Una vez más, Bolivia ha planteado su demanda marítima en el marco de la 41 Asamblea General de la Organización de los Estados Americanos (OEA) instando a Chile a "una negociación pronta y definitiva al enclaustramiento marítimo boliviano…Si existe voluntad real de encontrar una salida al enclaustramiento marítimo boliviano, demando fraternalmente al señor canciller de la República de Chile el establecimiento inmediato en el día de hoy de un proceso de negociación bilateral, formal, sobre una propuesta escrita, factible y útil, teniendo como testigos a todos los países de la Organización de Estados Americanos”. Y, concluyó, lamentando que Chile tenga una política exterior "cifrada en encuentros entre altas autoridades con fines mediáticos" y una "diplomacia evasiva".
Por su parte, el canciller chileno Moreno rechazó la petición recordando que Bolivia firmó un tratado en 1904 y que está "plasmado en su nueva Constitución… desgraciadamente no es posible ni aceptable para mi país, ni para el ordenamiento jurídico internacional, el establecer una negociación sobre el tema…Chile ha señalado muy claramente que no está en condiciones de otorgar a Bolivia un acceso soberano al océano Pacífico, menos aún sin compensaciones. No hay ningún ejemplo de otros países del mundo que hayan hecho algo semejante". Concluyó, señalando que lo que "se requiere es un nuevo esfuerzo para proseguir el diálogo, sorpresivamente interrumpido, y volver a enfocarlo hasta situaciones útiles para el pueblo boliviano".
En estricto rigor, estamos ante un problema bilateral, sin ninguna posible solución consensuada. Resulta irresponsable, desde el punto de vista del derecho, continuar con esta obra de teatro que tienen Chile y Bolivia. Esto nos lleva a plantearnos la siguiente pregunta: ¿qué motiva a los gobiernos y políticos bolivianos a reiterar este reclamo unilateral existiendo un tratado plenamente vigente?, ¿de dónde viene esa característica de no respetar los acuerdos?, ¿cuál es la gran vergüenza de Bolivia?.
Las razones de Bolivia.
Bolivia cuenta con una economía focalizada principalmente en la extracción y exportación de materias primas. El PIB per cápita es uno de los más bajos de América Latina siendo considerado como un país de ingreso mediano bajo y sus actividades económicas más importantes son la minería y la extracción de gas natural, ambas pertenecientes al sector primario.
Tiene una superficie de 1.098.581 km²; una población de 10.426.160 de habitantes, y un PIB per cápita de US$1.847.
Al perder su extensión de costa marítima conocida como Departamento del Litoral tras la Guerra del Pacífico, Bolivia ha mantenido históricamente como política de estado la reclamación territorial a Chile de una salida soberana al océano Pacífico y su espacio marítimo. La Constitución Política de 2009 establece que el Estado boliviano declara su derecho irrenunciable a una salida al mar y que su objetivo es de solucionar el diferendo marítimo pacíficamente.
El planteamiento de Bolivia es el siguiente:
1) Es el único país mediterráneo en América del Sur sin comunicaciones marítimas con el exterior continental.
2) La pérdida de la costa marítima como resultado de la guerra del Pacífico, significó para Bolivia la baja y deterioro de su economía global (minerales como estaño, plata, cobre y otros estratégicos metales de su zona andina y, en la costa, los grandes depósitos de guano y salitre).
3) La amputación territorial establecida por el vencedor de la guerra, Chile, fue basada en la política del “vencedor sobre el vencido” y cortó abruptamente la posibilidad a Bolivia de desarrollarse y articularse al mercado mundial al no contar con su antiguo puerto de Cobija que Simón Bolívar lo designara como límite con Chile lo que le significaba distancia favorable y relativo bajo costo. A raíz de la guerra del Pacífico, Chile se apoderó de 120.000 km. cuadrados y 400 kilómetros de costa.
Las razones de Chile.
