Los bolas tristes son el resultado de las brujas y anteceden a la violencia familiar... |
Recientemente, un diputado UDI escribió en su cuenta twitter que, en referencia a la socialista Vallejo, "Camilita da para concurso de belleza y nada más. Cualquier diputado UDI la deja en ridículo en elecciones. ¿Se atreverá la miss comunismo?". Y ardió una mini Troya porque apareció la ministra del Sernam, Schmidt, quien lamentó las afirmaciones realizadas por el diputado UDI y expresó que "todo comentario basado en el físico de una mujer para descalificarla es lamentable y no ayuda a erradicar el machismo en Chile".
¿Sabrá esta señora ministra que el juego de la política es un juego duro y de descalificaciones?. Sin reclamo. Por lo tanto, pretender victimizar a la socialista Vallejo es hacerle el juego a ella. Menos mal que la señora ministra es de la misma coalición política que el diputado.
El corolario de esta situación es llamativo: ¿Cómo debemos enfrentarnos a las mujeres si desean competir en terrenos habituales para los varones?, ¿deben cambiarse las reglas del juego?, ¿Por qué las mujeres quieren un trato especial…no debemos recibirlos todos, sin excepción?...En realidad, la cuestión es: ¿Cómo se debe tratar a las mujeres en la actualidad para que no sea malinterpretado?. Muy cariñoso es machista; poco cariñoso, egoísta…¿Cómo debemos hacerlo?.
¿Cómo tratar a las mujeres?.
Se ha vuelto toda una complicación relacionarse con las mujeres en la actualidad porque todos los argumentos racionales lo terminan transformando en e simplismo del “eres machista” o lloriqueos varios. Al parecer, nos estamos transformando en una sociedad rosada, débil y pobre en relaciones.
Debo ser honesto: tengo manifiestos problemas laborales con las mujeres y soy el primero en reconocerlo. Por ejemplo, no me gusta trabajar con ellas por la extraña lógica e indescifrable conducta que poseen en forma permanente. Por cierto, alguno de ustedes dirá que “”¡este gil es gay!”, pero a mí me gustan las mujeres como hembras…Lo que no me agrada es la forma que han elegido para posicionarse en las relaciones humanas si partimos de la premisa de que han estado postergadas por largo tiempo.
Es cierto que el género femenino ha emergido a la esfera pública, pero en el interior de las familias las mujeres han mandado siempre. En mi caso particular, mi madre y mi abuela al interior de la familia disponían como les placía, con la venia de mi padre y mi abuelo, o sin ella. Sin embargo, algunas mujeres han transmitido el mensaje de que todas deben tener posibilidades para “desarrollarse en la esfera pública” como si este fuera el gran espacio para ser un mejor ser humano. Y es verdad que la sociedad requiere de su participación porque somos una especie de dos sexos y ambos debemos aportar al desarrollo y evolución social.
Lo anterior es muy claro, pero el costo de esta apertura de las mujeres a las actividades públicas trae como consecuencia un cambio en las familias, un empeoramiento de la calidad de la vida familiar, hijos abandonados, menos hijos por familia, aumento de las relaciones casuales, menor cantidad de matrimonios, etc. El resultado final es una vida familiar más tensionante, más conflictos y situaciones nuevas con las que lidiar a diario.
Algunos socialistas, en su afán permanente de llevar agua a su molino ideológico, promueven iniciativas legales para igualar la participación en ciertos ámbitos lo que una soberana estupidez. Debemos cuidar de que los nuevos espacios que ocupen las mujeres no se deban a acciones administrativas y discrecionales, porque estas prácticas terminarán retrasando la evolución social. En otras palabras, las mujeres deben ganarse sus espacios compitiendo en igualdad de condiciones con los hombres y no por medio de leyes anti-discriminación que lo único que hacen es discriminar a los hombres. La discriminación no se combate con más discriminación. La sociedad debe igualar las oportunidades para hombres y mujeres, de modo que sean los más eficientes los que avancen más rápido, independientemente del género.
Como una aplicación particular de esta discursiva, demos una mirada a la violencia contra la mujer y el enfoque generalizado, erróneo, que se le ha dado a esta problemática.
La violencia contra la mujer, ¿víctima o victimaria?
Siempre me ha llamado la atención cuando en las noticias se muestran acciones violentas de animales domésticos como perros que atacan a niños indefensos; los argumentos son los mismos: “íbamos pasando…y de repente, el animal se abalanzó sobre el niño…”. Nunca se reconoce abiertamente que el niño le pisó la cola al animal o lo golpeó, etc. porque eso implicaría reconocer un grado de responsabilidad que los adultos no están dispuestos a asumir. El único culpable es el animal, y hay que eliminarlo.
