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miércoles, 28 de diciembre de 2011

PORQUE EL VOTO DEBE SER VOLUNTARIO


Muchas personas de todas las tendencias, desde PS a UDI, están rasgando vestiduras por el proyecto de Inscripción Automática y Voto Voluntario. Muchos de ellos, durante mucho tiempo, mantienen el doble discurso del “valor de la libertad” y la “importancia de la democracia” pero a la primera de cambio, cuando se implementan instituciones basadas en entregar más libertad ciudadana, muestran un rechazo visceral que es solo una prueba más de la enemistad profunda que le tienen a la libertad individual. Y para seguir respaldando la parodia de democracia a la cual nos tienen acostumbrados.
 
Y lo más extraño es que siempre ha existido plena libertad para votar o no votar puesto que era imposible para las autoridades de turno fiscalizar su cumplimiento. La diferencia es que ahora la libertad está claramente definida, y ya no existe el temor de “no ir a votar”.

El miedo a la libertad individual del socialismo.

Los grupos de mentalidad socialista, de todas las tendencias, le tienen un miedo visceral al individuo libre. Y por eso están siempre preocupados de crear trabas, obligaciones y límites en los espacios de decisión individuales, de modo de manipularlos y obligarlos, por cualquier pretexto, para que de esa manera se comporten como un grupo especial desea.

En realidad, tras este miedo que los socialistas le tienen a los individuos libres subyacen sus propios errores y limitaciones intelectuales. Los socialistas quieren que todos seamos iguales, y por eso, se resienten de un individuo libre, y usan los siguientes argumentos:

Argumento 1: los individuos son incapaces de tomar sus propias decisiones.

Consideran a los individuos unas especies de “discapacitados” en lo relativo a muchos aspectos de su vida diaria. Por eso, los socialistas consideran que las personas deben ser guiadas al momento de elegir el colegio de sus hijos, el transporte a usar, el local a asistir, la ropa a usar, la hora a que se deben acostar, lo que debemos comer y beber, etc…y nos deben obligar a votar.

Argumento 2: los individuos pueden ser manipulados por otros interesados.

Consideran que, en la sociedad, existen seres y organizaciones “malas y perversas” que quieren causar daño y manipular a las “pobres y débiles” personas, y todo para que actúen en un sentido indeseable. Por lo tanto, los individuos deben ser protegidos de esos intereses perversos que los convierten en simples muñecos sin autonomía ni voluntad propia.

Argumento 3: los individuos necesitan ser guiados por “hombres buenos y sabios”.

Consideran que los individuos, como seres incapaces de pensar y actuar por sí mismos, necesitan seguir los consejos de “hombres buenos y sabios” que saben, con claridad meridiana, lo que mejor les conviene…

Estos son los argumentos que usan los enemigos de la libertad para pervertir las mentes de los más jóvenes. Y claro está, tras esos argumentos surgen “ellos”…”Ellos” son los “hombres buenos y sabios” de corte socialista que nos guiarán al paraíso terrenal en el cuál todos seremos iguales; “ellos” se transforman en los Queridos Líderes de Repúblicas “Democráticas” que cuando mueren son llorados en todo el mundo…

El voto voluntario, un gran paso, pero insuficiente.

Con el Voto Voluntario, la sociedad chilena ha dado un enorme paso para aumentar los espacios de libertades ciudadanas, lo que solo traerá positivas consecuencias para el futuro, siempre y cuando este paso vaya siendo complementado con pasos adicionales claves para profundizar nuestra débil democracia.

Porque el verdadero problema no es el carácter obligatorio o no de ir a votar, sino el grado de representación que tienen los políticos en la actualidad. En realidad, no votamos por los que queremos, sino que por aquellos que los partidos quieren imponernos, porque el problema de fondo es que no existe la supuesta “bien querida democracia” en los propios partidos. Son los partidos y sus cúpulas los que no practican la democracia a la hora de elegir a sus candidatos y terminan imponiendo personajes de sus preferencia en las papeletas de voto.

