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domingo, 17 de junio de 2012

SOCIEDAD La familia Wallenda y la negación del fracaso


La hazaña de Nick Wallenda y el reconocimiento para una vida bien vivida

Hay personas que viven sus vidas como si fuera una cáscara vacía que debe ser rellenada, diariamente, con eventos y acciones externas que los hagan sentirse vivos. Por eso, muchos se embriagan y se drogan para dejar escapar la vida, que siempre han deseado vivir, pero que se encuentra atrapada por hábitos, obligaciones y quehaceres que los demás les imponen. Así, sufren el día a día en sus trabajos y ansían el término de la jornada para intentar encontrarse a sí mismos sabiendo que deberán volver al día siguiente; esperan las vacaciones anuales para intentar escapar de las obligaciones antiguas por un breve lapso pero terminan cayendo en nuevas obligaciones; esperan cumplir la edad para  jubilar y empezar a ser ellos mismos pero ya es muy tarde puesto que la vida se les ha escapado de las manos como arena entre los dedos. Cuando esto comienza a pasar es que ya han comenzado a ser arena de sepulcros.

Es el sino en la vida de muchas personas que no han encontrado destino a sus vidas y se debaten en la desidia, la enfermedad y los miedos que les han metido en la cabeza. Todos tenemos miedos (y yo más que ninguno) propios o ajenos que nos copan la cabeza y se nos salen por entre los poros. Y el primer paso para superarlos es reconocer su existencia.

Todos tenemos miedos que superar, y algunos intentan superarlos inoculando miedos a otros: a estos debemos tenerles presente para alejarlos de nuestras vidas. Sin embargo, la familia Wallenda no conoce el miedo y viven sus vidas al límite de sus sueños. Es la única manera de vivir.

LA FAMILIA WALLENDA

La noticia ya recorre el planeta: el viernes 15 de junio, Nick Wallenda ha cruzado las cataratas del Niágara mediante la cuerda floja y sin sujeción alguna.

Los primeros indicios de los Wallenda surgen en el Imperio Austro Húngaro en 1780 cuando viajaban como una banda de acróbatas, trapecistas, malabaristas, domadores y trapecistas. Así pasaron por muchos lugares hasta que John Ringling del circo Ringling Bros. and Barnum & Bailey Circus reclutó a los Wallenda después de verlos actuar en Cuba. En 1928, la familia dio su función inaugural en el Madison Square Garden de Nueva York y se ganaron una ovación de pie de 15 minutos de un público asombrado, que se maravilló de sus actuaciones sin una red de seguridad.

La pirámide de la silla de Los Wallenda
El acto por el cual fueron reconocidos, en la década de 1940 como "Los Wallenda Voladores", fue la pirámide de silla de siete personas: cuatro artistas equilibrándose en el cable principal, un par de cada uno ellos apoya a otro artista, y estos dos acróbatas, a su vez, apoyan al séptimo miembro que se equilibra en una silla. Pero, la pirámide de la silla salió terriblemente mal en 1962, cuando un paso en falso en el Coliseo de la Feria Estatal de Detroit envió a dos miembros a la muerte y dejó paralizado a un tercero.

En 1944, la familia Wallenda actuaba en un circo en Hartford, Connecticut, cuando se produjo un incendio que acabó con la vida de 168 personas pero los Wallenda no tuvieron desgracias. En 1945, la cuñada de Karl Wallenda murió en Omaha en una actuación.

Karl Wallenda
El patriarca de la familia y bisabuelo de Nik Wallenda, Karl, con el paso de los años se convirtió en un destacado intérprete, haciendo "el cielo camina" entre una variada gama de edificios y estadios en EEUU. Además, logró cruzar el Tallulah Gorge en la cuerda floja el 18 de julio de 1970. Sin embargo, en 1978, Karl Wallenda murió cuando intentaba caminar entre dos torres de hoteles en San Juan, Puerto Rico.

