La doctora Cordero y la Patrona de los Ineptos...Toda una definición. |
Desde hace tiempo, los políticos chilenos no
clasifican dentro de las instituciones nacionales más creíbles y preparadas. Es
más, muchos los apuntan como los culpables de que las cosas vayan como nos van.
Por ejemplo, en todo el mundo se mira hacia la clase política global como una
de las principales responsables de los grandes problemas que nos aquejan.
Sin embargo, los políticos no surgen de la nada, sino
que son el resultado de los procesos internos de cada sociedad para generar sus
autoridades y liderazgos. Por ejemplo, nosotros elegimos a Aylwin porque
necesitábamos una especie de viejo sabio que enfrentara el dilema de compartir
el poder con otro viejo como Pinochet; elegimos a Frei porque representaba el
pasado pre dictadura; elegimos a Lagos para darle una opción a la izquierda más
democratizada; elegimos a Bachelet para darle una opción a las mujeres en altos
cargos y elegimos a Piñera para darle una opción a un empresario exitoso.
En el caso de Chile, la clase política está dentro de
las instituciones peor evaluadas, pero, a ellos, pareciera que no les importara
porque siguen sintonizados solo en la búsqueda del poder mientras la sociedad
se pregunta: ¿para qué?. La respuesta es breve: para satisfacer los mismos
intereses personales de siempre.
Desafortunadamente, la clase política no ha
comprendido que son mandatados por la ciudadanía y no tienen innatos derechos
monárquicos a ejercer el poder como les plazca. Muchos piensan que este tipo de
personas que caminan por los pasillos del poder no están preparadas para
tiempos tan complejos y convulsionados; que se requieren otros liderazgos; que
se requiere otra manera de pensar la política.
Por eso, a nadie debieran sorprender las frases y
dichos de la siquiatra María Luisa Cordero en un reciente programa, Mentiras
Verdaderas en La Red, en que sacó a relucir el hacha de guerra para calificar a
algunos políticos de la plaza. Cierto que, una vez lanzada en velocidad, la
"indomable" no mide sus dardos. En esta oportunidad, se abalanzó hacia
la ex Presidenta Michelle Bachelet, a la que calificó de "Santa Michelle,
patrona de los ineptos", ¿será para tanto?.
DE LA
HIPOMIMIA DE LA BACHELET AL PELADO MENDEZ
En el citado programa se comienza con algunos extractos
de las declaraciones de Bachelet durante la madrugada del 27 de febrero. Decía Bachelet
que “me reuní con el comité estratégico con todas las fuerzas para compartir
toda la información que tengamos y entonces llamar a la calma a la
gente….entonces, llamar a tomar los cuidados necesarios…”
Y, se lanza la doctora Cordero afirmando “mírale la
mímica….es una mímica discordante con su discurso…ella está paralogizada…tiene
una hipomimia franca (hipomimia: trastorno de la mímica emotiva caracterizado
por una disminución o una lentitud de los movimientos)…y hace un movimiento de
pelo como diciendo…cuando miente…cuando dice que las instituciones estaban
funcionando…esta es la mejor frase….cuando los teléfonos que le regaló la
Clinton estaban guardados en los baúles…”
Y continúa indicando que “si es patético…y los que
defienden a la Bachelet son patéticos porque es indefendible…esto no significa
que yo le estoy echando a perder la encuesta que el pelado le hace…no…Ese
pelado que hace las encuestas…Roberto Mendez…el nuevo oráculo de Chile…un
chanta…un oráculo chanta…”.
Agrega que “cuando nosotras vamos a hacer el
espectáculo de Las Indomables a provincia, asisten 1.300 personas, 1.000
personas , 900 personas…cuando la Patricia Maldonado que es la estrella principal
del espectáculo dice “oye…a mi me da mucha rabia la política…que te parece a ti
que estos Borbones de la Concertacion critican al presidente porque en dos años
no ha hecho nada…que ha hecho re poco…estuvieron 20 años los Borbones y le
vienen a pedir a este otro Borbón que en dos años lo haga…”…¡Se viene guarda
abajo la platea!...Y el otro día me salí del libreto y le dije..”porque mierda
no lo ponen en las encuestas…”. Me llegó mi coscorrón después. Lo dije porque
yo que estoy sentada en mi escritorio de doctora…yo veo...eh…la euforia que
provoca ese comentario de la Patricia…”.
Termina diciendo que “tú me vas a decir que son puras
viejas pinochetistas, no es cierto…es bastante heterogéneo desde el punto de
vista político los que nos van a ver a nosotros…”.
RESPECTO DE
LA SANTA PATRONA DE LOS INEPTOS
Posteriormente, indica que “creo que estos idiotas…todos
estos…el que transpira triglicéridos (principal tipo de grasa transportada por
el organismo para dar energía o para ser almacenados como grasa)…Andrade…este
no transpira agua…uno grasiento, furibundo… Estos, me temo que están tramitando
la beatificación de la Bachelet en Roma y se va a llamar Santa Michelle,
Patrona de los ineptos…”. Y agrega: “Yo pondría ahí el video del 27F…”.
