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sábado, 30 de octubre de 2010

IGNORANCIA, ASISTENCIALISMO Y HAMBRUNAS, ¿CAUSA Y EFECTO?

Al parecer algunos estudiosos y/o fanáticos de la defensa del medio ambiente convencieron a los haitianos que las lluvias son cada vez más irregulares, provocan más catástrofes, y que todo lo que les pasa es consecuencia del cambio climático, y que esa es la única razón de que la tierra generosa ya no permita adecuadas cosechas de alimentos.

Y así están viviendo los haitianos, de una catástrofe a otra, creyendo las letanías de diversas organizaciones bien intencionadas a las cuáles, al parecer, les interesa mantenerlos en la permanente ignorancia con mucho asistencialismo y una permanente hambruna.

La tesis: pasan hambre por el cambio climático

Las anteriores son las conclusiones de organizaciones como “Friends of the Earth” (¿Amigos de la Tierra?), una red ambiental con dos millones de miembros. Esta organización denunció en el 2009 “que la seguridad alimentaria de nueve millones de haitianos estaba en riesgo por el cambio climático tras analizar el desastre ambiental y humanitario que dejó la temporada de huracanes del 2009: daños por 127 millones de dólares, 800 personas muertas y más de 100,000 damnificados”.

Según la FAO, Haití es uno de los 22 países con permanentes crisis alimentarias que son generadas por desastres naturales y conflictos armados. Los otros países son Afganistán, Angola, Burundi, Chad, Congo, Costa de Marfil, la República Popular de Corea, la República Centroafricana, Eritrea, Etiopía, Guinea, Iraq, Kenia, Liberia, Sierra Leona, Somalia, Sudán, Tayikistán, Uganda y Zimbabue.

En septiembre, ambos organismos dieron a conocer que 925 millones de personas padecen hambre y que el 98% de los que no tienen acceso a alimentos viven en países en vías de desarrollo.

Plantea la FAO que "el grado inaceptablemente alto de los resultados de hambruna son consecuencia de muchos factores, incluido el conflicto armado y los desastres naturales". Se estima que en la actualidad, 925 millones de personas padecen hambre y que el 98% de los que no tienen acceso a alimentos viven en países en vías de desarrollo y que el cambio climático provocará desastres cada vez más catastróficos con consecuencias directas en la seguridad alimentaria, disminución de recursos naturales, el hundimiento de ciudades costeras y más riesgos sanitarios por inundaciones.

La cuestión: ¿Por qué pasan hambre solo ellos?

Ninguna de estas organizaciones plantean con la suficiente firmeza que estos países pasan hambre porque siguen intervenidos por entes extranjeros de “muy buenas intenciones” que terminan castrando la iniciativa de las personas, impidiendo que ellas generen sus propias instituciones que les permitan dar los pasos por si mismos para salir de la pobreza.

Esta permanente política asistencialista global está causando más mal que bien y ya comienzan a surgir dudas respecto de los reales intereses que están detrás de estas reiteradas políticas basadas en la más rancia ingeniería social global que se tenga memoria. El progresismo global en acción.

¿Cuál es el fin de estas organizaciones “humanitarias” al intervenir en estos países?. Uno de los argumentos es que si los problemas no existieran, habría que crearlos para justificar la existencia de estas organizaciones. De confirmarse estas sospechas el revuelo sería amplio.

No al asistencialismo que genera hambrunas

El ser humano ha evolucionado por miles de años para desarrollar sus enormes capacidades que le permitan adaptar el medio a su imagen. Por eso, no es creíble que algunas naciones sigan pasando hambrunas y la culpa sea de todos y de nadie, ¿cómo llevar a juicio al cambio climático?.

Digámoslo claramente: el cambio climático no es el culpable de las hambrunas en Haití y otras naciones, sino que el responsable debemos buscarlo en las políticas asistencialistas y paternalistas que muchas organizaciones “humanitarias” han estado aplicando, y que han matado la iniciativa individual y el poder de transformar su entorno y su bienestar. Y no han acabado con las hambrunas.

Desde hace tiempo las personas que investigan a los animales y su comportamiento, han entendido que no deben relacionarse en exceso con animales salvajes porque eso les reduce las capacidades de sobrevivencia a la hora de volver a sus hábitats naturales. Es decir, les afectan para siempre.

Y la praxis anterior también se debe aplicar a los humanos. Cuando una sociedad avanzada interviene activamente a otra en distinto nivel de desarrollo, le reduce las capacidades de modelar su propia vida, cambia el lenguaje social y termina creando una sociedad pasiva, indolente que espera que los “nuevos dioses” les traigan el alimento que ya no son capaces de generar por sí mismos.

Por eso decimos que la ignorancia es la madre, el asistencialismo es el padre y que las hambrunas ya no son huérfanas.

Está bien ayudar a las personas necesitadas para que surjan de la pobreza, pero debemos hacerlo de modo que sean ellos mismos los que generen porcentajes crecientes de alimentos. Enseñemos a pescar, dejemos de pescar por ellos.

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