educación libre de limitaciones y trabas de modo que los más fuertes y capaces lideren y marquen el camino para los demás. Pero, si implementamos una sociedad fuertemente regulada y estatizada, tendremos como resultado a una sociedad estancada y conservadora que no explorará nuevos caminos de desarrollo sino que seguirá haciendo lo mismo de siempre. Y una educación pública tiene el peligro de caer en las manos de los “hombres buenos y nuevos del socialismo” tipo Gajardo, Escalona, y similares.

En una sociedad estancada y conservadora, la manera adecuada de preparar a un niño es entregándole los mismos conocimientos del pasado, porque como la sociedad está estancada, los mismos le servirán para el futuro. Por eso, la educación se entregaba al comienzo por la familia y luego por las iglesias.

Con la llegada de la industrialización, se comenzaron a necesitar nuevos conocimientos, habilidades y capacidades que las familias y las iglesias ya no podían aportar. Y así surge la educación en masa por medio de escuelas que preparan a los niños para el nuevo mundo de la producción en serie y de las máquinas automáticas; en el que se requiere disciplina colectiva; en el que el reloj y la sirena de la fábrica son los que regulan los ciclos vitales. ¿Qué sistema escolar tenemos en mente?. Pues, una escuela que semeje una fábrica.

Pero, ya no podemos seguir teniendo fábricas como escuelas o escuelas como si fueran fábricas.

Esta es la gran oportunidad para que Piñera se inscriba en la historia como el gestor de un revolución educacional. Pero, si persiste en los acuerdos negociados entre cuatro paredes sin involucrar a la sociedad como un todo, el fracaso y las propuestas de corte socialistas serán las opciones más viables. 

¿Podrá Piñera superar su sempiterno individualismo y excesivo ego que le hace mirarse al espejo y enamorarse de su reflejo?