La primera vez que Nick Wallenda pisó un cable tenía 2 años de edad, y en la actualidad ha ganado seis registros Guinness, el último en octubre de 2008. En esa oportunidad, a más de 20 pisos de altura en las calles de Newark, Nueva Jersey, viajó la distancia más larga y a mayor altura en bicicleta sobre un cable. Además, en el 2011, Nick y su madre, Dalila, hicieron el honor a su bisabuelo caminando la última ruta de Karl y, al mismo tiempo, incluyeron el acto de Nick de pasar por encima de su madre en el centro del alambre.

En la actualidad, catorce miembros de la familia participan en espectáculos para diversas compañías.

EL HONOR DE LOS WALLENDA

Nick Wallenda ha entrado en la historia cuando este viernes 15 de junio se convirtió en el primer hombre en atravesar las cataratas del Niágara sobre la cuerda floja en más de un siglo. La última persona en hacerlo fue James Hardy en 1896, poco antes de que las autoridades prohibieran el paso entre ambas orillas. La familia Wallenda tiene en su ADN el caminar sobre la cuerda floja y por eso Karl Wallenda decía que “la vida está sobre el alambre, todo lo demás solo es esperar”.

Nick Wallenda en bicicleta
Nick Wallenda comentó, antes de acometer la empresa, que “llevo preparándome para este momento desde los dos años”. La cadena ABC, propiedad de Disney, emitió la actividad y le insistió para que llevara un arnés de seguridad, algo a lo que este se negó hasta el último minuto porque dijo “jamás he trabajado con medidas de protección y este arnés es muy pesado, pero acato la decisión de los patrocinadores”.

A lo largo de toda la emisión, los espectadores podían escuchar cómo el equilibrista hablaba consigo mismo y con su padre…“El alambre se mueve tanto que es muy complicado fijar la vista y ver por dónde ando…Gracias dios mío…Gracias por dejarme vivir este momento histórico. Nadie más va a estar aquí arriba como estoy yo ahora”. Después de pasar a Canadá, le esperaban dos policías que le pidieron el pasaporte, que Wallenda llevaba encima. “¿Cuál es el propósito de su viaje?”, le preguntaron. “Servir de ejemplo a la gente”, contestó.

El equilibrista reconoció que lo más complicado había sido hacer frente a la intensidad del viento que azotaba el alambre a más de 60 metros de altura. “Este trabajo requiere una gran preparación psicológica, pero también física”, explicó. Wallenda y su familia lo saben puesto que se han criado en una familia que ha hecho de la cuerda floja toda su vida.

LA NEGACIÓN DEL FRACASO

Algunos años después de la tragedia en que perdió la vida Karl Wallenda, su esposa diría que “todo lo que Karl pensó durante los tres meses anteriores fue en caer. Fue la primera vez que pensó en esto, y me pareció que había dedicado más energías a no caer que a caminar en la cuerda floja”. Por eso, cuando dedicó todas sus energías en no caer, más que en caminar sobre la cuerda floja, estaba virtualmente poniendo el cimiento del fracaso.

Pero, de alguna manera, esta familia ha aprendido a convivir con el fracaso y la muerte segura. En otras palabras, han aprendido a diferenciar entre el fracaso y el aprendizaje, incluso aceptándolo como una instancia de crecimiento y mejoras.

Desafortunadamente, son una excepción. Nuestras sociedades están llenas de personas que huyen del fracaso, y se esconden en las profundas cuevas en las que han convertido sus vidas para emerger diariamente a la superficie y soñar con las ilusiones de un mañana mejor. Sufren en sus trabajos de sol a sombra para poder pagar sus cuentas de fin de mes y sus pequeños momentos de paz y sosiego, pero el lunes siempre llega con su sobrecarga de tensiones y angustias imposibles de dejar de lado…

En nuestras sociedades no estamos preparados para el fracaso. El fracaso es como una muerte en vida porque solo puede fracasar el imbécil y torpe; el más vivo no fracasa, porque siempre encontrará las instancias que le recompensen sea cual sea.

Saludamos a Nick Wallenda y a su familia por la demostración de que la vida solo se puede vivir cuando se vive.

PANORAMA Liberal
Domingo 17 Junio 2012

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