Translate

jueves, 10 de febrero de 2011

EGIPTO, CHILE Y LA LEY DE HIERRO DE LA OLIGARQUÍA


Muchos se preguntan si la democracia se puede profundizar en base al esquema actual en que los partidos son los que llevan la batuta. En otras palabras, muchos sienten que la partitocracia es una especie de de sub-democracia degenerada y pervertida en la que, en vez de generar más espacios para todos, solo se generan más espacios para aquellos que están en la nomenklatura, la élite de funcionarios y políticos del régimen que tienen el poder.

Y en Chile vivimos en un régimen partitocrático, en el cuál pareciera que solo importan las opiniones de las cúpulas y los jerarcas respectivos. La base partidaria, y la comunidad toda, no participa del proceso de toma de decisiones o no tiene interés o no existen los canales de participación adecuados.

Hoy, en Egipto vemos a la población sublevada y ocupando los espacios públicos para que Mubarak deje el poder luego de 30 años de gobierno despótico y tiránico. De nuevo, un grupo minoritario gobernó sin trabas imponiendo sus particulares visiones mientras el resto del los egipcios se marchitaban en la pobreza y la falta de oportunidades. Y la gente se aburrió.

En estricto rigor, en ambos países, la situación actual solo puede ser superada jugando con las reglas actuales para modificarla en el futuro, ¿será factible?. Al parecer, los resultados son previsibles.

La ley de hierro de las oligarquías

Robert Michels (1876-1936) fue un sociólogo alemán de militancia socialista proveniente de una cuna de comerciantes exitosos. Se especializó en el comportamiento político de las élites intelectuales, probablemente, intentando explicar las razones del funcionamiento del régimen soviético. En su libro “Los partidos políticos” describe claramente dicho actuar que presenta como la "ley de hierro de la oligarquía".

Michels afirmaba que "tanto en autocracia como en democracia siempre gobernará una minoría". Es decir, dado cualquier esquema de gobierno, todas las organizaciones en algún momento de su desarrollo, tienden a volverse oligárquicas. Y ahí se quedan.

Cuando todo comienza, aquellos que asumen el liderazgo siempre parecen tener buenas intenciones y parecen guiarse por la voluntad del “pueblo”. Incluso, algunos se llaman “revolucionarios”. Por ejemplo, la situación actual en Egipto permite constatar esta situación, pero lo único seguro es que más temprano que tarde una nueva oligarquía sustituirá a la antigua.

El “espíritu revolucionario” dura poco, y los líderes pronto tratan de dejarlo atrás para volverse conservadores al disponer del poder. Así, los líderes buscan incrementar o mantenerse en el poder, a cualquier precio, incluso olvidando sus viejos y caros ideales. Finalmente, las organizaciones humanas y especialmente, las políticas se terminan transformando en un fin en sí mismo para aquellos que están en las cúpulas y que cierran las puertas y ventanas a la renovación del aire estancado en las salas de la organización.

Alguien muy sabio alguna vez mencionó que la única manera de ingresar a la política era “pateando puertas y ventanas”, y es la verdad. Para ingresar a una organización se debe superar las restricciones que ponen los que están en su interior aportando más recursos económicos, ideas exitosas, o “haciendo carrera silenciosa bajo un frondoso árbol” (es decir, lacayo de algún miembro de la élite).

Los argumentos de la Ley de hierro de la oligarquía son los siguientes:

Primero: El Principio de la Burocratización

Cuando una organización crece, por el éxito de su gestión, requiere departamentalizarse para poder tomar decisiones adecuadas y rápidas en un entorno complejo e incierto. Por lo tanto, el crecimiento lleva a la burocratización.

Y la burocratización requiere personas con cualidades, conocimientos y aptitudes para tratar los temas complejos a los que se enfrenta la organización, y que poco a poco se van volviendo más imprescindibles, transformándose en la élite, cuna de los futuros nuevos líderes de reemplazo.

Segundo: El Principio del Liderazgo Fuerte

Para algunos siempre existe un trade-off o conflicto entre eficiencia y democracia. Es decir, mayor democracia retarda la toma de decisiones y hace más ineficiente el accionar de la organización en su entorno, lo que puede llevar a que sea superada por los rivales y desaparecer en el futuro.

Por eso, para sobrevivir y ser más eficiente en su accionar, se deben generar liderazgos fuertes tipo paternalistas y una cada vez menor democracia interna. Los más fuertes asumen la dirección, imponiéndose a los demás y generando un grupo cerrado y cercano. Surge la oligarquía.

Tercero: El Principio de la Estupidez del Pueblo

Esta nueva oligarquía tiene la percepción que la masa es estúpida, apática, inepta para resolver problemas por sí mismas, y que requieren ayuda para resolver sus problemas. Por lo tanto, consideran natural que la masa le rinda culto al iluminado líder y se muestren agradecidas de su comportamiento.

Y para demostrar la “bondad” del líder se permite que la masa elija en votaciones públicas a los nuevos líderes. En base a esta ilusión, mantienen engañada a la masa.

Consecuencias de la ley para países como Egipto y Chile.

·       Con las viejas y nuevas oligarquías, la democracia siempre será mínima, puesto que los liderazgos fuertes terminan anulándola. No basta con más democracia en lo alto de la jerarquía, sino que también en todos los niveles de ella.

·       Las viejas y nuevas oligarquías siempre tratarán de convencernos que “ellos y solo ellos” son los líderes e iluminados, poseedores de la clave para enfrentar el futuro incierto. Y por lo tanto, crearan legislaciones que hagan muy difícil el ingreso de nuevas fuerzas políticas.

·       Las viejas y nuevas oligarquías siempre tratarán de convencernos que las únicas opciones reales son las que ellos representan, y por eso exigen disciplina absoluta. Y por lo tanto, son adeptos a crear reglamentos para que nadie se desvíe de la línea oficial.

·       Las viejas y nuevas oligarquías creen que la masa es estúpida y no debe dejársele actuar por sus propios medios. Y por eso, cierran las puertas de sus organizaciones para que nadie pueda ingresar: en la organización ya están los más capaces, los demás son imbéciles y estúpidos.

·       Las viejas y nuevas oligarquías creen en la estructura y la organización, que les da el poder para nombrar a quiénes repitan y cumplan sus órdenes. Así, crean comisiones, departamentos, ministerios, secretarías, etc que les permite ejercer el dominio sobre la masa. Quien dice organización, dice oligarquía

·       Las viejas y nuevas oligarquías siempre nos dirán que vivimos en plena democracia, perfeccionable pero en plena democracia.  En realidad, solo vivimos en una ilusión de democracia.

Egipto y Chile están separados por varios años de práctica y vivencias respecto de la democracia. Nosotros tuvimos 17 años de dictadura y 21 años de nueva ilusión de democracia; mientras, ellos, han vivido 30 años de dictadura con la esperanza de comenzar a vivir una nueva etapa, que tendrá muchos desafíos como evitar el surgimiento de una nueva oligarquía que solo cambie los apellidos y la procedencia de los dominantes.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y ahora con la salida de Mubarak, el ciclo se reinicia...

Surgirán los líderes desinteresados pero que al final formarán otra oligarquía que durará 30 años.

Ojalá que no sea así, pero la historia lo muestra...

Anónimo dijo...

Sorry, but the sociologist you have the photo of is not RObert Michels, but Max Weber, german classic author of sociology.