Los ciclos son
connaturales a la naturaleza; al día sigue la noche y al verano sigue el otoño,
el invierno, la primavera, y así sucesivamente. Del mismo modo, las fluctuaciones
en el nivel de la actividad económica global, de la expansión a la contracción,
se denominan ciclos y estos son consustanciales al proceso de libre mercado;
mientras más libre es el mercado más recurrentes son los ciclos con sus altas y
bajas que son naturales y se controlan a sí mismas…A nadie debiera extrañarle,
excepto a aquellos que desean imponer una particular visión del mundo; una
visión totalitaria, controladora y dirigista.
Los políticos de matriz
socialista, de todas las tendencias, tienen una visión totalitaria y
controladora respecto al mundo; a lo mejor tienen buenas intenciones y no
desean causar el mal, pero con sus acciones provocan un enorme daño. Debido a
sus intervenciones, los ciclos normales y hasta naturales, se profundizan y
eternizan con permanentes caídas de la producción y el empleo, quiebra de
empresas y destrucción del bienestar. El horror de los sueños socialistas es
que las personas rijan sus destinos a escala humana.
Por eso, después de la
segunda guerra mundial, los fanáticos socialistas de todas las tendencias, pudieron
lograr su objetivo: crear los cimientos de un gobierno mundial, centralizador,
castigador y dirigista, que tenía por objetivo establecer reglas con las cuáles
controlar las relaciones entre las naciones en los ámbitos políticos, comerciales
y financieros. Así, se creó la Organización de las Naciones Unidas, y en la
conferencia de Bretton Woods se decidió darle vida al Banco Mundial y al Fondo
Monetario Internacional. Toda esta institucionalidad de corte socialista tenía
por objetivo controlar y dirigir el progreso humano a escala planetaria.
Y así nos ha ido. El
mundo va de crisis en crisis y los socialistas continúan culpando al sistema de
libre mercado como el gran culpable, olvidando que estamos inmersos en una
institucionalidad socialista, centralizadora, de carácter mundial que toma
decisiones que impide los sanos y necesarios ajustes automáticos. Ahora, el
mundo desarrollado todavía no sale de la crisis financiera del 2007, y busca
responsables, enseñanzas y soluciones…¿Y en quién están pensando?. Aunque usted
no lo crea, están pensando en el plan que Keynes presentó en Bretton Woods a fines
de la segunda guerra mundial.
EL SUEÑO SOCIALISTA, REFLOTAR EL PLAN KEYNES
En Bretton Woods se
debatieron dos propuestas distintas para un orden monetario internacional. En
esa oportunidad, Keynes presentó el plan del gobierno británico, llamado Plan
Keynes, y los norteamericanos el Plan White con su propuesta del Fondo
Monetario Internacional, donde Keynes sería su primer gobernador. A la larga,
el peso específico de Estados Unidos se impuso e inclinó la balanza hacia la
aceptación básica del Plan White, con las pertinentes concesiones propias de
una negociación. Unos meses más tarde, en abril de 1946, moría Keynes de un
ataque al corazón en su casa de Tilton (Sussex).
Pero, los ilusos socialistas
miran ahora hacia el Plan Keynes como la gran solución. Este plan se apoyaba en
la creación de un órgano internacional de compensación, el International
Clearing Union, que sería capaz de emitir una moneda internacional (Bancor)
vinculada a las divisas fuertes y canjeables en moneda local por medio de un
cambio fijo. A través de la ICU los países con excedentes financiarían a los
países deficitarios, vía una transferencia de sus excedentes, de esta manera se
tendría la ventaja de hacer crecer la demanda mundial y de evitar la deflación,
lo que finalmente sería beneficioso para todos los países.
La clave de esta
propuesta era que los países acreedores y los deudores estarían obligados a
mantener una balanza comercial equilibrada y, en caso de incumplimiento, a
pagar intereses sobre la diferencia; de los gobiernos dependerían las medidas
para mantener una cuenta cero. El plan era lógico: los intereses comerciales
más poderosos no podrían distorsionar la balanza comercial y los ciudadanos de
un país cuyo sector productivo fuera fuerte no perderían los resultados
materiales de sus esfuerzos por causa de una exportación ininterrumpida de los
productos que fabrican.
