Carlos Larraín es un revulsivo que provoca sensatez y temas de conversación en una sociedad chata, fome, aburrida y llena de sesudos estúpidos que se miran el ombligo...¡Bienvenido señor Larraín! |
Desde hace tiempo que la
política nacional está aburrida y latera. El congreso está repleto de tontos y
tontas graves que se toman el no hacer nada, en serio; tipos con rostros arrugados,
bien vestidos, con egos enormes y anchas pretensiones al considerarse a sí
mismos como los verdaderos elegidos. Aparecen en las noticias con gesto adusto,
fingiendo seriedad para decir sandeces o en el mejor de los casos, emitir opiniones
políticamente correctas para “no mojarse el potito”. Y, como los medios no
tienen periodistas capaces e incisivos, sino meros lectores de noticias
incapaces de extraer el “jugo de las piedras”, nos quedamos con dichas opiniones
como si fueran la sacrosanta verdad.
Por eso, en cierto sentido,
se agradece la presencia de políticos como Carlos Larraín que remecen el
ambiente político con opiniones y acciones, que algunos catalogan como impresentables.
LA SENSATEZ DE CARLOS LARRAÍN
El presidente de RN,
Carlos Larraín, durante esta semana, se retiró molesto de una reunión convocada
por Piñera en La Moneda, porque se encontraba presente el diputado Joaquín
Godoy, miembro de RN y disidente a su gestión. En su momento, Godoy acusó a Larraín
de estar "extorsionando" al Gobierno para aumentar el salario mínimo
a 200 mil pesos, y comparó su accionar con el polémico líder del clientelismo Guido
Girardi.
Así, al retirarse de la
cita, Larraín indicó que "estaba presente un parlamentario de tercera
magnitud que me acusó de ser un extorsionador hace pocos días por la prensa…Yo
no tengo por qué sentarme a la misma mesa con un injuriador. Eso es todo".
Después, con más calma
indicó que "la presencia de Godoy es incidental. Es un caso perfectamente
periférico. Pero no se puede invitar a tomar desayuno para resolver una cosa
importante, al presidente de uno de los dos partidos que nos sacamos la mugre
por este Gobierno antes, durante, y después, y ahí voy yo con cara de enojado.
Me invitan con alguien que me trató de extorsionador...si eso está castigado en
el Código Penal. No espero disculpas de La Moneda, espero un poco más de
cabeza".
Anteriormente, se había
referido a sus colegas del congreso señalando que “hay mucho que hacer, no nos
van a doblar la mano una manga de inútiles subversivos que están instalados,
muchos de ellos, desgraciadamente, en el Parlamento que no supimos ganar'.
Y, claro, opiniones y
acciones tan potentes provocan estupor en las élites acostumbradas a imponer
puntos de vista, y que se rebelan cuando surgen otras miradas…
LA ESTÚPIDA RACIONALIDAD DE LAS ESTRUCTURAS HUMANAS
¿Por qué se remece el
ambiente político con las acciones y frases de Carlos Larraín?. En primer
lugar, debemos volver la mirada hacia Francois Marie Arouet Voltaire, escritor
y filósofo francés, y principal representante de la Ilustración. Nació en París,
el 21 de noviembre de 1694, hijo de un notario; estudió con los jesuitas en el
colegio Louis-le-Grand y murió el 30 de mayo de 1778 en París.
Uno de los conceptos
centrales de sus escritos se puede resumir en la frase “aplastemos al infame”,
referida a los fanáticos que persiguen a los que no piensan como ellos. Esos
son los infames de Voltaire. Además, la moral volteriana se basaba en la
creencia de la libertad de pensamiento y respeto a todos los individuos. Con tal
fin sostenía que "la ignorancia afirma o niega rotundamente; la Ciencia
duda".
Sin embargo, como todo
individuo, su vida tuvo luces y sombras. Por una parte, Voltaire fijó el rumbo
de Europa durante el siglo diecinueve, pero, al mismo tiempo, fue un hombre que
luchó por el reconocimiento social y económico, y durante muchos años de su
vida intentó congraciarse con la aristocracia y ser reconocido como cortesano,
para influir en las vidas de las élites gobernantes.
¿Qué relación tienen
Voltaire con Larraín?. Sin embargo, la dura vida de Voltaire no se consumó de
acuerdo a lo esperado, y no pudo acceder a un lugar que le permitiera influir
sobre los monarcas y los más poderosos. Por eso, Voltaire volvió la mirada
hacia los ciudadanos, convirtiéndose en el principal defensor de los derechos
humanos y en el perfecto reformador en pleno auge de la Ilustración.
La sociedad occidental le
debe mucho a Voltaire, pero ya se le ha olvidado porque los actuales monarcas –los
políticos y los tecnócratas- no desean perder poder, y los ciudadanos, siguen siendo
manipulados con una facilidad que no sorprende. Hoy, esos nuevos monarcas y
gobernantes son enormes grupos de poder que han construido enormes estructuras
racionales con el único fin de luchar y mantenerse en el poder.
