En teoría, las personas eligen gobiernos que presentan programas de trabajo que consideran valiosos. Esta es, supuestamente, la razón de su deseo por acceder al poder: implementar una visión del mundo acorde a ciertas ideas. Pero, en la realidad, los políticos acceden al poder para disfrutar por el poder en sí mismo.
Lo anterior implica, en otras palabras, que los que gobiernan deben amoldarse a la temperatura política del momento, y promover medidas que después ellos mismos van a repudiar. En algún momento, Lamarca planteó que, en política, “las prisas pasan y las cagadas quedan”, por lo que la tesis es la siguiente: en la búsqueda de la aprobación popular, para un gobierno todo es negociable, incluso un programa de gobierno.
Las promesas de un programa
En el capítulo I de su programa de gobierno, Hacia Una Sociedad de Oportunidades, Piñera nos hablaba que “los países que han alcanzado el desarrollo son aquellos que han permitido a sus ciudadanos desarrollar su libertad, capacidad de iniciativa y espíritu emprendedor. Son sociedades que han promovido las oportunidades de todos sus habitantes, no sólo preocupándose de impulsar la creatividad, la innovación y el espíritu de superación propio del ser humano, sino también construyendo instituciones y diseñando políticas públicas para que las oportunidades llegen a todos sus habitantes, especialmente los más vulnerables y las clase media vulnerada…”. Bla, bla, bla, bla
Tal como se dice “el papel aguanta todo” u “otra cosa es con guitarra”. Por eso, no extraña que La Moneda apueste “con el anuncio de proyectos emblemáticos (postnatal de 6 meses, reducción del 7% de cotización de salud, ingreso ético familiar) para revertir el alza sostenida en la desaprobación del gobierno y del presidente Piñera, reflejada en las últimas encuestas”. La ministra Baer plantea que “lo que nos tiene tranquilos es que estamos sacando reformas sociales”. ¿Sacando reformas sociales?, ¿sacando…de dónde las están sacando?.
En otras palabras, para revertir las señales de popularidad nos vamos a lo más fácil, “las reformas sociales”, y dejamos de lado las prioridades del programa.
Lo irreal en el comportamiento de la clase política es que la izquierda concertacionista aplicó, con todas las dudas vitales, el modelo de libre mercado dejado por Pinochet y la derecha aliancista está aplicando el modelo de la protección social dejado por Bachelet, y al parecer lo hace sin dudas.
Estamos sacando reformas sociales…
No se puede estar en desacuerdo con reformas sociales que vayan en el sentido correcto, y permitan apoyar a las personas para que comiencen a dar pasos por si mismos, sin bastones ni apoyos.
Pero, si Piñera plantea que “el emprendimiento y la innovación serán los ejes de las políticas que se implementarán en el próximo período presidencial para retomar una tasa de crecimiento económico elevada, sostenida y sustentable, que permita crear más y mejores puestos de trabajo…”, entonces, o el programa estaba equivocado o estamos demasiado ansiosos o no sabemos “para dónde va la micro”.
¿O será un cambio de prioridades?
Al parecer, la creencia de que “Chile siempre ha sido un país de emprendedores, y los mejores resultados en el ámbito económico los hemos obtenido en aquellos períodos de nuestra historia en que se han aumentado los espacios para que los chilenos puedan desplegar toda su libertad, capacidad creadora y potencial de emprendimiento…”, nos permite hacer un cambio de luces y enfocar otros objetivos más caros a la gran masa. Pero, es una ilusión.
La gente no quiere gobiernos que se prostituyan por ideas que no son suyas, sino gobiernos con ideas que hagan más prósperos a la mayor cantidad posible de chilenos y chilenas. Al comienzo de este gobierno le escuché a Piñera decir algo así como “no debemos sentirnos satisfechos por tener más protección social, sino que debiéramos alegrarnos por cada persona que sale del sistema de protección social”. Esta es la clave.
Tener un sistema de protección social es una señal que algo estamos haciendo mal, es una verguenza. No nos alegremos por aumentar las transferencias sociales; alegremos por reducirlas.
¿Y donde se quedó la sociedad de oportunidades?
2 comentarios:
Lamentablemente,para gran verguenzay decepción de quienes votamos por Piñera por encabezar supuestamente un gobiernode DErecha,el presidente se ha convertido en un seguidor acerrimo de la filosofia e ideario socialista,destinado,a priori segun la experiencia histórica,al fracaso.
Es de esperar que, al final,su fracasono se atribuya a un fracaso "de las politicas de derecha",porque eso seriauna gran falacia.
Alguien dijo alguna vez que Piñera es un DC de derecha. Y eso se ve en las políticas que están promoviendo y que lleva que los propios personeros de izquierda se pregunten "¿y porque no las promovimos nosotros?".
Sería terrible que como dice Cata se recuerde el fracaso de este gobierno como un fracaso de las políticas basadas en la libertad...
Debemos hacer fuerzas para que no sea así...
Publicar un comentario