UN ENFOQUE AUSTRIACO MODERNO DE LA REGULACIÓN ECONÓMICA.- por Karen Vaughn, George Mason University.
Traducido por Jose Luis Tapia
La introducción: La Perspectiva Austríaca
Los últimos veinte años se han visto como un florecimiento del trabajo de la tradición austríaca. Uno de los más importantes frutos ha sido precisar la diferencia entre la economía de la Escuela Austríaca y la Economía Neoclásica. En su nivel fundamental, los austríacos difieren de los economistas neoclásicos en los supuestos que ellos hacen sobre la naturaleza del problema económico. Considerando que la economía neoclásica ve la dificultad humana como un intento de aumentar al máximo la satisfacción de las necesidades ilimitadas ante los recursos limitados, los austríacos agregan que esa descripción de la observación hacen que los seres humanos lleven a cabo sus proyectos y planes ante la escasez de recursos; con tiempo e información limitada alrededor de ellos, promoviendo el progreso del mundo. Así, la economía austríaca es la economía de las necesidades y la escasez y también, del tiempo y la ignorancia.
Negándose a sustraer el tiempo y la ignorancia de la vida humana, los austríacos ofrecen una perspectiva diferente de la naturaleza de los mercados y del tema fundamental de la economía. Para los austríacos, la información limitada es una de las características necesarias en toda la acción humana; no es una "imperfección del mercado" sino un aspecto fundamental de vida humana. Los mercados son instituciones que les permiten a los individuos actuar con información limitada de manera que los llevan a aprender y a esparcir el conocimiento en la sociedad. La información imperfecta es una de las razones básicas para que la interacción del mercado sea útil. Pero el hecho de que las personas aprendan continuamente en sus relaciones de mercado, implica que los mercados son al mismo tiempo procesos continuados, donde ningún punto del extremo es discernible, sino que está implícito en los datos. Cada acto en el mercado cambia la constelación del conocimiento humano de tal manera que surgen nuevos planes y nuevas metas en los individuos. Para los austríacos, entonces, "la solución" de las condiciones de equilibrio es un ejercicio en vano. Las circunstancias continuamente cambiantes del conocimiento sobre los fenómenos del mercado da la posibilidad de llegar a un equilibrio más allá, incluso, de la rigidez. Para los austríacos, el problema central del análisis económico es entender cómo los seres humanos parcialmente ignorantes acostumbran a los mercados a cubrir sus limitaciones y sorprendentemente crean ordenadamente una economía (y un aumento de la riqueza).
Tal como veremos, esta negativa austríaca de apartar el tiempo y la ignorancia -no sólo implica una teoría positiva del proceso del mercado, sino también una crítica a la intervención gubernamental en las actividades del mercado. Esta crítica que ha surgido por mas de cien años de escritos de la tradición austríaca, se articula lo mejor en cuatro economistas austriacos del siglo veinte: Ludwig von Mises, Friedrich Hayek, Murray Rothbard e Israel Kirzner.
Ludwig von Mises y la Teoría de Intervencionismo
La postura austríaca respecto del intervencionismo gubernamental en la economía se ha desarrollado casi exclusivamente en contra de lo que son los intervencionistas: Primero, los marxistas y luego los planificadores y reguladores neoclásicos. En los albores de la escuela austríaca, Bohm-Bawerk era conocido por su oposición al Marxismo y, en general, por su liberalismo. El mismo Menger escribió poco sobre política económica, pero aparece en una reciente investigación como políticamente liberal. Sin embargo, el austríaco cuyo nombre es asociado para la mayoría con el liberalismo económico fue Ludwig von Mises, el segundo austríaco de la generación. De hecho, era Mises quien puso el curso del futuro enfoque austríaco de la política económica.
Las ideas de Mises, en relación al gobierno y la economía, crecieron directamente fuera de la crítica de socialismo que él empezó en 1920. En su artículo, ahora famoso, "El Cálculo Económico en la Comunidad Socialista," cuyo objetivo fue eclipsar a los marxistas ingenuos quienes creyeron que uno podía eliminar toda la propiedad, las transacciones del mercado, el dinero, y todavía, hacer decisiones de asignación racional en una economía compleja. [Vaughn, 1980] En sus críticas del socialismo [1920,1922, 1963], Mises contrastó lo que él llamó una economía pura de mercado con una economía centralmente planificada. Una economía pura de mercado señala que el papel del gobierno se limita a reforzar las reglas de la propiedad y de los contratos, mientras que, para una economía planificada, señala que la propiedad privada y el intercambio privado son completamente eliminados. Mises defendió que era imposible una planificacion pura porque sin propiedad privada e intercambios de mercado no habría precios para ayudar en el cálculo económico. Mientras su tesis fue reconocido por economistas socialistas (aunque el reconocimiento sólo sirvió intensificar sus esfuerzos para resolver el problema de planificación central), su ampliación de ese argumento del intervencionismo, o 'la economía del mercado obstruída" [1963, parte 6] fue recibido con menor aceptación.
