Protesta estudiantil |
En forma independiente de la justicia de los reclamos de los estudiantes por hacer más igualitario el acceso a la educación en todas las etapas, no debe dejarse pasar por alto la conducta oportunista que la izquierda, y los comunistas como es ya habitual, tiene respecto de este tipo de temas.
En estricto rigor, a la izquierda, cualquier ruido que se produzca en el gobierno de Piñera es una oportunidad para manifestarse y participar de las movilizaciones, e incluso para que algunos de ellos la lideren e interrumpan programas de televisión. En realidad, a la izquierda no le interesa la búsqueda del diálogo ni de acuerdos sino que el problema se eternice porque así pueden inocular el veneno de su ideología en más y más mentes.
En el año 2005, Bachelet manifestó que “cuando la izquierda sale a las calles, la derecha tiembla”, como una advertencia del poder de movilizarse que tienen los socialistas, hombres y mujeres “buenos”, los únicos capaces de mostrarnos el camino hacia el paraíso socialista. Y, claro, el movilizarse está en el ADN de la izquierda porque siempre han recelado de la democracia, en especial, cuando los que gobiernan son los del lado opuesto, los que denominan “los ricos y burgueses”. Y que deben ser apabullados por “el pueblo”.
¿Qué hicieron durante 20 años?
Durante 20 años, los izquierdistas debieron aguantarse las ganas de salir a las calles porque los que gobernaban eran de su propio sector o decían ser de su propio sector.
Durante 20 años, la izquierda debió limitar su atávica tentación de protestar contra los “ricos y los burgueses en el poder” porque los que gobernaban eran sus propios “hombres y mujeres nuevos” pero implementando (¡oh…qué horror!) las políticas económicas del régimen militar.
Durante 20 años, la izquierda debió limitar su permanente presión para salir a las calles por el lento avance de las reformas que consideran vitales para reemprender la implementación de sus oscuras letanías.
Los 20 años ya pasaron, y la izquierda ha descubierto con alegría que las calles, ayer vacías, hoy pueden ser apropiadas por “los compañeros”, “los camaradas”, “los hombres y mujeres nuevos y buenos de fino linaje socialista” aprovechando el descontento de algunos con la educación y el medio ambiente. Y las mismas ideas de los ’60 comienzan de nuevo a escucharse con permanente frecuencia: “Hoy la educación está al servicio de los intereses de la burguesía nacional y del capital transnacional”, “La educación se ha convertido en un producto más del mercado, lo que ha traído como consecuencia una educación pública de pésima calidad”, “El modelo educacional ha fracasado: falta de colegios, raciones alimenticias de pésima calidad y que no alcanzan a cubrir la totalidad de los estudiantes ni se han implementados talleres de desarrollo”, etc.
¡Hoy, la jauría de idiotas socialista está desatada!
Cuando los gritos y la violencia se imponen a la razón, el diálogo no existe. Con la izquierda no se negocia, sino que se acata puesto que ellos se consideran los poseedores iluminados de la única verdad sacrosanta. ¿Qué puede hacer una persona ante una jauría que se le viene encima?
En el “Manual del Perfecto Idiota Latinoamericano” se puede leer que los izquierdistas son lo que son porque “en su formación política…además de cálculos y resentimientos, han intervenido los más variados y confusos ingredientes. En primer término, claro está, mucho de la vulgata marxista de sus tiempos universitarios. En esa época, algunos folletos y cartillas de un marxismo elemental le suministraron una explicación fácil y total del mundo y de la historia. Todo quedaba debidamente explicado por la lucha de clases. La historia avanzaba conforme a un libreto previo (esclavismo, feudalismo, capitalismo y socialismo, antesala de una sociedad realmente igualitaria). Los culpables de la pobreza y el atraso de nuestros países eran dos funestos aliados: la burguesía y el imperialismo….