Por eso decimos que esta es una parodia de democracia y que la generación de primarias en los partidos no es suficiente, sino que se requiere que los partidos vivan la democracia como tal, porque al final, hemos construido una sombra de democracia de la cual los políticos se acuerdan solo cuando llega el período de elecciones, pero, no vivimos en una sociedad plenamente democrática solo porque votamos cada cuatro años.

Necesitamos profundizar la democracia, para que las personas recobren la confianza en los partidos y sus militantes, de modo que el votarlos no signifique entregarles siempre una especie de cheque en blanco para que actúen como les plazca. Y para eso necesitamos introducir más competencia en la generación de liderazgos políticos, evitando la creación de grupos de poder dentro de los partidos que se transforman en máquinas electorales que permiten la elección de personas cercanas al líder de turno para defender un cierto tipo de intereses.

Por ejemplo, se debe introducir la reforma que impida la reelección en cargos de elección popular; y se debe transformar el actual parlamento en un congreso unicameral eliminando la distinción de diputados y senadores, anticuada y que nada aporta.

Por cierto, estas reformas políticas son letra muerta con los políticos enquistados en el poder. Y por eso molesta que algunos no quieran entregar más poder a las personas que decidan voluntariamente si desean seguir participando en esta parodia de democracia más cercana a un circo que a un congreso.

Las críticas del socialismo antidemocrático.

Por lo tanto, ante la aprobación del Voto Voluntario conviene repasar las críticas que los socialistas le hacen a esta iniciativa.

PRIMERO: El voto voluntario contribuye a debilitar la democracia.

Ya hemos indicado que tenemos una parodia de democracia que se activa cada cuatro años cuando hay que ir a votar. En estricto rigor, el sistema actual no brinda garantías que las personas elegidas seguirán representando los intereses de su electorado una vez elegidos, y sospechamos que cada vez con mayor frecuencia, terminan representando sus propios intereses basados en las relaciones personales, dinero o pago de favores. Y, a su vez, el voto obligatorio no contribuye a profundizar la democracia que debiera ser el motivo final de todas las reformas.

Por lo tanto, el voto voluntario no puede debilitar una parodia de democracia. El afán de algunos de creer que por ir a votar cada cuatro años nos hace desear eternamente este método es un craso error.

SEGUNDO: El voto voluntario reducirá la participación ciudadana.

La política, los partidos y los políticos son los peor evaluados por la ciudadanía, ¿Qué más puede empeorar?. Los jóvenes no se inscriben porque no se sienten representados, los adultos prefieren excusarse con falsas razones para no ir a votar…El problema de fondo es otro y lo repetimos: vivimos una parodia de democracia que requiere profundos cambios.

En estricto rigor, el temor de que las personas dejen de ir a votar no debiera ser preocupante. Es más, es un mito el que vivamos en democracia solo porque vamos a votar cada cuatro años, porque el hecho de que las personas dejen de ir a votar puede ser una señal de que toda marcha muy bien y que no se requieren grandes cambios. Por ejemplo, si este gobierno lo hizo bien, y el próximo promete seguir con sus políticas puede inducir a la gente a no asistir a votar, ¿está mal actuar de esa manera?...¿acaso no sería lo ideal?, ¿Por qué debemos seguir viviendo la política como una situación de vida o muerte?.

Algunos siguen confundiendo la “democracia” con la “fiesta del día de la elección”, y son dos cosas distintas. El asistir a votar o no asistir a votar, deben ser vistas como decisiones igualmente válidas del electorado, y ambas implican un cierto grado de participación ciudadana. No por el hecho de no asistir a votar, un ciudadano está abandonando una potestad política.

Finalmente, algunos piensan que la participación ciudadana también tiene explicaciones socio-económicas. Por ejemplo, plantean que el hecho de que el voto sea voluntario puede favorecer a las elites mas instruidas en desmedro de los menos ilustrados. Y el argumento de fondo es que “los menos ilustrados son unos incapaces de defender sus propios intereses por lo que debemos obligarlos legalmente”, es la misma defensa de siempre.