Mises sostuvo que una intervención económica - o "economía mixta" - también era una estructura irracional, porque era fundamentalmente inestable. Cualquier intervención gubernamental originaría una respuesta por parte de actores individuales que tenderían a crear otro problema no advertido. Así, una intervención -que fue un medio para resolver un problema económico particular- sería por si mismo causa de otros problemas que requerirían más intervención. La introducción de sucesivas intervenciones para resolver problemas de intervenciones anteriores, produciría finalmente una economía demasiada obstruída por regulaciones dado que los precios de rnercado dejarían de llevar información útil al mercado, mientras que el calculo racional de las ganancias y pérdidas, sería imposible.
El argumento de Mises formaba parte de una teoría positiva mucho mayor sobre la importancia del cálculo monetario en relación a una economía compleja. [1963] Para parafrasear y quizás ampliar su argumento, parece decir que sólo pueden evaluarse comparaciones entre estrategias alternativas conocidas en el momento y las altemativas reales de mercado. Los costos realmente se evalúan dentro de un proceso de alineación de las alternativas previsibles y deseables. Sin embargo, las clasificaciones jerárquicas de la preferencia no existen aparte del acto de elegir. Sólo están en el proceso de evaluar las alternativas que los individuos pueden determinar, de lo que se prefiere a lo que es menos preferido y, elije opciones racionales. Este proceso no puede tener lugar en un hipótetico mundo. Exige el conocimiento de alternativas reales de mercado para ser viables. Pero, el mayor de las alternativas, de las dimensiones de elección, es el cálculo monetario para mantener un denominador común comparativo. Las implicancias son esas intervenciones del gobierno que harían los precios menos útil como alternativas reales en el cálculo económico.
Obviamente, la interferencia en el cálculo monetario tendría efectos negativos sistémicos. El dinero y el precio del dinero son las únicas herramientas disponibles para informar a los empresarios, si ellos están usando los recursos de acuerdo a la preferencias de las mayorías. Si los precios no pueden ser contados como un reflejo del consenso general entre las opiniones de los compradores y vendedores sobre el valor de los bienes y recursos, las ganancias y pérdidas llegarán a ser fiable como indicadores de buen y mal juicio económico. La intervención gubernamental en el intercambio privado de individuos sería por necesidad una distorsión de los precios y obstrucción de la actividad del mercado en alternativas ineficaces. Comulgó con su enfoque que las consecuencias imprevistas de la regulación provocaría más legislación para compensar los fracasos regulatorios inevitables, que llevó Mises a exigir que la opción estaba entre mercados libres o caos. [1963, p.86]
Hayek y el Conocimiento
El discípulo de Mises, Friedrich Hayek, aprendió bajo el tutelaje de Mises del escepticismo de la intervención económica gubernamental. Y, como Mises, el análisis de Hayek sobre la relación entre el gobierno y mercado surgió también su crítica a la planificación centralizada. En particular, el trabajo de Hayek en el debate del cálculo económico, lo llevó explorar la naturaleza y papel de conocimiento en el proceso del mercado. [1948, caps.2 y 4] Él dio énfasis a la naturaleza detallada, local y, a menudo tácita, del conocimiento económico y, defendió lo que calificó por ensayo y error, los experimentos del mercado para el conocimiento lo que los economistas tomaron por dado en sus modelos. La información es por naturaleza descentralizada e imperfecta: la competencia del mercado es necesaria para movilizar y hacer pública la información. La competencia, que Hayek defendió, es un proceso de descubrimiento que les permite a los seres humanos experimentar nuevas ideas y prácticas en un sistema que proporciona la retroalimentacion apropiada. [1978]
En el mismo contexto, Hayek examinó la naturaleza de la competencia y sostuvo que era más complejo y robusto de lo que los modelos convencionales de competencia perfecta señalaban. [1948,cap.5] La competencia real, que él defendió, involucra muchas más dimensiones que simplemente precio y cantidad; las empresas compiten en base a calidades del producto y servicios agregados, con el resultado que la demanda del consumidor no es sólo detectada por aumentos de los bienes, sino también, por la heterogeneidad entre los productos ofrecidos para su venta. Mientras que Hayek nunca se dirigió al problema de la regulación económica per se en su trabajo científico, sus ideas inspiraron a otro importante estudiante americano del círculo de Mises, Israel Kirzner, para desarrollar una teoría de los procesos del mercado que sería usada para lanzar una importante crítica a la teoría neoclásica de la regulación.
