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domingo, 7 de agosto de 2011

EDUCACIÓN PARA EL CHILE DEL SIGLO 21: Segunda Parte

SEGUNDA PARTE: ¿Qué entendemos por Educación?

Los más y, también, los menos entendidos se refieren en todos los tonos a la “educación”, pero existen razonables dudas respecto de lo que cada uno entiende por dicha palabra. Comencemos por alguna definición.

La palabra “educación” viene del latín “educere=guiar, conducir" y/o “educare=formar,instruir", y puede definirse como el proceso mediante el cual se transmiten conocimientos, valores, costumbres y formas de actuar a las personas o educandos.

Y este proceso está presente en todas nuestras acciones, sentimientos y actitudes. Por eso, cuando una muchacha lanza un jarrón de agua a una ministra, muestra con absoluta claridad la profunda crisis de nuestra educación. Y, que se comprende cuando la madre de la “niñita” la justifica y la apoya, cumpliéndose la máxima de “de tal palo, tal astilla”. La mala educación también es un tipo de educación que se puede transmitir.

Podemos decir, entonces, que existen dos grandes tipos de educación: la formal y la informal. La educación formal es la que se recibe en los jardines infantiles, colegios, institutos, universidades, empresas y la educación informal es aquella que se adquiere a lo largo de la vida, primero en la familia y luego, en las interacciones producto del quehacer diario.

Sin embargo, este proceso educativo no se genera en el vacío absoluto. La educación significa poner en marcha un complejo sistema de mecanismos emocionales, sociales y psicológicos desde una concreta cosmovisión. Es decir, implementamos procesos que satisfacen la visión del mundo imperante, contradictorio o no, en los círculos o estratos sociales en los que el individuo se encuentra inmerso.

La educación transmite, en definitiva, la ideología dominante. Así, muchos gobiernos utilizan la educación institucionalizada para mantener sus dogmas y profundizar sus posiciones de dominio en los más jóvenes. Por ejemplo, si se introdujeran los cambios solicitados por los estudiantes en la educación, ¿se lograría que esta dejase de estar al servicio de los grupos de poder políticos y convertirse en un proceso creador de personas críticas y lúcidas?.

En resumen, la educación no es un proceso neutral. Dada la cosmovisión existente, la educación es un proceso de vinculación y concienciación cultural, moral y conductual de las nuevas generaciones que asimilan y aprenden los conocimientos, normas de conducta, modos de ser y formas de ver el mundo de generaciones anteriores, creando además otros nuevos.

El propósito de la educación.

La educación es un proceso permanente mediante el cual una persona va instalándose en una cierta sociedad y cultura. Cuando un ser humano nace, llega programado biológicamente para enfrentar los desafíos de la vida, pero también comienza a recibir desde el primer momento, las influencias sociales y culturales del grupo humano de donde emerge.

Un ser humano es una compleja mezcla de herencia y medio social en el que está inserto. Su carga genética se ve enfrentada  a la socialización y culturalización que llevan a cabo las instituciones sociales predominantes como la familia, la escuela y los medios de comunicación.

Cuando la cosmovisión imperante considera a la educación como un bien de consumo equivale a decir que es desechable y cuando la considera como una inversión es que solo es un factor productivo. Sin embargo, la educación es un valioso proceso humano responsable del despertar de energías espirituales y creadoras de incalculable valor para todos.

La educación es un proceso humano que apunta a capacitar a los individuos para continuar su educación de manera permanente. No es deseable educar por medio de las mejores y buenas intenciones como “educar para mejorar la sociedad”, “educar para promover al ser humano”, “educar para generar mejores y más científicos”, “educar para ser más libres”, etc.

La educación es un proceso humano que debe tener por misión, despertar la capacidad crítica de la persona mediante el desarrollo de todos sus talentos. Y esto debe ir más allá de las doctrinas y contenidos dispersos y predominantes. Un alumno-en-proceso-de-educación no puede entregarse a ninguna teoría -de derecha o de izquierda, ideológico o científico- sin haberlo pensado, meditado y re-construido cientos de veces.

La educación es un proceso humano que debe generar personas que piensen. No importa que piensen de una u otra manera porque con el paso del tiempo alcanzarán sus propias convicciones. Y serán únicas. Y podrá enfrentarse a los medios de comunicación masivos con una opinión propia, informada y, lo más importante, pensada y meditada. ¿Qué pueden hacer los medios como la televisión, prensa, radio, publicidad, libros, conferenciantes, profesores ante una persona preparada e informada?. Nada, solo desvanecerse.

