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sábado, 18 de enero de 2014

Documentos. QUÍTALE EL CONSENTIMIENTO AL ESTADO por Michael S. Rozeff.


Michael S. Rozeff
Quitarle el consentimiento al estado implica más de lo que ésta frase inocua puede sugerir.

Quitarle el consentimiento tiene efectos de largo alcance. Implica divorciarse del estado hasta la medida que esto sea posible. Significa no tener ninguna lealtad hacia el estado, ver al estado como algo fundamentalmente abusivo y como la fuente de injusticias continuas; no estar dispuesto a ayudar al estado de ninguna forma; no asumir ni sentir ninguna responsabilidad por las acciones del estado; y ver al estado como un ente hostil hacia la paz y la sociedad. Quiere decir, no participar en sus rituales y no apreciar sus símbolos o mitos. Implica un divorcio psicológico a sentir orgullo por, o a aprobar sus victorias. Significa trabajar en la dirección opuesta al estado; esto es, vivir conjuntamente en libertad, amistad, cortesía y paz; es decir, en sociedad. Supone no considerarse nunca más a uno mismo como un ciudadano, y no creer que como ciudadano uno tiene obligaciones hacia el estado y los demás ciudadanos.

Quitarle el consentimiento del estado significa no verse a uno mismo como propietario del estado, o influenciar sus actividades, o realizar alguna clase de servicio hacia el estado. Quiere decir ver al estado como una molestia. Implica abandonar toda forma de patriotismo dirigido al estado y no adherir a sus símbolos, desfiles, banderas, juramentos, canciones, himnos y monumentos. Supone no venerar a ninguna figura política, pasada, presente o futura. Requiere no venerar la constitución. Significa evitar tanto como sea posible toda interacción con el gobierno.

Quitarle el consentimiento no significa ser antisocial. Es justo lo opuesto. Es ir hacia un orden natural y una sociedad de vida, libertad y propiedad, que es la ley alternativa natural al estado y su orden legalista artificial.

Quitarle el consentimiento puede ir mucho más profundo que esas variantes. Puede significar buscar la economía sumergida, el homeschooling, abandonar el país, y evitar las interpretaciones de los principales medios de comunicación.

Quitarle el consentimiento es en realidad un desafío creativo que ha de ser alcanzado por una gran cantidad y variedad de técnicas individuales. Puede darse el caso de una persona que boicotea las películas que glorifican a los militares.  Seguramente implica no apoyar a los ejércitos y no pegar calcomanías con ese fin en el coche. Puede significar educar a otros o dar asesoramiento a hombres y mujeres jóvenes para que no se unan al ejército y que no busquen trabajos estatales. El alcance de quitarle el consentimiento es amplio. No me es posible mencionar todo lo que envuelve. Lo que funciona para mi es seguramente muy diferente de lo que funciona para otros, y lo que estoy diciendo aquí seguramente que no es ningún plan maestro. Sólo porque yo no organizo o asisto a protestas, o no voy a huelgas de hambre, no significa que otros no deberían hacer esto o que yo lo desapruebe. Yo no participo en ningún partido político ni voto, pero tampoco me espanto si otros lo hacen. Al contrario, dios trabaja de maneras misteriosas y nunca sabremos que serie de eventos puede desencadenar cambios importantes. Yo sólo estoy sugiriendo que quitarle el consentimiento es en realidad un asunto mucho más importante de lo que parece superficialmente.

Personalmente, para mi quitarle el consentimiento no significa estar enojado con el estado, odiarlo o ponerme violento. Nunca me han gustado ni el enojo ni el odio, y trato de eliminarlos. No ando por ahí confrontando a los empleados del estado intencionalmente o mostrando hostilidad hacia ellos. Siento que el estado gana si él llega a mí. Pago mis impuestos y registro mi coche. No tengo inclinación hacia usar ninguna clase de violencia hacia el estado o los empleados estatales.

Tengo fe en que el orden natural de la vida, la libertad y la propiedad va a prevalecer eventualmente sin que recurramos al uso de la violencia, y que el estado será visto algún día como una aberración perversa basada en ideas falsas. Creo que mientras el tiempo transcurra, incluso si toma unos cientos de años, la falsedad de las ideas básicas que subyacen al estado será tan clara para la mayor parte de la gente, que van a ver ésta era como una era incivilizada y de locura. Las formas en las que la libertad prevalecerá están más allá de lo que puedo saber. Lo importante es que la corriente fluya hacia la justicia y lejos del estado, y que la gente tenga un claro entendimiento de lo que esto significa, y porqué deberían moverse en esa dirección.

Nota: Michael S. Rozeff es profesor emérito de finanzas y administración del Departamento de Economía de la Escuela de Administración de la Universidad de Buffalo. http://austroanarquistas.com/?p=8765

PANORAMA Liberal

Sábado 18 Enero 2014

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