Translate

martes, 15 de marzo de 2011

GUIDO GIRARDI, ¿SUPERHONORABLE?


El paso de Guido Girardi por el Servicio de Salud Metropolitano, Sesma, fue el trampolín que permitió que en el año 1994 fuera elegido diputado, comenzando una vida llena de hechos que marcan a fuego su accionar. Su bandera de lucha era la defensa del medio ambiente y la salud lo que le permitió tener acceso a los medio y crear una imagen de político cercano a la gente. Por eso, cuando en 1997, queda grave tras un choque automovilístico cuenta con el apoyo de muchas personas. Sin embargo, comienzan a conocerse una forma característica de actuar.

En mayo del año 2002, utiliza fondos de la presidencia de la cámara de diputados para enviar 25 mil cartas para favorecer su candidatura en las elecciones del PPD; en el 2003, interviene en las acusaciones de menores contra senadores de la UDI en el caso Spiniak; en 2005, hizo llamadas a la entonces subsecretaria de Carabineros, para que destituyera a dos funcionarios policiales que lo habían infraccionado por exceso de velocidad en la ruta a Valparaíso; en 2009, es vinculado al uso de facturas falsas caso Publicam que acabó con su encargado electoral, Ricardo Farías, condenado por fraude al Fisco; en 2010, presenta un aborto terapéutico inexistente, y su delfín Daniel Farcas es acusado en el escándalo de la becas Valech de la Uniacc; en 2009, proclamó en la televisión el contagio de millones de chilenos y la muerte de otros 100 mil, etc.

Y esto es lo que se conoce, pero si se cumple la ley del iceberg (lo que está oculto es mucho mayor que lo que se ve) debemos preocuparnos.

El nuevo iluminado

Y, justo ahora, en plena crisis de ideas y de acciones de la Concertación, se decide nombrar en uno de los cargos políticos más importantes al gran iluminado de los calcetines rojos, Guido Girardi Lavín. Elegido en cargos por la comuna de  Cerro Navia, en la cual él ni su familia jamás han vivido, ha aceptado el reto de liderar el Senado con un estilo contradictorio. Como ya hemos visto en estas páginas, mientras la Concertación se hunde en lo más profundo del abismo político, un vástago de estos 20 años comienza a instalarse como gran paladín.

La cuestión es ¿cómo llega a la testera del Senado un político como Girardi?. Básicamente, por un acuerdo cupular, tan característico en estos tiempos de democracia y consensos, entre partidos de su coalición. Andrade, PS, manifiesta que “el acuerdo para la presidencia del Senado se va a honrar… el nombre del senador Guido Girardi no se revisará’’, frente a Tohá, PPD y Walker, DC que lo respaldan sin convicción. Y Andrade fue más lejos aún: “La presidencia del Senado le corresponde a un senador del PPD y este partido ha señalado que ese senador se llama Guido Girardi, en consecuencia se honrará ese acuerdo… ésa es la voluntad que queremos reiterar”.

“Esta es la voluntad que queremos reiterar”. Pura imposición, pero ¿por qué millones de chilenos tendríamos que validar un acuerdo tomado entre cuatro paredes?,  ¿cómo es posible que en nuestro país se permita un continuado ascenso al poder de un político tan controvertido como Guido Girardi?. En términos sencillos, este acuerdo es pésimo para la calidad de la democracia que se quiere construir.

Sin embargo, queda planteada la pregunta siguiente: ¿cuáles son cualidades que debe tener un buen político?.

Las cualidades de un buen político

PRIMERA: Honestidad

La primera cualidad por la cual un político debe luchar es la honestidad, es decir, la ausencia de contradicciones y discrepancias entre lo que piensa, lo que dice y lo que hace. Y no solo se debe ser honesto sino que parecerlo.

Ser honesto con el propósito de una tarea permite ganar la confianza de los demás, inspirar y ser un ejemplo para los demás. Por cierto, significa nunca hacer mal uso de lo que se nos confió.

Y nunca debe olvidarse que la honestidad es la clave de la autoridad.

SEGUNDA: Mente ilustrada

La segunda cualidad que debe poseer un buen político es poseer una mente trabajada en la rigurosidad del saber y de hacer las preguntas correctas. La ignorancia no es una excusa para no hacer su trabajo.

La razón es el instrumento que caracteriza al ser humano, pero requiere ser utilizada con rigurosidad sin olvidar los principios vitales. Por ejemplo, no debe estar al servicio de los intereses personales ni de los aduladores y lobbystas.

TERCERA: Convicciones sólidas

Los políticos deben ser reconocidos claramente por la ciudadanía por las convicciones que sustentan y defienden. Las convicciones son creencias, motivaciones y razones personales sobre las que se basan ciertas acciones. Por lo tanto, sin convicciones no hay visiones y no hay identidad.

No es bueno para la política que los que participan en ella oculten sus convicciones o que se declaren “independientes”, sin afiliación.

CUARTA: Carácter

El carácter de un individuo es un conjunto de características psicológicas y sociales que dependen de la concepción que la persona tiene del mundo, del saber y experiencia acumulados, de los principios morales aprehendidos, de la dirección que otros individuos ejerzan y de la activa interinfluencia que con ellos la persona dada establezca.

Así, si conocemos el carácter de un ser humano, podremos prever cómo se va a comportar bajo ciertas circunstancias. En otras palabras, el carácter se pone de relieve en la manera como el ser humano, procede consigo mismo y con los demás, en la manera de cumplir lo que se le encarga y en la manera de tratar las cosas. El carácter imprime el sello en la conducta del individuo.

QUINTA: Coraje

El coraje se puede definir como la fuerza de voluntad de una persona que le permite llevar adelante una acción a pesar de todas las barreras que se le pongan en el camino. Estas barreras generan miedo, pero, el coraje es la capacidad de sobreponerse a dichos miedos y perseverar con la acción que se pretendía realizar.

En política se debe actuar correctamente, y no basado en índices de popularidad. Y para esto se requiere carácter.

SEXTA: Honor

Un ser humano honorable es una persona que resume toda una suma de virtudes al comportarse de forma moral, y al cumplir lo que es correcto con el prójimo como así también con uno mismo, todo el tiempo. Así, la persona obtiene un reconocimiento implícito por parte de los demás, es decir, pasa a ser reconocida como una persona honorable.

Los sujetos honorables se comportan correctamente en cada situación puntual aunque eso les signifique problemas y dificultades. Ellos, no tienen un conflicto entre lo que es conveniente y lo que es correcto.

Además, las personas honorables siempre están pendientes de desarrollar las virtudes como la justicia, la verdad, la valentía, el respeto, la empatía, el autocontrol, la sabiduría, el amor, etcétera. Y nunca exigen de los demás aquello que no pueden hacer ellos mismos.

Al comportarse un individuo así, podría ser llamada una persona honrada, es decir que posee honor.

La evaluación final

Y Guido Girardi no cumple a satisfacción ninguno de los ítems anteriores. Por lo tanto, ¿cómo es posible, entonces, que llegue a la presidencia del Senado?

Guido Girardi no pasa el test de la blancura en política y representa a lo peor que le puede suceder a una pseudo-democracia como la nuestra, y su presencia en la presidencia del Senado nos recordará siempre nuestro fracaso en la construcción de una clase política honorable. Y el que pierde es el Senado que rebajará aún más la evaluación pública.

Pero, al final perdemos todos. Y no nos quejemos.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Me parece que el ataque despiadado contra Guido Girardi es artero, la diatriba en contra de Daniel Farcas realmente demuestra una falta de rigor y arbitrariedad dignos de la peor de las experiencias autoritarias, que pena...