La Nueva Mayoría, los nuevos Brutos de la política chilena posan orgullosos y sonrientes...¿lo estarán dentro de algunos años más cuando sus nefastas ideas solo procreen pobres y más pobreza? |
Ha surgido un nuevo pacto político, la Nueva Mayoría, agrupación que agrupa a toda la izquierda, desde la DC hasta los comunistas. Y así se han denominado: la Nueva Mayoría, ¿una nueva mayoría?. Es un nombre que parece mostrar el ADN izquierdista al creer que las mayorías deben imponerse a toda costa. Los izquierdistas, después de la caída del Muro de Berlín, se han declarado fanáticos de dos conceptos: el progreso (por eso, algunos se denominan “progresistas” y la democracia (por eso, son demócratas dogmáticos).
Este fanatismo por la
democracia los ha llevado a intentar lograr el poder a toda costa con el fin de
imponer su nefasto ideario, Por eso, esta “nueva mayoría” ha radicalizado las opiniones
y propuestas de sus presidenciables como volver al sistema de reparto en
materia previsional para que todos se hagan responsable de todos; crear una AFP
estatal para mejorar las pensiones, otorgar gratuidad universal en una
educación que nadie valora, crear una asamblea constituyente para dar vida a
una Constitución más adecuada a los fines de la izquierda, aumentar los
impuestos para financiar todo lo anterior, etc.
Los totalitarismos socialistas
experimentados durante el pasado siglo XX son el mejor y más dramático ejemplo
de lo que sucede cuando no se detienen a tiempo ciertas ideas que, llevadas a
sus últimas consecuencias, resultan destructivas a nivel individual y grupal. Por
eso, estas “nuevas mayorías” no son más que una nueva radicalización que tiene
fines claramente predecibles dado que estamos en época de elecciones…
LA MALDICIÓN DE LA MAYORÍA
En su libro Filosofía
Mínima, (páginas 56-58), José Ramón Ayllón plantea una serie de conceptos que
vale la pena repetir aquí para reponer en el ideario el enorme peligro que significa
entregar el poder a las mayorías aunque sean democráticas.
Plantea Ayllón que “el pensamiento de la mayoría no es criterio
de verdad. Si la verdad es el reconocimiento de la realidad, no lo es necesariamente
la opinión de la mayoría, ni el común denominador de diferentes opiniones. Por
eso, esgrimir como supremo argumento lo que hace o piensa la mayoría de la
gente, puede ser una excusa o una coartada, pero no un argumento sólido.
Además, invocar la mayoría como criterio de verdad equivale a despreciar la
inteligencia…
Unas palabras de Fromm lo expresan con lucidez: "El
hecho de que millones de personas compartan los mismos vicios no convierte esos
vicios en virtudes; el hecho de que compartan muchos errores no convierte éstos
en verdades; y el hecho de que millones de personas padezcan las mismas formas
de patología mental no hace de estas personas gente equilibrada"…
Es un gran error confundir la verdad con el hecho puro y
simple de que un determinado número de personas acepten o no una proposición.
Si se admite esa identificación entre verdad y consenso social, cerramos el
camino a la inteligencia y la sometemos a quienes pueden crear artificialmente
ese consenso con los medios que tienen a su alcance. Adoptar de forma acrítica
una postura mayoritaria equivale a pensar que ya no existe la verdad, y que se
debe considerar como tal aquello que decide quien tiene poder para imponer
mayoritariamente su opinión…
En la versión de Shakespeare, vemos que el discurso de Bruto
para justificar ante el pueblo romano el asesinato de Julio Cesar, es
plenamente convincente: el pueblo, en efecto, es convencido. Nada hace pensar
que nosotros no hubiéramos aplaudido igualmente a Bruto, y eso es lo
inquietante. De hecho, hemos de reconocer que aceptamos e incluso defendemos
acaloradamente los sofismas de muchos Brutos intelectuales y políticos de
nuestros días…
También comprobamos que la mentira se puede imponer de muchas
maneras, y no sólo con la complicidad de los grandes medios de comunicación.
Sin ellos, con la eficacia de lo que se transmite boca a boca
sin tregua, alcanzó a Sócrates hace más de dos mil años:
"Sí, atenienses, hay que defenderse y tratar de
arrancaros del ánimo, en tan corto espacio de tiempo, una calumnia que habéis
estado escuchando tantos años de mis acusadores. Y bien quisiera conseguirlo…mas
la cosa me parece difícil y no me hago ilusiones… Intrigantes, activos,
numerosos, hablando de mí con un plan concertado de antemano y de manera
persuasiva, os han llenado los oídos de falsedades desde hace ya mucho tiempo,
y prosiguen violentamente su campaña de calumnias."