La Guerra del Pacífico terminó para Bolivia el 26 de mayo de 1880 y la contienda la siguió Chile sólo con el Perú que, a partir de entonces, no recibió de Bolivia ninguna ayuda. Al final, Chile y Perú firmaron un tratado de paz en 1883.
La derrota definitiva de Perú, hizo que Bolivia se aviniera a firmar con Chile, el 4 de abril de 1884, un Pacto de Tregua, "destinado a preparar y facilitar el ajuste de una paz sólida y estable". Mientras, el Pacto declaraba suspendidas las hostilidades y sujetaba al "régimen político y administrativo que establece la ley chilena, los territorios comprendidos desde el paralelo 23 hasta la desembocadura del río Loa en el Pacífico".
Tras largas negociaciones, se firmó en Santiago, el 20 de octubre de 1904, el tratado definitivo de paz entre Chile y Bolivia. Por él se consagró "el dominio absoluto y perpetuo de Chile" en todos los territorios ocupados en virtud del Pacto de Tregua. Bolivia recibió, en cambio, indemnizaciones económicas apreciables y amplias facilidades de tránsito comercial por el territorio chileno.
Por lo tanto, está absolutamente vigente el Tratado de Paz y Amistad entre Chile y Bolivia, suscrito en Santiago, el 20 de Octubre de 1904; ratificaciones canjeadas en La Paz, el 10 de Marzo de 1905; promulgado el 21 de marzo de 1905 y publicado en el "Diario Oficial" Nº 8.169, de 27 de Marzo de 1905.
La oligarquía y los grupos de poder que han gobernado Bolivia, han enfatizado que la mediterraneidad es la culpable del subdesarrollo de su país, y eso les ha permitido mantenerse en el poder, justificando el grave problema de pobreza permanente y ocultando las graves falencias en términos de instituciones inapropiadas e inadecuadas para hacer progresar al país. Veamos el caso de otro país mediterráneo.
El caso de Suiza
Suiza es un país sin salida al mar ubicado en Europa central y que cuenta con una población de 7.725.200 habitantes (2009). Es percibido como uno de los países más desarrollados del mundo y por su política de neutralidad, alberga gran cantidad de inmigrantes provenientes de naciones de varios continentes, por lo que es considerado como uno de los países europeos con mayor diversidad cultural.
Suiza es uno de los países más ricos del mundo según su PIB per cápita (séptimo lugar a nivel mundial), que asciende a 67.384 dólares estadounidenses. El 50% de su Producto Interno Bruto (PIB) procede de negocios financieros, de hecho en Suiza se cobija un tercio de la riqueza en manos privadas de todo el mundo. Además, es reconocida internacionalmente por sus montañas, relojes, chocolates, navajas, bancos, trenes y quesos.
Suiza no vive del discurso de la mediterraneidad. No lo necesita. ¿Cómo es posible, entonces, que dos países mediterráneos tengan situaciones tan dispares?, ¿cuál es la verguenza de Bolivia y de todos?.
Nuestra tesis es que los políticos bolivianos y latinoamericanos han sido incapaces, salvo honrosas excepciones, de conducir a sus pueblos hacia la prosperidad, y se han embarcado, permanentemente, en aventuras populistas solo para alcanzar y mantenerse en el poder.
En el pasado reciente, era el autoritarismo militar el que impedía levantar cabeza al mantener grupos de poder que se aprovechaban de las riquezas del país para sus propios fines. Y surgió la revolución de los "hombres nuevos y buenos" del socialismo. Pero estos creyentes de la fe socialista, reniegan de la creación de riqueza; consideran al lucro como una lacra; consideran a los mercados como símbolos del egoísmo y la avaricia, y creen que el Estado debe prevalecer por sobre el mercado. Entonces, estos políticos no creen en la libertad económica, en los empresarios y en la empresa, los atiborran con regulaciones excesivas que concentran los mercados, reducen la competencia y generan una mala distribución del ingreso. Y someten al pueblo a la pobreza...para que sigan votando por ellos.