En el caso de la violencia de género pasa algo similar: la mujer es vista siempre como la víctima. Por cierto que deben existir casos en los cuáles los hombres son unos imbéciles y cobardes que no pueden convivir si no es golpeando mujeres o personas más débiles como una manera de demostrar su hombría y su valer. Estos cobardes son unos completos imbéciles. Así, el énfasis, a nivel de Estado, está en culpar y castigar a los hombres por esta conducta irracional y, sin embargo, hay matices que no pueden ocultados por más tiempo.
En general, nadie parece prestar atención a las causas del comportamiento violento de muchos hombres con respecto a sus mujeres, y los problemas deben ser solucionados trabajando las causas que los provocaron y no solo los efectos resultantes. Es correcto castigar a cualquier persona por actuar en forma violenta en contra de una persona de menor capacidad física, y por eso es válido cuestionar la violencia contra las mujeres, ancianos desvalidos, niños pequeños, discapacitados, y otros.
Volvamos a las mujeres violentadas. Tengo un amigo, Aníbal, que me refirió su historia personal y, lo que él denominó, el Ciclo de Aníbal, que comienza con el pololeo pero no se sabe como termina.
Aníbal se casó muy enamorado de la que había sido su polola por más de 7 años. Tuvieron tres hijos rápidamente, pero en forma lenta la relación se fue deteriorando de una manera acelerada. Y lo que sucedió, él lo entendió como algo normal: llegó a estar en el sexto lugar de prioridades de la casa. Es decir, en primer lugar estaban las necesidades de los niños y luego las de los dos perros. Finalmente, estaba él. La mujer cambió la prioridad, y él lo asumió, colaborando en todo lo que podía: cambió pañales, se levantaba de noche, los llevaba al médico, los sacaba a pasear, etc.
Nunca le dio importancia al hecho de que no era considerado en las prioridades familiares y nunca enfrentó la situación…”Mis papás vienen a ver a los niños el fin de semana, limpia la casa…los perros no han salido a pasear, sácalos a pasear…”. La lectura y la televisión (olvídense del control remoto) pasaron a ser una excentricidad…”¡Otra vez viendo fútbol…limpia la casa!...Otra vez leyendo el diario, ¿no tienes nada que hacer?”. Terminó asumiendo que en la familia él pasó a ser el último de todos. Sus deseos no le importaban a nadie, excepto a su hija mayor que le demostraba una mayor preocupación que su propia esposa.
Por ejemplo, los muebles los elegía y compraba la esposa; la comida la elegía y la compraba la esposa; las vacaciones las definía la esposa con los hijos; los gastos estaban a cargo de la esposa….etc. Él aportaba el financiamiento, y nada más.
Al comentar esto en su oficina con algunos de sus mejores amigos, se encontró que esta era una experiencia común en las vidas de los varones de cierta edad que experimentaban el abandono que sufrían de parte de sus familias. Este abandono no es físico, es un abandono afectivo, pero lo más triste de este abandono es que te exigen seguir queriendo con la misma intensidad de antes…mientras que sientes que a ti solo te exprimen…Por ejemplo, jamás dan un saludo con afecto, pero si esperan que recordemos la fecha del aniversario.
Después de varias conversaciones con amigos y otros, se desarrolló el Ciclo de Aníbal que describe en una secuencia de etapas el tránsito y la caída de una relación de pareja…
El Ciclo de Aníbal.
PRIMERA ETAPA: Enamoramiento. Todo es lindo; se quiere estar todo el día con la persona, pasear con ella y transformar el mundo y ponérselo a sus pies. Nos quedamos con las cartas que recibimos y las leemos todos los días y a cada momento. Su perfume nos embriaga.
SEGUNDA ETAPA: Matrimonio como ilusión. El matrimonio es un contrato legal que genera demasiadas obligaciones y muy pocos beneficios para los hombres. El matrimonio genera “cachos” de por vida. Y cuando el hombre muere, la “viuda” se regocija vestida de blanco en la iglesia en la cual están velando a su ex marido (situación real acaecida en esta ciudad).
Por esta razón, algunos entendidos han manifestado que “el matrimonio es como un castillo sitiado: los que están dentro, quieren salir; y los que están fuera, quieren entrar”. Pero, no es más que una ilusión…que se desinfla rápido.
