Nuestros Principios:
Creemos en el gobierno limitado, libertad y responsabilidad individual, respeto a la propiedad privada y al imperio de la ley y del Estado de Derecho.
Nuestros Postulados:
1.Toda persona desde que nace tiene derecho a la vida, a su libertad, a la propiedad privada y a buscar su propia felicidad. Estos derechos son de origen natural y/o divino, y por tanto ningún hombre o gobierno los puede arrebatar.
2.Cada persona es única y competente, debe ser tratada con dignidad y respeto. Rechazamos el uso de la fuerza y la coacción contra otras personas. La persuasión libre es el único método aceptable de modificar la conducta de los seres humanos.
3.En una sociedad basada en la libertad individual, las relaciones entre las personas se dan de manera puramente voluntaria, por lo tanto afirmamos que cuando la gente honesta y pacífica puede ofrecer bienes y servicios a quienes los desean comprar voluntariamente surge una economía de abundancia y prosperidad.
4.La propiedad privada es un derecho natural del ser humano que garantiza la libertad de la persona humana. Cualquier intervención del Estado al final resulta en perjuicio de los interesados aunque los gobernantes lo hagan con la mejor de las intenciones.
5.Las únicas funciones auténticas del Estado son las de evitar el uso de la coacción entre los seres humanos, asegurar el cumplimiento de los derechos de propiedad de las personas, y actuar como árbitro en las disputas que resulten de la interacción entre distintos individuos libres. Seguridad ciudadana, defensa común y mediación de justicia son las actividades legítimas del Estado. Cuando el Estado se dedica a otras actividades, necesariamente violenta los derechos de los ciudadanos, ya que para poder llevar a cabo cualquier plan el Estado se vale del uso de la fuerza. Es imperativo limitar el poder del Estado, para ceñirlo a sus funciones legítimas.
6.Vemos con desconfianza toda forma de estatismo, sea el mercantilismo-populista tradicional latinoamericano, sea el socialismo en cualquiera de sus formas, sean los comunitarismos bien intencionados que se llevan a cabo por medio de la coerción, porque al final terminan siendo el dominio de la política y sus grupos de intereses económicos, religiosos-sectarios o ideológicos sobre la gente, con todo lo que ello significa.
7.No cremos en la planificación estatal, los altos niveles de gasto público, las elevadas presiones tributarias y la proliferación de entidades y regulaciones a la actividad económica para “ayudar” al mercado.
8.Confiamos en el mercado y en la libre competencia. No vemos al mercado como una entidad abstracta sino como la suma de las acciones y aspiraciones de la gente. Por esta razón no creo en medidas para corregir los “fallos”, “imperfecciones” y “malas inclinaciones” del mismo. Estas intervenciones llevan a la irrupción de la política en la vida económica.
9.El liberalismo clásico en su forma original no solo es una corriente económica sino también una corriente de pensamiento filosófico y político. No pretendemos como otros, en convertir a la economía en una especie de física de las ciencias sociales en la cual los modelos matemáticos pueden hacer predicciones y establecer principios totalmente divorciados de otros fenómenos humanos.
10.No creemos que el mercado pueda flotar en un vacío institucional. Creemos en el gobierno a través de instituciones sanas y transparentes y por ello el liberalismo es incompatible con el autoritarismo. La libertad es indivisible. Libertad económica, política y cultural, son tres partes de un todo.
11.Muchas de las corrientes que son llamadas “neoliberales” son estatismos disfrazados. Las “privatizaciones monopólicas” lejos de reducir el tamaño del estado crearon nuevos monopolios sancionados por los estados y dependientes de la política. Las muchas entidades creadas para “ayudar” al mercado, no solo aumentaron la burocracia sino que también acabaron defendiendo intereses políticos o prebendas económicas específicas.
12.Para el progresismo, la neo-izquierda populista, el liberalismo ha traído aparejado un aumento repugnante de la codicia personal y una correspondiente disminución del espíritu solidario. En realidad, los liberales defienden la necesidad de Estados, instituciones y leyes neutrales, convencidos por la experiencia de que lo contrario conduce al clientelismo y la corrupción. Donde los liberales hacen un llamado a la recuperación de la responsabilidad individual, los populistas perciben rasgos de insolidaridad y por lo mismo han impuesto la palabra tan despectiva “neoliberal”.
13. Finalmente, los liberales son humanistas, y los humanistas deben ser liberales.
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