…El pensamiento político de nuestro perfecto idiota se parece a esos opulentos pucheros tropicales, donde uno encuentra lo que quiera, desde garbanzos y rodajas de plátano frito hasta plumas de loro…
…Si a este personaje pudiéramos tenderlo en el diván de un psicoanalista, descubriríamos en los pliegues más íntimos de su memoria las úlceras de algunos complejos y resentimientos sociales. Como la mayor parte del mundo político e intelectual latinoamericano, el perfecto idiota proviene de modestas clases medias, muy frecuentemente de origen provinciano y de alguna manera venidas a menos. Tal vez tuvo un abuelo próspero que se arruinó, una madre que enviudó temprano, un padre profesional, comerciante o funcionario estrujado por las dificultades cotidianas y añorando mejores tiempos de la familia…Sea que hubiese crecido en la capital o en una ciudad de provincia, su casa pudo ser una de esas que los ricos desdeñan cuando ocupan barrios más elegantes y modernos: la modesta quinta de un barrio medio o una de esas viejas casas húmedas y oscuras, con patios y tiestos de flores, tejas y canales herrumbrosos, algún Sagrado Corazón en el fondo de un zaguán y bombillas desnudas en cuartos y corredores, antes de que el tumultuoso desarrollo urbano lo confine en un estrecho apartamento de un edificio multifamiliar…
…Debajo de esa polvorienta franja social, a la que probablemente hemos pertenecido todos nosotros, estaba el pueblo, esa gran masa anónima y paupérrima llenando calles y plazas de mercado y las iglesias en la Semana Santa…
Y encima, siempre arrogantes, los ricos con sus clubes, sus grandes mansiones, sus muchachas de sociedad y sus fiestas exclusivas, viendo con desdén desde la altura de sus buenos apellidos a las gentes de clase media, llamados, según el país, «flaites», «rotos», «ordinarios», o cualquier otro término despectivo...
Desde luego nuestro hombre (o mujer) no adquiere título de idiota por el hecho de ser en el establecimiento social algo así como el jamón del emparedado y de buscar en el marxismo, cuando todavía padece de acné juvenil, una explicación y un desquite. Casi todos los latinoamericanos hemos sufrido el marxismo como un sarampión, de modo que lo alarmante no es tanto haber pasado por esas tonterías como seguir repitiéndolas —o, lo que es peor, creyéndolas— sin haberlas confrontado con la realidad. En otras palabras, lo malo no es haber sido idiota, sino continuar siéndolo”.
Conclusión:
Durante 20 años, los izquierdistas nada hicieron por mejorar la educación sino que esta se fue en picada y la razón es que ellos no quieren personas cultas ni educadas, dado que el caldo de cultivo de su ideología, de los que votan por ellos, es la masa anónima e ignorante; el caldo de cultivo de la izquierda es la ignorancia de la persona humilde que acepta todo lo que le dicen…Y lo más terrible: la izquierda desea que los pobres se multipliquen porque así mantienen la base de votos que les da acceso al poder. Por eso nada hacen ni nada harán por la educación.
Los izquierdistas saben que cuando una persona es más educada, la probabilidad que siga creyendo las sartas de estupideces que repiten se reduce dramáticamente. A una persona educada no se le puede hacer creer que la clave para mejorar la educación es “una educación gratuita y popular”, porque al final alguien tendrá que pagar por ella. Además, una buena educación genera más desigualdad porque los talentos están dispersos aleatoriamente en la población.
Una buena educación debe permitir que las personas desarrollen sus talentos, alcanzando dispares rendimientos en diversas áreas. Los más hábiles para el deporte sobresaldrán en la práctica deportiva; los más hábiles para las tareas manuales serán maravillosos artistas; los más hábiles para la lectura serán estupendos escritores; los más hábiles para las matemáticas serán geniales ingenieros; etc…
Y una buena educación es el resultado de mucho esfuerzo, trabajo y dedicación. No hay varitas mágicas que conviertan a un bruto en un sabio sino un proceso laborioso para convertirse en alguien que puede aportar a la sociedad algo más que un par de manos.
La educación no puede pretender como objetivo tener una sociedad igualitaria; el acceso a la educación puede ser igualitario, pero a la larga los talentos individuales marcan la diferencia.
Afortunadamente, hay enormes espacios de sensatez en muchos sectores de la sociedad chilena que observan impávidos este griterío infernal, mientras esperan opciones o alternativas para entenderse. Es de esperar que los cientos y cientos de jóvenes que desean lo mejor para ellos y los que vendrán, no se dejen embaucar por los cantos de sirenas de los bobos de izquierda, siempre prestos con el grito y el eslogan subido de tono pero que viven del desorden y el caos.
2 comentarios:
Me resulta muy interesante la lectura de este post, desde su título, muy certero, hasta su contenido. Les pido permiso para transcribirlo en mi blog.
Como Uds no acostumbran a responder los comentarios ni interactuar en los demás blog, si no manifiestan una negativa explicita a mi solicitud, la ausencia de respuesta la tomaré como un sí. Gracias.
Cristian, nos agradaría mantener contacto contigo y tu blog. Nuestro problemas es a veces, la falta de tiempo...pero es nuestra responsabilidad...Agradecemos tus palabras.
Nelson
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