Así, el socialismo latinoamericano logra su objetivo: mantener al pueblo sometido por el estómago con eternas promesas de que “algún día se abrirán las grandes alamedas por las cuáles circule el hombre libre…”. Esta es la vergüenza de Bolivia y nuestra: disponer en exceso de líderes socialistas más preocupados de sus miedos infantiles, lo que genera pobreza, que de las ansias de progreso de todos.
El odio a los generadores de riqueza.
En los países latinoamericanos, la pregunta que merece una pronta respuesta es la siguiente: ¿por qué los latinoamericanos no somos capaces de crear más riqueza dados nuestros infernales niveles de pobreza?, ¿es la pobreza una causa de la pobre generación de riqueza o viceversa?, ¿cuál es la causa que se le tenga un odio visceral a los que buscan el lucro?.
La respuesta es sencilla: no tenemos una musculatura económica debido a que nuestras economías están muy concentradas, protegidas por excesivas regulaciones que llevan a la concentración económica, lo que provoca que se paguen bajos salarios y tengamos una pobre distribución de la riqueza. Debemos reconocer que la distribución de capacidades, talentos, conocimientos y creatividad es la misma en Latinoamérica que en cualquier parte del mundo, por que cuando vamos a otros países, que nos dan oportunidades, nos va bien y nos integramos sin problemas.
Por eso, reiteramos, ¿qué nos pasa a nosotros los latinoamericanos que no somos capaces de generar riqueza de nuestros propios y ricos recursos?, ¿Por qué debemos buscar excusas permanentes para justificar nuestro permanente fracaso?.
Insistimos que la pobreza y la pobre distribución del ingreso se deben a la alta concentración económica y las excesivas regulaciones, que reducen los niveles de competencia. En muchos de nuestros países es notoria la ausencia estatal en la creación de las condiciones necesarias para tener una economía dinámica. El motor de las economías modernas es el sector privado, pero el sector público tiene mucho que hacer para que el país siga acumulando capital marcando la cancha en la que se desenvuelven los privados.
No necesitamos más regulaciones. Nos faltan más mercados, nos falta más competencia, nos faltan más empresarios. Porque sin empresarios no hay ideas y no hay progreso material; ellos son vitales para el desarrollo. Y el entorno más favorable para el nacimiento y crecimiento de empresarios es el mercado, aquella institución propia de las regiones más prósperas del mundo, y satanizada en zonas como América Latina.
A través de empresarios creativos con ideas valiosas convertidas en bienes, servicios, métodos y técnicas, se mejora la condición humana en forma permanente en lugar de temporalmente. Y el Estado solo debe cautelar que los empresarios se desempeñen en los mercados más competitivos posibles.
Además, en una primera etapa, el Estado puede entregar bonos y subsidios las personas que han tenido menos oportunidades, pero no debe olvidar que el gran objetivo es trabajar con las nuevas generaciones para erradicar la flojera, la falta de independencia y la desidia. El Estado tiene la gran responsabilidad de apoyar el desarrollo de habilidades, conocimientos y talentos que las personas puedan usar para mejorar su nivel de vida.
Los empresarios son los encargados de crear bienes y servicios para mejorar la calidad de vida y hacer una sociedad más próspera, pero siempre con el apoyo del Estado. Si este último nada hace para promover la investigación e innovación tendremos que seguir pidiendo limosna a todas las instituciones multilaterales y gobiernos del primer mundo.
La vergüenza de Bolivia, nuestra vergüenza.
En países como Bolivia y Chile, hay grandes sectores sociales que han sido convencidos que tener dinero y riqueza es indeseable, y que los que la tienen son unos explotadores. A muchos han convencido que dicha riqueza se genera por medio de la explotación al más débil y es perjudicial para los intereses del país. En nuestros países, ser rico a través del esfuerzo propio es un cuasi-delito.
