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viernes, 18 de marzo de 2011

CIENTÍFICOS O POLïTICOS, ¿QUIÉN TIENE LA RAZÓN?


A raíz de la situación que vive la planta de energía nuclear en Fukushima, se ha generado una avalancha de comentarios en todos los sentidos. Es cierto que este tema no es trivial al afectar a la segunda potencia económica del mundo, pero algunos en Chile ya empezaron a plantear que la energía nuclear no es ya una opción para nuestro país.

Las economías modernas necesitan energía eléctrica para funcionar, y en los países más avanzados, la energía nuclear era una alternativa viable hasta este evento desastroso. Porque han comenzado a surgir los “jinetes del apocalipsis” en los gobiernos y los medios de comunicación que en vez de informar, desinforman a la ciudadanía causando innecesaria alarma.

Faltaba la única opinión importante: la de los expertos que nos pueden dar la otra cara de la medalla. La verdad tiene múltiples caras y debemos verlas todas antes de emitir una opinión.

Opiniones de políticos

La canciller alemana, Angela Merkel, aseguró ayer que la situación en Japón “ha alcanzado dimensiones apocalípticas y que es imposible dimensionar la real magnitud de lo sucedido”. Por lo tanto, ordenó desconectar de la red de distribución de energía a las 7 plantas nucleares más antiguas, ¿estará esperando un evento similar de la naturaleza?

El comisario europeo de energía, Gunther Oettinger, aseguró que la situación es “apocalíptica” y la catástrofe se podría desatar en pocas horas. Finalmente, dijo que todo “está en las manos de dios”.

El gobierno francés declaraba que el riesgo es extremadamente elevado y que nos dirigíamos a una catástrofe nuclear.

La comisión de regulación atómica de EEUU, ha planteado que los niveles de radiación en Fukushima son muy altos y pueden ser letales para salud humana.

Opiniones de científicos

Richard Wilson, profesor de la Universidad de Harvard, plantea que este caso no se asemeja al de Chernobyl porque habrá una mínima liberación de cesio. Por lo tanto, pocos japoneses desarrollarán enfermedades derivadas de la radiación.

Robert Alvarez, experto del Departamento de Energía de EEUU, afirma que la radiación fuera de la planta es insuficiente para poner en peligro la vida humana.

Yaroslav Shtrombaj, director del Instituto Kurchatovski, cree que la situación es grave, pero que no es una catátrofe. Dice que “en el peor de los casos, se fundirán los reactores de la planta nuclear”.

Epifanio Cruz, experto mexicano en el tema, manifestó que “la energía nuclear sigue siendo una fuente segura.

Científicos o políticos, ¿quién tiene la razón?

Si pudiéramos escoger, la opinión de los científicos debe prevalecer, puesto que los políticos han adquirido la mala costumbre de opinar de todo, aunque no sean los expertos, en cuanto ven una cámara y una opción de posicionar su imagen pública.

En ese afán de notoriedad pública para mantenerse en boca de todos, los políticos opinan de los temas más diversos sin la información pertinente y sin tener los conocimientos que los habilitan para ello. Entonces, si saben tanto de catástrofes, ¿porqué no anticipan las innumerables crisis que nos han golpeado recurrentemente?.

Así, los políticos olvidan que vivimos en un mundo complejo y donde reina la incerteza, y como especie humana somos limitados en muchos aspectos. Nos necesitamos unos a otros para intercambiar información y reducir la incertidumbre que nos asecha desde los sitios más impensados.

Por lo tanto, los primeros calificados para opinar son aquellos que tienen los conocimientos y las experiencias necesarias que les permitan informar adecuadamente a los líderes mundiales y son quiénes debieran llevar la batuta a nivel global de forma tal de no provocar desinformación y pánico innecesario.

Los científicos son responsables de este desaguisado, y son ellos los que nos deben informar de los pasos a seguir, en conjunto con los políticos, quiénes en vez de escuchar opiniones de segunda mano debieran escuchar opiniones de primera fuente.

CAMARADAS, ¡ CON REGLAMENTOS LA COSA ES DISTINTA !


En la última encuesta Adimark, la Concertación alcanzó una aprobación de un 27% y una reprobación cercana al 58%. En otras palabras, 3 de cada 10 chilenos aprueba la gestión, y 6 de cada 10 chilenos reprueba la gestión de la actual oposición.

Mientras tanto los próceres de la izquierda concertacionista, ante este escenario negativo y con su proverbial sabiduría, se están poniendo de acuerdo para realizar un cónclave de modo de definir y poner en marcha un reglamento disciplinario que los ordene y les permita generar un trabajo más disciplinado.

¿Tanto poder tienen los reglamentos?, ¿Por qué entonces no sacamos un reglamento para que el Transantiago funcione como la gente quiere?, ¿Por qué no sacamos un reglamento para  que todos los políticos se vayan para la casa…de Orates?...

La ingeniería social de los reglamentos

La izquierda es una adoradora acérrima de la ingeniería social, y cree que es posible manejar la incertidumbre y los eventos azarosos en base a leyes, decretos y reglamentos, que son documentos elaborados por las mentes más preclaras de su sector.

Así, en sus devaneos e ilusiones, desean que este reglamento disciplinario permita,

·       “Hacer cumplir los acuerdos”. Este reglamento debe hacer que por arte de magia los miembros de la oposición se alineen con los acuerdos de la élite de los partidos. ¡ Esta es la democracia que pregonan y practican !.

·       “Evitar que surjan roces ni díscolos”. Un papel debe impedir que surjan discusiones y opiniones contrarias a las opiniones de la mayoría, aunque sea circunstancial. La mayoría manda, la minoría acata.

·       “Determinar los temas prioritarios”. Un simple papel será la carta de navegación impuesta por los almirantes iluminados tipo Andrade-Toha-Walker-Auth…y todos los demás deben ceñirse a esos temas prioritarios.

·       “El objetivo es hacer valer la mayoría”. Está claro: la mayoría manda, la minoría acata.

·       “Resolver los conflictos”. Un simple papel, no puede eliminar los conflictos inherentes a los seres humanos y que deben superar ellos mismos sin cortapisas ni limitaciones. Los conflictos se resuelven, no se esconden bajo la alfombra.

¿Son o se hacen?

La izquierda ha demostrado hasta el cansancio que no cree en la democracia como tal, sino en una pseudo-democracia como la democracia dogmática, en la cual lo que dicen las mayorías es sagrado y es ley (siempre y cuando ese deseo esté en la dirección deseada por los iluminados). Las minorías, para la izquierda, deben ser pisoteadas sistemáticamente para evitar que logren formar mayorías en el futuro.