Murray Rothbard y la Economía Austriaca del Bienestar.
Mises y Hayek criticaron la intervención gubernamental cuyas bases pragmáticas es contraproducente. La política económica conduce a consecuencias imprevistas que hacen a todos, incluso a los intervencionistas, más pobres. Murray Rothbard, uno de los dos estudiantes prominentes de Mises en los EE.UU. (muy cerca de Mises, el austríaco que es muy asociado con la defensa del mercado libre) también creyó que la intervención gubernamental es contraproducente. Sin embargo, su crítica principal a la intervención descansó en la distinción entre la acción voluntaria e involuntaria. Las transacciones del mercado son pacíficas y "voluntarias". Al contrario, la regulación gubernamental es apoyada con armas y cárceles, y es, por consiguiente, "la economía de la violenta intervención en el mercado". [1962. Cap. 12]
Esta distinción que Rothbard señaló entre la acción violenta y voluntaria formó la base para una versión de la economía del bienestar que él llamó "la preferencia demostrada" [1956]. Siguiendo la teoría económica convencional, Rothbard defendió que las personas sólo comercian cuando ellas esperan ganar, dos partes que comercian deben ser siempre para aumentar su bienestar. Sin embargo, la intervención del gobierno siempre tiene el efecto de frustrar o alterar las condiciones de las dos partes que comercian entre sí, la intervención gubernamental como tal, reduce el bienestar. Nótese que ésta es una economía del bienestar que no hace ninguna referencia al proceso competitivo de largo plazo, pérdidas irrelevantes al monopolio, y más aún, de forma relevante, a las externalidades o los efectos de cualquier tipo a una tercera parte. Para Rothbard, como para Mises, tales ficciones teóricas fueron irrelevantes para evaluar el proceso de mercado. Ni Mises, ni Rothbard, alguna vez concedieron que hubiera aún en principio, fuese el caso, que las transacciones economicas fueran mejoradas por la intervención gubernamental. Yo creo que para la mayoría de los austríacos estarían de acuerdo con esta valoración.
Kirzner y el Proceso Empresarial del Mercado.
El caso neoclásico para la regulación económica está principalmente basado en los efectos de bienestar del monopolio. El bienestar es maximimizado en el largo plazo en un equilibrio perfectamente competitivo. Desde la existencia de elementos de monopolio generará el logro de la posición absolutamente competitiva, los economistas generalmente consideran al rnonopolio como un conejillo sujeto a cualquier tipo de regulación. La mayoría de las teorías regulatorias se preocupan de encontrar formas de limitar el monopolio natural y anticiparse a las empresas con poder monopólico que se comprometen en prácticas anti-competitivas. Mientras hay también una importante literatura que evalúa los costos y beneficios relativos de la regulación del monopolio, hay una pequeña interrogante de que el monopolio sea ineficiente, y cuando sea posible que los costes de monopolio sean bastante grandes, debe desalentarse o regularse.
En su libro de 1973, Competencia y Empresarialidad, Israel Kirzner construyó sobre el trabajo de Hayek el desarrollo de una teoría empresarial del proceso de mercado que puso en debate la teoría convencional de monopolio. En la perspectiva de Kirzner, en cualquier momento del tiempo, hay innumerables oportunidades de ganancias que son dejadas de aprovechar porque nadie las había descubierto. Los empresarios están en el negocio para advertir tales oportunidades y ganar con su aprovechamiento. Siendo así, ellos descubrieron el conocimiento previamente oculto para comercializar y extender su descubrimiento fuera del sistema. ¡Cada acto empresarial sirvió para revelar un desequilibrio previo y para aumentar el grado de coordinación en el mercado!. ¡Esta simple descripción del proceso empresarial estaba indistintamente en las definiciones estáticas convencionales del monopolio como un solo vendedor que enfrenta una curva de demanda inclinándose. Kirzner sostuvo que en el contexto dinámico que él asume, muchos de las empresas, sino la mayoría, fueran al principio sólo vendedoras. Ésta simplemente es el primer paso de un proceso competitivo dónde las subsiguientes etapas sacarían a los imitadores de esta empresa. Por otro lado, en un mercado competitivo, es también probable, incluso para las grandes empresas establecidas, enfrenten curvas de demanda absolutamente menos elásticas. Cuando Hayek había defendido, que la competencia real está en la diferenciación del producto, no en el producto homogéneo. Lejos de que refleja una pérdida de bienestar, tal "poder de monopolio" era una señal de un proceso competitivo vigoroso. El único monopolio que Kirzner estaba dispuesto a admitir que podría limitar la competencia, era el monopolio del recurso, pero igualmente, el monopolio del recurso está sujeto a la corrosión por el descubrimiento de productos y técnicas substitutas.
