¿Que habremos hecho mal para merecer lo que tenemos?. |
Estamos
en época estival y todo debiera marchar más lento, pero está sucediendo todo lo
contrario, porque las coaliciones políticas de derecha e izquierda están
sumamente activas. Una, la izquierdista, se prepara para dar el manotazo a la
riqueza fiscal de la cuál estuvieron fuera por largos cuatro años, y la otra, la
derechista, se debate entre acusaciones de traiciones, cuchilladas por la
espalda, abandonos del alma mater política y denostación de sus propios correligionarios.
La
política, en el mundo moderno, ya dejó de ser el campo de batalla de personas
inteligentes, de maneras pulcras y refinadas, y lenguaje elegante y preciso,
incluso para lo peor; hoy, prolifera la poco inteligencia y las maneras toscas,
vulgares, y la coprolalia se expande como las moscas en los vertederos. Hoy, la
batalla por el poder y sus beneficios pecuniarios es campal y las formas poco
importan; la ordinariez prevalece. Como decía un amigo…”la vulgaridad ya es la
norma, la gente educada y atenta es una especie en retirada…¿podremos permitir
que la vulgaridad sea el estándar humano…?”. Viendo a nuestro alrededor,
podemos observar como la vulgaridad nos asecha a cada paso en la forma de
vestir, en la forma de hablar, en los temas que son tratados, en la manera en
que las personas se tratan…Y tras la vulgaridad nos asecha algo peor: se está
transformando en el nuevo estándar.
Al
mismo tiempo que la vulgaridad campea por sus fueros, estos parecieran no ser buenos
tiempos para que la libertad esté en el discurso vencedor; hoy, vale más la
igualdad y el “tenemos derechos para hacer lo que nos plazca”. Lo demás: el
deber, el respeto, el esfuerzo, la disciplina, el compromiso, las buenas
maneras se baten en retirada…Por lo tanto, ¡ha llegado el momento sublime de
los subsidios tipo “chao suegra” para que todos se vayan a vivir con ellas con
el fin de apropiarse de una parte de la riqueza que no les pertenece!.
El
discurso socialista se ha apropiado de la opinión pública y se muestra
orgulloso en el vertedero social en que nos hemos convertido. Claro, porque la
vulgaridad y la ordinariez, propias del vulgo e iletrado, son la clave para
entender el futuro que se nos avecina.
Otro
distinguido y querido amigo me recordaba el libro de Ortega y Gasset, La
Rebelión de las Masas, en el cual se identifican dos actores sociales. Por un
lado, está la masa, concepto en el cual se incluyen grandes capas de la
población con un apetito voraz por apropiarse de las ventajas de la modernidad,
exigir derechos y considerarlos propios por el solo hecho de existir; las masas
ya no pueden esperar para imponer sus maneras. Y, por otro lado, está una
minoría que es exigente consigo misma, consciente plenamente de sus obligaciones
y deberes, que observa estoica como la masa vocifera se impone por la fuerza de
los números. Sorprendentemente, ambos actores pueden estar dentro de una misma
clase social.
Así,
el código cultural que domina la masa es la vulgaridad, por medio de la cual se
reconocen en cualquier parte. Lo paradójico es que son los más vulgares los que
han liderado el discurso de “educación estatal, gratuita y de calidad”. Está de
más decir que los vulgares solo desean la gratuidad para disponer de los
recursos en otros fines más propios de su condición y porque consideran que la
educación “es un derecho” como si fuera una cosa fácil de conseguir. Olvidan
que el término educar implica sacar lo mejor de cada uno, desde adentro hacia
afuera: valores y virtudes como la fortaleza, voluntad, autodominio,
generosidad, perseverancia, respeto, tolerancia, etc. Educar no consiste en
llenar la cabeza de datos e información a las personas lo que resulta insuficiente.
Por
lo tanto, la vulgaridad solo puede ser combatida con la fuerza centrífuga de la
educación, pero, en muchos prevalece la fuerza centrípeta de la vulgaridad, fácil
de usar, cómoda y que permite que todos los vulgares se reconozcan entre sí.
Resulta penoso el enorme potencial humano que permanece inerte bajo las capas
de una vulgaridad reciente.
Y,
finalmente, en esta masa vulgar el mensaje que ha calado hondo es el socialista
que se adecúa a la lógica del menor esfuerzo y que considera válidos los
siguientes supuestos:
SUPUESTO 1: La riqueza está
ahí, y es de todos.
La
masa socialista cree que la riqueza está ahí, está dada y solo basta tender la
mano para alcanzarla; no se requiere esfuerzo ni sacrificios; solo basta una
cierta cuota de trabajo para desprenderla de modo que todos puedan disfrutar de
ella. Y se preguntan: ¿Por qué no todos somos ricos y disfrutamos de esas maravillas?.
La culpa la tienen los capitalistas que se apropian de dicha riqueza para su propio
beneficio y no les gusta compartir. Por eso, los odian y están resentidos con
ellos…Al final, es la sociedad la culpable por permitir esta tremenda
injusticia.
De
aquí emerge el odio hacia aquellos más talentosos que han creado riqueza por su
esfuerzo (por cierto, nos referimos a aquellos que nos han cambiado la vida con
sus creaciones y no aquellos que han hecho riqueza de una licencia estatal).
