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viernes, 18 de octubre de 2013

Crónicas de un Liberal Enajenado. ¿PUEDE UN SOCIALISTA AMAR LA DEMOCRACIA?

Los socialistas, demócratas dogmáticos, usan la democracia como un instrumento útil para implementar sus más caros sueños; creen que las mayorías eventuales son sabias...Debemos estar atentos al comportamiento del nuevo esperpento izquierdista, la Nueva Mayoría...
En los meses de septiembre y octubre, con motivo de los 40 años del golpe de estado y el triunfo del “no”, hemos visto como la izquierda ha pretendido, sin rubor ni complejo, instalar una supuesta superioridad moral sobre otros sectores políticos. Así, usan extensamente la falacia ad hominem ("contra el ser humano") para atacar y desacreditar las ideas de sus contrarios por el hecho de que algunos de ellos apoyaron al gobierno militar. Al final, con su característico aire de superioridad, los izquierdistas dicen “nuestras ideas son mejores porque ellos apoyaron a una dictadura violadora de los DDHH”.

Esta estrategia de descalificación es la base de la reconquista del poder que los ha hecho sufrir demasiado…¡cuatro años alejado del botín fiscal es demasiado tiempo para estos ávidos socialistas!..¡cuatro años…!. Además, la izquierda ha contado con el valioso apoyo de Piñera, un socialista que se ha aprovechado de la debilidad sintomática de la centro-derecha para hacer lo que le da la gana, porque solo así se entiende que le siga el juego a los enemigos de la democracia al hablar de “cómplices pasivos”,  congratularse por haber votado “no” y cerrar el penal Cordillera en plena época eleccionaria abriendo un flanco indeseable a la candidata de su propio sector. Mientras tanto, la izquierda lo aplaude, y en su sector lo miran con hastío e indiferencia, ¿por este tipo de liderazgo votaron hace cuatro años?, ¿cómo se puede ser tan inconsecuente y falto de respeto con su propio sector?.

Antes, una aclaración. El minoritario gobierno de la Unidad Popular intentó imponer una dictadura socialista con sabor a vino tinto y empanadas; Allende pensaba que la democracia podía ser un instrumento útil para cumplir su meta totalitaria lentamente mientras que otros, como Altamirano, pensaban que solo por medio de la fuerza se impondrían con más rapidez. A la larga, la Unidad Popular deseaba imponer una nueva dictadura como la cubana y es la razón por la cual el golpe de estado fue demasiado duro para estas mentes adocenadas e ideologizadas que miraban con estupor como sus sueños eran barridos del escenario. Y el gobierno militar terminó siendo una dictadura de otro signo que violó los DDHH de los partidarios de la Unidad Popular; cuando se siembra violencia, se cosecha violencia.

EL NACIMIENTO DE UN NUEVO ESPERPENTO: LA NUEVA MAYORÍA

A 40 años del término del gobierno militar, la izquierda no puede olvidar la feroz pateadura que recibieron y, por todos los medios, intenta mantener en el recuerdo la violencia que cayó sobre ellos, pero olvidan la nefasta conducta del régimen que lo precedió. Ahora, la momia de la “Concertación de Partidos por la Democracia”, venida a menos por sus acciones corruptas y pésimos resultados, ha cambiado de nombre denominándose la “nueva mayoría”. En otras palabras, pasaron del objetivo de “volver a la democracia” al objetivo de alcanzar la mayoría para imponer a todos sus mesiánicos designios. Por eso, las pasadas semanas hemos escuchado y leído respecto del tremendo amor que los socialistas le manifiestan a la democracia. Claro está que dicho amor no es por la democracia en sí, sino que la ven como un instrumento que les permita alcanzar sus metas…Han dicho entre otras cosas…

…"Tanto la conmemoración de los 40 años del golpe como la celebración de los 25 años del NO han sido una buena oportunidad para reflexionar respecto de nuestro pasado para construir un futuro mejor. Lo más importante, aprender de la lecciones para que nunca más en Chile volvamos a padecer una dictadura con los crímenes atroces que se cometieron…El 5 de octubre es una fecha para celebrar el esfuerzo de millones de chilenos que permitieron que recuperáramos la democracia, lo más importante es cómo para el futuro seguimos profundizando nuestra democracia y de ahí la propuesta de la presidenta Bachelet para tener una nueva Constitución que sea generada precisamente en democracia…" .