Explica que “todos estos tienen unas ganas de volver
al poder y ponerse tras estas pobres polleras…Esos mismos maricones, no estoy
diciendo homosexuales, pencas, pencas que se escondieron en las polleras de los
curas en la época de la dictadura…son esos mismos…y ahora se están escondiendo
tras las polleras de esta señora…cobardes, pencas, rascas…se mueren de ganas de
volver al poder…”.
Afirmaciones duras que representan a un sector que ve
en el liderazgo de Bachelet una débil caricatura de lo que debe ser un
presidente. Sus partidarios la defienden por la popularidad alcanzada, pero sus
detractores le recuerdan la huelga de los pingüinos, el Transantiago, el
terremoto, etc., eventos en los cuales no se presentó ante la ciudadanía con el
liderazgo que hubieran esperado.
CUANDO UN PRESIDENTE
ES UN INEPTO
No hay dudas que un presidente puede ser inepto. Por
ejemplo, Allende fue un presidente inepto que no supo controlar a los grupos de
izquierda extremistas que propiciaban avanzar más rápido en su “revolución”, lo
que generó desorden y caos en el país. Por lo tanto, es una realidad ineludible
que un presidente pueda ser inepto y, en términos generales, los presidentes
ineptos muestran las siguientes características:
CONFUNDEN LA ACCIÓN DE GOBERNAR CON LA DE GERENCIAR.
Un presidente inepto se convierte en un gerente, involucrándose en la operación
y en los detalles, sin darse cuenta que no tiene las capacidades ni es su tarea
principal. En este contexto, resulta fácil comprender que Bachelet no debió
instalarse en la Onemi en la madrugada del 27 de febrero, porque esa no era su
tarea; terminó estorbando y molestando a los encargados; se convirtió en “la”
persona a consultar y sin tener toda la información; debió dirigirse a La
Moneda y monitorear el funcionamiento del país.
NO POTENCIA EL TRABAJO EN EQUIPO. Un presidente inepto
no facilita ni apoya el trabajo en equipo en su gobierno. Con frecuencia, exige
soluciones imposibles, establece tiempos inconsultos, se compromete con otros y
promete resultados sin tener la más mínima idea de lo que pide. Por ejemplo, la
presencia de Bachelet en la Onemi fue otra clara demostración de este hecho.
SIEMPRE ESTÁN OCUPADOS Y SIN TIEMPO. Un presidente
inepto es incapaz de organizar y administrar su tiempo, establecer prioridades
y determinar lo que es urgente. Por un lado, no es capaz de sintonizar con el
entorno, y no comprende ni valora las necesidades de las personas que lo rodean.
Un presidente inepto siempre pide las cosas “para ayer”, a todas las
actividades les asigna el rótulo de “urgente”, y siempre se justifica señalando
que “así es el servicio público”. Por ejemplo, cuando los estudiantes secundarios
salieron a las calles, los gobiernos de Bachelet y Piñera no les prestaron
atención, y cuando lo hicieron ya el tema se había agudizado.
NO MUESTRAN SEGURIDAD EN CONFERENCIAS PÚBLICAS. Un
presidente inepto impone su autoridad ante los suyos y en la intimidad, pero es
torpe e incapaz ante los medios de comunicación. En este sentido, no es capaz
de debatir y enfrentar debates ni preguntas de periodistas especializados sin
dar la sensación de inseguridad y desconocimiento; siempre contestan en base a
respuestas pre-armadas en forma previa; dudan, vacilan o callan ante
cuestionamientos que les puedan realizar y son incapaces de improvisar. Por
ejemplo, la reticencia de Bachelet para enfrentar conferencias de prensa es
notoria, y aún hoy, en un cargo en la ONU no se sabe que haya concedido
entrevistas; este es un hándicap demasiado grande para ocupar cargos públicos.
NO MUESTRAN SEGURIDAD ANTE GOBIERNOS EXTRANJEROS. Del
mismo modo, un presidente inepto impone su autoridad ante los suyos, pero
enmudece y se calla ante gobernantes extranjeros. En este sentido, no es capaz
de debatir de igual a igual y presentar opiniones divergentes; en muchas oportunidades,
prefiere pasar por conciliador que enfrentar el conflicto real. Al final, es el
país el que debe sobrellevar los costos de sus indecisiones y falta de
seguridad. Por ejemplo, cuando Chávez la abrazaba o besaba, y Bachelet no
mostraba distancia ni seguridad en su comportamiento; o cuando los argentinos
nos cortaron el gas y no se supo enfrentar el problema.