Surge el grito de batalla socialista: “¡NO AL LUCRO…!”, “¡TODOS TENEMOS EL
MISMO DERECHO A DISFRUTAR DE LA RIQUEZA!”, “¡LA RIQUEZA ES INJUSTA!”. Y tantas
necedades más que se dicen para expropiar la riqueza.
Esta
gente no es capaz de reconocer que la riqueza requiere ser descubierta y no
basta con ello: ¡requiere demasiado esfuerzo y correr riesgos que no todos
estarían dispuestos a asumir!. La riqueza no está ahí, al alcance de la mano,
sino que depende de la creatividad e innovación de algunas personas con el
suficiente tesón y capacidad para desarrollarla. Por lo tanto, necesitamos que
las personas sean libres de tomar la iniciativa y correr riesgos.
Esta
es la razón por la cual el socialismo no cree en la libre competencia. Y, así, no
les importa poner trabas en los mercados porque tienen la absurda convicción
que la riqueza igual será generada…Y después se preguntan: ¿Por qué ya no
crecemos como antes?...
SUPUESTO 2: Con esta gente
alcanzaremos el desarrollo…
La
masa socialista cree que es pobre porque otros son ricos. Así de simple. Los
socialistas son fanáticos de las mayorías, cuando estas les son favorables, y
por eso hablan de “sabiduría popular” o “el pueblo ha hablado”.
Sin
embargo, el chileno medio está lejos de ser un sabio y, en todos los niveles
sociales, no alcanza a satisfacer los estándares más exigentes de productividad
a nivel mundial. Así, por el lado de las élites, nuestros empresarios han
engordado en la cuna socialista y, por eso, son buscadores de ganancias fáciles
y de corto plazo. No hay problema alguno, en calificar a muchos de ellos con la
denominación de “mercachifles”, vendedores y compradores de cosas que crean y
fabrican otros…¿cuál ha sido el empresario chileno –y su creación- que más ha aportado
en aumentar nuestro bienestar?. Y no hablamos de demandar trabajo. Lo terrible
es que no tenemos empresarios que hayan mejorado nuestras vidas.
Por
su parte, los intelectuales chilenos se codean a diario con el pensamiento
socialista, el que consideran la clave para superar la pobreza. Les disgusta
que “sus excelsas creaciones” tengan que pasar por filtros comerciales o de
rentabilidad…¡exigen financiamiento público para poder seguir “creando”…la cultura
merece espacios!. La intelectualidad chilena es adepta al socialismo casi desde
la cuna, y se han tragado la pildorita en forma completa y poco importa que hayan
estudiado en buenas universidades del mundo desarrollado. En realidad, los
intelectuales chilenos no son críticos de la sociedad que vivimos, son fanáticos
de un futuro que se acerca.
Por
su parte, el pueblo llano, la masa, destaca por su carencia absoluta de hábitos
propios de un pueblo trabajador y esforzado; tienen carencias escolares básicas
tan marcadas, que les impiden ir más allá, como no saber leer ni sumar; son
perezosos, sacadores de vuelta y expertos en la excusa para no responder por
sus fallos…Prestos para el jolgorio y los feriados, pero tardos para la
exigencia y el esfuerzo duro. Responden al látigo del esclavista más
prestamente que al cumplimiento del deber por sí mismo, quizás porque aun no se
han independizado emocionalmente de los patrones de fundo…Al chileno medio le
gusta que lo manden, y le den órdenes que obedecen, mascullando las
vulgaridades propias de su condición; no tienen iniciativa y jamás se les verá exigidos
al máximo.
Es
decir, la ideología socialista usa a estos pobres infelices para perpetuarse en
el poder y seguir gozando de los múltiples privilegios. Dicen a voz en cuello
que “¡el pueblo ha hablado!”, pero en silencio ríen diciendo “¡otra vez han
caído con nuestro canto de sirenas!”
SUPUESTO 3: EL universo se
puede dirigir…
El
universo es demasiado complejo e ininteligible en numerosos aspectos como para
que el ser humano pretenda dirigirlo en su avance. Además, ya hemos indicado
que la especie humana tiene enormes limitaciones que le impiden gestionar, a
veces, su propia vida y menos, entonces, podríamos pedirle que gestione la vida
de los demás y su propio entorno.
Y
el canto de sirenas socialista sitúa al Estado y su institucionalidad como el
gran y fenomenal instrumento con el cual dirigiremos el progreso humano. Es el
arma que mejorará nuestra condición de vida y bienestar. Pero, pasan y pasan
los años, pasan y pasan los gobiernos socialistas, y estamos cada vez peor.
El
universo gira mediante mecanismos que la especie humana jamás descifrará en
esta etapa de su evolución porque nuestro cerebro es inútil para comprender o
esbozar la maravillosa complejidad de la eternidad que se extiende sobre
nosotros…¡Excepto los socialistas….! que creen que el universo puede ser
dirigido desde un segundo piso de un palacio.
***
Este
es el año en que otra concertación de individuos de izquierda llegarán a La
Moneda para intentar transformar nuestras vidas. Esperemos que no lo hagan,
porque en caso contrario lo lamentaremos por muchos años más. La pista está muy
pesada para seguir implementando cantos de sirena que incrementan la pobreza
mental y material a tasas crecientes. ¿Podremos esperar algo de personas que
jamás han creado algo que haya mejorado nuestro bienestar?.
PANORAMA Liberal
Jueves 9 Enero 2013
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