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lunes, 29 de septiembre de 2014

Educación. LA MEDUSA SOCIALISTA Y LA INSTRUCCIÓN PÚBLICA.

Resulta preocupante el control que ha logrado la ideología socialista en la discusión pública. Esta ideología parece ser como la monstruosa Medusa de la mitología griega que convertía en piedra a todos aquellos que la miraban fijamente a los ojos. Hoy, sus ideas han convertido en piedra a sus adeptos que parecen rígidos e incapaces de pensar por sí mismos en forma lógica. En otras palabras, desde hace tiempo, la opinión pública parece haber aceptado la tesis de que el real problema con la pésima calidad en la instrucción que reciben los niños de niñas del país se debe al lucro en los colegios…¿Cómo?. Para los socialistas, la única manera de mejorar la instrucción escolar es devolviéndola al seno estatal de la cual no debió haber salido jamás…

Unos de los socialistas, convertido en piedra, es Fulvio Rossi, que preside la comisión de educación del senado, y que ha mostrado su enorme satisfacción por la aprobación de “la prohibición del lucro para los establecimientos que reciben aportes del Estado y que deben obtener reconocimiento oficial de acuerdo al artículo 15 de la Ley 20.529”. Ha señalado que “estamos felices, porque terminamos con el lucro en la educación parvularia…Tenemos que terminar con el negocio en la educación, y en esta oportunidad quedó establecido que no se pueden hacer negocios con la plata de todos los chilenos…”.

Todo un socialista de piedra porque…¿qué se logra con terminar con el lucro en la educación?, ¿Qué se obtiene con terminar el negocio de la educación?, ¿y de la calidad cuando vamos a hablar?. Es decir, a estos tipos no les interesa la calidad de la instrucción que reciben los niños y niñas de Chile sino solo tener el control del mecanismo por medio del cual se financian los colegios.

¿Por qué razón a los socialistas no les interesa la calidad de la instrucción?. Porque los colegios de peor calidad son los actuales colegios públicos y parece una necedad “mejorar la calidad de la instrucción convirtiendo a todos los colegios en públicos”. Por lo tanto, si realmente la prioridad fuera mejorar la calidad en la instrucción deberíamos copiar lo que hacen los mejores colegios nuestros que son los privados: lo lógico es privatizar la educación y para aquellos que no puedan financiarla, entregar un bono escolar de manera que cada familia determine el colegio en cual desea que estudien sus hijos. La decisión respecto del colegio en el que deben estudiar los hijos debe recaer en la familia. No puede haber otro ente responsable…Cada familia debe hacerse responsable de la instrucción que reciben sus hijos…Es una necedad hacer responsable al Estado de los resultados de decisiones tomadas por las familias libremente…A menos que surjan las sirenas socialistas de buenas intenciones…

Para los socialistas, el único objetivo buscado es devolver la instrucción escolar al seno estatal para poder controlar centralmente a las familias, a los profesores, a los colegios, a los contenidos y la manera en que son entregados. Nada más les interesa, pero no pueden decirlo abiertamente. Por eso, han buscado otros argumentos que les permitan justificar la vuelta al seno estatal de la instrucción escolar: para reducir la segregación escolar que impide la inclusión; para eliminar la selección de ingreso que es injusta con aquellos que tienen distintas condiciones; eliminar el pago por la instrucción para aquellos que no tienen ingresos; para mejorar la calidad de la instrucción para todos…

Mirados con la luz de la razón, todos estos objetivos parecen ser loables y bienintencionados, pero podrían acarrear más males que bienes o ser inocuos. En primer lugar, la segregación es un proceso humano natural mediante el cual las personas buscan la cercanía de aquellos que tienen sus mismos valores y estilo de vida. Además, la segregación es un proceso global que excede al ámbito escolar. Por lo tanto, pretender que la instrucción pública elimine la segregación es pedirle demasiado. La razón indica que las familias mandarán a sus hijos al colegio más cercano, por lo que, lo más probable, es que a los colegios asistan niños y niñas de un mismo segmento.

En segundo lugar, la selección de ingreso es una condición sine qua non para el éxito de cualquier proyecto educativo. Es un mito aquel que plantea que en la antigua instrucción pública no había selección de ingreso. Cuando se postulaba (¡había que postular!) los padres llevaban los certificados de notas del período anterior que eran revisados para aceptar o no el ingreso. Los rechazados debían dirigirse a otros colegios.

No se puede pretender mejorar la calidad del proceso de instrucción si no se uniforma a los estudiantes mediante algún criterio académico. Es un error garrafal crear cursos heterogéneos porque eso terminará atentando en contra de la calidad…¿cómo se motiva a un estudiante a lograr desarrollar sus máximas capacidades si está rodeado de burros?.

En tercer lugar, eliminar el pago por el acceso a la instrucción solo transmite la impresión que el servicio a recibir es de baja calidad. O, en otras palabras, nunca se aprecian las cosas gratuitas. La naturaleza humana siempre valora más aquello que cuesta; lo que nos regalan pronto se olvida y termina en la basura. En cambio, lo que nos costó tiempo y esfuerzo, se cuida y se mantiene con dedicación. La instrucción humana es un proceso que requiere dedicación y mucho esfuerzo…¿cómo van a apreciarla aquellos que la consideran una pérdida de tiempo?.

Finalmente, en cuarto lugar, una instrucción escolar de calidad requiere segregar, seleccionar el ingreso y pagar por el acceso. La absurda pretensión de que, pese a la heterogeneidad humana, todos los alumnos terminen alcanzando los mismos estándares de calidad es un resultado de la Medusa socialista que ha convertido en piedra a los que piensan de esa manera; incapaces de razonar y de observar la realidad ante sus ojos…

Dice Michael LaFerrara que "en un mercado libre de la educación, con una completa separación del gobierno de las escuelas, los políticos no tendrían poder para interferir en las escuelas o para meterse con los contratos entre los educadores y los padres. Los propietarios de las escuelas tendrían libertad para establecer sus propios paquetes de compensación para los maestros, sus propios planes de estudio y métodos de enseñanza, sus propias normas de admisión, y así sucesivamente. Del mismo modo, los profesores serían libres de postular para trabajar en las escuelas de su elección, y los padres tendrían la libertad de solicitar la admisión de sus hijos en las escuelas de su elección. Si antes existía un sindicato de maestros, en un mercado libre no tendrían poder para usar la fuerza del gobierno para lograr sus objetivos". Palabras sabias que la Medusa socialista no quiere escuchar.

¿Podemos estar en desacuerdo?

Panorama LIBERAL
Lunes 29 Septiembre 2014

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