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viernes, 1 de noviembre de 2013

Política. REFLEXIONES ANTE UNA NUEVA ELECCIÓN

¿Que se puede esperar de este lote de socialistas que desean cambiarnos la vida...?. Son todos unos ilusos, demagogos, populistas y megalómanos...
Estamos en la ronda final de nuestro proceso eleccionario y ya estamos hartos de observar como los diversos candidatos, que pretenden hacerse con el poder, usan toda una variada gama de argumentos para convencer a las masas de que son la única alternativa idónea para tan importantes cargos. Y todos, sin excepción, destacan por su manifiesta mentalidad socialista dado que plantean que el Estado debe ser el responsable y garante del futuro de todos mediante la implementación de políticas “públicas” que aumentarían el bienestar de todos. Mentiras.

En otras palabras, estos políticos socialistas creen que las personas somos estúpidas e ineptas, imposibilitadas para tomar decisiones que competan a nuestras propias vidas y por eso, plantean que el Estado debe tomar dichas decisiones. Por ejemplo: ¿dónde deben estudiar mis hijos?, ¿Dónde recupero la salud perdida?, ¿Dónde trabajo…?. En todos estos ámbitos, los distintos candidatos nos prometen que la respuesta a dichas preguntas ya no dependerá de nosotros, sino que del sabio y omnipresente Estado…

¿Y a quién le importa?. Parece que a nadie porque sus maneras de actuar y discursear pasan desapercibidos para la masa que no los escucha ni les presta atención. Algo está pasando con este tipo de liderazgos populistas, irracionales y cortoplacistas. De alguna manera, la manera en que el mundo está generando líderes a través del proceso democrático está mostrando claros defectos porque ¿qué tienen de especial esta fauna de candidatos a diversos cargos excepto su mentalidad socialista y el enorme interés en ocupar el poder para sus propios fines durante cuatro largos años?.

Nuestra actual democracia está siendo liderada hacia el abismo por esta mentalidad populista y socialista propia de aquellos que tienen el cuero tan duro como para soportar los inconvenientes de dicha vida y que se han transformado en profesionales de la política. Viven de ella y, por eso, asumen los costos que representa ejercerla…Un socialista vive de la política porque no tiene otra opción, no crea, no innova, no trabaja duro para mejorar nuestro bienestar, y regala lo que no crea, por eso, solo puede dedicarse a la política: trabaja poco, gana mucho.

Además, otra característica esencial de todos estos señores y señoras es que manifiestan una megalomanía cuasi patológica por lo que podríamos encerrarlos sin problemas en un manicomio. Se dice que la megalomanía patológica es una enfermedad mental que consiste en la “sobreestimación delirante de las propias capacidades”. Es decir, un megalómano es una persona que derrocha delirios de grandeza y una convicción irracional respecto de sus propias capacidades, talentos y poder. En realidad, volvemos a preguntarnos ¿qué tienen de especial los actuales candidatos respecto de cualquier ciudadano o ciudadana?

Estos políticos y políticas serán incapaces de modificar radicalmente el mundo que vivimos en apenas cuatro años. La construcción de nuestras sociedades ha llevado cientos de años y es un proceso dinámico que genera resultados imprevisibles porque todo cambia. En otras palabras, la mayoría de los políticos tienden a ser deterministas y fanáticos de la ingeniería social.

Por ejemplo, la izquierdista Bachelet en su candidatura presenta un programa cuyos ejes centrales son mejorar la educación mediante el fin del lucro y la gratuidad universal; mejorar las pensiones mediante una AFP estatal; eliminar la discriminación mediante la aprobación del matrimonio homosexual; crear 600 a 650 mil nuevos puestos de trabajo y mejorar nuestra vida cambiando la Constitución…¿será posible que se postule tales programas?, ¿se puede ser tan pretencioso para pensar que el mundo es lineal y determinista?, ¿Qué es más factible…que alcance dichas metas o que no lo haga?. Y la pregunta más terrible es: ¿de verdad le interesa alcanzar dichas metas o sus promesas las realiza solo para alcanzar el poder dadas las regalías que genera este?. Esta última pregunta es la clave de la cuestión.

Nuestra actual democracia está generando políticos populistas, socialistas y cortoplacistas que profesan la ideología del determinismo. Laplace, una vez escribió en su Ensayo Filosófico sobre las Probabilidades (1814) que “si concebimos una inteligencia que en un instante determinado abarca todas las relaciones entre todos los entes del universo -una inteligencia lo suficientemente amplia que permitiera someter estos datos al análisis- ésta podría establecer las posiciones respectivas, el movimiento y las propiedades generales de todos estos entes, desde los mayores cuerpos del universo al menor de los átomos; para ella nada sería incierto y el futuro así como el pasado estarían presentes ante sus ojos…”. Con esta frase Laplace ha resumido la esencia del determinismo que se basa en la necesidad del conocimiento perfecto de las leyes naturales y de las condiciones iniciales para modelar el mundo.

Es decir, nuestros candidatos políticos tienen una concepción puramente determinista del universo: ¡es la base de pensamiento socialista!. Saben que el populismo es la llave para que voten por ellos y creen que tienen las capacidades y los talentos para modelar el progreso de la especie humana como si conocieran o tuvieran a su alcance toda la información necesaria para hacerlo. Pero, el universo no es determinista ni predecible, es caótico, incierto y complejo.