Así, el carácter antidemocrático y totalitario de la izquierda se plasma tal como es en la realidad con estos reglamentos disciplinarios que no son más que una cartilla del buen camarada.

Mientras la izquierda pierde tiempo con reglamentos y cartillas, los reales problemas de los chilenos no son solucionados ni son escuchados porque no les interesa. Al parecer, la tasa de reprobación seguirá creciendo.

Finalmente, la izquierda no es tonta y actúa como ha sido formada por la historia. Ellos son así. Creen que los reglamentos serán la clave para solucionar los entuertos y problemas de una coalición que está en el fondo del mar y que necesita que la saquen a flote, pero para eso necesitan rescatistas bien preparados, dirigidos y con procedimientos bien claros.

Para algo que sirvan los reglamentos. Digo yo.

jueves, 17 de marzo de 2011

LAS MENTIRAS DE LA DEMOCRACIA


La situación en la planta nuclear de Fukushima entró a una fase crítica y la situación es preocupante debido al peligro de una fuga de radiactividad mientras arrecian las críticas de la Agencia Internacional de Energía Atómica y del resto de los países, respecto a que las autoridades de Tokio no entregan la información necesaria para prevenir o la entregan con retraso. Pero, lo más probable es que no dispongan de información dado lo sorpresivo del evento lo que sería mucho más grave.

Las estructuras basadas en la razón

En 1849, el político español Juan Donoso Cortés planteaba que “la causa de todos nuestros errores, señores, es que ignoráis la dirección de la civilización y del mundo. Creéis que la civilización y el mundo progresan, ¡y retroceden!”. En realidad, la gran masa no sabe si avanza o retrocede, puesto que la clase política que hemos puesto en el poder llevan la dictadura de la razón a su última expresión, y en base a palabras grandilocuentes y brillantes nos mantienen en la oscuridad.

Si Voltaire renaciera, se espantaría de las estructuras que han armado los que gozan del poder y que supuestamente debieran guiar el progreso de la humanidad. Mientras tanto, disponemos de una especie de democracia que no logra afianzarse del todo y que sigue de crisis en crisis, pese a que en muchas sociedades se siguen organizando “fiestas de disfraces” basadas en referéndums, elecciones y debates, pero que son solo una cortina de humo que impide ver el escenario en el que actúan aquellos que elegimos con nuestro voto.

Es decir, las actuales estructuras asociadas al poder han sido construidas para alejar a los ciudadanos de los recintos en los cuáles se traman y se elaboran las acciones que debemos sufrir. Y debe ser por eso que los Parlamentos se han transformado en un autentico circo y en un instrumento muy útil para que los grupos de presión logren sus fines. Tras bambalinas se está cociendo el pavo, pero muy pocos controlan la temperatura, mientras el resto solo pagan la cuenta del gas.

El ciudadano medio se ha dejado seducir por el canto de sirenas de los políticos en los parlamentos del mundo, y lo más terrible es que les creemos cuando sabemos que nos dicen mentiras. Es una ignorancia deliberada equivalente a esconder la cabeza bajo tierra. Así, en una extraña mezcla de resignación, impotencia e ignorancia, escuchamos a estos “servidores públicos” cuando nos hablan de las nuevas leyes que nos cambiarán la vida, pero que en realidad la terminan trastornando para peor. Un buen ejemplo es el Transantiago del que nos decían que “nos cambiaría la vida”, lo que finalmente aconteció, para nuestra desgracia.

Y como la clase política cree que la gente usa la ignorancia deliberada como una defensa sicológica, crearon el mito del secreto, es decir, crearon el mito de que la gente no quería o no estaba dispuesta a saber los detalles de cómo se tomaban las decisiones en los pasillos del poder. En realidad, este mito sirve más a los políticos que se benefician al no tener que rendir cuentas permanentemente. Y, por eso les molesta la aparición de WikiLeaks y Assange.

WikiLeaks asalta el mito del secreto

Tal como se asalta un palacio de altos muros, WikiLeaks ha asaltado la fortaleza construida por la clase política, consistente en ocultar información relevante al público como una manera de defenderse y mantenerse en el poder. Así, el interés por los papeles de WikiLeaks se explica porque revelan como nunca antes hasta qué grado los políticos de Occidente –y con mayor razón en las dictaduras de todos los colores- han estado engañando y ocultando información a sus ciudadanos.

Y esta costumbre los gobiernos la asumen como un derecho adquirido, y por eso que las élites políticas en todo el mundo están muy irritadas y contrariadas lo que indica el real alcance y significado que se ventilen sus maniobras tras bambalinas. Y buscan excusas y subterfugios como “se pondrán en peligro vidas humanas”, “se arruinarán nobles esfuerzos en la lucha contra el terrorismo”, “se debilitarán las relaciones entre los países”, “se expondrán situaciones embarazosas”, etc.  

La clase política se olvida que le siguen mintiendo a los ciudadanos

Obama calificó las filtraciones de “actos deplorables”; Clinton condenó las acciones de Wikileaks y lamentó las filtraciones. Y todo porque quedaban al descubierto las maniobras u órdenes menos confesables ante la opinión pública, se acumulaban pruebas del doble discurso entre aliados en los más diversos asuntos, se dejaba en evidencia ante el mundo opiniones, declaraciones y acciones que habían sido convenientemente ocultadas.

La clase política está persiguiendo a WikiLeaks y Assange, pero no aceptan que los ciudadanos responsables tengan interés legítimo en las actividades ocultas de los gobiernos. En otras palabras, no desean discutir hasta que nivel han estado engañando a los ciudadanos que los eligen.

Las mentiras de la democracia

Y lo más complejo de todo, es que el mito del secreto afecta a los fundamentos democráticos de nuestras sociedades, aumentando el creciente escepticismo de los ciudadanos con los que gobiernan. En todo el mundo, el desprecio hacia la actividad política alcanza niveles alarmantes lo que provoca el efecto expulsión de los buenos políticos: solo quedan en la actividad los que son capaces de vivir y respirar en las alcantarillas del poder, sin máscaras y desnudos.

Las mentiras y el ocultamiento deliberado de información atentan contra los fundamentos de la democracia que tanto cuesta construir porque elegimos personas que nos deben representar pero terminan actuando en beneficio propio y nunca lo sabemos mientras seguimos votando por él; se construyen carreteras y puentes a costos muy superiores a lo razonable; no se hacen las inversiones en el momento apropiado y nadie lo sabe; se siguen consumiendo alimentos contaminados y nadie fiscaliza; se impide la competencia en los mercados y nadie se entera; se emite polvo radiactivo al medioambiente y a nadie le preocupa; los parlamentarios contratan a parientes como asesores y nadie dice nada; etc.

