Ye resulta increible como esta gente se apodera de la riqueza de todos...y no tienen verguenza...¿hasta donde iremos con esta gente? |
Algunos de nuestros
caros lectores nos han preguntado porque este blog se ha quedado callado tanto
tiempo. La respuesta es múltiple. En primer lugar, aburrimiento por la
repetición de los mismos temas y los mismos personajes. Reiterar lo mismo una y
otra vez ya no causa gracia a nadie: la estupidez y necedad de nuestros
políticos, empresarios y dirigentes ya no causa gracia. Es más, da verguenza. Sin
embargo, al caminar por las calles sorprende la candidez e ingenuidad de la
gente que aún cree que los sinvergüenzas a cargo del Estado y de las empresas harán
algo por todos, pese a que se indignan cuando se enteran de las metidas de pata
que salen a la luz. La gente parece maniatada emocionalmente y amarrada a
instituciones que ya no funcionan. Por años, la oligarquía gobernante, política
y económica, ha vendido falacias como
“el servicio público” y “el Estado los sacará de la pobreza”, y en el
intertanto “el servicio público” solo ha sacado de la pobreza a la oligarquía
gobernante, política y económica. Por eso, sorprende que aún se espere algo de
ellos.
En segundo lugar, las
instituciones. La oligarquía ha construido una institucionalidad feble y fácil
de someter a los caprichos de los que están en poder. Sorprendentemente, un
dictador como Pinochet fue el único que creó una institución independiente como
el Banco Central. En general, los políticos crean leyes, normas e instituciones
que solo favorecen a los que detentan el poder, y limitan a las grandes
mayorías que no se dan cuenta del despojo. Crean ministerios, departamentos,
oficinas y lugares similares, llenándolos de burócratas y funcionarios que
responden a la ideología de turno, llenando papeles y papeles con informes que
nadie necesita leer. En otras palabras, crean instituciones inútiles para
emplear a sus correligionarios y abusar del poder sin entregar nada a cambio.
Así crearon el Ministerio del Deporte para mejorar los resultados deportivos,
¿pueden creer tamaña necedad?.
En tercer lugar,
parafraseando a Juan Bautista Alberdi cuando decía que los latinoamericanos
“hemos sido ociosos por derecho y holgazanes legalmente. Se nos alentó a
consumir sin producir. Nuestro pueblo no carece de alimentos sino de educación
y por eso tenemos pauperismo mental. En realidad, nuestro pueblo se muere de
hambre de instrucción, de sed de saber, de pobreza de conocimientos prácticos y
de ignorancia en el arte de hacer bien las cosas. Sobre todo se muere de
pereza, es decir de abundancia. Quieren pan sin trabajo, viven del maná del
Estado y eso los mantiene desnudos, ignorantes y esclavos de su propia
condición. El origen de la riqueza son el trabajo y el capital, ¿qué duda cabe
de que la ociosidad es el manantial de la miseria?. La ociosidad es el gran
enemigo del pueblo en Latinoamérica”.
En otras palabras, el
pueblo llano está convencido de que son pobres porque otros decidieron
empobrecerlos. Y están en lo cierto, pero lo más sorprendente es que no culpan
a los políticos y sus regulaciones empobrecedoras, sino que culpan a los
empresarios que, de alguna manera, también son víctimas de las normas creadas
por los gobiernos populistas y socialistas. En el afán de apropiarse de la
riqueza ajena, los gobiernos crean regulaciones que limitan el libre mercado e
impiden el normal desenvolvimiento de las actividades económicas. Así surgen
los oligopolios y la riqueza se concentra en pocos grupos empresariales que son
los que terminan financiando a los mismos políticos en su acceso al poder. Un
círculo vicioso creador de pobreza y de falta de oportunidades.
