Para ser un buen político se deben seguir los principios de la propaganda nazi, ¿los puede reconocer? |
Está finalizando el año,
y solo hay un consenso claro en todo el mundo: el desprestigio creciente de la
clase política. Muchos ciudadanos, a lo largo y ancho del planeta, les culpan
por las tragedias que están viviendo y no dejan de tener razón, porque con la mentalidad
socialista que les sostiene en el poder han ayudado a construir un sistema
irracional, basado en Estados asistencialistas con los peores estándares éticos
y que tiene poquísimas opciones de ser revertido…Los seres humanos funcionan en
base a estímulos por lo que revertir la situación en política es difícil, en
especial, si se considera que la verdadera solución es que los actuales
políticos desaparezcan de la faz del planeta y vuelvan a sus guaridas y antros
de los cuáles no debieran haber salido nunca. La solución está en devolver el
poder a los ciudadanos e impedir el surgimiento de “políticos profesionales”
que son los que dan vida a “la clase política”.
Lo paradójico es que son
las mismas personas las que votan una y otra vez por estos políticos, validándolos
como opciones y permitiéndoles extender sus garras en Estados, cada vez más
enormes e influyentes. ¿Cómo es posible que muchas personas en el planeta aún
confíen en el Estado –y en los que los administran- como el “gran solucionador”
de los problemas que nos aquejan?. Porque de aquí viene el poder que detentan
los políticos: nos venden la idea continua que ellos si podrán cuando otros han
fracasado. Por eso, los Estados modernos son enormes máquinas construidas bajo
la precepción de que están destinadas a “mejorar el bienestar” ciudadano pero
terminan siendo todo lo contrario.
Los políticos y los
burócratas que ellos eligen han sido los principales responsables de
implementar Estados asistencialistas y paternalistas que intervienen la vida de
las personas por medio de sistemas y organizaciones que se terminan alejando de
los intereses de las personas al burocratizar gran parte de las actividades
humanas….Piense un poco, ¿en qué área de su actividad personal actual no
interviene un burócrata estatal?.
Los políticos, sus
hijastros burócratas y los Estados que han armado nos han complicado la vida de
una manera impensada. Ya no podemos hacer nada sin que nos autoricen para
ello….Por ejemplo, ¿quiere viajar?…debe tener pasaporte emitido por el Estado; ¿quiere
trabajar?...debe tener una licencia estatal; ¿quiere emprender?…debe tener el
permiso del Estado; ¿quiere casarse?...debe solicitar permiso al Estado;
¿quiere morirse?...debe hacerlo bajo las condiciones fijadas por el Estado…etc.
Hemos dicho que son los
mismos ciudadanos los más afanados en que el Estado continúe interviniendo en
sus vidas, y por eso siguen votando por los mismos políticos que hacen las
mismas campañas para seguir en el mismo lugar. Muchos creen que no existen
otras opciones. Con todo, sentimos que algo debe cambiar, pero no será fácil, en
base a las dos razones que expondremos…
LOS POLÍTICOS SON UNA EXTENSIÓN DE LA SOCIEDAD
La primera razón del desprestigio
de los políticos es que…¡son como nosotros, con nuestros propios vicios y
virtudes!...Es decir, como surgen de las agrupaciones de personas y las
representan, no solo políticamente sino que éticamente, actúan como muchos
quisieran hacerlo pero que no pueden decir. Esto es lo terrible.
Siempre nos desagrada que
alguien se vista como nos vestimos, que hable como hablamos nosotros, que nos
imite, pero lo que lo más nos desagrada es que alguien descubra los sucios
esqueletos en nuestros clósets…¡esta es la verdadera razón de fondo…los
políticos nos muestran como somos en realidad!. Por ejemplo, durante décadas se
ha dicho que Chile “es el país menos corrupto de América Latina” y nos sentimos
orgullosos de ello, pero esto es solo una señal de cuan hipócritas somos. Sin
embargo, nos cuesta reconocerlo; los políticos no son una especie de alienígena
surgida del espacio exterior, sino que son una extensión de nuestras propias
capacidades y debilidades.
Eso no nos agrada. No nos
agrada que todos descubran que no somos lo que les decimos a los demás que
somos…
LA PROPAGANDA, EL GRAN ARMA DE LOS POLÍTICOS
La segunda razón para que
los políticos apesten en todo el mundo es que todos saben que nos mienten
siempre, pero aún así no tenemos otra opción que seguir votando por ellos.