Las élites políticas han demostrado con creces que son incompetentes y deben ser supervisadas estrechamente en el ejercicio del poder. Su accionar atenta contra la democracia. Los más cínicos argumentarán que “así se ha hecho siempre y no tiene porqué cambiar…vamos, confíen en nosotros, no desvelen nuestros secretos porque, a cambio, les ofrecemos seguridad…”. Vil chantaje.

Pero, ¿qué seguridad pueden ofrecer a cambio de la aceptación de ese chantaje?. La clase política ha generado estructuras que no pueden supervisar adecuadamente porque los intereses bastardos se imponen. Se arruinan países enteros, el desempleo crece, la corrupción se enseñorea, la naturaleza nos reta con nuevos desafíos, los países más poderosos invaden a los más débiles usando los pretextos más viles, se deterioran los niveles de vida y de riqueza de los ciudadanos, el futuro se percibe incierto, las crisis de todo tipo se suceden unas a otras…Y, mientras todo esto pasa en la trastienda, las élites G-7, G-9, G-20, se siguen reuniendo en los lugares más exquisitos y refinados del mundo para mantener vivo el diálogo y mantener el secreto de sus discursos y operaciones.

En realidad, el mito del secreto de las clases políticas no garantiza una buena y mejor vida, sino una vida más incierta, y con una democracia más débil.

martes, 15 de marzo de 2011

GUIDO GIRARDI, ¿SUPERHONORABLE?


El paso de Guido Girardi por el Servicio de Salud Metropolitano, Sesma, fue el trampolín que permitió que en el año 1994 fuera elegido diputado, comenzando una vida llena de hechos que marcan a fuego su accionar. Su bandera de lucha era la defensa del medio ambiente y la salud lo que le permitió tener acceso a los medio y crear una imagen de político cercano a la gente. Por eso, cuando en 1997, queda grave tras un choque automovilístico cuenta con el apoyo de muchas personas. Sin embargo, comienzan a conocerse una forma característica de actuar.

En mayo del año 2002, utiliza fondos de la presidencia de la cámara de diputados para enviar 25 mil cartas para favorecer su candidatura en las elecciones del PPD; en el 2003, interviene en las acusaciones de menores contra senadores de la UDI en el caso Spiniak; en 2005, hizo llamadas a la entonces subsecretaria de Carabineros, para que destituyera a dos funcionarios policiales que lo habían infraccionado por exceso de velocidad en la ruta a Valparaíso; en 2009, es vinculado al uso de facturas falsas caso Publicam que acabó con su encargado electoral, Ricardo Farías, condenado por fraude al Fisco; en 2010, presenta un aborto terapéutico inexistente, y su delfín Daniel Farcas es acusado en el escándalo de la becas Valech de la Uniacc; en 2009, proclamó en la televisión el contagio de millones de chilenos y la muerte de otros 100 mil, etc.

Y esto es lo que se conoce, pero si se cumple la ley del iceberg (lo que está oculto es mucho mayor que lo que se ve) debemos preocuparnos.

El nuevo iluminado

Y, justo ahora, en plena crisis de ideas y de acciones de la Concertación, se decide nombrar en uno de los cargos políticos más importantes al gran iluminado de los calcetines rojos, Guido Girardi Lavín. Elegido en cargos por la comuna de  Cerro Navia, en la cual él ni su familia jamás han vivido, ha aceptado el reto de liderar el Senado con un estilo contradictorio. Como ya hemos visto en estas páginas, mientras la Concertación se hunde en lo más profundo del abismo político, un vástago de estos 20 años comienza a instalarse como gran paladín.

La cuestión es ¿cómo llega a la testera del Senado un político como Girardi?. Básicamente, por un acuerdo cupular, tan característico en estos tiempos de democracia y consensos, entre partidos de su coalición. Andrade, PS, manifiesta que “el acuerdo para la presidencia del Senado se va a honrar… el nombre del senador Guido Girardi no se revisará’’, frente a Tohá, PPD y Walker, DC que lo respaldan sin convicción. Y Andrade fue más lejos aún: “La presidencia del Senado le corresponde a un senador del PPD y este partido ha señalado que ese senador se llama Guido Girardi, en consecuencia se honrará ese acuerdo… ésa es la voluntad que queremos reiterar”.

“Esta es la voluntad que queremos reiterar”. Pura imposición, pero ¿por qué millones de chilenos tendríamos que validar un acuerdo tomado entre cuatro paredes?,  ¿cómo es posible que en nuestro país se permita un continuado ascenso al poder de un político tan controvertido como Guido Girardi?. En términos sencillos, este acuerdo es pésimo para la calidad de la democracia que se quiere construir.

Sin embargo, queda planteada la pregunta siguiente: ¿cuáles son cualidades que debe tener un buen político?.

Las cualidades de un buen político

PRIMERA: Honestidad

La primera cualidad por la cual un político debe luchar es la honestidad, es decir, la ausencia de contradicciones y discrepancias entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Y no solo se debe ser honesto sino que parecerlo.

Ser honesto con el propósito de una tarea permite ganar la confianza de los demás, inspirar y ser un ejemplo para los demás. Por cierto, significa nunca hacer mal uso de lo que se nos confió.

Y nunca debe olvidarse que la honestidad es la clave de la autoridad.

SEGUNDA: Mente ilustrada

La segunda cualidad que debe poseer un buen político es poseer una mente trabajada en la rigurosidad del saber y de hacer las preguntas correctas. La ignorancia no es una excusa para no hacer su trabajo.

La razón es el instrumento que caracteriza al ser humano, pero requiere ser utilizada con rigurosidad sin olvidar los principios vitales. Por ejemplo, no debe estar al servicio de los intereses personales ni de los aduladores y lobbystas.

TERCERA: Convicciones sólidas

Los políticos deben ser reconocidos claramente por la ciudadanía por las convicciones que sustentan y defienden. Las convicciones son creencias, motivaciones y razones personales sobre las que se basan ciertas acciones. Por lo tanto, sin convicciones no hay visiones y no hay identidad.

No es bueno para la política que los que participan en ella oculten sus convicciones o que se declaren “independientes”, sin afiliación.

CUARTA: Carácter

El carácter de un individuo es un conjunto de características psicológicas y sociales que dependen de la concepción que la persona tiene del mundo, del saber y experiencia acumulados, de los principios morales aprehendidos, de la dirección que otros individuos ejerzan y de la activa interinfluencia que con ellos la persona dada establezca.

