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jueves, 29 de noviembre de 2012

Política DIEZ PROPUESTAS LIBERALES PARA UN MUNDO MÁS HUMANO.

La revolución francesa es, para algunos, un evento liberal, pero a la larga se mostró como lo que verdaderamente fue: un cruel totalitarismo que llevó a una nueva dictadura. Las revoluciones engendran sus propios demonios y son devoradas por sus propios hijos, más crueles y más déspotas.

Periódicamente, los ciudadanos de todo el mundo observan como la clase política sigue usando el recurso de la demagogia para embarcarlos hacia un lejano e imposible País de los Sueños. Y esta “euforia por la democracia” tiene como único fin que los políticos se validen como los líderes que necesitamos, pero todo esto no es más que una mentira porque lo único que necesitamos es que los ciudadanos sean capaces de pensar por sí mismos, sin  tutelas ni padres ideológicos que nos hagan creer en mitos castrantes, y que dispongan de espacios crecientes para hacer y deshacer lo que sus talentos les dictan de acuerdo al marco legal y moral vigente.

Necesitamos ciudadanos independientes y vitales que sean capaces de ir más allá del yugo democrático…

Necesitamos ciudadanos que vuelvan a creer en sí mismos y no en las manos de funcionarios y burócratas que solo buscan su propio beneficio…

Exigimos una sociedad de verdaderas oportunidades económicas en la cual los ciudadanos comunes y corrientes puedan generar con su trabajo la renta necesaria para mejorar su bienestar sin depender de los “buenos políticos” que desean redistribuir el ingreso mediante políticas populistas.

Hasta hace unos años, las religiones mantenían en un estado soporífero a las personas, castrando su iniciativa y cohibiendo la acción humana. Hoy, la nueva religión es la democracia de corte socialista, que castra la iniciativa individual, coacciona a las personas y las minimiza.

Los socialistas son adoradores de un Estado gigante que pueda dirigir el “progreso” de la especie humana, pero ¿de dónde viene esta creencia?. En primer lugar, el Estado es una creación humana dirigida por políticos que tienen motivaciones radicalmente distintas a un ciudadano común y corrientes. Mientras el ciudadano solo desea tener oportunidades para vivir una vida más grata, el político hace de la política su actividad profesional y, por eso, desea el poder para sacar el mayor provecho para sí mismo.

En segundo lugar, el progreso es una simple ilusión porque la sociedad no se ha movido ni se mueve ni se moverá en una dirección siempre deseable y beneficiosa…Todo cambio, ¿es siempre deseable?, ¿es siempre beneficioso?. En otras palabras, no existe lo que los socialistas denominan “las leyes del progreso” que permitirían establecer las condiciones hacia donde se debe mover la humanidad.

Por lo tanto, este es un tiempo propicio para reponer las propuestas más caras para aquellos que pensamos que el ideario liberal es la clave para sacar de la pobreza, material y mental, a miles de ciudadanos del mundo, que sufren las políticas basadas en una  mentalidad socialista fracasada y que los lleva en línea directa hacia la pobreza. Estadounidenses, latinoamericanos y europeos. Todos juntos.

Mientras tanto, Europa sigue en crisis con algunos países que ya no generan los ingresos suficientes para hacer frente a los costos contratados, en especial, la carga de beneficios sociales que se impusieron para aumentar el bienestar de sus ciudadanos, ¿artificialmente?. Al final, las cuentas deben ser pagadas siempre.

Hay un mito que plantea que los gobiernos de cualquier color político pueden generar riqueza mediante decisiones administrativas como aumentar los impuestos para financiar beneficios sociales. Pero estos gobiernos no nos sacarán de la pobreza solo en base a la redistribución de la riqueza mediante políticas populistas (aumentando todo tipo de impuestos para financiar cientos de subsidios y bonos), porque terminarán abatiendo el espíritu de iniciativa individual. Al final, los más trabajadores y talentosos emigrarán hacia los lugares en que existan oportunidades de progreso económico y solo los más flojos y débiles, se quedarán disfrutando de los beneficios sociales. Así, no se construyen sociedades prósperas; así se construyen sociedades fracasadas.

Sin embargo, un pequeño grupo se enriquece con estos Estados enormes y paternalistas, ¿quiénes son?. Usted ya lo sabe: un ciudadano común y corriente verá como es más pobre cada día, mientras que la clase política se enriquece y goza de un nivel de vida de primer mundo aunque seamos del tercero o cuarto.