¿Por qué no se impuso
este plan?. Porque EE.UU. al final de la guerra poseía el 80% de las reservas
mundiales de oro y era un país fuertemente acreedor y no quería estar obligado
a gastar su superávit comercial en los países deudores, por lo que este plan no
convenía a sus intereses y aprovechando su mayor influencia política y la
situación vulnerable de sus aliados británicos, necesitados de créditos
estadounidenses para superar la guerra presionó para que el plan británico
fuera rechazado imponiendo, a cambio, su propio plan determinando las cuotas de
los países miembros del Fondo Monetario Internacional que se asocia al poder de
votación y control.
¿Y porque a los
socialistas les atrae el plan de Keynes?. No es novedad si decimos que la
propuesta keynesiana parte de la base de que, a nivel global, el sistema de
intercambios es un sistema cerrado, es decir, que el valor agregado de las
importaciones de todos los países es igual al valor agregado de las
exportaciones de todos los países. Por lo tanto, tan desequilibrado está el
país que continuadamente sufre un déficit en su balanza comercial, que le hace
propenso a sufrir una crisis de balanza de pagos, como el que permanentemente
disfruta de un superávit. Y, más aún, la solución de esos desequilibrios externos
estructurales debería ser consecuentemente cosa de todos, pues tan problemático
debería ser el superávit estructural de unos como el déficit estructural de
otros.
La conclusión del plan
Keynes es que, no es posible a nivel global, que haya algunos países con
excedentes sin que haya necesariamente otros con déficit; ambas cosas son las
dos caras de una misma moneda. Así consideran que es absurdo que, en las crisis,
solo deban ajustarse los países deudores por medio de políticas activas en pro
del ajuste externo porque ello contrae los intercambios internacionales y la
actividad económica a nivel global, obligando así a que los países acreedores
se ajusten también pasivamente. Por lo tanto, la propuesta de creación de una
cámara de compensación es positiva porque penaliza también a los países con superávit
estructural.
Es decir, por la
irresponsabilidad de unos pocos deben ser castigados todos o nadie debe hacerse
responsable de sus propias acciones o todos debemos responsabilizarnos de lo
que hacen los demás. Equivale a pensar que todos somos responsables de que un criminal
robe y asesine. Es pura ilusión, puro intervencionismo, pura ingeniería social.
Los socialistas tienen la ilusión de que con el Plan Keynes si podrán controlar
los efectos mundiales de las crisis económicas, castigando a todos por igual.
Pero, el Plan Keynes implica
cambiar una institucionalidad mundial por otra más de distinto enfoque. Es más
de lo mismo, porque ni el Plan Keynes ni la institucionalidad actual son la
clave para evitar reducciones graves y permanentes del bienestar económico. Es más,
tenemos la certeza de que son la causa de la profundización de las recesiones
porque la centralización de las decisiones genera efectos que se multiplican por
el sistema de una manera explosiva.
La clave está en no
continuar implementando una institucionalidad mundial centralizadora e
ineficiente; se debe volver a sistemas más cercanos a las personas, más humanos,
más pequeños, menos globales, menos concentrados. En finanzas, existe el principio
de “no poner todos los huevos en la misma canasta” que es una expresión popular
entre los inversionistas para expresar el peligro de concentrar las inversiones
en los mismos títulos, ya que el riesgo es mucho mayor. De ahí que los
analistas financieros recomienden diversificar.
¿Por qué, entonces, se
acepta la concentración institucional de nivel mundial en los ámbitos políticos,
financieros y comerciales con la ONU, FMI, Banco Mundial y OMC?, ¿Por qué no se
diversifican las instituciones a nivel mundial?, ¿Qué tienen de positivo estas instituciones
de nivel global gobernadas por los intereses de los más fuertes?, ¿no sería
mejor reducir, poco a poco, sus discrecionales ámbitos de acción y darle paso a
instituciones más pequeñas, locales y sectoriales?.
La clave para enfrentar
los ciclos mundiales no pasa por tener nuevas instituciones globales enormes
sino por reducir el tamaño de las instituciones globales existentes, porque de
esa manera se diversifican los riesgos y los ciclos se hacen más controlables y
de reducido impacto. Una zona geográfica cae, y otra sube; los recursos se
mueven de un sector a otro, sin trabas ni restricciones.
En realidad, los
ciudadanos deben retomar el control sobre los políticos de matriz socialista que
promueven estas grandes instituciones mundiales que solo aumentan la concentración
e impiden que la libertad, en los ámbitos políticos, comerciales y financieros se
sostenga. ¿Será posible cambiar la manera de pensar de los políticos socialistas?.
Solo importa cambiar la mentalidad de las personas para que no voten por estos
políticos de mentalidad estrecha y pobre.
PANORAMA Liberal
Domingo 2 Junio 2013
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