Sócrates representa la situación del hombre aislado por
defender verdades éticas fundamentales. Pertenece a esa clase de hombres
apasionados por la verdad e indiferentes a las opiniones cambiantes de la
mayoría. Hombres que comprometieron su vida en la solución a este problema
radical: ¿Es preferible equivocarse con la mayoría o tener razón contra ella?
Las mayorías son un dudoso criterio de verdad porque en su
alimento intelectual abundan los tópicos, ideas simples que gozan de gran
aceptación. Son tópicos el trabajo eficiente de los japoneses, la perfección
técnica de los alemanes, el buen fútbol brasileño, el humor inglés, la gracia
andaluza, y otros muchos. Su éxito consiste en expresar sencillamente una idea
sencilla. Sin embargo, una idea sencilla también puede ser falsa: para muchos
norteamericanos, los españoles somos toreros o guitarristas, y todas las
españolas bailan flamenco.
Adoptar de forma acrítica una postura mayoritaria equivale a
pensar que ya no existe la verdad. Normalmente la realidad es compleja, difícil
de racionalizar en esquemas simples, pero los medios de comunicación y las
campañas publicitarias necesitan simplificarla para hacerla comprensible al
gran público: así triunfan a veces esas ideas ridículamente caricaturescas. El
problema surge cuando se transmiten altos contenidos culturales o éticos,
porque entonces la simplificación a costa de la verdad suele acarrear
peligrosas consecuencias. Así, por ejemplo, el marxismo hizo creer que todo
obrero era una persona noble por el hecho de ser obrero, y que todo empresario
era odioso por la misma razón. Era una simplificación de la lucha de clases. También
simplifica quien equipara el consumo de drogas blandas con el mero hábito de
fumar; o el que identifica política y corrupción, deporte de elite y doping,
etc.
Como se ve, muchos tópicos se encuentran en los cimientos de
la cultura media ambiental, y suponen un alimento intelectual de fácil
digestión. Por ello, en la medida en que expresan errores o medias verdades, su
nivel de aceptación es equivalente a su nivel de manipulación. Los tópicos han
existido siempre, pero actualmente se diría que su proliferación parece
producida por una poderosa multinacional…”
LA NUEVA MAYORÍA SOCIALISTA COMO LOS NUEVOS BRUTOS
Sabias y sensatas
palabras las de Ayllo pero que los socialistas no consideran puesto que ellos
creen que el pensamiento de la mayoría es criterio de verdad. Por eso, esgrimen
como supremo argumento lo que hace o piensa la mayoría de la gente…
Los socialistas creen que
Fromm está equivocado puesto que el hecho de que millones de personas compartan
los mismos vicios, convierte esos vicios en virtudes; el hecho de que compartan
muchos errores, los convierte en verdades; y el hecho de que millones de
personas padezcan las mismas formas de patología mental, los hace personas equilibradas…
Los socialistas
consideran que es una virtud el considerar a la verdad con el hecho puro y
simple de que un determinado número de personas acepten o no una proposición. Y
si se admite esa identificación entre verdad y consenso social, no se cierra el
camino a la inteligencia ni se la somete a quienes pueden crear artificialmente
ese consenso con los medios que tienen a su alcance. Por eso, adoptar de forma
acrítica una postura mayoritaria equivale a pensar que es la verdad, y que se
debe considerar como tal aquello que decide quien tiene poder para imponer
mayoritariamente su opinión…
Recordemos la versión de
Shakespeare respecto del discurso de Bruto para justificar ante el pueblo
romano el asesinato de Julio Cesar…
DISCURSO DE BRUTO Y MARCO ANTONIO TRAS LA MUERTE DE JULIO CÉSAR.
DE SHAKESPEARE.
Bruto y Marco Antonio se dirigen al pueblo, inmediatamente
después del magnicidio.
(Entran Bruto y Casio y una turba de ciudadanos.)
Ciudadanos: ¡Queremos que se nos dé una explicación! ¡Que se
nos explique!
Bruto: Pues seguidme y escuchad, amigos. Casio, id a la calle
contigua y dividid la multitud. Los que deseen oírme, quédense aquí. Los que
deseen acompañar a Casio, vayan con él, y se expondrán públicamente las razones
de la muerte de César.
Ciudadano primero: Yo quiero oír hablar a Bruto.
Ciudadano segundo: Yo, a Casio, y así comparar sus razones
cuando hayamos oído separadamente a uno y otro.
(Sale Casio con algunos ciudadanos. Bruto ocupa la tribuna.)
Ciudadano tercero: ¡El noble Bruto ocupa la tribuna!