Así, la educación como proceso humano logrará que las personas sepan analizar, valorar, cotejar, criticar, diagnosticar, opinar e incluso modificar las concepciones, ideas, decisiones, políticas, ideas estéticas, creencias religiosas, morales y hasta científicas que sean imperantes. E, incluso, podrá adherirse libremente a ellas.

En resumidas cuentas, la educación es un proceso humano personal. Los seres humanos tenemos características y dotaciones de recursos diferentes, y a lo largo de nuestras vidas alcanzaremos distintos niveles en función de nuestros intereses y expectativas. Por ejemplo, Alexis Sánchez terminó la educación secundaria solo por cumplir, pero ha seguido educándose en su desarrollo como deportista de élite, y, probablemente, no es capaz de apreciar una buena lectura o una buena pintura, pero por su estátus ha debido mejorar su forma de hablar y actuar, al estar en contacto con personas educadas y que están haciendo de él, una persona distinta y mucho más preparada ante la vida. Alexis se sigue educando, aunque él aún no se percate de ello.

Por eso, este proceso humano personal tiene costos y no es gratuito. Se requiere tiempo y esfuerzo en el trabajo diario, la lectura, y el estudio. No existen atajos para construir una persona educada y solo se requiere disponer de ciertas capacidades intelectuales mínimas. Por cierto, algunos llegarán a las más grandes alturas, pero otros solo alcanzarán los estándares justos para desempeñarse eficientemente en la vida. Y progresar.

Si bien es cierto, la educación es un proceso humano de carácter personal, debemos asegurarnos de que cada persona reciba un nivel formal de educación mínimo indispensable y de calidad para ser feliz. Es decir, educación elemental de calidad.

Por sobre ese nivel, aquellos que quieran seguir recibiendo más educación formal deberán mostrar aptitudes adecuadas al nivel que se quiera alcanzar puesto que el proceso educativo generará diferencias insalvables. No todos pueden ni deben pretender ser universitarios.

Por ejemplo, un indeseable aspecto de la cosmovisión imperante es que, para progresar en la vida y mantener el estátus familiar, “los jóvenes deben estudiar en la universidad”, lo que ha generado la convicción errada de que es el único camino. Y eso no es así. Probablemente, esta convicción surge debido al modelo económico imperante, y que limita las opciones laborales.

Es sabido por todos, como las familias presionan a sus hijos para que sigan cierto tipo de carreras liberales. Por ejemplo, en sus comienzos la tía de John Lennon, Mimí, le decía: "eso de la guitarra está muy bien, John, pero nunca te ganarás la vida con ella". Mientras tanto, John, en el Quarry Bank School al que concurría desde 1952 comenzó a reunir un grupo para tocar, lo hacían en fiestas y bodas ganándose unos chelines extra cada semana, hasta que formó la banda más glamorosa del rock, The Beatles.

La educación es un proceso humano personal y permanente que permite que cada persona se desarrolle, maximizando sus talentos y logrando una vida más plena. Es decir, la educación tiene como fin hacer feliz a la persona al desarrollar sus potencialidades.

Pero, con una vida moderna llena de estímulos y de goces sensoriales que son transitorios, se requieren cuotas adicionales de esfuerzo para superar estas distracciones. Por lo tanto, se debe aprender de la experiencia propia y ajena para reconocer nuestra esencia vital y como esta se expresa en lo corporal, lo social y lo cultural.

Una conclusión

El proceso educativo pone en marcha un complejo sistema de mecanismos emocionales, sociales y psicológicos provenientes de una cierta visión de mundo y de ciertas creencias. Es decir, generalmente la educación se implementa para satisfacer una cierta cosmovisión imperante en la sociedad específica, y en las que el individuo se encuentra inmerso.

La educación es un proceso humano que consiste en generar personas autónomas, pensantes y responsables. El paso del tiempo permite que las personas alcancen ciertas convicciones personales que les permitirán interactuar con el entorno en que les tocó vivir.

Además, la educación es un proceso humano personal e individual. Cada ser humano tiene características y dotaciones de recursos muy distintas entre sí, y que a lo largo de la vida, alcanza distintos niveles en función de sus intereses y expectativas.

Por lo tanto, la educación como proceso humano personal logra que las personas desarrollen aptitudes y habilidades para analizar, valorar, cotejar, criticar, diagnosticar, opinar e incluso modificar las concepciones, ideas, decisiones, políticas, estéticas, religiosas, morales y hasta científicas que estén imperando como cosmovisiones. E, incluso, podrá adherirse libremente a ellas.

Próximamente: ¿Es un derecho la educación?.

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