Y, ¿cuál es la solución?. La solución está en entregar a las personas más espacios de libre decisión para que sean ellas las que, interactuando entre sí libremente, determinen lo que es mejor para sí mismas. Y, como si existiera una mano invisible su propio beneficio individual posibilitará que aumente el beneficio de todos…aunque algunos siguen creyendo la ilusión de que la mano socialista igualitaria nos hará más prósperos. Torpe ilusión.

PRIMERA PROPUESTA: Reducir y simplificar el régimen legal y  tributario.

Los liberales sostenemos que existen demasiados y excesivos impuestos, normas, reglamentos, leyes, limitaciones, restricciones, controles, requisitos, licencias y, en general, alta presión coercitiva sobre los emprendedores, empresarios, profesionales liberales y autónomos. Esta no es la manera adecuada para hacer más prosperas a las personas y a todos.

Los liberales sostenemos que la legislación debe ser sencilla, fácil de comprender y de aplicar.

Por ejemplo, los impuestos progresivos no son un instrumento justo y adecuado para crear riqueza. Por ello, proponemos que todos los  impuestos, tasas o licencias que penalicen cualquier actividad económica empresarial sean abolidos.

En cambio, proponemos un impuesto sobre la renta proporcional y reducido, de forma que quien más crezca, quien resulte más productivo, no tenga que pagar más que proporcionalmente por su actividad.

Mientras más complicado es el sistema tributario de un país, más fácil es que el Gobierno lo complique aún más, en un proceso de locura tributaria gradual en la cual los únicos ganadores son los que promueven dicha locura. Por ello proponemos implementar el “impuesto plano”, calculado sobre la base de los ingresos personales o corporativos donde todo el mundo pague un porcentaje fijo sobre sus ingresos, sin deducciones de ninguna especie.

SEGUNDA PROPUESTA: No a la reelección y los ciudadanos al poder.

Los liberales consideramos que el sistema político en todo el mundo es un tremendo fraude y no es representativo de la “democracia” que los políticos dicen defender y a la que apelan permanentemente. Los partidos políticos de todas las tendencias practican el juego de las sillas musicales para repartirse el poder, y no es extraño ver hijos e hijas, esposos y esposas, sobrinos y sobrinas, amigos y amigas, etc., ubicados en puestos y cargos de mediana y alta responsabilidad.

Han convertido a la política en una carrera profesional muy bien remunerada y se han transformado en políticos profesionales que en pocas generaciones se enriquecen de una manera impensada sin haber generado riqueza ni aportado al aumento de la calidad de vida global.

Además, el financiamiento público de las campañas solo financia a aquellos que son nombrados a dedo por los partidos políticos por lo que se perpetúa el desinterés y la apatía ciudadana al ver que siempre son elegidos los mismos de siempre. Y lo anterior se repite en las asociaciones gremiales, sindicatos, colegios profesionales, juntas de vecinos, etc. reduciendo el sistema democrático a una especie de obra de teatro en la que todos son invitados a actuar en el escenario pero al pasar por las bambalinas la situación es muy diferente.

Por ello, proponemos que para cualquier cargo público no exista la reelección ni listas de consenso generadas entre cuatro paredes por los mismos de siempre y que son expresión del desinterés democrático de los que gobiernan.

Los liberales somos partidarios de que sean los ciudadanos comunes y corrientes los que accedan al poder, y una vez terminado su período vuelvan a sus actividades normales, evitando en lo posible que surjan políticos profesionales que se enriquezcan a costa de los ingresos de todos y que jamás trabajen en su vida.

TERCERA PROPUESTA: Profundizar el Estado de Derecho y crear el cargo de Ombudsman o Defensor del Ciudadano.

Los liberales consideramos al Estado de Derecho como la  única encarnación jurídica necesaria para la defensa de las minorías, igualdad ante la justicia, independencia y defensa de la libertad.

Por eso, se debe luchar por abolir cualquier tipo de autoritarismo y totalitarismo que se puede expresar, incluso, en la férrea defensa que hacen de la democracia a los que denominamos “fanáticos de la democracia”, y que siempre atentan contra los derechos de las minorías al imponer normas legales abusivas y discriminadoras.

Los demócratas dogmáticos o fanáticos de la democracia creen que las mayorías deben imponerse a toda costa, en todos los ámbitos posibles, arrollando tras su paso a todo lo que se interponga. No creen que tengan límites y la pretensión de imponer este totalitarismo democrático debe ser combatida en todos los frentes. Y para eso requerimos un Estado de Derecho en forma que defienda los intereses de las minorías.