¿Seguir profundizando la democracia?, ¿Por qué, entonces, ellos se hacen llamar “nueva mayoría”?, ¿quieren una nueva mayoría para profundizar la democracia o para convertirla en una dictadura de mayorías eventuales?.

Otros socialistas nos hacen brotar lágrimas cuando afirman que “nos interpela también para que la democracia sea la forma de convivencia que tenga Chile para siempre. La controversia, las distintas opiniones que puedan haber se tienen que desarrollar y resolver en democracia, y creo que el llamado que hace la presidenta en esa dirección es muy contundente…En este país todavía hay nostálgicos de Pinochet, en eso no hay ninguna duda, yo le quiero recordar a los chilenos que los que votaron por el SÍ, entre los cuales estuvo la señora Matthei, querían que el tirano siguiera ocho años más…Así es que ella se tiene que hacer cargo de su responsabilidad histórica, falta que el Presidente la sindique como unos de los cómplices pasivos…”.

¿Es la democracia la forma de convivencia que desean los socialistas para Chile o es un instrumento para reponer su nefasto ideario totalitario?, ¿de qué democracia nos hablan los socialistas?, ¿la única visión válida es la socialista?, ¿es la descalificación un argumento válido?, ¿Por qué razón hablan de la democracia si buscan una mayoría que impide la búsqueda de consensos?...

Otros plantean que "hoy día el mejor homenaje que podemos hacer, es el triunfo del 17 de noviembre, porque Chile necesita de una vez por todas lograr echar abajo todo lo que huela a dictadura, todo ese andamiaje institucional que todavía tiene muchos enclaves, nuestro sistema institucional tenemos que cambiarlo…Para eso se requiere la voluntad de un liderazgo como Bachelet dispuesto a hacer cambios profundos…Hay una especie de maldición de la franja del SÍ, nadie que haya estado en la franja del SÍ, nadie que haya votado por el SÍ, nadie que haya defendido la dictadura puede llegar a La Moneda…".

¿”Echar abajo…” es una expresión democrática o una muestra del ADN socialista?, ¿”hacer cambios profundos”…que significa…echar abajo todo el sistema?.

Otro triunfante socialista afirma que “espero que tengamos un gran triunfo para que sigamos gobernando y construir el programa que nos ha propuesto la presidenta Bachelet, para trabajar contra la desigualdad por la nueva Constitución, por la Reforma Tributaria, los proyectos sociales…”.

¿Aumentar los impuestos es la clave para el bienestar de todos o de unos pocos?, ¿Reformar la Constitución nos hará mejores?, ¿Se puede trabajar contra la desigualdad desde el punto de vista administrativo?...

Estos son algunos ejemplos de los socialistas que nos pontifican desde una supuesta superioridad moral como si su ideario fuera el ideal perdido de cualquier ciudadano. Pero el socialismo es totalitario, dictatorial y a la larga surgirá esa nefasta conducta…

¿PUEDE UN SOCIALISTA AMAR LA DEMOCRACIA?

Los socialistas se han convertido en un híbrido político desagradable y pretencioso; la dictadura socialista tipo estalinista ha dado paso a la búsqueda de dictaduras basadas en la democracia. Podemos decir que los izquierdistas son el ejemplo perfecto del demócrata dogmático que postula que las mayorías deben imponerse a toda costa sobre todos.

Decía David Foster Wallace que “es, sin duda, más sencillo ser dogmático que democrático…pues mientras que el dogma simplemente se sigue, la democracia se persigue”. En otras palabras, es mucho más sencillo ser una persona dogmática porque solo debe ser leal a los credos de su ideología y líderes, sin cuestionamientos, pero una persona democrática tiene que esforzarse más porque debe confrontar racionalmente, a un mismo tiempo, ideas propias y ajenas para extraer lo mejor de ellas y definir una posición. En otras palabras, la esencia del espíritu democrático requiere combinar rigor y humildad, demostrando una convicción razonada de sus creencias y un franco respeto por la opinión de los demás. Algunos se atreven a decir que el espíritu democrático es convencer, pero es también dejarse convencer si los argumentos son válidos y razonables.

