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viernes, 30 de diciembre de 2011

LA UNIFORME ESTUPIDEZ SOCIALISTA


Tienen toda la razón los señores del Club..¿o las señoras?.
Probablemente, cuando a los integrantes de la directiva o quién sea, del Club de Golf Las Brisas de Chicureo, explicitó ciertas condiciones para el ingreso de las trabajadoras de casa particular a la piscina del condominio, no se imaginaban el revuelo que eso causaría en los uniformes estúpidos socialistas.

El instructivo fue enviado por la administración del condominio en el cual se “señala que niños menores de 8 años sólo podrán frecuentar el club acompañados de sus padres o hermanos mayores”.  Además, afirma que en caso de utilizar espacios externos -juegos, jardines o canchas de tenis- la administración específica que “podrán ser acompañados por nanas o niñeras”, siempre que éstas vistan “su uniforme o tenida que las identifique como tales". En cambio, en la piscina, la regla establece que “sólo podrán ingresar a ese sector los socios, su grupo familiar y los invitados de éstos”.

La destemplada reacción.

Desde que la revista Qué Pasa publicó el citado instructivo, comenzaron a rasgarse las vestiduras desde todos los lados, desplegándose por las redes sociales y  lanzándose en picada contra “el clasismo subyacente” en el documento. Así, muchos twitteros asociaron esta situación con los abusos y delitos económicos denunciados en los últimos tiempos; otros señalaron que sólo falta que se exija pasaporte y visa para ingresar a los territorios en que habitan los sectores de altos ingresos; otros indicaban que esto pasa por la desigual distribución del ingreso; otros, porque Chile es un país clasista y discriminador.

La socialista directora del Instituto Nacional de Derechos Humanos (INDH), Lorena Fries, declaró que “el instructivo… es reflejo de la discriminación general que viven las personas, en particular las mujeres que realizan trabajos domésticos remunerados…Al exigirse una vestimenta que las identifique como niñeras se les está discriminando arbitrariamente en base a su nivel socioeconómico y racial, lo que finalmente es un trato denigrante y vejatorio". 

El diputado Jiménez dijo que "lo ocurrido con la polémica circular del club de golf Las Brisas de Chicureo, ha permitido poner en la mesa la discriminación que sufren estas trabajadoras en cuanto a ser obligadas a usar un uniforme que las identifique…".

La ministra del trabajo, Evelyn Matthei, se mostró "indignada". Y continuó diciendo que “las asesoras del hogar merecen un trato digno, son seres humanos, y están en el fondo cuidando lo más sagrado que tenemos que son nuestros hijos y nuestro hogar…el instructivo representa una falta de tino y una falta de responsabilidad social…”.

La actriz Daniela Ramírez añade que "antes que cualquier oficio, una asesora del hogar es una persona. Me parece que no deben existir estos códigos, a mí me impactan mucho y causan mucho ruido. Es un acto de discriminación tremendo…enmarcar a las personas por un uniforme es anticuado y creo que hemos avanzado harto como para andar respaldando a lo jerárquico, el estatus, las relaciones asimétricas".

La empresaria Pilar Jorquera piensa que "es lo mismo que cuando eres enfermera o doctora. Utilizan un delantal cuando están en sus labores por un tema de que se pueden manchar o por asepsia (...) Además, si es una norma del club que todos los socios la aceptan, el lugar tiene el derecho a ponerla…lo mismo sucede con las parvularias de un jardín infantil que tienen que usar un delantal para que sea distintivo, para ser reconocida por los niños o por higiene. No creo que haya que tomarlo como una discriminación".

El socialista Francisco Vidal sostuvo que "lo de Chicureo es una discriminación odiosa, es de un clasismo y un arribismo sin límites…la mezcla entre arribismo y clasismo es explosiva, lo que genera discriminación. Pero me gustó mucho un twitteo que leí hoy: decía que a los que se les ocurrió este instructivo, se pongan uniforme como dueños de Chicureo y los esperamos en el centro".