Esta nueva monarquía,
hace uso de la razón no para liberar a los ciudadanos y aumentar sus espacios
de decisión, sino para reducir los espacios de libertad individual en una gama
creciente de áreas y actividades que, antes, eran de su exclusiva
responsabilidad. Por ejemplo, es una responsabilidad individual el conseguir y
mantener un trabajo desempeñándose con eficacia, pero ahora se entrometen entes
externos para fijar condiciones laborales que distorsionan las tomas de
decisiones, y por eso muchas personas se mantienen en trabajos, que le son
indeseables, porque no quieren renunciar para no perder la indemnización, y así
son capaces de permanecer por años rezongando su desidia y molestia.
Para realizar lo
anterior, crean sistemas y estructuras sociales que, únicamente los políticos y
los tecnócratas son capaces de entender y manipular. Y, siempre, se dan vuelta
en la misma retórica y los mismos tipos de soluciones…¿No se han dado cuenta
que las soluciones consisten, siempre, en parchar sistemas ya existentes o
profundizarlos, pero jamás cuestionarse la validez de los supuestos de dichas
estructuras?. Estos grupos de poder, en forma consciente, saben que su futuro
personal depende de mantener sus cuotas de poder y la vigencia de sistemas y
estructuras que puedan dominar. Además, por eso la pareja político-tecnócrata
es cuasi-perfecta porque procrea individuos que se apoderan, usan y controlan
la generación de conocimiento especializado que les permita mantener el poder.
En otras palabras, las
élites gobernantes han creado un mundo virtual dando vida a una gama de ilusiones
y letanías que los ciudadanos han comprado al contado. Por ejemplo, han
convencido a la ciudadanía que la solución de sus problemas consiste en la
aplicación de conocimientos especializados organizados racionalmente, pero la
terrible realidad es que nuestros problemas derivan de esa aplicación porque
dichos conocimientos se tratan como si fueran compartimientos estancos lo que
impide el entendimiento general de las situaciones e impide la acción
coordinada.
Por lo tanto, no es extraño
que surjan en forma recurrente las crisis económicas con su cuota de pobreza, desempleo
estable, silencioso comercio de armas, dudoso calentamiento global, creciente deuda
pública y privada, la permanente mala educación, la evidente pésima salud…Es
posible verificar que en vez de mejorar, empeoramos (porque entre otras cosas,
los políticos y tecnócratas actuales tienen muchas menos capacidades que los de
antaño).
Y leemos en la prensa y
observamos en la televisión como se reúnen los G-7, los G-20, la ONU, etc.,
para escuchar el mismo discurso, hombres y mujeres vestidos de la misma manera,
usando las mismas lógicas argumentales, y obteniendo los mismos malos
resultados. Y, nadie parece ser responsable; alguien, otra persona, es el
culpable, pero como ya no está en el poder no se puede hacer nada.
Y, nadie quiere asumir los
costos…”Que el Estado asuma los costos de nuestra tragedia…” es el pedido de
los ciudadanos irresponsables en el corto y largo plazo; en el corto plazo,
porque se dejaron llevar por el triunfalismo de los constructores de megaestructuras;
en el largo plazo, porque eligen y mantienen a esa clase política en el poder.
Esta es la génesis de la tragedia.
LA ADECUADA INSENSATEZ DE CARLOS LARRAÍN
De alguna manera las personas
han olvidado el valor de una gota de agua en la formación de los océanos; quieren
que las cosas le sean fáciles…Y se han olvidado del valor de la palabra y del
lenguaje. Los escritores y los artistas construyen mundos por medio del
lenguaje. Y este instrumento de la especie humana es el que más asusta a los
monarcas y gobernantes poderosos, porque es el lenguaje, no el dinero ni la
fuerza, el que brinda legitimidad al poder.
El fin último del lenguaje
es la comunicación en la enorme diversidad de la especie humana, con sus
múltiples contenidos. En una gran civilización, esa comunicación es rica, desbordante
y caótica, pero, en una civilización empobrecida el lenguaje se empequeñece, coarta
o limita. Y ya no hay opciones ni alternativas: son los mismos discursos, con
los mismos trajes y las mismas opciones.
Por eso, se agradece una
cuota de insensatez en un país como Chile, aferrándose a la cáscara de la OCDE
pero con corazón de subdesarrollado mental. Nuestros políticos, burócratas y
tecnócratas nos han querido convencer de que estamos a las puertas del
desarrollo con el único fin de mantenerse en el poder…¡y nos han engañado…y nos
siguen engañando!.
No estamos a las puertas
del desarrollo, estamos a las puertas del infierno si seguimos confiando en
esta clase política autosuficiente que se mira el ombligo y cree que vive en el
primer mundo. Siguen implementando sistemas y estructuras infernales que solo
entienden ellos, olvidándose de que los sistemas y estructuras deben ser a nivel
humano.
Por eso, se agradece una
cuota de insensatez como la de Carlos Larraín, que nos hace pensar en el enorme
poder del lenguaje y de la acción contraria a los intereses del poder de turno.
Necesitamos una sociedad de diálogos, con individuos responsables, y con muchos
espacios individuales de decisión abiertos y no usurpados por estructuras
sociales manejadas por monarcas y poderosos, racionales, pero exageradamente
estúpidos.
PANORAMA Liberal
Miércoles 11 Julio 2012
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