Por eso, el espíritu democrático es muy difícil de cultivar por aquellos que no poseen el don de la duda permanente, tienen creencias absolutas o quieren una vida fácil; para algunos es más cómodo, y requiere menos esfuerzo, el unirse a un bando dogmático en el cual no se puede pensar ni debatir, solo asentir para defender las propias creencias. Así, los dogmáticos se enfrentan a los adversarios tirando a la cara sus diferencias, no para buscar consensos sino para aniquilar al contrario, para “demostrar la superioridad de nuestro sonoro alarido”.

Decía Hayek que “el liberalismo…se preocupa principalmente de la limitación del poder coactivo de todos los gobiernos, sean democráticos o no, mientras el demócrata dogmático sólo reconoce un límite al gobierno: la opinión mayoritaria”. Lo paradójico es que los socialistas se declaran defensores de la igualdad, mientras defienden el poder de las mayorías para aplastar a las minorías. Es decir, las mayorías eventuales son más iguales que las minorías eventuales.

Del mismo modo, José Ortega y Gasset escribió alguna vez “que liberalismo y democracia son dos cosas que empiezan por no tener nada que ver entre sí y acaban por ser, en cuanto tendencias, de sentido antagónico…Democracia y liberalismo son dos respuestas a dos cuestiones de Derecho político completamente distintas. La democracia responde a esta pregunta: ¿quién debe ejercer el poder público? La respuesta es: el ejercicio del poder público corresponde a la colectividad de los ciudadanos. Pero en esa pregunta no se habla de qué extensión deba tener el poder público. Se trata sólo de determinar el sujeto a quien compete el mando. La democracia propone que mandemos todos, es decir, que todos intervengamos soberanamente en "los hechos sociales". El liberalismo, en cambio, responde a esta otra pregunta: quienquiera que ejerza el poder público, ¿cuáles deben ser los límites de éste? La respuesta suena así: el poder público, ejérzalo un autócrata o el pueblo, no puede ser absoluto, sino que las personas tienen derechos previos a toda injerencia del Estado…”.

Sabias palabras de las Ortega y Gasset: “las personas tenemos derechos previos a toda injerencia del Estado”, pero los socialistas parecieran tener la convicción de que el poder del Estado puede ser absoluto cuando es gestionado por un gobierno elegido por una mayoría eventual. Y la razón es que los socialistas son demócratas dogmáticos que consideran adecuado que las decisiones se ajusten al voto de la mayoría sin límite alguno, excepto, claro está, cuando dichos mayorías les son contrarias.

En resumen, los socialistas o demócratas dogmáticos creen que cualquier mayoría eventual tiene el derecho a establecer su potestad y ejercitarla como le plazca sin ninguna limitación; para ellos no existen limitaciones ni límites…”la mayoría manda”. Sin embargo, las decisiones que pueda tomar una mayoría eventual deben derivarse de acuerdos amplios sobre principios validados por todos.

Es mentira que los socialistas amen la democracia; los socialistas usan la democracia como un mero instrumento útil para sus propios fines; son fanáticos de la democracia en la medida que les permita acceder y mantenerse en el poder; quieren la mayoría para aplastar a todos los demás, y por eso, la izquierda se hace llamar “nueva mayoría”…

Un ciudadano democrático puede aceptar la regla de la mayoría como un método de decisión social, pero no puede aceptar que la regla de la mayoría sea una autoridad absoluta. En cambio, para un socialista, demócrata dogmático, el hecho de que la mayoría quiera algo es razón suficiente para considerarlo bueno, pues, en su opinión, la voluntad de la mayoría determina no sólo lo que es ley, sino lo que es buena ley.

Los socialistas no aman la esencia de la democracia que se basa en la alternancia en el poder de los distintos actores políticos; los socialistas aman la utilidad de la democracia que les permite enquistarse en el poder y determinar leyes sesgadas y empobrecedoras.

PANORAMA Liberal
Viernes 18 Octubre 2013

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