En una reciente encuesta se encontraron resultados que no sorprenden. De los encuestados, “la mayoría está de acuerdo o muy de acuerdo en que el Estado tenga empresas de utilidad pública (71,6%); que exista una AFP estatal (67,2%); que aumenten los bancos estatales (65,7%) y que el transporte público esté en manos de una empresa estatal (58,1%)…, la mayoría de los encuestados (52,9%) dijo ser partidario de que todas las universidades pasen a manos del Estado y de que exista una cadena de supermercados estatal (51,9%)”.
Nuestra sociedad muestra una alta confianza en una ficción legal que históricamente ha sido más una máquina de explotación para fines privados que una máquina de justicia y bienestar.
Chile, históricamente, ha tenido Estados fuertes. Solo pensemos que este escuálido territorio estaba plagado de bandas de indígenas sin organización central y el gran aporte de los españoles fue poner la autoridad en el centro de la actividad política. Desde ese momento asumimos al Estado como una verdad indiscutida en nuestras vidas hasta el día de hoy.
Vamos a completar dos siglos de construir una nacionalidad basada en un fuerte Estado y aún no logramos dar el salto de Calidad como para jugar en la primera división mundial. Y la razón es clave: excesivo Estado asistencialista y clientelista, y poco desarrollo a nivel de las personas.
Las familias crecen y se desarrollan cuando las personas que la componen crecen y se desarrollan. Comenzar un pequeño negocio en el Chile de hoy cuesta entre 2 a 3 meses de papeleos y entre $500.000 a $3.000.000 en promedio, y sin espacios de desarrollo para las personas con iniciativa nos debatimos respecto de políticas macro relativas al empleo y financieras.
Para que Chile crezca, las personas individuales deben crecer. Los colectivos son el paso necesario para el desastre, pero seguimos esperando del Estado los apoyos necesarios a nivel individual pero que se entregan a nivel grupal. Cuando una persona reclama nada pasa; cuando muchas reclaman, todo pasa y esa es la diferencia.
Los Estados fuertes y centralizadores son la consecuencia cultural de malas decisiones tomadas en el pasado. Pensamos que eran parte de la solución pero, en realidad, son el problema. Disponer de un Estado Cero Limitado otorgará más poderes a las personas que podrán utilizar para transformar la sociedad en algo más vivible para ellos y para todos.
viernes, 26 de diciembre de 2008
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2 comentarios:
Lei esa noticia cuando salió y me pareció una muestra simbólica del antiliberalismo genético de la sociedad chilena.
Cualquier reforma liberal en Chile debe partir asumiendo que la sociedad chilena no la asimilará como lo harían los irlandedes o neozelandeses. Por lo mismo, un Partido genuinamente Liberal lo tendrá imposible si se propone implementar el Estado Mínimo o proponer medidas demasiado radicales. Eso lo tienen más que claro en la derecha, en donde conocen muy bien la obra de personajes como Friedman o Hayek, pero también conocen muy bien el estatismo del pueblo chileno a la hora de votar.
Interesante que hayan más blogs liberales chilenos, pero espero que continues escribiendo. Yo igual partí con la idea de escribir sobre liberalismo para la realidad chilena, pero por cosas de tiempo y motivación lo he terminado haciendo de manera muy inconstante.
Saludos.
@Panorama Liberal (PL): Espero que por "Estado fuerte" se refieran a "Estado metido en todo". "Fuerte" suena a "eficiente", "util", "siempre necesario". Eviten darme un síncope.
En buen chileno, al buen chileno le gusta que lo mandoneen. Le gusta sentirse parte de un grupo, sin importar si ese grupo es de demagogos (izquierda) o de inconsecuentes (derecha) o de apaticos (centro). El individuo aqui no opiona, pero cuando lo hacen, generalmente le pegan un tiro (Esto no es solo una metafora, de verdad le pegan un tiro en la cabeza).
Ya veremos como la ciudadanía opina cuando estemos con Papito Estado hasta en la sopa.
@Pablo: Es que para eso está la Internet pues: para que los liberales podamos decir aquello que no se nos permite en público, porque nos tienen miedo y odio. Al final del día, somos lo peor de cada bando a los ojos del contrario.
Pero esa es la esencia del liberal: Pelear contra el establishment en beneficio incluso de aquellos que mas nos repudian.
Saludos a ambos.
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