Otra actriz, Catalina Saavedra, dijo que el instructivo "me parece muy patético, deja en evidencia el arribismo de cierta gente. No creo que se trate de gente culta, sino que al contrario: son ordinarios. Creo, en realidad, que lo sucedido es el reflejo de una pseudo alta sociedad".

El maldito trabajo para los socialistas.

Para los socialistas, los trabajadores forman una clase social que denominan “proletariado” y que se caracterizan porque reciben una remuneración por su trabajo. El autor de esta denominación, Carlitos Marx, acuñó este concepto para oponerlo a la clase burguesa, la dominante.

Sin embargo, en rigor este término tuvo su origen en la  Antigua Roma en la cual los proletarios eran los ciudadanos de la clase social más baja y que no tenían ninguna propiedad. El Estado romano sólo los tomaba en cuenta a la hora de formar las legiones del imperio.

Carlitos Marx presentó los intereses antagónicos entre proletarios y burgueses en los aspectos laborales. Por ejemplo, los proletarios siempre pretenden que los sueldos suban y mejoren las condiciones laborales, mientras que los burgueses quieren que los salarios se mantengan lo más bajos posible para maximizar sus ganancias.

Cómo este conflicto era imposible de resolver, Carlitos Marx planeaba que el único camino posible del proletariado para cortar la subordinación a la burguesía era por medio de la toma de conciencia de su situación para lograr la revolución y erradicar la dominación capitalista.

Así, los socialistas mantienen la convicción que en el sistema capitalista, el proletariado es la clase social más baja, se caracteriza porque no disponen de los medios de producción y están forzados a vender su fuerza de trabajo a la burguesía. En otras palabras, consideran que el proletariado es un simple empleado dependiente de burgueses que le fijan arbitrariamente las condiciones de trabajo. En otras palabras, para los socialistas, en el sistema capitalista los tipos de trabajos son denigrantes y requieren un permanente monitoreo para supervisar las condiciones en que se desenvuelven.

Solo conociendo esta visión socialista se puede entender el permanente rechazo y aversión que le tienen al trabajo. De aquí surge esta percepción y se han aprovechado del instructivo para darle el sentido correcto según ellos, pero que es por completo equivocado.

El bonus track de Jiménez: el proyecto “No al Delantal”.

A toda esta polémica se agrega un proyecto de autoría del socialista Jiménez (¡era que no!) que propone agregar al art.152 del Código del Trabajo que “se entenderá como acto discriminatorio del empleador el establecer como condición a quien se desempeña como trabajadora de casa particular, usar uniformes, delantales o cualquier otra vestimenta o distintivo identificatorio en espacios, lugares o establecimientos públicos como parques, plazas, playas, restaurantes, hoteles, locales comerciales, clubes sociales y otros de similar naturaleza”.

Respecto de dicho proyecto, Evelyn Matthei aseguró que el Gobierno, de ser necesario, podría darle urgencia, aunque estimó que en la práctica sería complejo reglamentar su aplicación. "Me parece increíble que tengamos que hacer una ley para algo tan obvio que es que nadie tenga el derecho de obligar a una trabajadora a vestir un uniforme".

El senador RN Carlos Larraín indicó que apoya el proyecto porque "es absurdo obligarlas a usar uniforme en todo lugar". Según el parlamentario "utilizar un uniforme tiene que ver con pertenecer a un ente especial que identifique un trabajo particular como sucede con carabineros, militares o sacerdotes, quienes representan a cierto sector (...) Si las asesoras se sienten cómodas con esa vestimenta, por ejemplo, para no manchar su ropa habitual, está bien. Pero si no quieren usarlo, no se les debe imponer".

La uniforme estupidez socialista.

