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jueves, 10 de abril de 2014

Opinión. LA LOCURA SOCIALISTA DE LAS DEMOCRACIAS INTERVENIDAS.

¡Y no es mentira!!!!
Estos son tiempos de un nuevo socialismo, el interventor. Es decir, son tiempos de democracias intervenidas transversalmente por la clase política, y por lo tanto, hay muy pocos países en el mundo que disfruten de democracias liberales en forma y fondo. En otras palabras, la ideología que predomina en la actualidad es la social democracia, un bastardo político que justifica, con la igualdad, la pérdida creciente de libertades. Así, mientras los países se empobrecen y gimen por mejorar el bienestar de sus ciudadanos, los políticos de todas las tendencias propician un Estado creciente que juega con los estamentos sociales al ofrecerles un mejor futuro, pero crea reglas de juego que solo incrementa la pobreza de manera creciente…Recuerde: los gobiernos no crean riqueza, la expropian de los ciudadanos que tienen la suficiente iniciativa para asumir riesgos y buscar los beneficios respectivos.

Es cierto que el socialismo se ha edulcorado, es dulzón y reniega de su pasado violento y totalitario…ya nadie parece aspirar (excepto los retrógrados comunistas y sus cánticos de sirena del pasado) al comunismo totalitario aunque aún hay vestigios de una nueva peste que se sienten en el aire. Afirmamos que el socialismo le da la espalda al ser humano, al que considera inútil e incapaz de manejar su propia vida y por eso, propicia y genera sistemas que ahogan a las personas en un mar de leyes que nadie entiende y que son administradas por una oligarquía de políticos y burócratas que así justifican los recursos gastados en ellos. Al final, la democracia intervenida tiende a aumentar el tamaño del Estado de una manera tal que se hará imposible revertirlo en el futuro.

¿Progresará la especie humana con estas democracias intervenidas?. Las democracias intervenidas interrumpen el círculo virtuoso de la iniciativa, motor del progreso y desarrollo humano, porque crean demasiadas trabas que impiden que algunos avancen más rápido que otros. En su intento por igualarlos a todos, se termina nivelando hacia abajo. El discurso predominante es la búsqueda de la igualdad, olvidando que eso es una imposibilidad física y material: es una ilusión pretender la igualdad entre los seres humano y es la razón de la violencia descarada en varios periodos de la historia liderados por un poder estatal agresivo y coercitivo.  Siempre, gracias a los Estados, algunos serán más iguales que otros.

La única igualdad que debe ser buscada intensamente es la igualdad de oportunidades, y para tal fin, necesitamos un Estado arbitrador y que mantenga un rol secundario, controlado por los otros poderes que la sociedad se ha impuesto. Pensemos, por ejemplo, en los deportes colectivos tan valorados por la especie humana: funcionan bajo reglas comunes, respetadas por todos, y en los buenos partidos, los árbitros pasan inadvertidos. Sin embargo, cuando un árbitro comienza a participar activamente en el juego, premiando a unos y castigando a otros, el juego se distorsiona y degenera, llegando a niveles de violencia inusitados.

Resulta preocupante, entonces, que los socialistas promuevan Estados activos que vayan más allá de su rol de árbitros porque los resultados son terribles: incremento de la participación de los políticos en las cuestiones humanas más básicas genera una creciente reducción de las libertades individuales, regulación de los mercados libres y concentración económica, énfasis en discutir sobre temas intrascendentes, aumento del corporativismo…y una creciente pérdida de eficiencia y estancamiento. Y solo basta con mirar a Venezuela y Argentina, dos maravillosos países, a los cuáles los políticos les están cercenando el futuro que se merecen.

Y Bachelet asume con la misma pretensión: cambiarnos la vida desde un escritorio mediante políticas asistencialistas que harán más pobres a los más pobres, y más pobres a los más ricos. Pareciera que cuando asumió en su primer mandato, Bachelet estaba sumamente consciente de su profunda ignorancia respecto de cómo funciona el mundo; en esa época la clase política de sus propio sector la veía como una advenediza que había que soportar. Y parecía que ella misma era consciente de su ignorancia, y por eso, se rodeó de personas inteligentes, independientes, realistas y conocedoras del mundo. Es la razón, por la cual jamás ofrecía conferencias de prensa abiertas para responder dudas y consultas de la prensa…Solo habla en los centros de madres y los asilos de ancianos…

Pero, ahora, en su nuevo mandato y luego de haber estado en la ONU, desborda confianza y cree que está llamada por la luz del destino para guiar este país; cree que puede hacer lo que se le viene en gana; cree que nos podrá cambiar la vida…Hoy, nadie de su sector la mira con desconfianza, porque les ha devuelto el botín fiscal tan deseado. Hoy, esta señora cree tener la sabiduría para nombrar al que quiera en cualquier puesto…Y todavía no se da cuenta que la ciudadanía mira a los políticos –inclusive a ella- con profunda desconfianza; no les cree ni lo que rezan…Pronto agotará el crédito porque los problemas no podrán ser superados en un tiempo de cuatro años…Lo más probable es que genere nuevos problemas, más difíciles de solucionar para todos…

¿Por qué celebran, entonces, la presentación del proyecto de ley de reforma tributaria?, ¿creen que nos cambiarán la vida?...Es la locura de los socialistas que intentan construir la Ciudad de la Felicidad por medio de una intervención creciente y empobrecedora…Toda una locura.

PANORAMA Liberal
Jueves 10 Abril 2014