Platón escribió del anillo de Giges para confrontar la justicia e injusticia en el actuar humano. Los políticos portan el anillo de Giges para ocultarse mientras abusan de su poder... |
Mientras los políticos
europeos aún no terminan de asumir su enorme cuota de responsabilidad en el fracaso
de las políticas públicas que han promovido, en estos lares, los políticos latinoamericanos
continúan ofreciendo las mismas gastadas recetas para acceder a cargos públicos:
aumentar el tamaño del Estado y su nivel de participación en la formulación de
las políticas públicas…Es cierto que los políticos son una clase desprestigiada
en todo el mundo por su clara responsabilidad, pero ¿por qué razón la carrera
de político profesional sigue siendo tan apetecida por cierto tipo de personas?,
¿Por qué tantas personas luchan para acceder a cargos públicos en un circo
romano duro, continuo y permanente?.
Los políticos actuales y
futuros, en todo el mundo, sueñan con ser electos en un cargo público porque
eso les significa ponerse el anillo de Giges; volverse intocables; no asumir sus
responsabilidades y hacerse invisibles ante la sociedad, culpando a otros de
los grandes problemas públicos y sociales.
Con los socialistas de
todas las tendencias (es decir, aquellos que propician el aumento del tamaño
del Estado) en el gobierno o cerca del poder, ya no hay espacios para la ética
y la honradez porque el enorme poder fiscal a su disposición es un estímulo
perfecto para que la corrupción se expanda como la peste a medida que aumenta
el tamaño del Estado. Por eso, decimos que los políticos ansían ser electos
porque aquello les permite usar el anillo de Giges para que les traten con
respeto mientras ellos violentan a sus electores en la oscuridad de los pasillos
del poder…
LOS POLÍTICOS USAN EL ANILLO DE GIGES
La historia del anillo de
Giges merece ser recordada puesto que es un pasaje muy conocido de uno de los
diálogos de Platón, en el libro República, en el que se reflexiona sobre si ser
justo es algo deseable por sí mismo o es una acción que se hace porque nos
viene impuesta por las leyes.
Al principio del libro II
de Republica se plantea la cuestión si es mejor ser justo o injusto. El
discípulo Glaucón nos cuenta la historia del anillo de Giges, un pastor que
estaba al servicio del rey de Lidia, y que cierto día se encontró un cadáver
con un anillo de oro del que, de forma casual, descubrió que al girarlo y
ponerlo con el engaste de cara a la palma de la mano Giges se volvía invisible
para los demás y que volviendo el anillo con el engaste hacia fuera volvía a
ser visible. Con esa posibilidad de pasar desapercibido fue a Palacio, atacó y
mató al rey y se apoderó del reino.
Glaucón planteaba que si
hubiera dos anillos como aquél y uno lo llevase una persona justa y otro el
injusto "es opinión común que no habría persona de convicciones tan firmes
como para perseverar en la justicia y abstenerse en absoluto de tocar lo de los
demás, cuando nada le impedía dirigirse al mercado y tomar de allí sin miedo
alguno cuanto quisiera, entrar en las casas ajenas y fornicar con quien se le
antojara, matar o libertar personas a su arbitrio, obrar, en fin, como un dios
rodeado de mortales. En nada diferirían, pues, los comportamientos del uno y
del otro, que seguirían exactamente el mismo camino".
Y continúa asegurando que
era "una buena demostración de que nadie es justo de grado, sino por
fuerza y hallándose persuadido de que la justicia no es buena para él
personalmente; puesto que, en cuanto uno cree que va a poder cometer una
injusticia, la comete. Y esto porque todo hombre cree que resulta mucho más
ventajosa personalmente la injusticia que la justicia". Para finalizar indica
que "si hubiese quien, estando dotado de semejante talismán, se negara a
cometer jamás injusticia y a poner mano en los bienes ajenos, le tendrían,
observando su conducta, por el ser más miserable y estúpido del mundo; aunque
no por ello dejarían de ensalzarle en sus conversaciones, ocultándose así
mutuamente sus sentimientos por temor de ser cada cual objeto de alguna
injusticia".
Así, aparece Sócrates quien
plantea que "todo hombre se perdonará a sí mismo tras obrar mal, si está
convencido de que cosas semejantes hacen y han hecho también los parientes de
los dioses". Es decir, las malas costumbres y los malos ejemplos se
propagan con mucha mayor rapidez cuanto mayor sean los cargos que ostentan las
personas. Por ejemplo, si una persona valorada socialmente dice garabatos, los
más jóvenes asumirán que es una conducta deseable.
Así, Sócrates pone en su sitio
el valor y la importancia de la educación de la juventud en base a sólidos valores
y buenos hábitos. Por ejemplo, propone como primera medida proteger a los más
jóvenes para que las historias perversas no lleguen a sus oídos y evitar así
que la impunidad y la basura moral nos invada sin remedio. Requerimos así, profundizar
los mecanismos de control democrático para descubrir a los portadores del anillo
de Giges, denunciarlos y poner en evidencia sus reprochables prácticas
moralmente indeseables.
Sin adecuados controles
ciudadanos, los enormes Estados modernos tienen a pervertir a las personas
porque los estímulos son demasiado tentadores; disponer de la riqueza fiscal obnubila
a todos tipo de personas. Una persona justa y sensata puede sucumbir ante los
encantos del poder fiscal y comenzar a usar el anillo de Giges para sacar
provecho de su posición y corromperse.
Por lo tanto, cuando los políticos
socialistas de todos los partidos aumentan el tamaño del Estado solo están
pensando en cómo usar el anillo de Giges para sacar provecho para si mismos,
sin pensar que sus acciones y decisiones afectan el bienestar en el mediano y
largo plazo a las mismas personas que dicen defender. Por ejemplo, nos dicen
que implementarán el acceso gratuito a la educación pero no nos dicen que eso
significará más impuestos, caída de la actividad económica y menos empleo.
Además, implicará reducir los gastos en otros ítems como la seguridad y la
educación Así actúan nuestros políticos, velando por el corto plazo, sin
considerar los efectos de largo plazo. Es su motivo central para proponer
aumentar el tamaño del Estado.
Lo único que pueden hacer
los ciudadanos es exigir más transparencia y control sobre el accionar de los
políticos; reducir la permanencia de los políticos en sus cargos y eliminar la
reelección; abrir el acceso a cargos públicos por una vez en la vida para
cualquier persona preparada. Son enormes desafíos, imposibles de vislumbrar
porque todos los políticos portan el anillo de Giges y lo usan en forma
permanente, ¿podremos controlar el uso del citado anillo?.
PANORAMA Liberal
Lunes 10 Junio 2013
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