Así, si conocemos el carácter de un ser humano, podremos prever cómo se va a comportar bajo ciertas circunstancias. En otras palabras, el carácter se pone de relieve en la manera como el ser humano, procede consigo mismo y con los demás, en la manera de cumplir lo que se le encarga y en la manera de tratar las cosas. El carácter imprime el sello en la conducta del individuo.

QUINTA: Coraje

El coraje se puede definir como la fuerza de voluntad de una persona que le permite llevar adelante una acción a pesar de todas las barreras que se le pongan en el camino. Estas barreras generan miedo, pero, el coraje es la capacidad de sobreponerse a dichos miedos y perseverar con la acción que se pretendía realizar.

En política se debe actuar correctamente, y no basado en índices de popularidad. Y para esto se requiere carácter.

SEXTA: Honor

Un ser humano honorable es una persona que resume toda una suma de virtudes al comportarse de forma moral, y al cumplir lo que es correcto con el prójimo como así también con uno mismo, todo el tiempo. Así, la persona obtiene un reconocimiento implícito por parte de los demás, es decir, pasa a ser reconocida como una persona honorable.

Los sujetos honorables se comportan correctamente en cada situación puntual aunque eso les signifique problemas y dificultades. Ellos, no tienen un conflicto entre lo que es conveniente y lo que es correcto.

Además, las personas honorables siempre están pendientes de desarrollar las virtudes como la justicia, la verdad, la valentía, el respeto, la empatía, el autocontrol, la sabiduría, el amor, etcétera. Y nunca exigen de los demás aquello que no pueden hacer ellos mismos.

Al comportarse un individuo así, podría ser llamada una persona honrada, es decir que posee honor.

La evaluación final

Y Guido Girardi no cumple a satisfacción ninguno de los ítems anteriores. Por lo tanto, ¿cómo es posible, entonces, que llegue a la presidencia del Senado?

Guido Girardi no pasa el test de la blancura en política y representa a lo peor que le puede suceder a una pseudo-democracia como la nuestra, y su presencia en la presidencia del Senado nos recordará siempre nuestro fracaso en la construcción de una clase política honorable. Y el que pierde es el Senado que rebajará aún más la evaluación pública.

Pero, al final perdemos todos. Y no nos quejemos.

LA JUBILACIÓN DE LA CONCERTACIÓN


El declive de la Concertación continúa pese a que ha pasado un año desde su salida del poder, y con cada día que pasa, se está transformando en una bolsa de gatos, sin programas, sin ideas, sin proyectos. Y sin liderazgos.

Y, por lo mismo, no sorprenden las afirmaciones de Bachelet respecto que la oposición "tiene una gran tarea de generar liderazgos, nuevas propuestas para plantearse ser gobierno nuevamente". Y recalca que "no entiendo cómo no han surgido nuevos liderazgos en la Concertación".

El que Bachelet haya llegado a ser presidente es una demostración clara del tipo de líderes que se puede tener cuando no hay proyectos, programas e ideas: ante este escenario, cualquier liderazgo sirve, incluso el que se basa en una sonrisa autocomplaciente. Es el liderazgo sonriente, pero que no basta para dar un salto en el vacío.

Los seres humanos y las organizaciones que crean siguen un patrón característico de ciclo de vida vital: nacen, crecen, maduran, caen, y eventualmente, se relanzan o jubilan.

El nacimiento de la Concertación

La idea de “volver a la democracia”, después de 17 años de gobierno militar, fue el pegamento ideológico que permitió la unión de los demócratas cristianos, radicales y los de extrema izquierda. Y estaba muy claro para todos que la “vuelta a la democracia” era el mensaje público que ocultaba la verdadera idea-fuerza: la vuelta al poder.

Sin embargo, el usufructo del poder por 20 años erosiona y desgasta. En el interior, surgieron disputas entre facciones que trataban de imponerse unas a otras, en especial, en los períodos de elecciones, y que superaban en base a primarias o en base a acuerdos específicos, lo que permitió que redescubrieran una especie de democracia.

En otras palabras, los jefes de los partidos de la coalición eran los responsables de la coordinación y de definir las reglas de comportamiento que todos debían respetar. Y las élites se volvieron cerradas, creando separaciones entre ellos y los demás; se volvieron autónomas en su accionar porque pensaban que el futuro les pertenecía, y la gente debía seguir votando por ellos. Creían que eran “la única opción” pero con cada gobierno la decepción general cundía.

Lagos estuvo a punto de caer por acusaciones de corrupción en su gobierno y solo un acuerdo con Longueira le posibilitó continuar. En ese momento, la Concertación existía solo en el papel puesto que la alegría se había ido hacía mucho tiempo, y solo quedaban los restos de la estructura con la que llegaron al poder. Pero, ya no tenían ni tienen nada que los una.

Por eso, para la Concertación, la crisis que ha provocado la pérdida del poder es el final de un período de cambios que ha traído consigo mucha desorientación, trastorno emocional y espiritual de efectos profundos. Hasta el momento, la Concertación ha sido incapaz de hacer frente a la derrota mediante el empleo de los métodos que le eran habituales para la solución de sus problemas. Además, esta crisis ha creado un desequilibrio tal que no se dan los pasos apropiados por parte de sus integrantes.

La depresión de la Concertación

Los síntomas que sufre la Concertación son similares a los de una depresión o estado de ansiedad. Quieren moverse y recuperar la iniciativa, pero sus integrantes están apáticos, desinteresados, desganados, desenfocados e irreflexivos. Todos experimentan una sensación de fracaso muy grande.

Y lo más probable, es que esta crisis sea terminal y no pueda ser resuelta en forma satisfactoria porque no saben cómo hacerlo y porque no han desarrollado las habilidades que se requieren para estos momentos de dificultades, cambios y ajustes.

Y para salir de esta crisis necesitan construir liderazgos sólidos, basados en proyectos e ideas comunes que permitan mantener el equilibrio capaz de resolver la incertidumbre del futuro y les permita seguir adelante. Los problemas deben ser enfrentados para continuar creciendo.

Las dos crisis

Sin embargo, las crisis de la Concertación son terminales. Y hablamos de “las crisis” porque son dos: de origen externo e interno. En primer lugar, las crisis externas o exógenas forman parte del proceso natural de la vida y la naturaleza. Por ejemplo, el agotamiento del proyecto político de “volver a la democracia” y el comportamiento de los políticos concertacionistas llevó a que los ideales que los mantuvieron en el poder se pervirtieran y se transformaran en lo peor de los hábitos y costumbres, lo que llevó a la decepción de la base electoral. Una profunda decepción.

