Nadie cree lo del error involuntario de la señora Baer...es una muestra del comportamiento de los políticos en su lucha por acceder al poder...¿podría ser de otra manera |
En
estos últimos días, la ciudadanía se ha visto sorprendida (¿será para tanto?)
con el accionar de personas miembros de la clase política que, con el afán de
conseguir un cargo, han pasado por encima de las leyes de una manera ridícula y
torpe. Y sus excusas han causado el desagrado de una ciudadanía que ya no está
para soportar estas actitudes. Recientemente, un político retirado manifestaba
que “debemos estar contentos que estos hechos no han significado
enriquecimiento personal…ha sido para las campañas”. Probablemente, esta
observación es un reflejo de aquel mito que planteaba que nuestra clase
política era honesta porque resulta difícil de creer que dichos engaños no
hayan significado un notorio enriquecimiento personal…
Por
eso, para ser político se debe tener el “cuero de chancho” (grueso y difícil de
perforar) para soportar todos los embates que esta actividad genera; hay que
atacar y recibir los ataques con más ataques. Por lo tanto, y dado la
desvalorización pública de la clase política como institución, ¿cuál es el afán
de estos personajes por llegar a ocupar algún cargo público a cualquier precio?
ALGUNOS OBJETIVOS PARA SER
POLÍTICO
PRIMERA
RAZÓN: Asegurar su vida económicamente.
Muchos
de los integrantes de la clase política luchan con denuedo para alcanzar el
poder como una forma de enriquecerse y adquirir seguridad económica que jamás
harían por otros medios porque no tienen ni las capacidades ni los talentos
necesarios. Tenemos los ejemplos de los ex presidentes que perciben rentas
vitalicias –una renta perseguidora política- sin ninguna contraprestación. Por
eso, siempre están en la búsqueda de status quo; no desean cambios permanentes
y drásticos que pudieran trastornar su futuro político. Se declaran
independientes ideológicamente y abiertamente pragmáticos; votan por aquello
que no pueda afectarles y siempre son políticamente correctos.
SEGUNDA
RAZÓN: Alimentar su egolatría.
La
egolatría es el “culto y veneración que una persona se profesa a sí misma” y
por eso a un buen político le fascina (¡aunque siga lo contrario!) que los
traten como “honorables”; que accedan a eventos y los ubiquen en lugares de
privilegio; que les pongan una alfombra roja y que suenen las trompetas por
ellos; quedar en la historia y pasearse como pavos reales…Y su ego les grita:
¡somos únicos…somos diferentes…somos iluminados…somos poseedores de la verdad
revelada!. El ego de un político es lo único que les sobra y que no quieren
compartir con nadie más.
TERCERA
RAZÓN: Defender Intereses particulares.
Una
persona accede al poder político para defender sus propios intereses o los intereses
particulares de su grupo más cercano; es su leit motiv y por el cual está
dispuesto a todo…incluso a ser insultado y vejado por otros porque los beneficios
que recibe superan con creces los costos de la actividad. Además, gracias a la
política logran una posición en la vida que no lograrían de otro modo. Es una
especie de prostitución y banalización que se hace evidente a cada momento.
CUARTA
RAZÓN: Imponer su dogma.
Los
políticos son, necesariamente, personas dogmáticas y tienen creencias que
desean imponer a los demás, en especial, si han sido elegidos por una clara
mayoría. A estos tipos no les interesa consensuar ni lograr acuerdos si saben
que se pueden imponer; buscan consensos solo cuando son una minoría. Y si la
defensa de este dogma requiere imponerse, incluso, al interior de sus propios partidos
no titubean en hacerlo, porque el dogma comienza por la creencia que su
superioridad sobre el resto.
QUINTA
RAZÓN: Servidor público.
Públicamente,
a los políticos les encanta contar el cuento del “servicio público” que muestra
una dedicación extrema a sus electores en cuerpo y alma; nos dicen que todas
sus acciones tienen por objetivo la defensa de los intereses del electorado, pero
no nos dicen que siempre y cuando eso no vaya en contra de sus propios intereses…¿Servidores
públicos?. Por supuesto, con el dinero ajeno y siempre que no los perjudique.
***
Los
políticos son la nueva aristocracia que se ha impuesto en los gobiernos
mundiales y que unida al poder de dinero, los transforman en una dupla difícil de
enfrentar para un ciudadano promedio. La única manera de hacerlo es votar
informado e impedir que esta casta se siga reproduciendo en los pasillos del
poder como si fueran una bendición cuando en realidad son una plaga. Esta gente
usa el poder para sus propios fines, extrayendo dinero de los contribuyentes para
dirigirlo a fines particulares de difícil fiscalización. Así se enriquecen y
así prosperan mientras los ciudadanos los observamos impávidos…
¿Podremos
hacer algo a cambio?
Panorama LIBERAL
Sábado 17 Enero 2015
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