Además, en momentos en que el Estado y la clase política tienen un poder enorme, necesitamos un Defensor del Ciudadano (también denominado con el término sueco Ombudsman: comisionado o representante), como una autoridad del Estado encargada de garantizar los derechos de los ciudadanos ante abusos que puedan cometer los poderes públicos.

CUARTA PROPUESTA: Promover la libre competencia en todos los mercados para aumentar la prosperidad.

Los liberales creemos en la competencia en todos los estamentos de la vida humana porque es la única manera de generar bienestar mediante aumentos de eficiencia y repartición de beneficios de acuerdo al nivel de esfuerzo. Desafortunadamente, la mentalidad socialista ha intervenido el sistema económico reduciendo la competencia a sus mínimos niveles y propiciando una estrecha relación entre el poder político y el económico.

No somos partidarios de la igualdad entre las personas sino de la igualdad de oportunidades de modo que todos puedan acceder a las opciones que deseen y para la cual se esfuercen. No es posible que en los países modernos las personas mayores de 30 años ya no puedan encontrar empleo porque son catalogadas de “viejas”; no es posible que la situación crediticia de las personas sea un impedimento para conseguir empleo; no es posible que las personas se mantengan en empleos indeseables porque no tienen otras opciones de empleos; etc.

La mentalidad socialista no genera riqueza ni bienestar porque por medio de la intervención de leyes e impuestos produce una excesiva concentración de la renta y el surgimiento del nefasto Capitalismo de Estado. Por eso, proponemos la progresiva y definitiva retirada del Estado de los distintos mercados como salud, educación y otros, en los cuáles ha hecho más mal que bien, aumentando la pobreza y la miseria a tasas crecientes. Sus intervenciones de “buena voluntad” solo han provocado nefastos proyectos como la educación pública, sistemas de transporte y de salud.

Y la razón de tales nefastos proyectos es que el Estado no tiene los recursos ni la capacidad de detectar en donde están las verdaderas necesidades y menos aún, ofrecer las soluciones más satisfactorias. En otras palabras, es la persona individual la única que sabe lo que necesita y como satisfacerla.

Puede ser que, en teoría, el conjunto de la sociedad sea capaz de resolver los problemas de una persona individual promedio, pero este tipo de personas no existen. Cada persona es un mundo aparte, con necesidades propias y motivaciones propias, y no existe persona ni institución humana con la suficiente capacidad de solucionar los problemas de todos.

Así, creemos que son los individuos los que deben hacerse responsables de generar las instituciones que mejor solucionan sus problemáticas y evitar traspasar esta responsabilidad a los políticos que solo persiguen su propio interés. Por ejemplo, los individuos deben hacerse responsables de su vida: las pensiones de jubilación que obtendrán en el futuro (el sistema de capitalización individual); administrar sus seguros de salud y desempleo; administrar que hacer de su vida, etc. Sin embargo, la sociedad podría mantener la garantía de un aporte estatal directo solo en aquellos casos en que un ciudadano no pueda transitoria o definitivamente cotizar.

QUINTA PROPUESTA: Establecer el matrimonio como contrato privado.

Los liberales exigimos que el matrimonio se convierta en un acuerdo privado, entre personas, sin intervención pública, en los que las partes decidan libremente los términos del acuerdo.

Por tal motivo, sugerimos modificar la figura del matrimonio civil y convertirla en un contrato “por el cual dos personas se unen actual e indisolublemente por toda la vida, con el fin de vivir juntos y de auxiliarse mutuamente". Por cierto, esta propuesta está pensada para que personas del mismo sexo puedan contraer matrimonio y constituir una familia.

Proponemos a la sociedad dar la oportunidad de que una familia entre personas del mismo sexo pueda adoptar hijos con el fin de aprender para establecer consensos. Un niño o niña, ¿puede crecer en una familia de personas del mismo sexo?, ¿Qué requiere dicho niño para crecer armónicamente?, ¿quién puede establecer, a priori, que es lo mejor para un niño?...

SEXTA PROPUESTA: Aumentar los espacios abiertos para la discusión pública amplia de temas valóricos y complejos.

Los liberales pensamos que las sociedades humanas progresan cuando logran llegar a ciertos consensos y acuerdos implícitos entre las personas, pero este proceso es lento y no puede ser dirigido, es espontáneo y caótico. Uno de estos consensos claves es que la naturaleza humana no puede ser separada de ciertos valores como honestidad, respeto, honor, responsabilidad, amor al trabajo y al esfuerzo, y en forma permanente se producen disputas debido a que la mentalidad socialista ha introducido la percepción de que la violencia puede ser un camino legítimo para obtener beneficios.

