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sábado, 9 de junio de 2012

POLÍTICA La miopía del socialismo


Las políticas socialistas nos condenan a la pobreza, como la ha demostrado el Transantiago. Y socialistas como Meo lo siguen considerando un gran proyecto... 
Unos de nuestros lectores, Álvaro, nos indica que “quería mostrarles esta noticia que salió en El Mostrador con los comentarios del progresista MEO y su increíble visión del proyecto socialista llamado transantiago(http://www.elmostrador.cl/noticias/pais/2012/06/06/enriquez-ominami-la-actual-estructura-del-transantiago-ha-fracasado-y-no-tiene-vuelta/)...Lo increible de todo es la cara de palo que tiene este señor de culpar a las empresas privadas por el mal funcionamiento del servicio…”.

El Transantiago es un espléndido ejemplo de un proyecto socialista creado en el gobierno de Lagos e implementado en el gobierno de Bachelet. Por lo tanto, no podemos estar más de acuerdo con lo planteado por Álvaro porque las políticas públicas socialistas son un paso directo y sin escalas hacia la pobreza. Además, gracias al Transantiago, ahora el Metro se ha vuelto insoportable y sus autoridades planean subir las tarifas dado el mayor volumen de pasajeros transportados. ¿Es o no cierto que las políticas socialistas solo generan pobreza?.

LA MIOPE VISION DE LOS SOCIALISTAS

Resulta cada vez más difícil creer que los socialistas tienen buenas intenciones a la vista de los resultados que generan con sus políticas públicas. Algunos, todavía, les tienen fe, y piensan que ellos desean lo mejor para la especie humana, pero muchos más ya están claramente desencantados con la miopía socialista que les permite defender lo indefendible, usando pobres argumentos de una manera demagógica y tendenciosa pero que se oye a los oídos de los incautos e ignorantes como una sesuda justificación. Es el caso del socialista Marco Enríquez-Ominami, también conocido como Meo.

En este caso, Meo se reunió con dirigentes sindicales de los conductores de la red de transporte público para acompañar la condena por las repetidas alzas del sistema de transporte y denunciar presuntos abusos hacia los trabajadores por parte de las empresas operadoras del Transantiago.

Manifestó que “hay que sincerar el hecho que acá hay empresas privadas, que se financian con recursos públicos y a las cuales el Estado es incapaz de demandarle los mínimos estándares de servicio para los ciudadanos que lo usan. Es inconcebible que el Estado le inyecte millones de dólares a un sistema totalmente colapsado como este y parte de ese dinero vaya a constituirse en ganancia para privados, eso no tiene la más mínima lógica…Esto alimenta el círculo vicioso del alto costo y la evasión, que va encareciendo el sistema cada vez más”.

Por su parte, los conductores denuncian el abuso que se hace con ellos porque no tienen baños, trabajan horas extras sin ser remuneradas, y son los que deben dar la cara por el mal servicio y las alzas permanentes.

Otro socialista de la agrupación de Frentes Sociales del Progresismo (¿qué diablos significa Frentes Sociales del Progresismo?) declara que “este sistema enfermo vulnera los derechos y afecta la calidad de vida millones de chilenas y chilenos, que pagan valores desproporcionados por un transporte de mala calidad, ineficiente y del cual más encima unos pocos lucran…La gente de menos recursos necesita un sistema más eficaz y a un costo razonable, los progresistas seguiremos promoviendo un cambio a las reglas que regulan el transporte porque entendemos que los beneficiados destinarán esos recursos que hoy dilapidan en transporte a mejorar directamente su calidad de vida”.

Todos estos socialistas, ¿son o se hacen los miopes?

LAS POLÍTICAS SOCIALISTAS SIEMPRE NOS EMPOBRECEN

No hay ninguna duda: las causas primarias del fracaso del Transantiago provienen del lado de los gobiernos socialistas que lo diseñaron e implementaron. Estos gobiernos crearon un sistema enfermo que vulnera los derechos y afectan la calidad de vida de millones de chilenas y chilenos, que pagan valores desproporcionados por un transporte de mala calidad, ineficiente y del cual más encima unos pocos lucran…Resulta increíble que los socialistas implementen un proyecto que hace sufrir a la gente de menos recursos que necesitan un sistema más eficaz y a un costo razonable. Y no aprenden, porque siguen promoviendo profundizar este proyecto fracasado por medio de más cambios a las reglas que regulan el transporte.

¡Y lo anterior lo dicen los socialistas que son los que diseñaron y aplaudieron el surgimiento de este sistema de transporte público!

Sin embargo, la miopía de Meo es evidente al utilizar el argumento clásico de un buen socialista: el afán de lucro privado. Para un socialista “sincero” como él, los culpables son las empresas privadas, financiadas con recursos públicos, y a las cuales el Estado es incapaz de demandarle los mínimos estándares de servicio para los ciudadanos que lo usan. Para este socialista, es inconcebible que el Estado les traspase millones de dólares a un sistema totalmente colapsado como este.

¡Por supuesto que es inconcebible que los socialistas hayan diseñado este esperpento!

Pero, la culpa primaria no la tienen las empresas privadas que han participado de esta locura torpemente diseñada e implementada, sino de la arrogancia intelectual de aquellos que creen que todo lo pueden controlar sentados en un cómodo escritorio en un tercer piso: eliminaron un sistema de transporte, que tenía problemas, pero que cumplía su fin; eliminaron de golpe y porrazo a cientos de pequeños empresarios del transporte que habían adquirido la experiencia y conocimiento del mercado, y le entregaron el poder a grandes empresas del transporte nacionales y extranjeras; pusieron un marcha un proyecto incompleto y sin una prueba previa; firmaron contratos desventajosos para el fisco y que no eran un estímulo adecuado para ofrecer un buen servicio; no tenían implementados los paraderos en los plazos adecuados; no estaban habilitados los corredores exclusivos; no verificaron que el software requerido estuviera funcionando y operativo, etc. Y con todo esto en contra, basados en puro entusiasmo, pusieron en marcha este esperpento.

Una empresa privada, en mercados competitivos, actúa para ofrecer los mejores productos y servicios porque la competencia es la llave maestra para ello. Pero, en mercados monopólicos, como el del transporte, si se desea hacer competir, ex-ante, a las mejores empresas privadas se requiere fijar las condiciones del servicio con claridad y precisión.

Por eso, ¿cómo explicar a un torpe miope ideológico como Meo que el causante de este fiasco llamado Transantiago no es otro que el Estado liderado por socialistas?. Sin embargo, él culpa a los privados por su afán de lucro porque es la explicación más lógica y sencilla que lleva a la derivada siguiente: estatizar todo el sistema de transporte para empobrecernos aún más.

El culpable de la tragedia llamada Transantiago son los socialistas que mantienen en sus genes la ilusión de crear una sociedad ideal y perfecta, en la que el ser humano se interrelacione en paz, armonía e igualdad; una sociedad perfecta que se crearía mediante el voluntarismo y ultra racionalismo; una sociedad que condene el lucro; una sociedad  que acabe con las injusticias y desigualdades sociales; una sociedad que se base en la solidaridad, el cooperativismo, la filantropía y el amor fraternal. Solo buenas intenciones.

Y el camino al infierno, está empedrado con los cráneos de los que sufrieron en carne propia las buenas intenciones de los regímenes socialistas.

PANORAMA Liberal
Sábado 9 Junio 2012

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