La primera etapa del matrimonio es física y sexual. Al parecer, hay que romper las camas con el ejercicio continúo, y por eso otros han planteado que “una al año... no hace daño; una al mes... que rico es; una a la semana... no pasa nada; una al día... que alegría; una a cada rato... cuídate el aparato…”. Pero, hacer el sexo con la misma mujer de siempre va hastiando y poco a poco se van distanciando las relaciones, en especial, si entremedio comienzan a llegar los hijos.
Y los hijos, que son la alegría máxima, pueden ser los que ponen la primera piedra de la próxima etapa.
TERCERA ETAPA: Matrimonio como desilusión. El devenir del matrimonio y la aparición de los hijos transforma a los hombres en los últimos de la familia. Para afuera, siguen siendo los jefes-de-familia, con poder y condecoraciones, pero para adentro, no son nada. Todo lo decide la mujer. Y viene la decepción mutua: la mujer quiere disponer de más poder pero como el hombre gana un sueldo que ya no alcanza para lo deseado, comienza a ser vilipendiado y denostado…”¡eres un flojo…consíguete otro trabajo…ya estás sentado…no podemos gastar en tu cerveza porque tu sueldo no alcanza…mi hermano va de vacaciones al Caribe y nosotros a la Plaza de Armas…!”; el hombre comienza a culparse de todo y los más débiles caen en el alcohol y las drogas lo que empeora la situación.
Y, si a todo esto, agregamos los celos enfermizos, nos encontraremos en la etapa final de una relación desgastada. Todo es sospechoso: desde la hora que llegas a la hora que sales; te achacan relaciones imaginarias imposibles de defender; te lanzan objetos que te han regalado antes acusándote que te los han entregado otras mujeres; te hacen escenas en público; te olfatean la ropa para sentir olores o perfumes; te revisan el celular y los bolsillos; te llaman de teléfonos públicos impostando la voz para ver si te pillan en un desliz; etc. La imaginación de una celosa es tan fértil como el vientre de una cucaracha.
Cuando algunos hombres ya empiezan a vislumbrar un nuevo mundo, sin la mujer, es que está comenzando la cuarta etapa.
CUARTA ETAPA: Matrimonio con una Bruja. En esta etapa la vida es un infierno puesto que, hagas o no hagas nada, eres el culpable de todo lo que pasa. Te levantes o no te levantes, eres el culpable de todo, ¿Qué opciones puede tener un ser humano cuando todo su entorno se derrumba como un castillo de naipes?.
Algunos se refugian en el alcohol, drogas y prostitutas, para buscar el cariño perdido en el malhadado matrimonio. Otros, en sus aficiones y su hobbies como ver fútbol o leer mucho. Llegar a la casa es para enfrentar un sinfín de gritos, recriminaciones, presiones, insultos y agresión psicológica.
El ambiente dentro de la casa se empieza a poner tenso, y las miradas lo dicen todo. Los niños sufren a su manera, llorando en sus camas; la mujer continúa con su armamento liviano y pesado intentando dar en el blanco; el hombre, se aísla en su metro cuadrado para buscar aire que respirar.
Ha surgido la Bruja en el matrimonio, y los problemas se eternizan y complejizan porque los hijos han crecido. Al final, todo explota en la forma de una tragedia en la que la violencia se muestra en todas sus facetas. La explosión final puede inmediata o definitiva, o bien puede ser un proceso creciente de agresiones mutuas de todo tipo.
QUINTA ETAPA: Matrimonio violento. La familia que no es capaz de enfrentar sus problemas con madurez y dar los pasos necesarios para crecer, se encierra en una espiral de acusaciones recíprocas que solo lleva a la violencia. Además, si consideramos los aspectos financieros insatisfechos de las familias, el resultado violento es una consecuencia lógica.
Y si a este coctel le agregamos una buena dosis de ignorancia y malas costumbres, tenemos los insumos para generar palizas. Y para ambos lados: hombres y mujeres que golpean sin asco a sus parejas, a sus hijos, a sus padres, a sus vecinos, a sus animales…Y la violencia es una válvula de escape para la olla de presión que hemos preparado tan cuidadosamente.
Pero, todos ven los resultados…¿y las causas…quién las soluciona?
¿Qué podemos hacer con el Ciclo de Aníbal?
Los hombres y las mujeres necesitamos nuevos códigos de comportamiento. El mundo ha cambiado, pero para todos lados y no solo para un lado. ¿Qué podemos hacer?...