Sabemos que han armado un sistema político que les otorga enormes privilegios
para el poco esfuerzo que hacen; sabemos que se creen especialmente dotados
para liderar el progreso de nuestras sociedades; se declaran “servidores
públicos” pero sabemos que muchos de ellos se sirven de lo público para sus
propios fines personales…Y sabemos que se sirven de la propaganda para
mantenerse en el poder…
El legado del decálogo de
la propaganda nazi está completamente vigente en el día de hoy de tal modo que
muchos creen que nuestro sistema político sucumbiría sin el. Podemos verlo a
diario en las discusiones políticas y en los argumentos emitidos por los
políticos para intentar justificar sus posiciones. Pareciera que todo estuviera
armado para que prestemos atención a problemas triviales y sin importancia,
dejando de lado los verdaderos problemas que nos afligen. Y, así, los políticos
de todos los colores nos siguen embaucando con discusiones sin importancia
mientras nos aumentan los impuestos y reducen nuestros espacios de decisión so
pretexto de que “están defendiendo nuestros derechos”.
Por eso, en Chile la
estúpida-inteligente clase política está pendiente de la probable participación
en las próximas elecciones de una inepta señora muy simpática, mientras, los
mellizos de la derecha se preparan para comenzar una aventura sin destino; otros
centran la discusión en modificar la Constitución; otros, en modificar el
sistema binominal, etc…
Y si, a lo anterior, se
le añade una prensa obsequiosa y periodistas ideologizados o mal preparados
intelectualmente, tenemos el caldo preciso para que se instalen en la opinión
pública ideas y conceptos errados. Todo se manipula, y se presenta como
convenga a los intereses de turno, violando la objetividad en cada momento.
Algunas personas, hace tiempo ya, que leen la prensa pensando que lo que leen
es falso o una verdad a medias…
En estos días de fin de
año, y para prepararnos para un 2013 eleccionario conviene recordar el decálogo
que escribió Joseph Goebbels, ministro de propaganda nazi que tan bien aplican todos
nuestros políticos actuales y olvidan los ineptos de la prensa dócil para
abusar de un electorado que solo vive para el pan y el circo.
PRIMER PRINCIPIO: Un
buen político simplifica su discurso al máximo definiendo un único enemigo.
La clave de este
principio es adoptar una única idea, un único símbolo, que pueda ser posicionado
en las mentes de las personas que, después de cierto tiempo, lo asumirán sin
cuestionarlo. Además, siempre debe individualizar a su adversario como un único
y preciso enemigo. Por eso, en el problema de la educación, la izquierda solo habla
del “lucro” como la si fuera la gran bestia de los infiernos. Así se simplifica
el discurso y permite que las mentes sean engañadas.
Enseñanza: “Busca una
idea básica, sencilla y fácil de explicar”
SEGUNDO PRINCIPIO: Un
buen político debe reunir a sus adversarios en una solo categoría.
No conviene que un
político tenga muchos enemigos; debe agruparlos bajo una categoría única con el
fin de poder atacarlos con mucha mayor facilidad. La simplicidad es la llave. Por
eso, para la izquierda todos sus adversarios son de “derecha” y/o “fascistas”.
Enseñanza: “No tengas
múltiples adversarios; basta solo uno”.
TERCER PRINCIPIO: Un
buen político jamás reconoce sus fallos y errores.
Un político no puede ser
honesto porque eso acarrea demasiados costos de largo plazo. Además, la gente
tiene una memoria de corto plazo. Por eso, siempre se deben responder los
ataques con ataques, cargando al adversario con los propios errores o defectos.
Enseñanza: “Si no puedes
negar las malas noticias, inventa otras que las distraigan”.
CUARTO PRINCIPIO: Un
buen político exagera y desfigura las buenas y las malas noticias.
No es verdad que a un
político le disgusten las malas noticias (suponiendo que las buenas noticias
son preferibles) porque son una magnífica oportunidad para mostrar sus dotes de
embaucador, exagerando y desfigurando la noticia para sus propios fines. Por
ejemplo, no es verdad que el Transantiago esté mal diseñado e implementado, es
culpa de la empresa privada egoísta y avariciosa…
Enseñanza: “Convierta las
malas noticias, por pequeñas que sean, en una buena noticia para usted”.
QUINTO PRINCIPIO: Un
buen político debe ser vulgar.
Los políticos no pueden
ser personas de élite ni sofisticadas; deben ser vulgares, porque deben
ajustarse al nivel promedio de las masas de modo de dirigirse a ellas por medio
de un mensaje sencillo y sin adornos. Por eso, los políticos de élite ya no existen
porque la élite genera pocos votos. Ahora, interesa la vulgaridad y el lenguaje
soez, y ojalá aparecer en las portadas de La Cuarta (periódico popular) una vez
a la semana.
Enseñanza: “Toda
propaganda debe ser popular, adaptando su nivel al menos inteligente de los
individuos a los que va dirigida. Cuanto más grande sea la masa a convencer,
más pequeño ha de ser el esfuerzo mental a realizar. La capacidad receptiva de
las masas es limitada y su comprensión escasa; además, tienen gran facilidad
para olvidar”.
SEXTO PRINCIPIO: Un
buen político debe ser un buen orquestador de poquísimas ideas.