Finalmente, este
caldillo indeseable consigue transformar nuestro mundo en un lugar sin
oportunidades para los más talentosos o los más esforzados, que son los únicos capaces
de generar riqueza por medio de mejorar el bienestar de todos. En cambio, Latinoamérica
está repleta de personas que se enriquecen en virtud de la falta de mercados y
del exceso de regulaciones. En otras palabras, los más capaces deben
conformarse con patear piedras mientras los menos capaces se enriquecen a manos
llenas. Piensen, por ejemplo, en la esposa del socialista Andrade que, por
trabajar 20 años, en Gendarmería obtiene una pensión vitalicia de más de
$5.000.000. Si pensamos que una persona promedio que cotiza por 30 años recibe
$500.000 de pensión vitalicia, ¿qué aporte al bienestar de todos puede haber
hecho esta persona como para recibir semejante transferencia de riqueza que
debe ser financiada por todos?.
POR
EJEMPLO, ¿CÓMO SE ENRIQUECEN LOS LATINOAMERICANOS?
Conviene preguntarse,
entonces: ¿Cómo se enriquecen los latinoamericanos en estos días?. En primer
término, se enriquecen si están cerca del poder, como políticos o funcionarios,
dada la riqueza que circula a su alrededor y la falta de controles rigurosos.
Así, se permiten pensiones millonarias o cobrar sobreprecios en obras públicas
o recibir sobres con ingresos adicionales en efectivo…Todo un arsenal de
recursos para apropiarse del dinero de los contribuyentes.
En segundo término, en
Latinoamérica, las personas se enriquecen si trabajan en empresas estatales
poseedoras de los commodities de los respectivos países. En Venezuela y Brasil se
enriquecen si trabajan en empresas de petróleo y en Chile si trabajan en el
cobre. Estas empresas estatales son las principales generadoras de flujo para
sus economías y los que ingresan a ella se aseguran su parte generosa del pastel.
En tercer término, las
personas se enriquecen si tienen los apellidos y los contactos necesarios para
acceder a los pocos puestos bien pagados de las distintas economías poco
competitivas. Como hemos dicho, en Latinoamérica no hay mercados libres y las
empresas oligopólicas ofrecen pocas oportunidades de mejora excepto para
aquellos que pertenecen a la élite…¿Qué hace el resto de las personas?.
Comienzan a correr la carrera de la rata, asistiendo a empleos de tiempo
completo pagados como si fueran de medio tiempo. La falta de competencia en los
mercados ha generado mercados laborales de bajos salarios porque solo se venden
los productos de bajo precio. Así, la riqueza no fluye en las economías.
En resumen, el mérito y
el logro de resultados no está correlacionado directamente con el ingreso
personal y podríamos representarlo con el siguiente modelo:
Ingreso = f (acceso al
poder, empresa estatal, oligopolio)
(+) (+) (+)
Es decir, el nivel de
ingreso que recibe una persona en Latinoamérica está correlacionado
directamente con su nivel de acceso al poder (mientras más alto es dicho nivel,
más ingreso recibe); si trabaja en una empresa estatal u oligopólica tiene más
altos ingresos.
Lo anterior tiene una
consecuencia. Algunos estudiantes salen a marchar por “educación de calidad,
gratuita y estatal” pero lo único que están procreando es un sistema más
centralizado y que generará una educación de peor calidad, muy cara y con una
sola visión del mundo. Sin embargo, si se lograra la meta de los estudiantes,
dada la institucionalidad actual, no tenemos sociedades libres, abiertas y que
generen oportunidades crecientes para personas más preparadas y educadas.
No basta con tener
personas educadas; necesitamos sociedades libres y abiertas en las cuáles se
premie la capacidad de las personas de mejorar el bienestar de todos por medio
de bienes y servicios de valor. No permitamos que las élites política y
económica se apropien de nuestros destinos y de nuestra riqueza vendiéndonos letanías
e ilusiones empobrecedoras.
Panorama
LIBERAL
Domingo
10 Julio 2016
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