Los socialistas tienen por objetivo central de su ideología el que todos seamos iguales, que todos asistan a los mismos colegios; que todos se vistan iguales; que todos ganen lo mismo; que todos vean las mismas películas; etc. Es la promesa de la igualdad, error intelectual enorme pero que es atractivo para los simplones que los repiten como monos y son capaces de salir a las calles para defender ilusiones y letanías imposibles.
La uniforme estupidez socialista: no al uniforme

Calificar como "clasista", "arribista", "anticuado" y “discriminador” a las personas que postulan que se debe usar uniforme cuando se desempeña una actividad pagada es propio de una mentalidad poco profunda. Porque la uniforme estupidez socialista nos puede llevar, entonces, a que no deberían usar uniforme: chef, garzones y mozos; médicos, enfermeras y auxiliares; oficiales, clase y conscriptos; bomberos; carabineros; guardias y personal de aseo en locales y establecimientos; profesores y maestros; guardias y jardineros municipales; azafatas y pilotos de líneas áreas; equipos, jugadores profesionales y cuerpo técnico; alumnos de los colegios; mecánicos, choferes y asistentes del Transantiago;…

Usar o no un cierto uniforme no puede ser visto como un elemento discriminador, sino que como un elemento de eficiencia y diferenciador en su trabajo. Por ejemplo, si me pierdo en la ciudad busco a un carabinero (¡persona vestida de verde!) para que me oriente. La función del uniforme es representarnos a las personas que tienen las capacidades y las calidades para desempeñar cierta función. Nada más.

Una trabajadora doméstica no puede sentirse discriminada por usar uniforme en su horario de trabajo, sino que por el trato que reciba al momento de realizar sus funciones. El uniforme no puede ser el problema, pero la uniforme estupidez socialista nos golpea en la cara de mil maneras. Sin embargo, con toda probabilidad, la verdadera razón detrás de este instructivo es que algunas empleadas domésticas en el citado Club, comenzaron a ir más allá de sus atribuciones y empezaron a gozar ellas mismas de las delicias disponibles para los socios. Y esta es la base del problema. Y la razón del instructivo.

La verdadera pregunta es: ¿Tienen derecho las empleadas domésticas para disfrutar de las comodidades y delicias del Club?, ¿tiene derecho el garzón del bar de tomarse los tragos del local?, ¿tiene derecho el trabajador de la empresa para navegar por las redes sociales en horario de trabajo?...

Las empleadas están contratadas para desempeñar ciertas funciones específicas. Al momento de contratarlas se les debe informar sus atribuciones, deberes y derechos, y deben atenerse a este contrato, ¿Por qué usan las instalaciones del Club si ellas son trabajadoras y no han sido autorizadas para ello?.

Cuando una persona considera que está siendo humillada en su empleo puede renunciar, y el problema termina en ese momento, pero probablemente, dicha persona no tiene demasiadas opciones laborales en su futuro inmediato por lo que abandonar este trabajo es casi imposible. Y por eso, siguen “sufriendo y sintiéndose humillados” al no poder usar las instalaciones del Club. Un buen trabajador es capaz de reconocer los derechos, atribuciones, deberes y responsabilidades en el ejercicio de su cargo. Sobrepasarlos o pretender ir más allá debe ser autorizado por sus jefes inmediatos, y si no le agrada, renuncia. Punto.

Finalmente, debemos reconocer que la uniforme estupidez socialista olvida que el verdadero problema es la escasez de opciones en mercados laborales con demasiadas restricciones en la forma de regulaciones como el salario mínimo; indemnizaciones por años de servicio; etc. que incrementan las tasas de desempleo.

Desregular los mercados laborales para que sea fácil despedir y contratar, puede asegurar una alta movilidad social. Y en paralelo, continuar profundizando los mercados libres, impidiendo la concentración, fusiones y cualquier intento por reducir la competencia.

Lamentamos que la uniforme estupidez socialista solo se quede con la anécdota, y no con el verdadero problema de fondo.

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