Sebastián Dávalos es un
cientista político de la Universidad Central que el año 2005 entró a trabajar
en la Dirección de Relaciones Económicas de la Cancillería (Direcon), a los 28
años, como practicante. Recibía un sueldo de $250.000, bastante más alto que el
resto de sus compañeros de repartición en cargos similares.
Y, ante las consultas,
indicaba que “entré a trabajar a la Cancillería antes de que asumiera este
Gobierno...¿qué hago, entonces?, ¿qué opciones me quedan?...¿renunciar?...¿dedicarme
al mundo privado? Y aunque así fuera, allí va a pasar lo mismo, van a decir que
hay tráfico de influencias. No se miden las capacidades, sino que se dice que
uno está aquí porque es ‘hijo de’…”
Dávalos nació en Liepzig,
mientras su madre vivía su exilio en Alemania Oriental y estaba casada con el
arquitecto Jorge Dávalos. En Chile la pareja se separó en 1985 y a fines de los
90, Dávalos entró a estudiar Ingeniería Comercial y luego Administración
Pública en la Universidad Central. Luego, convalidó ramos y se cambió a
Ciencias Políticas, carrera de la que finalmente egresó a los 28 años.
En octubre de 2012
contrajo matrimonio con Natalia Compagnon y lo celebraron con una fiesta en la
que Dávalos usó un atuendo que incluía sombrero de copa y bastón, y que fue
animada por la banda Chico Trujillo en Paine, en el predio de Gonzalo Vial
Concha de la familia que controla el holding Agrosuper, la misma de la planta
en Freirina que fue cerrada por los perjuicios de sus residuos en la población.
¿Y A QUIÉN LE IMPORTA SEBASTIÁN DÁVALOS?
En enero de este año,
Tomás Mosciatti, director de radio Bío Bío, en referencia a Sebastián Dávalos indicó
que “su patrimonio sólo en automóviles alcanza cerca de los 130 millones de
pesos. Además, junto a su reciente esposa tiene más de 6 sociedades, y no son
las únicas…A través de una de las sociedades asesora a Gonzalo Vial uno de los
dueños de Agrosuper…Todos sabemos que Agrosuper en Freirina tuvo facilidades…Sebastián
Dávalos se casó en el haras del dueño de Agrosuper que se lo cedió gentilmente
para contraer en enlace”. Mosciatti además indicó “que le parecía poco
razonable que Dávalos, a su juicio, trabajara en la división asiática de la
Direcon y a la vez formara una sociedad junto a su esposa para asesorar
empresas de ese continente que invierten en Chile…”
Y Dávalos se indignó:
presentó una querella por injurias.
Pero, ¿a quién le importa
Sebastián Dávalos?. Importa, porque es hijo de Michelle Bachelet, la candidata
concertacionista mejor valorada por la gente. Mientras tanto, Mosciatti
respondió pidiendo al Servicio de Impuestos Internos que investigara una
posible irregularidad tributaria en la compra de los Lexus.
Entre muchos más que
están relacionados políticamente, no deja de ser sorprendente como los hijos de
los últimos presidentes de Chile han ascendido social y económicamente, sin
hacer grandes aportes al bienestar y calidad de vida de todos. Ricardo Lagos
Junior y Sebastián Dávalos Bachelet son un ejemplo de cómo ser “hijo de” tiene
una enorme ventaja a la hora de acceder a los beneficios de la modernidad; son socialistas
comunes y corrientes, sin talentos evidentes, pero han accedido a buenos
estudios, han creado negocios muy exitosos, se han relacionado con la flor y
nata de la élite política y económica…¿Cómo lo han hecho?.
Ciertamente, ser hijo de
presidente abre muchas puertas en un país como el nuestro, políticamente
centralizado y de características autoritarias. Está en nuestra esencia valorar
a ciertas personas no por lo que son sino por lo que representan, por lo tanto algunos
interesados asumen que congraciarse con Dávalos equivale a congraciarse con
Bachelet. Y se acercan a ellos en búsqueda de amistad de cartón para el apoyo de
ciertas actividades; no quiere decir que solicitan algo ilegal pero dan favores
porque esperan que se los devuelvan con creces.
Por ejemplo, a Juan
Perez, junior en Agrosuper, jamás se le ofrecería que se casara en el haras del
dueño de Agrosuper porque es una persona de escaso interés. En cambio, el hijo
de Bachelet es un contacto atractivo que debe ser mantenido por su utilidad
actual y futura. Algunos “hijos de” creen que las personas que se acercan a ellos
lo hacen porque los aprecian en su intrínseco valor, pero en realidad, solo los
buscan por lo que pueden lograr de dicha relación. No son sus amigos, sino que
solo son interesados en que les devuelvan los favores cuando lo requieran.
El problema es que muchas
veces es una relación de interés mutua: “no me interesa ser tu amigo pero
quiero aparentar más de lo que soy y me caso en un haras exclusivo porque eso
eleva mi autoestima y las opciones de mejorar mis ingresos futuros”. En otras
palabras, no podemos ser cándidos y pensar que uno abusa del otro: ambos usan
los oscuros pasillos del poder para obtener beneficios que de otro modo no obtendrían.
Y este es el problema: se extrae riqueza sin crear nada valioso para mejorar el
bienestar de todos. Y roza con acciones corruptas. He aquí el peligro.
Tras estos
comportamientos hay una intención manifiesta de sacar provecho económico, por
lo que es bueno que la transparencia opere por el bien de todos.
PANORAMA Liberal
Lunes 3 Junio 2013
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