Para enfrentar esta conducta violenta, somos partidarios de abrir espacios de discusión para buscar permanentes consensos en temas vitales y claves para nuestras sociedades como por ejemplo:

·       Respecto de la eutanasia. ¿Tiene derecho una persona a disponer respecto de su propia muerte, siempre y cuando ello no dañe a otros?.
·       Respecto del libre albedrío. ¿Tiene derecho una persona a vivir como le plazca, siempre y cuando ello no dañe a otros?. Los liberales ;
·       Respecto del aborto. ¿Tiene derecho la mujer –y su familia- a decidir la interrupción voluntaria de un embarazo?, ¿daña el aborto a un ser indefenso?.
·       Respecto de la violencia. ¿Tiene una sociedad o una persona derecho a usar la violencia cuando siente que está siendo agredido?

Como principio, los liberales respetamos los juicios y decisiones que una persona tome respecto de su propia vida, y nada ni nadie debe interponerse en ello. Sin embargo, en estos casos, y en muchos más, necesitamos abrir espacios de discusión para generar acuerdos aceptados por todos, o para continuar investigando los alcances de corto y largo plazo de las decisiones probables.

Los liberales mantenemos como nuestra guía de navegación que cada persona no puede coaccionada por otros para sostener una cierta posición. Sin embargo, debemos tener presente los derechos de las minorías que pudieran ser afectados por las decisiones de otros.

SEPTIMA PROPUESTA: Legalizar el consumo de la marihuana.

Consideramos que el camino de la prohibición y represión en la política de lucha contra la drogadicción solo ha beneficiado a las mafias del narcotráfico a gran escala, generando un creciente negocio de enormes implicancias sociales. Y, en la actualidad, estamos peor que antes, por lo tanto, ese no es el camino.

El alcohol y el cigarrillo se consumen legalmente en todo el mundo pese a que generan una enorme carga social. Cada individuo debe hacerse responsable del consumo de estos productos, sin embargo, la sociedad ha comprendido que pese a lo anterior debe proteger los derechos de las personas que son violentadas por ebrios o los fumadores pasivos. En el primer caso, son tratados como delincuentes, y en el segundo caso, se han restringido los lugares de consumo. Es el camino correcto.

¿Qué pasa con la marihuana?. Desde hace tiempo nos han convencido que este producto es el primer paso para la adicción a las drogas, pero no se pueden confundir causas con efectos. El alcohol, el cigarrillo y la marihuana son consumidos, históricamente, porque las personas necesitan evadirse de una realidad compleja que los aturde por completo: el pobre, para evadir su pobreza material y el rico, para evadir su pobreza emocional. Siempre hay excusas para victimizarse; faltar a sus responsabilidades y asumir sus culpas porque la realidad es dura para todos y las personas deben administrar su vida de la mejor manera para sí mismos y los suyos. No le pidamos a otra institución que se haga cargo de nosotros.

Por eso, debemos construir sociedades de oportunidades para que los talentos humanos puedan desarrollarse a plenitud. En la actualidad, la rebelión de las masas las ha llevado a lugares impensados; las presiones para el éxito material son enormes; la ambición por disponer del mejor nivel de vida ha crecido…Todos quieren más y más, pero es imposible que todos accedan, al mismo tiempo, a un cierto nivel de vida y bienestar; siempre habrán algunos que estarán por delante de los demás en términos de bienestar.

Las sociedades modernas son muy complejas y la mentalidad socialista las ha cubierto de instituciones que, creen ellos, nos harán la vida más grata. Pero, el verdadero problema es que han creado una sociedad regresiva, sin oportunidades, chata y plana, y en este entorno, algunas personas no son capaces de soportar las complejidades de una vida que no es la que esperaban. Por eso, sucumben en el consumo de alcohol, cigarro y drogas, porque es el camino más fácil y porque les han convencido que son las víctimas de ese tipo de sociedades…

La legalización de la marihuana debería servir como pauta de estudio para un giro en la política seguida hasta ahora en esta materia.

OCTAVA PROPUESTA: Aumentar la mayoría de edad a los 15 años.

La norma laboral autoriza a los mayores de quince años a celebrar contratos de trabajo sólo para realizar trabajos ligeros que no perjudiquen su salud y desarrollo siempre que cuenten con autorización expresa del padre o madre; a falta de ellos, del abuelo o abuela paterno o materno; o a falta de éstos, de los guardadores, personas o instituciones que hayan tomado a su cargo al menor, o a falta de todos los anteriores, del inspector del trabajo respectivo.