Lo más complejo es la crisis interna de la Concertación que surgió con la evolución misma de la coalición. La primera etapa era de total entusiasmo cuando asumió Aylwin y resonaba el “Chile, la alegría ya viene”. La segunda etapa con un parco y frío Frei nos llevó de viaje por el mundo mientras nos hablaba de “Los nuevos tiempos”.

La tercera etapa comenzó con un Lagos potente que nos hablaba de “Crecer con igualdad” mientras en las alcantarillas del poder se acumulaba la suciedad que ya afloraba a la superficie desbordándolos a todos. Y como en las élites de los partidos nadie estaba libre de sospecha, el candidato debía surgir de la manera más pintoresca: a bordo de un mowag.

Así, la cuarta etapa comienza con Bachelet y su “Estoy contigo”, el que se transforma en la manifestación concreta de la carencia de ideas, y del fin de la Concertación.

A Bachelet la impusieron los medios y las mujeres se reflejaron en ella, pero al mismo tiempo, se produjo una falta de sintonía de Bachelet con las élites políticas de la Concertación que la aceptaron con extrañeza y mirándola por sobre el hombro. Y al final tuvieron que aceptarla porque al menos les permitía mantenerse en el poder. La nueva idea-fuerza: “mantenerse en el poder a toda costa”.

Y como buena sepulturera, a Bachelet no le interesó la primera señal de que el barco concertacionista se estaba hundiendo cuando las ratas lo abandonaban. Y lo más grave: no reconocer a Enríquez Ominami como el futuro de una podrida Concertación. Y este le dio el golpe final con su candidatura a todo evento.

La jubilación de la Concertación

La Concertación debe jubilar, puesto que está en la etapa en la que se cuestiona su propia existencia, por la acumulación de problemas mal tratados, de pensamientos o sentimientos. En el fondo, está insatisfecha con el estilo de vida que lleva, con las contradicciones internas que presenta y con ellos mismos. Ya no tienen ideales ni metas. Y nadie puede contestar: ¿Para qué existe la Concertación?

A veces, en una crisis, lo más conveniente es preguntarse ¿qué necesito hacer para salir adelante?. Pero, lo complicado en este caso es que ya no disponen de ideas-fuerza que les permitan continuar con este proyecto de vida. Y eso les lleva a volverse indiferentes, echarse al abandono, viven tristes y amargados, se tornan agresivos y violentos, se enferman, y esperan que las soluciones les caigan del cielo.

Por ejemplo, el renunciado alcalde Jorge Gajardo plantea que "no he oído del diputado de nuestro partido, Carlos Montes, palabra alguna en que acepte el hecho innegable que su falta de cooperación y consideración hacia mí contribuyeron grandemente a las dificultades que enfrentamos…Es cierto que nuestra administración cometió errores, pero resulta imposible que el que quien debía ser nuestro aliado hoy alegue completo desconocimiento… Hoy está claro que lo que se buscaba no era el trabajo en equipo sino la sumisión pura y simple al liderazgo de una persona". Respecto de los concejales de la Concertación dijo que “ambos desde el primer día se convirtieron en mis verdaderos adversarios y no fueron pocas las ocasiones en que se dio el absurdo que a fin de salvar votaciones relevantes de la gestión, fueron los concejales de la oposición (derecha) los que terminaron prestando su apoyo".

La situación anterior refleja costumbres ya internalizadas en la estructura de poder de la Concertación. Todos saben que las crisis representan tanto una oportunidad, como un peligro.

Como oportunidad, puede llevar a la reflexión permitiendo que se salga adelante y se crezca. Y a la vez, la crisis será un peligro cuando sus integrantes sigan haciendo lo mismo de siempre, esperado que la ayuda llegue del cielo.

Si siguen así, solo les queda la jubilación y pasar a los cuarteles de invierno.

UN CONSENSO MÍNIMO DE LOS LIBERALES


A la pregunta  ¿qué es el liberalismo?, nunca y de ninguna persona ha habido una respuesta totalmente satisfactoria, desde sus orígenes en la Revolución Inglesa en el siglo XVII  hasta el presente. Las opiniones sobre el liberalismo, como personas y grupos que se llaman “liberales”, son variadas  en los ámbitos sociales, económicos y políticos.

En Latinoamérica tenemos varios ejemplos para las muchas formas de liberalismo  que en sus programas políticos contienen elementos ultra conservadores y radical socialistas.

Buscando  un consenso mínimo, encontramos en esta complejidad tres aspectos esenciales:

1.- El liberalismo es una concepción de la sociedad, sustentando como objetivos principales: la Libertad, la responsabilidad y la dignidad del individuo. Brega siempre por los derechos humanos y la garantía de la propiedad personal. Demanda siempre la igualdad ante las leyes; mayores y mejores posibilidades sociales. Un elemento esencial del liberalismo es la autorregulación de la sociedad libre, no obstante cuando se requiera la necesidad de normas estatales como complementos, está abierto al debate racional.

2.- El liberalismo es una concepción económica. La economía debe tener la posibilidad de desarrollarse en forma autónoma. Sin un manejo central y un monopolio del Estado.  El modelo de fondo es la figura del mercado, en el cual el Estado no tiene otro papel que fortalecer una competencia que funcione; además, normas públicas que aseguren una compensación social, con el objetivo que todos los miembros de la sociedad tengan la posibilidad de una vida decorosa, respetable e íntegra.

3.-  El liberalismo es un estilo del pensamiento individual, de la vida personal y del trabajo político. Llamamos a una persona liberal si es abierta, no aprueba las ideologías fijas, tiene fe en el progreso y está dispuesto y abierto a los cambios; practica la  tolerancia, porque no cree tener la verdad única y acepta los argumentos racionales de otras personas. Los liberales son solidarios, porque saben que hay personas más débiles y menos favorecidas Entiende que su libertad tiene un límite que finaliza en el derecho a la libertad de los demás; posee la claridad necesaria para comprender que la solidaridad social tiene como objetivo la responsabilidad de cada individuo y no la administración colectiva, como lo pregona las ideologías socialistas y los populismos.

Estos son los elementos de consenso mínimos de los liberales en todo el mundo, poseemos fundamentos ideológicos e instrumentos intelectuales para diferenciarnos de otras ofertas políticas nacionales e internacionales.

Nota.- Esta compilación corresponde a principios e ideas difundidas por la Fundación Friedrich Naumann por la Libertad, como organización independiente, sin fines de lucro, no gubernamental, comprometida con la promoción de la política liberal y la política.