TERCERO: Se privatizará el espacio público.

Como los socialistas no creen en la capacidad de los individuos libres de generar sus propias respuestas, consideran que el voto  voluntario consiste en la “privatización del espacio público”. En otras palabras, los socialistas son partidarios de “estatizar el espacio público”, introduciendo elementos que coaccionen a las personas a actuar de una cierta manera e igualándolas.

En realidad, para los socialistas, la “fiesta de la democracia” consiste en ir obligados a votar por candidatos cupulares, de los cuáles pocos saben sus capacidades, excepto, por ejemplo, que es pariente de tal político. Los partidos actuales, que son los que generan los liderazgos políticos, son espacios privados de las camarillas que los han esquilmando de los militantes, impidiendo la competencia interna. Y este si es un espacio público privatizado.

CUARTO: Será difícil de implementar en la práctica.

Algunos plantean que este nuevo sistema traerá complicaciones en su implementación. Y esperamos que sea así porque la lógica política y electoral chilena está marcada por un cierto esquema de análisis vigente desde los años ‘30 del siglo pasado.

Hoy en día existe la tecnología para implementar la inscripción automática y el voto voluntario de carácter global en cualquier ciudad del país, y en el extranjero. Es decir, un ciudadano chileno debiera votar por los candidatos de su preferencia en cualquier ciudad de Chile y del mundo, sin más requisito que su carnet de identidad vigente.

Este nuevo sistema debiera eliminar asistir un día determinado a ciertos locales de votación. Por ejemplo, se debiera poder votar en el lapso de una semana; en muchos locales pequeños instalados en lugares apropiados; sin distinción de hombres o mujeres; en cualquier lugar de Chile y del mundo; en formato electrónico, etc. Todas estas mejoras contribuirán a facilitar este proceso.

Es de esperar que sea difícil de implementar en la práctica, pero los beneficios serán enormes. Y en especial será difícil para la clase política acostumbrada a trabajar con distritos o circunscripciones y que ahora sentirá que la masa electoral se mueve como una ágil gelatina que no pueden controlar.

QUINTO: Por qué el voto debe ser obligatorio para los socialistas.

Según los socialistas, “el hecho de vivir en comunidad otorga a los ciudadanos derechos y deberes, a resultas de que todos nos beneficiamos de los frutos del esfuerzo colectivo. El sufragio no es sólo un derecho, en cuanto nadie está facultado para impedirlo o limitar su ejercicio, sino también un deber, similar en su naturaleza a la carga de pagar impuestos, por lo que se debe promover la obligación de participar periódicamente en las decisiones que nos afectan a todos y donde se sella el destino de la sociedad de la cual somos parte”.

La coacción forma parte de la forma de hacer política de los socialistas; todo debe hacerse por medio de una norma. Introducir una dosis de caos e incertidumbre es siempre beneficioso porque la comodidad nos detiene y nos hace envejecer.

Una conclusión: porque el voto debe ser voluntario.

El principio clave es que la libertad la debemos entender como ausencia de coacción. Es decir, “es aquella condición de los seres humanos en cuya virtud la coacción que algunos ejercen sobre los demás queda reducida, en el ámbito social al mínimo”. Este es el estado de libertad.

Y es, en base a este principio, que consideramos que el voto voluntario va en el sentido correcto de aumentar los espacios discrecionales de decisión de los individuos y extraerlos de la potestad de un ente castigador.

Sin embargo, se deben aumentar los esfuerzos para mejorar la democracia en los partidos y agrupaciones políticas, de donde surgen los liderazgos que la sociedad requiere. Los actuales partidos están capturados por camarillas que mantienen el poder para nombrar los candidatos más proclives a sus intereses, por lo que si se quiere profundizar la democracia los esfuerzos debieran radicarse en esta instancia.

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