Por eso, en 1908, Poincaré, hablando del azar comenta en su libro Ciencia y Método que “una pequeña causa, que apenas percibimos, determina un gran efecto que no pasa desapercibido, y entonces decimos que el efecto se debe al azar. Si pudiéramos conocer con exactitud las leyes de la naturaleza y la situación del universo en el instante inicial, podríamos predecir exactamente la situación del mismo universo en un instante posterior. Pero, incluso en el caso de que las leyes naturales no tuviesen secretos, sólo podríamos conocer las condiciones iniciales de modo aproximado. Si eso nos permitiese predecir la situación posterior con el mismo grado de aproximación, no haría falta más, diríamos que el fenómeno se predijo y que está regido por las leyes. Pero no siempre sucede así; puede ocurrir que pequeñas diferencias en las condiciones iniciales produzcan diferencias muy grandes en el fenómeno último; un pequeño error en las primeras se convertiría en uno enorme en el último. Se hace imposible predecir y tenemos un fenómeno fortuito…”.

Es decir, Poincaré planteó por primera vez que es imposible dirigir el progreso de una manera determinista porque las condiciones cambian permanentemente y las múltiples conexiones que surgen en forma dinámica alteran el futuro enormemente. Es la teoría del caos que se expresa en los eventos sociales de una manera dramática. La única receta para enfrentar la vida caótica y dinámica es aumentando los espacios de libertad individual y no restringiéndolos por medio de políticas públicas espantosas. Por medio de una menor intervención estatal, las oportunidades podrán ser descubiertas por los más talentosos y aprovechadas para el bien de todos; así el progreso surge de la prueba y del error; no hay otra opción; el dirigismo y la ingeniería social es el primer paso para caminar hacia el infierno…Pero, estamos hartos de tanto ingeniero social que cree que el futuro está al alcance de la mano…

El progreso no es mecánico ni lineal; da vueltas, gira y se retuerce ante cada intervención humana que altera las condiciones iniciales. No se puede ser progresista porque el progreso es inmanejable e impredecible. Entonces, ¿cómo podremos creerles a los candidatos que dicen que nos llevarán al progreso si en más de doscientos años de vida independiente hemos realizado solo pequeños avances?, ¿Cómo podremos creerles a los candidatos que nos llevarán a la Tierra Prometida si los acompaña una fauna feroz –que son los que deben construir las carreteras hacia el Cielo- que muestran sus colmillos sin ninguna vergüenza?, ¿Cómo podremos creerles a los candidatos si es lo mismo que han prometido todos los que alguna vez han pretendido un cargo popular?...¿Qué podemos hacer?...

Hay que bajar el pulgar a la manera en que los políticos están realizando su importante actividad. Los políticos profesionales –que viven de la política- la han denigrado como noble arte de gobernar; debemos rechazar este comportamiento contumaz e innoble. Estos tipos quieren el poder para sí mismos y los suyos; no les importa mentir con alcanzar sus metas; viven en el corto plazo sin importarles las consecuencias de largo plazo; no piensan en el “pueblo” sino en sus propias creencias…Y ahí están, nos sonríen y hacen promesas vergonzosas sabiendo que no las cumplirán. Y las masas siguen votando como un acto reflejo, sin sentido, en actos eleccionarios que no son una adecuada expresión democrática…

La democracia debe evolucionar para que estos sujetos se vayan de la política para siempre; no los necesitamos; nadie los necesita. Los ciudadanos debemos hacernos responsables de modelar una sociedad libre y abierta que vislumbre los futuros deseados sin intervenciones mesiánicas; los ciudadanos debemos volver a pensar por nosotros mismos sin intermediarios. Por eso, la política debe volver su cara a los mismos ciudadanos que son los que viven los problemas y buscan opciones para aumentar sus oportunidades; la política debe volver a la base. Así, cada ciudadano debe ser elegido por una única vez en su vida en un cargo de elección popular, y debe volver a su actividad laboral una vez terminado su periodo, lo que nos asegurará que cada política que se pretenda implementar no nos termine perjudicando.

El grave problema de la democracia actual es que ha sido capturada por políticos profesionales que les prometen a los ciudadanos el Cielo en la Tierra, mientras se enriquecen en la Tierra para alcanzar su propio Cielo; las masas los eligen pese a sus estúpidas promesas porque los encuentran encantadores y la única opción. La mayoría de estos son políticos profesionales de corte socialista, populista, demagogos y mesiánicos, cebados por el botín fiscal y no tienen otro fin en la vida que lograr el poder para sus fines privados…Estos les cierran espacios de desarrollo a los individuos al aumentar el tamaño y poder de las instituciones.

Sin embargo, los ciudadanos necesitamos libertades, espacios y oportunidades para expresar nuestros talentos y capacidades; no queremos que nos regalen lo que no nos merecemos; queremos esforzarnos y luchar por aumentar nuestro bienestar; no queremos un Estado de Bienestar que premie a los parásitos que disfrutan de la riqueza que generan otros; queremos una sociedad de oportunidades que premie a los que ya no son una carga para el Estado…

Los políticos profesionales socialistas son el nudo gordiano del sistema democrático actual, dado que jamás soltaran la llave maestra que los lleva a la riqueza fiscal. Seguirán implementando políticas deterministas que no nos llevarán al futuro deseado porque dichas políticas distorsionan las realidades y la complejizan a cada momento; seguiremos viviendo en un caos permanente porque es la razón que justifica que sigan existiendo. En un mundo ideal que gira libremente no se necesitan políticos que hagan girar las manivelas para que los ciudadanos puedan respirar; en un mundo ideal, la respiración ciudadana hace girar las manivelas.

PANORAMA Liberal

Viernes 1 Noviembre 2013

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