Para Panorama Liberal.  Raúl Mendieta Concha.

sábado, 12 de marzo de 2011

PETER KING, LÍDER DEL NUEVO MACARTISMO


El congreso de EEUU inició una serie de audiencias para debatir la posible radicalización de la población musulmana en el país, y si se corre el riesgo de convertirse en un caldo de cultivo para el terrorismo. Y la discusión se ha abierto entre los republicanos, promotores de la iniciativa, y el gobierno.

En EEUU se estima que viven entre 2,5 millones y 7 millones de musulmanes. No existe claridad de su número debido a que el censo no exige identificarse en términos de  creencias religiosas.

Ya todos vislumbran que estamos en presencia de la misma conducta que llevó a la persecución en los años ’50 de sospechosos comunistas.

El Macarthismo

El 29 de junio de 1940 cuando EEUU estaba a punto de entrar a la segunda guerra, el Congreso aprobó el "Alien Registration Act" (Ley de Registro de Extranjeros), que entre otras cosas declaraba ilegal apoyar, favorecer, sugerir o desear que el gobierno fuera derrocado. La Ley obligaba a todos los extranjeros mayores de 14 años, residentes en EEUU, a llenar un formulario con todos sus datos personales, incluyendo ocupación y declaración sobre cuáles eran sus creencias, tendencias o afiliaciones políticas. En cuatro meses se registraron cerca de 5 millones de extranjeros.

Y hecha la ley, surge el paladín que la pone en marcha y la aplica de una manera épica. Joseph Raymond McCarthy, senador de Wisconsin, dio inicio a una persecución implacable contra los comunistas y contra aquellos que le parecían peligrosos.

Esta persecución llevó a los tribunales a miles de personas mientras otras miles eran tildadas de sospechosas de participar en actividades antipatrióticas lo que les causaba problemas laborales o discriminación. Esta persecución saltó a la palestra cuando se comenzó a investigar a la industria cinematográfica de Hollywood.

Se interrogaron a ceca de 40 personas de la industria quienes involucraron a otros en un efecto bola de nieve. Por ejemplo, el dramaturgo Betolt Brecht hizo sus declaraciones y luego se escapó a Alemania Oriental, mientras que Herbert Biberman, Lester Cole, Albert Maltz, Adrian Scott, Samuel Ornitz, Dalton Trumbo, Edward Dmytryk, Ring Lardner Jr., John Howard Lawson y Alvah Bessie alegaron que estaban bajo la protección de la Primera Enmienda y tenían el derecho a negarse a responder las preguntas. La Corte Suprema le dio la razón al Congreso y todos los acusados fueron condenados a penas de entre seis y doce meses de prisión.

En esos años, el comunismo era visto como una alternativa más humana al capitalismo, por lo que, deben haber existido comunistas en la sociedad estadounidense de esos años, pero, lo ridículo era que estos comunistas se estaban confabulando para apropiarse del gobierno.

Lo único positivo de MacCarthy es la incorporación de la expresión “macartismo” en política que tiene los significados de:
  1. 1.     Práctica de hacer acusaciones de deslealtad política o subversión, sin pruebas suficientes
  2. 2    Utilización de información obtenida mediante investigaciones injustas o métodos acusatorios injustos con el propósito de suprimir a la oposición.

 Y ahora MacCarthy se transforma en King

Peter King, republicano, preside el comité de seguridad nacional de la cámara de representantes, ha manifestado que “una abrumadora mayoría de musulmanes estadounidenses son ciudadanos excelentes…Pero hay una realidad que no podemos ignorar”. ¿A que realidad se refiere King?

King ha dicho que “el 80% de las mezquitas en EEUU están contaminadas por el radicalismo…los musulmanes apoyan de manera abrumadora las acciones de kamikazes..”. Entonces, la realidad que quiere mostrar King es que la comunidad musulmana de EEUU es un peligro para todos y deben ser perseguidos e investigados, en primera instancia. Siempre se sabe cuándo empieza la represión, pero es difícil darle término.


La debilidad de una sociedad se ve en situaciones límites. Una nación como EEUU, surgida y levantada por personas perseguidas en sus países de origen por cuestiones religiosas y raciales, se desarrolló en base al respeto irrestricto de los derechos civiles y las libertades humanas, pero, siempre para algunos es más fácil perseguir que convencer.

El macartismo fue una mala experiencia en EEUU, y que esperamos que no se repita. Confiamos en la cordura y el sentido común de todos sus habitantes y autoridades.

viernes, 11 de marzo de 2011

DECÁLOGO DEL MAL POLÍTICO


Los cuatro concejales de la Concertación y la representante comunista se retiraron del consejo municipal extraordinario para impedir que el concejal de la UDI Rodolfo Carter sea ungido con el cargo de alcalde de la comuna de La Florida y para reemplazar al renunciado Jorge Gajardo, ex PS. Esta acción política fue consensuada y visada por los timoneles de la Concertación.

Esta acción es una muestra de las características que tienen los malos políticos y  cómo actúan sin importarles para nada el cumplimiento de la ley, el respeto a sí mismos y el cargo que ostentan.

Sin embargo, no debemos olvidar que somos los votantes los que le entregamos el poder a estos sujetos para que nos representen por lo que debemos ser capaces de reconocerlos para evaluar si continúan teniendo nuestra preferencia, para lo que necesitamos un decálogo del mal político.

El decálogo de malas prácticas de un político

PRIMERO: Es un profesional de la política

Los malos políticos viven y usufructúan de la política, y en ese sentido se enriquecen a una tasa creciente a ojos vista de todo el mundo. No resulta extraño, entonces, que todos vacacionen en los lugares más exclusivos, tengan a sus hijos en los colegios más importantes, tengan propiedades y bienes en abundancia. Y por lo anterior, es que no existen los políticos pobres.

Y el comportamiento de esta clase de tiburones termina siempre expulsando a los buenos políticos que prestan un verdadero servicio público, es decir, los políticos de vocación.

Por lo tanto, para ser un mal político se debe vivir de la política y del cargo que se ejerce, ¿cómo no defenderlo a toda costa cuando existe la opción de perder la cuota de poder?.

SEGUNDO: Es un fanático e inepto

Un mal político es un fanático y un inepto, lo que resulta en una bendición de la naturaleza porque, ¿se imaginan a un fanático que sea competente?. Claro, son los casos de aquellos que han transformado al mundo con sus locuras: Hitler, Fidel Castro, etc.

Además, dispone de escaso talento político; tiene una pobre concepción de la justicia y del sentido común.