¡Silencio!
Bruto: Tened calma hasta el fin. ¡Romanos, compatriotas y
amigos! Oídme defender mi causa y guardad silencio para que podáis oírme.
Creedme por mi honor y respetad mi honra, a fin de que me creáis. Juzgadme con
vuestra rectitud y avivad vuestros sentidos para poder juzgar mejor…
…Si hubiese alguno en esta asamblea que profesará entrañable
amistad a César, a él le digo que el afecto de Bruto por César no era menos que
el suyo…
…Y si entonces ese amigo preguntase por qué Bruto se alzó
contra César, ésta es mi contestación: "No porque amaba a César menos,
sino porque amaba más a Roma."…
…¿Preferiríais que César viviera y morir todos esclavos a que
esté muerto César y todos vivir libres?...
…Porque César me apreciaba, lo lloro; porque fue afortunado, lo
celebro; como valiente, lo honro; pero por ambicioso, lo maté. Lágrimas hay
para su afecto, gozo para su fortuna, honra para su valor y muerte para su
ambición…
…¿Quién hay aquí tan abyecto que quisiera ser esclavo? ¡Si
hay alguno, que hable, pues a él he ofendido! ¿Quién hay aquí tan estúpido que
no quisiera ser ro mano? ¡Si hay alguno, que hable, pues a él he ofendido!
¿Quién hay aquí tan vil que no ame a su patria? ¡Si hay alguno, que hable, pues
a él he ofendido! Aguardo una respuesta.
Todos: ¡Nadie, Bruto, nadie!
Bruto: ¡Entonces, a nadie he ofendido! ¡No he hecho con César
sino lo que haríais con Bruto! Los motivos de su muerte están escritos en el
Capitolio. Su gloria no se amengua, en cuanto la merecía, ni se exageran sus
ofensas, por las cuales ha sufrido la muerte.
(Entran Antonio y otros con el cuerpo de César.)
Aquí llega su cuerpo, que doliente conduce Marco Antonio,
que, aunque no tomó parte en su muerte, percibirá los beneficios de ella, o sea
un puesto en la República. ¿Quién de vosotros no obtendrá otro tanto? Con esto
me despido, que, igual que he muerto a mi mejor amigo por la salvación de Roma,
tengo el mismo puñal para mí propio cuando plazca a mi patria necesitar mi
muerte.
Todos: ¡Viva Bruto! ¡Viva, viva!
Ciudadano primero: ¡Conduzcámoslo en triunfo hasta su casa!
Ciudadano segundo: Erijámosle fina estatua, como a sus
antepasados.
Ciudadano tercero: ¡Nombrémoslo César!
Ciudadano cuarto: ¡Lo mejor de César será coronado en Bruto!
Ciudadano primero: ¡Llevémoslo a su casa entre vítores y
aclamaciones!
Bruto: ¡Compatriotas...!
Ciudadano segundo: ¡Callad! ¡Silencio! Habla Bruto.
CALLEN CIUDADANOS, HABLAN LOS NUEVOS BRUTOS, LA NUEVA MAYORÍA
Así son los nuevos Brutos,
los fanáticos de las mayorías que no tienen capacidad de juicio y son capaces
de engatusar a las personas con palabras falsas para justificar las peores estupideces
como volver al sistema de reparto en materia previsional para que todos se
hagan responsable de todos; crear una AFP estatal para mejorar las pensiones, otorgar
gratuidad universal en una educación que nadie valora, crear una asamblea
constituyente para dar vida a una Constitución más adecuada a los fines de la
izquierda, aumentar los impuestos para financiar todo lo anterior, etc.
Estos Brutos socialistas son
muy convincentes, y resulta difícil pensar que alguien no pueda aplaudir tales
propuestas…En realidad, el problema más grave es que ya no pensamos con
claridad y solemos aceptar o defender en forma acalorada muchos sofismas emitidos
por innumerables socialistas, Brutos intelectuales y políticos de nuestros
días…
Al igual que Sócrates
necesitamos hombres y mujeres que sean apasionados por la verdad e indiferentes
a las opiniones cambiantes de las mayorías circunstanciales; personas que sepan
leer los efectos de corto plazo y de largo plazo de las políticas que los
Brutos presentan a todos. Por eso, una persona libre y responsable cuando se
enfrenta a la pregunta de si es preferible equivocarse con la mayoría o tener
razón contra ella, prefieren la segunda opción. La primera, es la opción de los
esclavos y de los débiles mentales.
Y eso es la Nueva Mayoría
izquierdista, los nuevos Brutos.
PANORAMA Liberal
Sábado 29 Junio 2013
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