NO DELEGAN ADECUADAMENTE. Un presidente inepto no
delega adecuadamente las funciones en personal competente; solo delega
autoridad sin responsabilidad. Lo anterior implica que se rodean, en muchas
oportunidades, de “yes-man” o “yes-woman”, que acatan y no son capaces de
cuestionar las órdenes del superior para poner sobre la mesa su especial
conocimiento; se rodean siempre de personas más jóvenes, más volubles y
manejables. Y al final, ante la ausencia de buenos resultados, se justifican
diciendo que “el Estado falló”.
SUFREN DEL “SÍNDROME DE ANÁT”. Un presidente inepto
sufre este síndrome si lo entendemos como “una conducta deliberada y consciente
de un individuo orientada a apropiarse de las ideas, sugerencias o cualquier
tipo de iniciativa generada por terceros para presentarlas como propias ante
sus seguidores o escenario deseado”. Un presidente inepto no reconoce
públicamente la autoría de los aportes que sus subordinados hagan a su gestión,
pero en cambio, destaca en forma inmediata los fracasos con la salida inmediata
del gabinete.
SON POPULISTAS, ADULADORES, SERVILES Y EXHIBICIONISTAS
CON EL PUEBLO. Un presidente inepto necesita promocionarse dentro y fuera del
país porque la calidad y el ambiente que genera su gestión no son elementos
suficientemente importantes para ser valorados por el entorno. Por eso, los presidentes
ineptos siempre andan en búsqueda de la popularidad; sonríen, sonríen y
sonríen; besan niños que no les interesan; buscan titulares en los medios que
realcen sus logros; se ocultan cuando hay problemas y exigen a sus subordinados
el enfrentarlos; se declaran “servidores del pueblo” cuando todos saben que lo
hace por su beneficio; complacen de una manera servil y poco ética al pueblo
sin importar la imagen que se forjen ante el gobierno. Por ejemplo, cuando
regalan bonos y bonos y bonos.
SUFREN DEL “SÍNDROME DE CRONOS”. A un presidente
inepto le preocupa de sobremanera que alguien pueda oscurecer su legado, y
buscará los medios para que las personas a su alrededor no crezcan ni se
desarrollen. Es decir, siempre enfatizará las limitaciones de sus subordinados
para evitar que lleguen a su nivel. Por ejemplo, cuando Piñera dijo que “esta
es la oficina de dos ministros que nunca pudieron ser presidentes” en directa
alusión a Lavín.
SUFREN DEL “SÍNDROME DEL BOMBERO”. Un presidente
inepto siempre está en crisis y transmite a los integrantes del gobierno que
las cosas van de mal en peor; para ellos siempre hay una crisis que requiere de
atención y cuidado, siendo ellos los únicos capaces de sortearla.
SON NECIOS Y OBSTINADOS. Un presidente inepto no
maneja el estrés ni la inteligencia emocional; no escucha recomendaciones; no
promueve la creatividad ni la innovación; se empeña en que las cosas se hagan como
él lo dice; exige detalles pero los explica en forma equivocada.
NO TIENEN NI PRODUCEN UNA BASE POLÍTICA DE RESPALDO.
Un presidente inepto no tiene respaldo partidario y por eso debe estar
negociando permanentemente con oficialistas y opositores, lo que causa roces y
molestias innecesarias. Además, no genera escuela ni conduce a sus partidarios
en un camino compartido por todos. Son individualistas y partidarios de la
afirmación del rey de Francia Luis XV cuando dijo “después de mí, el diluvio”.
POSEEN UN TALENTO Y HABILIDAD UNICOS. Sin embargo, aún
los presidentes ineptos tienen alguna una habilidad única y extraordinaria,
puesto que de lo contrario sería tan evidente su carencia de aptitudes que no
duraría el tiempo suficiente en el poder. Por ejemplo, algunos políticos pueden
ser muy hábiles en la palabra (charlatanes como Allende), montando escenarios
que los favorezcan (Lagos y los empresarios), dando una buena impresión a las
personas que no los conocen (Bachelet y su bonhomía), o en parecer verdaderas
lumbreras en ciertos ámbitos.
En resumen, un presidente inepto genera sentimientos
de frustración; los partidarios que comparten gobierno pierden la motivación
cuando el escenario donde se desenvuelve es contrario a sus principios, valores
y a los motivos que lo llevaron a ocupar una posición en él; producen pérdida
del interés por el trabajo dado que todos se preguntan: si esta persona inepta
es capaz de ocupar un cargo tan alto…¿para qué esforzarse?.
No obstante, las opiniones respecto de la ineptitud
presidencial está claramente sesgada por la ideología compartida. Así, los
partidarios del inepto lo veneran por la capacidad de captar votos que les
permita o los mantenga en el poder y los contrarios al inepto, la critican para
reducir sus opciones de volver al poder.
De esto se trata todo: de volver al poder. No nos engañemos,
esta clase política actual, con estos presidentes o con otros seguirán siendo
los mismos de siempre. Ineptos para gobernar ineptos, con Patrones y Patronas.
PANORAMA Liberal
Domingo 3
Junio 2012
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