TERCERO: Toma decisiones sin información confiable

Un mal político toma decisiones sin ningún tipo de información de respaldo. Y por lo tanto, no busca asesores independientes sino asesores que le digan lo que quiere escuchar (por eso, muchas veces, nombran como asesores a parientes cercanos como la esposa/o, a la hija/o, etc., pagados con los recursos de los contribuyentes), o lo que es más común, actúan sin ningún tipo de asesoramiento.

No les interesa que el mundo sea incierto y complejo, porque ellos no asumen ninguna responsabilidad en las decisiones que toman.

CUARTO: Es ineficiente

Un mal político es ineficiente porque no le interesa si existen o no los recursos para cumplir con los objetivos. Por eso, proponen medidas y propuestas que jamás se pueden implementar porque no hay recursos para ello.

Por ejemplo, en el artículo 193, incisos 1º, 2º  y 3º, del Código del Trabajo se dispone que “en los almacenes, tiendas, bazares, bodegas, depósitos de mercaderías y demás establecimientos comerciales semejantes…el empleador mantendrá el número suficiente de asientos o sillas a disposición de los dependientes o trabajadores”, ¿se imaginan el ejército de funcionarios que se necesitaría para fiscalizar esta ley?, ¿ y cuanto tiempo ocuparon en discutir esta ley?

QUINTO: No le gusta innovar

Un mal político llegó y creció en un ambiente en el que se privilegia mantener el status quo, y por eso, no les gusta innovar ni proponer cambios que pudieran afectar su posición en la repartición de las granjerías.  No les interesa que la gente opine mal de su accionar y dado que tienen la convicción que igual seguirán votando por ellos, ¿Por qué cambiar entonces?.

La experiencia en el ejercicio del cargo que podría ser una fuente de crecimiento y de mejoras, es despreciada por el mal político.

SEXTO: Es irresoluto y pusilánime

Un mal político no toma decisiones de manera oportuna, y más bien, se comporta como un pusilánime y sin carácter, siempre pendiente de los movimientos del pez más grande de la pecera.

Son seguidores de otros, los que tienen el cuchillo más grande, y por eso siempre buscan ese apoyo y respaldo que después les quita independencia y libertad. Pero, no les importa, porque tienen la convicción que, andando el tiempo, alguno de ellos será el pez más grande la pecera, y ahí podrá pasar las cuentas, si puede.

SÉPTIMO: Es imprudente

El mal político es un eterno imprudente. Jamás trata de solucionar los conflictos sino que los incendia con declaraciones y acciones temerarias, y si no puede hacerlo, busca soluciones de parche y a medias.

Por ejemplo, las cárceles están llenas de delincuentes y la única medida que promueve es abrir las puertas para reducir el hacinamiento. Es todo un imprudente. 

OCTAVO: Es torpe y cínico

Un mal político es torpe y cínico, y no es muy astuto (¡afortunadamente!). En su manera de relacionarse con sus pares y con todos, son profundamente maliciosos, y no tienen ni cautela ni sagacidad. No tienen dudas en mentir si eso les permite subir escalones en su carrera por el estrellato.

Además, tratan de controlar su espontaneidad, pero les cuesta demasiado, y muchas veces deben responder públicamente de sus acciones. Por ejemplo, un político fue detenido por circular a alta velocidad, quiso imponer su cargo para no ser infraccionado, y cuando se iba mostró a las cámaras el  dedo medio.

Finalmente, siempre faltan a la verdad, y no les importa mentir y engañar porque tienen por lema que “el fin justifica los medios”.

NOVENO: Es irresponsable.

Un mal político es un eterno irresponsable; siempre alguien (¡de menor jerarquía!) es responsable de sus acciones, omisiones y sus consecuencias. Ellos tienen muy claro que las responsabilidades se diluyen cuando no existen mecanismos institucionales para exigir y rendir cuentas.

Por ejemplo, un mal político no promueve la rendición de cuentas o el “accountability”, que corresponde al concepto de responsabilidad, de dar cuenta, responder por, dar cumplimiento, básicamente a nivel de gestión pública.

Si dispone de un lenguaje demagógico por medio del cual maneja a la opinión pública para diluir su cuota de responsabilidad.

DÉCIMO: Impone, no convence

El mal político no persuade sino que impone. Por lo tanto, es un dogmático al que no le interesa convencer con argumentos sino que solo le atrae destruir a su adversario, por lo cual no trepida en atacar al mensajero de manera personal.

Los adversarios no son factibles en su mundo, porque él se cree dueño de la verdad iluminada.


Si alguien desea reconocer a un mal político, solo debe verificar este decálogo y podrá tener éxito en su tarea. Algunos piensan que no es necesario dado que todos los políticos son malos, pero existen excepciones trabajando por el bien de todos. Y a estos deben apoyar aquellos que creen que la democracia es un sistema perfectible pero que nos necesita para apartar de su camino a los oportunistas e imbéciles de siempre.

La sociedad debe hacerse responsable del comportamiento de sus políticos cuando ejercen los cargos que les concedemos. Ejerzamos el control responsable y no nos alcemos de hombros porque después podrían venir por nosotros.

martes, 8 de marzo de 2011

EXUBERANCIA IRRACIONAL por Louis Uchitelle


En “Espíritus Animales. De cómo la psicología humana dirige la economía y su importancia para el capitalismo global” escrito por George A. Akerlof y Robert J. Shiller para la Princeton University Press, los autores nos piden que miremos a nuestro alrededor. La segunda llegada de La Gran Depresión es, igual que la original, la consecuencia directa de los espíritus animales. Si solo hubiésemos considerados esas turbulentas emociones para la teoría económica, tal vez no estaríamos repitiendo la tragedia.

Akerlof, Premio Nobel, y Shiller, un seguro candidato al premio, son prominentes economistas de las teorías económicas más aceptadas. No se desvían fácilmente de las teorías ortodoxas, con su alegato de que la gente es, esencialmente, racional, bien informada y no es emocional en las numerosas transacciones que le dan forma a la economía. Pero en “Espíritus Animales” se han desviado-y lo han hecho en el momento que la teoría comúnmente aceptada se autodestruye.

No hubo nada racional, bien informado, ni falto de emoción, en el comportamiento que casi hace colapsar la economía. Eso deja a la mayoría de los economistas de Norteamérica fuera de un marco creíble para explicar cómo nos metimos en este desastre. Akerlof y Shiller son los primeros en intentar retrabajar la teoría económica de nuestros tiempos. Ese esfuerzo hace de este libro una pieza fundamental.