Pero, los países más avanzados nos muestran que la generación de riqueza es básica para el desarrollo de los pueblos y surge de la actividad económica que tiene lugar en el mundo las 24 horas del día, los 365 días del año.
En una reciente visita, Michael Porter señaló que “ninguna persona podría ser exitosa y productiva a menos que el gobierno sea eficiente…Cada vez que hay una agencia del gobierno ineficiente, eso saca dinero de los sueldos de los trabajadores". A modo de anécdota, contó que cuando aterrizó en el país, cinco personas se le acercaron "para hacer el trabajo de una sola", ¿cómo un país puede avanzar con tal nivel de despilfarro de recursos?. Porter criticó la burocracia y precisó que ésta impide que el país sea más competitivo.
A juicio de Porter, en Chile falta competencia y ello lleva a que las compañías no se sientan presionadas a innovar. "Los grandes grupos económicos en Chile tienen un gran peso en la economía, eso siempre es una señal peligrosa", dijo, y advirtió que ello tornaba el ambiente muy difícil para los emprendedores, pues limita las oportunidades para crear negocios.
Para que el país sea más competitivo, Porter planteó mantener las políticas macroeconómicas estables, modernizar el Estado para hacerlo menos burocrático y mejorar las habilidades de la gente, no sólo su educación.
Por lo tanto, la gran verguenza de Bolivia y de todos los países latinoamericanos es no tener políticos realmente preocupados de los verdaderos intereses de nuestros pueblos. Nuestros políticos viven y duermen pensando en gobernar para sus intereses personales, que están alejados de los intereses de las mayorías.
En el caso de Bolivia, sus políticos, en vez de centrarse en mejorar las oportunidades y desarrollar las habilidades de su pueblo, se enzarzan en disputas decimonónicas difíciles de resolver, malgastando las energías de todos, pero que les permiten quedar mejor posicionados para las próximas elecciones. Estos políticos viven el corto plazo a expensas del largo plazo en que viven sus pueblos.
Esa es nuestra verguenza como latinoamericanos: no disponer de liderazgos políticos que miren en la dirección adecuada que deben transitar para hacer más prósperos a sus pueblos; estos políticos no creen en la innovación, no creen en la inversión en ciencia, no creen en las empresas, no creen en tener una sociedad próspera y no han aprendido a pensar en el futuro.
Una conclusión.
Y nuestras sociedades y países son alegres, gozadores de la vida y poco trabajadores. Estallamos en carcajadas y nos revolcamos en la hierba riendo a mandíbula batiente ante cualquier cosa, o destruimos todo a nuestro paso porque una pelota golpeó en el palo y no fue gol. Esa es nuestra vida.
Mientras tanto, en los países más avanzados que queremos igualar…¿qué están haciendo ahora?. Mientras nosotros nos reímos y hacemos el idiota, destruyendo los pocos bienes que poseemos, los hijos de esos pueblos se están preparando. Mientras nosotros dormimos, ellos trabajan. Mientras nosotros flojeamos y hacemos huelgas, ellos transpiran y trabajan. Mientras nuestros estudiantes se toman sus colegios, los estudiantes de ellos se devoran los libros. Y no tardaremos mucho en encontrarnos con esos jóvenes cuando estén de visita en nuestros países para comprarnos nuestras empresas y nuestros países. ¿Bastará con seguir demostrando que somos los mejores para el futbol, los más gozadores, los más flojos?.
¡Desde luego que no! Debemos intentar superarlos, no solo como trabajadores, sino como hombres y caballeros, mujeres y damas, preparados para el futuro que ya está con nosotros. Deben decir de nosotros que merecemos compartir su mundo porque los igualamos o superamos en virtud y en el dominio de nosotros mismos.
Hoy, algunos países nos llaman sudacas como una señal de burla, menosprecio y de poca valía, ¿alguna vez nos llamarán “latinoamericanos” como una señal de excelencia?.