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domingo, 21 de septiembre de 2014

El Bufón Liberal. CINCO TRUCOS PARA SER UN “BUEN” POLÍTICO.

La única estatua que se merece la clase política...
En un fin de semana largo en que Chile celebró la ruptura de la aristocracia local con la monarquía española y su ascenso al poder, se pudo observar como la masa salió a pasear y a disfrutar de unas minivacaciones mientras comían y bebían a destajo. Entretanto, la limitada y escuálida descendencia de los primeros políticos criollos asistían con sostenido tedio a cada una de las “tradiciones de la República”. Por eso, desde la lejanía observamos el infame traje que la modista Barney diseñó para la señora Bachelet en el Te Deum y el no disimulado desinterés de los participantes en una serie de actividades a las que asisten obligados porque ellos están para otras cosas…

Esta corta serie de actividades obligatorias pone en jaque a los políticos porque deben excusarse si no asisten. Un tema diferente y vagamente relacionado es: ¿qué trucos nos podrían enseñar los señores políticos para empeorar nuestra productividad y parecernos cada vez más a ellos o cómo aparecer sonrientes en la foto oficial en La Moneda?

PRIMER TRUCO: Un “buen” político siempre hace las tareas más importantes en más tiempo.

Un político siempre destaca porque dedica una enorme cantidad de tiempo a las tareas más importantes, ¿no es acaso lógico?. Así, está años y decenas de años diciendo que se preocupan de alcanzar el ansiado desarrollo pero cada año que pasa seguimos insistiendo en lo mismo. La idea es dilapidar el tiempo mientras se le dice al electorado que formarán comisiones, reuniones “al más alto nivel”, viajes al exterior…para buscar información que alargue aún más el tiempo y dilate una solución definitiva (¿solución?).

En estricto rigor, para mejorar la productividad, una persona debiera limitar la cantidad de tiempo que destina para hacer las tareas importantes porque de esa manera gasta más energía en menos tiempo y puede hacer las tareas con mayor rapidez.

SEGUNDO TRUCO: Un “buen” político jamás contesta los llamados telefónicos ni los correos electrónicos.

Un político no pierde su “valioso” tiempo contestando los llamados telefónicos y los correos de sus votantes por que quiere dar la impresión de que es un hombre ocupado (aunque debe contestar en forma solícita los pedidos del árbol que le da sombra). Además, eso les permite dedicar su tiempo a “importantes” actividades presenciales como reuniones con centros de madres y abuelitas, comités de allegados y un sinfín de reuniones que se caracterizan por ser de escasa utilidad.

En realidad, para mejorar la productividad, una persona debe contestar los llamados en forma inmediata y responder los correos electrónicos en forma breve y precisa.

TERCER TRUCO: Un “buen” político siempre improvisa y usa extensamente los “hay que”.

Un político jamás tiene a mano un listado de cosas que debe hacer separadas entre urgentes e importantes o por hacer/haciendo/hechas. La idea es no tener una agenda estrecha que lo atrape y lo obligue a rendir cuentas en forma permanente ante su electorado. Siempre debe parecer que los temas lo superan pero que está dispuesto a enfrentarlos con “dedicación” creciente…¿Prever los acontecimientos?. Eso es harina de otro costal porque siempre habrá un responsable que dará la cara…Un político jamás es responsable de nada y solo debe preocuparse de conjugar adecuadamente los “hay que” (Nota: “hay que” formar una comisión; “hay que” construir una nueva ruta; “hay que” nombrar otra persona…)

En realidad, para mejorar la productividad, se debe mantener una lista de todo lo que está pendiente, de lo que se está haciendo y lo que falta por hacer de modo que nada se escape. El objetivo es anticiparse y mantener las cosas bajo control.

CUARTO TRUCO: Un “buen” político mantiene su escritorio repleto de hojas, discursos, papeles y temas sin resolver.

Un político debe dar la impresión de ser un hombre ocupado por lo que mantener un escritorio repleto de temas sin resolver es la clave del éxito. Por lo tanto, cada vez que se termine una actividad no debe limpiar nada para dar la impresión de que nada ha empezado, y así no le asignen tareas adicionales.

En realidad, para aumentar la productividad, cada vez que se termine una actividad, se debe limpiar todo para facilitar un nuevo comienzo.

QUINTO TRUCO: Un “buen” político se toma un largo tiempo en resolver hasta las cuestiones más insignificantes.

Un político debe informar a su electorado de que los temas que copan su atención requieren un largo tiempo para su solución, aunque en la realidad, se solucionen con una simple llamada a algún funcionario. De esa manera, mantienen la impresión de profesionalismo al manejar tantos temas variados.

En realidad, para aumentar la productividad, se recomienda hacer las tareas en ráfagas cortas, descansando entre las tareas difíciles. Además, a veces resulta útil hacer dos tareas al mismo tiempo: lavar la ropa mientras se lee un libro importante.

***

Los políticos manejan estos y otros trucos para dar la impresión de ser hombres preparados y preocupados de su electorado. Nada más alejado de la verdad. Los políticos profesionales solo velan por sus propios intereses y solo si dichos intereses son los intereses de las mayorías ellos proponen mecanismos para su solución. Por ejemplo, Lagos y Bachelet parieron el Transantiago, nefasto sistema de movilización pública, que ellos jamás usan porque disfrutan de una renta vitalicia de $20 millones de pesos que les permite andar con chófer por las calles del país, ¿Qué aporte hicieron para que disfruten de semejante bienestar?. Solo los fanáticos y los ignorantes no están interesados en la respuesta.


Panorama LIBERAL

Domingo 21 Septiembre 2014

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