En primer lugar, las exigencias que se han puesto las mujeres son crecientes: desean ser valiosas para la sociedad en el ámbito público pero también, desean mantener sus prerrogativas anteriores (por ejemplo, la mamá debe tener la tuición de los hijos). Así, los hombres se enfrentan a un género que se ha despertado socialmente y que anhela una mayor participación en la evolución social.
Ahora, las mujeres exigen que los hombres cumplan roles inesperados e insospechados y que históricamente los asumían las mujeres. Muchas parejas no logran congeniar sus opciones de vida y el divorcio es el paso más lógico. Por eso, no es extraño que en sociedades más ricas y desarrolladas las personas se separen con regularidad y sin grandes dramas.
Afortunadamente, en el Chile de hoy el divorcio es una buena primera opción, que debe ser profundizada y desarrollada.
En segundo lugar, el ser humano es intrínsecamente violento. La educación, en un pasado no tan lejano, se basaba en el castigo físico y defensa de “la letra con sangre entra”. Por lo tanto, si se educaba con violencia, esta terminaba siendo una respuesta condicionada a una vida permanente de agresiones físicas, sicológicas y verbales, que no sabemos interpretar adecuadamente. Por ejemplo, si toda la vida he sido insultado y golpeado, entonces, debo golpear siempre.
Además, muchos no son capaces de convivir con el disenso y la diversidad, y asumen, equivocadamente, que las personas que los contradicen están en su contra como personas. La violencia es su válvula de escape.
Afortunadamente, la sociedad está comprendiendo que emplear la tolerancia cero con la violencia entre niños es el primer paso para erradicar la violencia del código de comportamiento familiar. Y debemos profundizar la tolerancia cero en todos los ámbitos posibles: no a las barras bravas violentas; no a los grupos violentos; no a las personas violentas; etc.
En tercer lugar, la violencia es el resultado de la ignorancia y la falta de educación. Los argumentos ya no convencen, las palabras ya no sirven, y solo queda el grito destemplado y el golpe como único argumento válido.
Además, en muchos casos, la violencia es el resultado del consumo desmedido de drogas y alcohol que permite ahogar las penas pero, también, multiplica la violencia a niveles impensados.
Sobre perros y brujas…
En Chile existen muchos perros callejeros abandonados por sus amos cuando ya no les agradan. Y vagan por las calles, muriendo en la mayor soledad e indefensión; muchas veces masacrados por humanos que se quieren defender de ellos.
En Chile la violencia al interior del hogar es una cuestión permanente. Por ejemplo, causa risa un video de Rosa Espinoza que insulta e intenta agredir a un pariente. En realidad, debiera causar pena puesto que esta es la conducta actual de muchas mujeres: de garabato fácil y conducta agresiva…¿Es alta o baja la probabilidad de que Rosa Espinoza termine siendo una mujer golpeadora?. Esta es una candidata a bruja que será golpeada o golpeará en el futuro cercano.
Muchas mujeres en Chile son verdaderas brujas que consideran a su pareja como una mascota más de la casa, y sin ninguna consideración especial. Lo anterior es lo que retrató Coco Legrand con el término “bolas tristes”, y que aludía al típico chileno que después de algunos años de casado, no tiene ninguna influencia significativa en las decisiones de su entorno (pareja, hijos, hogar, mascotas…ni el perro lo obedece), sin embargo debe estar ahí para todo lo que se le solicita, especialmente temas monetarios.
Las brujas convierten a sus hombres en “bolas tristes” o en perros candidatos al abandono psicológico y emocional. Poco a poco comienza a abandonar el hogar pero la bruja no lo permite y exige más y más…Hasta que algunos hombres se hastían de las brujas y las terminan enfrentando…con lo único que aún tienen: la fuerza física.
Las mujeres están enfrentadas a un cambio social que las sobrepasa en muchos ámbitos; las enloquece y las hace perder el sentido de la vida. A su vez, los hombres desean locamente a sus mujeres pero son incapaces de soportar el abandono emocional y psicológico que sufren con el paso de los años.
Las políticas públicas no deben victimizar a la mujer puesto que en muchos casos son brujas que han causado un enorme daño. Las políticas públicas deben atender a la violencia en su totalidad y no solo castigar el resultado final…
¿Será posible que los perros y las brujas se entiendan alguna vez?.
CRONICAS DE UN LIBERAL ENAJENADO
Viernes 13 Abril 2012
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