Keynes prestó un servicio similar en los años 1930-principalmente observando que las economías de mercado podrían sufrir largos períodos de desempleo y baja producción, a menos que el gobierno supliera la demanda necesaria. El programa de estímulo de $ 787 billones de Barack Obama refleja esta perspicacia.

Pero otro aspecto del pensamiento de Keynes no le fue tan bien. El introdujo al mundo los “espíritus animales”, inventando esa frase para describir un gama de emociones, impulsos humanos, entusiasmos y percepciones que mueven las economías-y, por último, las descarrilan. Los economistas que interpretaron a Keynes “lo vaciaron de casi todos los espíritus animales-los motivos no económicos y el comportamiento irracional-que estaban en el corazón de su explicación sobre la Gran Depresión”, declaran Akerlof y Shiller.

Acercándose equivocadamente a esto, los autores intentan reinsertar los espíritus animales a la teoría económica. Hacen esto alimentándose del gran conocimiento que hay ahora sobre la psicología humana, y para lo que Akerlof y Shiller, entre otros economistas, han incorporado al relativamente nuevo campo de la economía del comportamiento.

Hasta ahora, la economía del comportamiento se ha centrado sobre una variedad de atributos dispares que le corroen la noción de la racionalidad a la teoría comúnmente aceptada. Una persona joven, por ejemplo, no se une a un plan 401 (k) (un plan de ahorro para el retiro), incluso uno subsidiado por su empleador, pero si fuera racional y estuviera bien informado, ciertamente lo haría.

Lo que Akerlof y Shiller hacen es subrayar este tipo de hallazgo, envolviéndolo con otros numerosos conocimientos psicológicos existentes, en media docena de máximas, que permanentemente alteran el concepto de comportamiento racional. Y su libro presenta el caso, no solo para los economistas, sino para el lector común. Es corto (176 páginas) y suficientemente sencillo para que lo entienda cualquiera (la mayor parte del tiempo).

Sobre todo, retan a la ideología del mercado libre reinante de los últimos 30 años, desde la llegada de Margaret Thacher y Ronald Reagan, hasta la abrupta crisis actual que llegó a finales del año pasado. Esa ideología sostuvo que los mercados debían operar libres del gobierno porque eran racionales. Pero si el espíritu animal influye el comportamiento, entonces el gobierno debe jugar un papel amplio y disciplinario, y hacerlo permanentemente.

Akerlof y Shiller se tardaron cinco años escribiendo Animal Spirits” y afilando esta convicción. Están preocupados que una vez que entremos en el “revival” crecerá inevitablemente la presión -tal como fue al final de los 70, más de una generación después de la Gran Depresión-para darle al mercado rienda suelta de nuevo. Akerlof y Shiller quieren que su libro sea un obstáculo, para que eso no vuelva a suceder.

“El sistema de salvaguardas, desarrollado por la experiencia de la Gran Depresión, está erosionado” escriben. “Por lo tanto es necesario que renovemos nuestra comprensión de cómo funcionan realmente las economías capitalistas, donde la gente no solo tiene motivos económicos racionales, pero también todo tipo de espíritus animales.”

Ambos hombres tienen muchos años insistiéndoles a sus colegas economistas que reconozcan las excepciones a las teorías comúnmente aceptadas. Akerlof, un profesor de la Universidad de California en Berkeley, compartió un Premio Nobel de 2001 por su trabajo sobre “información asimétrica”, que quiere decir que algunas partes de una transacción saben más sobre el negocio que otros, como el que vende carros usados que sabe más de los defectos del vehículo que trata de vender que el cliente que lo quiere comprar. Las leyes que protegen a los consumidores surgieron de estos hallazgos.

Akerlof siempre ha creído que en la mayoría de las situaciones mercantiles el papel del gobierno puede mejorar el resultado. “Animal Spirits” pone en ebullición esta opinión.

Shiller, un profesor de Yale, originó la frase “exuberancia irracional” antes que Alan Greenspan la hiciera famosa y en su investigación ha documentado el auge y caída de los precios inmobiliarios de las últimas décadas, para demostrar que la última escalada fue la más grande en la historia de los Estados Unidos. La burbuja explotará con resultados muy desagradables, advirtió Shiller mucho antes de que ocurriera.

¿Cuáles son los espíritus animales que mueven la economía norteamericana? La confianza es uno. Lejos de pesar y analizar todas las opciones desapasionadamente, la gente actúa en base a la confianza, o a demasiada confianza, en que el inmueble que están a punto de comprar valdrá más dentro de un año. La confianza llevó al alza de las acciones en los años 1920 y de nuevo esta década, mucho más que el balance corporativo y la razón pura puedan justificar, y ahora la falta de confianza, avanzando como una enfermedad contagiosa, está exacerbando la caída.
La equidad también aparece como un espíritu animal, influyendo miles de decisiones en formas que difieren de la teoría standard. Por un sentido de equidad, por ejemplo, los jefes frecuentemente le pagan a sus empleados sueldos mayores a las que el mercado demanda. “Las consideraciones de equidad son un gran motivador de muchas decisiones económicas,” escriben Akerlof Shiller, “y están relacionadas a nuestro sentido de confianza y nuestra habilidad de trabajar juntos efectivamente.”

La corrupción también es un espíritu animal. Esto incluye la propensión a producir no solo lo que la gente realmente necesita, pero lo que creen que necesita, como los seguros respaldados por las hipotecas “una versión moderna del aceite de culebra,” declaran los autores.

En su lista de espíritus animales los dos economistas le prestan especial atención a la tendencia de la gente a pensar en términos narrativos o de historias. “Mucha confianza tiende a estar asociada a historias inspiradoras, historias sobre nuevas iniciativas de negocios, cuentos de como otros se enriquecieron,” escriben los autores. Por otra parte, las historias sobre la Gran Depresión moldean nuestra narrativa de lo que ocurre ahora, y nuestro comportamiento.

Entonces, ¿qué debemos hacer? Los espíritus animales son emociones humanas; no las podemos apagar. Si no las mantenemos a raya, llevan a la economía hacia booms mal concebidos y bancarrotas desastrosas. Temperados por el gobierno, por otra parte, son una excelente fuente de energía empresarial, canalizada de forma segura hacia un capitalismo sano. Keynes llegó a esa conclusión, y Akerlof y Shiller, en “Espíritus Animales” empujan hacia esa dirección con fuerza—animando a sus colegas a seguir su liderazgo para rediseñar la teoría económica que trata con el sistema de mercado que irracionalmente falló en gobernarse a sí mismo.

Louis Uchitelle escribe sobre economía para The Times.