Cada político debe
definir las ideas centrales de su discurso y repetirlas hasta el cansancio en
todas las formas posibles; no debe temer que aburrirán porque las masas no
tienen tiempo para atender argumentos muy complejos. Por eso, un buen político
debe ser un orquestador para generar melodías de tan escasas notas…Así, todo lo
que pasa en el mundo es culpa del lucro…
Enseñanza: “La propaganda
debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente,
presentadas una y otra vez desde diferentes perspectivas pero siempre
convergiendo sobre el mismo concepto. Sin fisuras ni dudas…Si una mentira se
repite suficientemente, acaba por convertirse en verdad”.
SÉPTIMO PRINCIPIO: Un
buen político debe ser un creador de nuevas noticias e informaciones.
El público debe ser
atiborrado con nuevas informaciones y argumentos con el fin de impedir que los
adversarios tomen el control de la discusión. Siempre hay que emitir informaciones
a un ritmo tal que cuando el adversario responda el público esté ya interesado
en otra cosa. El objetivo es que las respuestas del adversario sean
insuficientes como para contrarrestar el nivel creciente de acusaciones.
Enseñanza: “Crea noticias
e informaciones en forma permanente con el fin de impedir que el adversario
responda cada una de ellas, y asuma el control de la discusión”.
OCTAVO PRINCIPIO: Un
buen político busca que sus argumentos validen al Estado como la gran respuesta.
Todos saben que los
políticos mienten, por eso que buscan la credibilidad y la congruencia de sus
afirmaciones buscando fuentes diversas o fragmentarias. La clave de todo es la
construcción de un universo único, construido por años de inocular argumentos a
su favor que les permita continuar ampliando ese mundo virtual. En nuestro
caso, han construido la creencia de un universo sostenido por el Estado. Por
eso, cualquier cosa adquiere credibilidad si se dice “que el Estado es
responsable.”
Enseñanza: “Construir
argumentos de fuentes diversas que validen la teoría de que el Estado es la
clave”.
NOVENO PRINCIPIO: Un
buen político silencia lo que no le conviene usando la prensa o matando al
mensajero.
Cuando surgen cuestiones sobre
las cuales no se dispone de argumentos sólidos, se debe distraer a la opinión
pública por medio de la prensa favorable o matando al mensajero. Y si las
noticias favorecen al adversario se deben disimular por los mismos medios. Por
eso, los éxitos de un gobierno siempre son fracasos para los opositores.
Enseñanza: “Silencia lo
que no le conviene usando la prensa o matando al mensajero”.
DÉCIMO PRINCIPIO: Un
buen político usa y abusa de la mitología.
Por regla general, los políticos
prosperan cuando operan a partir de un sustrato social preexistente, ya sea una
mitología nacional o un complejo de odios y prejuicios tradicionales. En otras palabras,
todos los argumentos que difunde se arraigan en actitudes y prejuicios primitivos
que subyacen en las sociedades. Por ejemplo, los empresarios son avariciosos y
buscan su propio beneficio abusando de los más pobres y débiles…¿ha escuchado
antes este argumento?.
Enseñanza: “Diga y haga
cosas que están relacionados con los mitos nacionales”.
DÉCIMO PRIMER
PRINCIPIO: Un buen político es fanático de la unanimidad o, en su defecto, de
las mayorías.
Los “buenos políticos”
son fanáticos de las mayorías porque creen que la sabiduría global es la clave
para aumentar el bienestar individual. Algunos incluso defienden la teoría de
la “Espiral del silencio”, de la socióloga alemana Elisabeth Noelle-Neuman, que
plantea que es posible afectar la voluntad general de las personas si se les
induce en la creencia de que formarán parte del bando vencedor y evitar así el
aislamiento.
Todos desean evitar la
soledad en la sociedad lo que explica muchos de los procesos sociales. Así,
cuando se llega a convencer a mucha gente que se piensa “como todo el mundo”, se
crea una impresión de unanimidad.
Enseñanza: “Siempre argumente
que lo que propone es “democrático””.
***
Es realmente sobrecogedor
ver lo vigente que sigue hoy en día este decálogo de propaganda nazi. Es más,
el sistema político de nuestro país se hundiría de no ser por este famoso
decálogo, lo que podemos ver a diario en la discusión respecto de la educación,
los mapuches, la salud, etc.
Todo parece estar preparado
para que el público se preocupe de temas triviales –como ir o no al próximo mundial
de fútbol- que unos pocos desean y que se convierten en la principal
preocupación en lugar de preocuparnos por cosas que nos afectan a todos
directamente en mucha mayor medida.
El público sigue
durmiendo la siesta de los indiferentes, a no ser que les toque a ellos. Es
normal levantarse cuando llaman a la puerta, pero debemos elegir a los carteros
correctos porque no vaya a ser cosa que la próxima vez que llamen, ya no
podamos volver.
PANORAMA Liberal
Viernes 28 Diciembre 2012
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