Si esta es la edad contemplada para el acceso de los jóvenes al mercado laboral, debe entenderse que si un joven mayor a 15 años está capacitado para incorporarse al mercado laboral, también lo está para ejercer todos los derechos inherentes a la mayoría de edad (auto tutela, derecho al voto, obtención del permiso de conducir, responsabilidad penal, etc.).

Por lo tanto, postulamos la reducción de la edad correspondiente a la mayoría de edad, puesto que la evidencia está mostrando una evolución hacia la madurez social a más corta edad.

NOVENA PROPUESTA: Propiciar y exigir acciones basadas en el respeto y la tolerancia.

La tolerancia quiere decir “respeto a las opiniones y prácticas de los demás, aunque no coincidan con las propias”. En este sentido, los liberales postulamos ser tolerantes en todos los ámbitos de la vida en sociedad, porque la riqueza está en la diversidad. Sin embargo, lo anterior no significa que aceptemos todas las posiciones sin contrastarlas con nuestros principios vitales; respetamos y somos tolerantes con las personas pero enfrentamos y debatimos con la pretensión de aumentar los espacios individuales de acción.

El derecho de gobernar a los pueblos que tienen los individuos elegidos democráticamente no significa que tengan las capacidades para conocer siempre cual es la verdad ni de atribuir a cierta ideología la prerrogativa de la ortodoxia. La intolerancia no puede gobernar a los pueblos.

La intolerancia es la más peligrosa para la paz del Estado porque viola la propiedad, los bienes y la libertad de los ciudadanos. Y acerca de la Libertad planteamos que es la condición o estado de una persona, que no está sujeto, preso o sometido a otro, y en ese sentido, no debe existir sobre la conciencia humana coacción alguna. En otras palabras, no se es libre si la conducta humana está condicionada por la amenaza de daño de una voluntad ajena a la mía porque la libertad presupone el poder actuar sin someterse a limitaciones y violencias que proceden de otros.

El respeto hacia los otros y la tolerancia son claves para la convivencia humana, y deben ser promovidos en forma permanente.

DÉCIMA PROPUESTA: El valor del individuo.

Reconocemos al individuo como la máxima creación por encima de cualquier otro tipo de constructo histórico, cultural o nacional, creado con otros fines. Son los individuos los que marcan el destino de las sociedades, para bien o para mal, porque es la iniciativa individual la que marca la diferencia entre unas y otras sociedades. Y el fracaso o el éxito es siempre el resultado de individuos particulares actuando en un entorno dinámico.

Por eso, la educación es la clave para empoderar a los individuos. Pero, no debemos olvidar que al hablar de educación nos referimos a la obtención de cualidades cognitivas, emocionales, prácticas y morales que permitan ser un aporte a la sociedad.

Latinoamérica es un continente fracasado porque los individuos continúan atrapados en sociedades regentadas por oligarquías socialistas, paternalistas y más preocupadas de mantenerse en el poder para maximizar su propio bienestar que el de todos. Lo paradójico es que el socialismo partidista propone continuar profundizando la intervención socialista como la única solución posible pero eso trae consigo una clara reducción de espacios discrecionales para los individuos. Es decir, para el socialismo, el individuo es una especie de inválido e incapaz de tomar las decisiones que más le atañen.

Por eso, la única y verdadera solución es generar sociedades que otorguen amplias oportunidades para todos, por lo cual se requiere ampliar los espacios discrecionales de libertad individual, reducir la coacción y limitación impuesta por aquellos que creen tener la sabiduría para predecir el futuro y dirigir el progreso humano. No es sano regalar bonos y entregar premios, sin un correlato de esfuerzo, porque esto genera una mentalidad proclive al bajo esfuerzo, indolente, pasiva y sin iniciativa.

Proponemos, por lo tanto, un aumento de la competencia en todos los niveles de la sociedad, sin concentraciones de poder, sin nomenklaturas ni grupos que usan el poder para sus propios fines, por medio de una desregulación progresiva de toda frontera o barrera, virtual o física, que impida la libre circulación de ideas, bienes, servicios, capitales o personas.


Estas diez propuestas no son definitivas ni pueden serlo puesto que el mundo cambia dramáticamente de un día para otro. Sin embargo, aspiramos a continuar ampliando estas propuesta para construir un mundo más humano.

PANORAMA Liberal
Jueves 29 Noviembre 2012

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