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lunes, 19 de diciembre de 2011

EL PODER DE LOS INDEPENDIENTES EN LA DEMOCRACIA CHILENA


Según el profesor Ian Couzin del departamento de Ecología y Biología Evolutiva de la Universidad de Princeton, en el trabajo «Los individuos sin formación promueven el consenso en grupos animales», y que salió publicado  en diciembre en la revista Science, la “ignorancia puede favorecer a la democracia”.

La mayoría se enfrenta a la minoría arrogante y violenta 
La tesis es que cuando un grupo debe tomar una decisión por consenso, los miembros más testarudos pueden intimidar en los procesos decisivos para imponer su posición, aunque estén en minoría. Pero, el estudio realizado con bancos de peces, muestra que la presencia de integrantes no formados en el grupo puede ayudar a contrarrestar ese efecto. «Este resultado es inesperado, porque cuando un grupo incluye individuos sin fuertes preferencias parecería que son más vulnerables a la influencia de una minoría extremista», indica la investigación.

En otras palabras, cuando un grupo quiere tomar una decisión, los que no son formados en el grupo o los más ignorantes, pueden contrarrestar la posición de un grupo minoritario que quiere imponer su opinión, sumándose a la mayoría.

En este experimento con peces, que tenían dos objetos posibles a los que dirigirse, se observaba que una pequeña minoría dictaba las decisiones del grupo, pero, si se introducía un cierto número de individuos sin preferencias por un blanco u otro, finalmente estos acababan uniéndose al grupo más numeroso y el control de la decisión regresaba a la mayoría.

En resumen, este experimento muestra que los individuos no educados con el grupo pueden promover un resultado democrático, haciendo valer la representación igualitaria de preferencias en un grupo. ¿Y qué pasa con los seres humanos?.

La institución de la democracia humana.

Claramente se debe tener cuidado con extrapolar los resultados de este experimento a la forma como los seres humanos toman sus decisiones. Por ejemplo, la minoría de peces testarudos ha sido educada para no cambiar de opinión, y no se esfuerzan en convencer a otros, sino que dirigen su atención al objeto de su interés, mientras que en la especie humana las minorías testarudas intentan persuadir a las mayorías con sus discursos y sus intentos de lecciones. Hay una intencionalidad manifiesta y clara en convencer y promover mediante la propaganda, muchas veces, sin sustento ni contenidos excepto el ideológico.

Pero, pese a todo, no hay mucha diferencia entre unos peces testarudos y unos seres humanos fanáticos ideologizados desde su infancia que no cambian de opinión. Las minorías humanas que intentan imponer una cierta visión del mundo siempre construyen un discurso demagógico para captar adherentes y aumentar su base electoral, e instaurar un paradigma cultural.

La democracia es probablemente una de las instituciones más relevantes de los dos últimos siglos que la especie humana ha puesto sobre el planeta. Fue el resultado de la emancipación de las masas del poder arbitrario de minorías ávidas de disponer del poder para sus oscuros y tortuosos intereses personales, en desmedro de los intereses de las grandes mayorías.

Sin embargo, siempre subsisten minorías arrogantes que se creen poseedoras de la verdad y que buscan seducir y transformar la democracia para sus fines partidarios y ideológicos. Por ejemplo, lo hizo Hitler al ascender al poder y en plena guerra fría podíamos encontrar países socialistas que se denominaban “Repúblicas Democráticas…” mientras su población eran sometida a crueles dictaduras. Así, la democracia se ha vuelto un perfecto argumento para que los regímenes totalitarios se perpetúen en el poder.

La democracia la construyen los ciudadanos independientes

No hay duda que la democracia que conocemos no es un sistema perfecto porque son los seres humanos los que transforman los desiertos en bellos parajes o transforman los poblados humedales en desiertos de basura. Todo sistema humano depende de los seres humanos y de su capacidad para interpretar la realidad que les ha tocado vivir.

Una democracia eficiente requiere una masa crítica de ciudadanos educados, informados, independientes y activos. Pero, cuando la supina ignorancia cubre con su manto a la gran masa solo se puede esperar una democracia de pobres resultados y débiles prestaciones debido al surgimiento de una camada de políticos profesionales que se creen poseedores de la virtud y que en base a un discurso demagógico usan el poder conferido para sus propios fines. Por lo tanto, si ellos están bien, solo les interesa mantener el status quo.

En el acuario político chileno, opera desde hace mucho el sistema de los 3/3 (tres tercios), es decir, tenemos un tercio de socialistas, otro tercio de independientes y el tercio final, derechistas. Así, en nuestro sistema político ya está establecido que los programas y los discursos deben ser enfocados al centro político con el fin de captar al electorado independiente o sin opinión formada, para mayorías transitorias.

Los presidentes de la concertación izquierdista
Por ejemplo, la izquierda concertacionista (unión entre la DC y el socialismo) nació para echar del poder a Pinochet. Tenía el 33% de los socialistas adoctrinados y la DC que se caracterizaba por ser un partido de centro aportaba un porcentaje del 20% de centristas e independientes. Y con este esquema político eligieron cuatro gobiernos en forma consecutiva, hasta que la Concertación una vez instalada en el poder volvió a los viejos vicios y se aburguesó lo que causó el rechazo de los centristas independientes que volvieron su mirada al individualista Piñera y a la derecha que volvía a gobernar.

En otras palabras, nuestra democracia la construyen los centristas e independientes que inclinan la balanza en un sentido u otro, y por eso, la democracia exige educar al 33% de centristas e independientes que marcan las mayorías circunstanciales.

Finalmente, nuestra democracia está marcada por minorías testarudas. Las de izquierda, salen a las calles para intimidar e imponer sus visiones del mundo, mientras que las de derecha representan poderes fácticos que también desean imponer sus propias visiones. Afortunadamente, contamos con una reserva de centristas e independientes que ayudan a contrarrestar estas extremistas visiones.

Debemos alegrarnos de ello, pero no descuidarnos. La democracia debe ser defendida y profundizada. Esta es la clave.

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