Los argumentos en el libro Competencia y Empresarialidad sólo se dirigieron indirectamente a las interrogantes sobre la regulación, socavando principalmente su justificación neoclásica. Sin embargo, en un ensayo posterior, Kirzner se dirigió al centro de la regulación desde una gran perspectiva Hayekiana. En un ensayo titulado "Los Peligros de la Regulación," [1979] Kirzner defendió que un peligro significativo de la regulación del gobierno era que la intervención pudiera impedir el proceso de descubrimiento empresarial que corrige los errores del mercado. Aún, si alguna deficiencia normal del mercado pudiera ser identificada con precisión por el gobierno, intentando irnponer una regulación, será una solución contraproducente:
Después de todo, los mismos problemas aparentes en el mercado generarían procesos de descubrimiento y de corrección para aquellas regulaciones deliberadamente implementadas por el gobierno; la deliberada intervención del estado no sólo serviría como un sustituto imperfecto para el espontáneo proceso de descubrimiento de mercado, sino también podría impedir procesos deseables de descubrimiento de necesidades para los que no han sido percibida por el gobierno. p.13
El hecho que un problema pueda existir, desde luego, no es un argumento suficiente para desarrollar alguna estrategia intervencionista para corregirlo. El problema puede ser un fenómeno temporal cuya misma apariencia conduce a los correctivos del mercado.
Nótese que el argurnento de Kirzner enfoca en las capacidades relativas del mercado y gobierno para resolver problemas dónde el conocimiento sólo emerge un proceso dinámico de descubrimiento. Talvés el gobierno perciba una ineficiencia económica, pero esto ciertamente no significa (sino es improbable) que el remedio que se diseñe sea de algún modo mejor de que lo que surja en el futuro del propio mercado. Lo que es cierto, sin embargo, es que el remedio que se diseñe sesgará el resto del proceso de descubrimiento de mercado en maneras no advertidas. Más allá, los incentivos diferentes entre el mercado y gobierno son tales que los burócratas de la agencia regulatoria no estarán motivados a continuar descubriendo las buenas soluciones para las deficiencias del mercado. Esto es, sin pérdidas y ganancias que personalmente los guien, las agencias reguladoras no podrán discernir qué tipo de solución reforzará la mejor eficiencia económica. Aquí, mientras no sea siempre cierto que la regulación económica hacen más mal que bien, hay buenas razones para ser muy cautos de usarlo, excepto en circunstancias extraordinarias.
La Regulación y el Proceso del Mercado
Muchos de los componentes importantes de una teoría austríaca de (o la crítica de) la regulación sale de esta corta historia doctrinal.
Primero, y reiteradamente, el tiempo que consume la naturaleza de la competencia del mercado requiere que la regulación sea un proceso, en lugar de una única y para todas la solución, de una falla percibida de mercado. Como Mises defendió, cualquier regulación como precio techo o mínimo, reglas para las fusiones y adquisiciones, control directo de los monopolios naturales, establecerán incentivos para los participantes del mercado, de manera que eviten las consecuencias imprevistas de la regulación. Esto significa que las consecuencias imprevistas de la regulación serán para crear problemas adicionales que los reguladores tendrán que llevar a cabo para intentar lograr sus metas originales. Entonces, estamos obligados a no preguntarnos simplemente qué cambios de política pueden eliminar las fallas de mercado; más bien nosotros debemos comparar los incentivos, propiedades del conocimiento y las probables consecuencias de largo plazo que fluyen del mercado libre vs. algunos procesos especificos de decisión e implementación.
Mientras la comparación entre el mercado y los procesos políticos es también amplio, el análisis austríaco lleva a la conclusión que identificando un problema para ser corregido a través de la regulación es también problemático. En un mercado dinámico, es difícil identificar una práctica que tiene consecuencias ineficaces aparte del mismo proceso de mercado. Lo que podría aparecer para un observador como una ineficiencia del mercado podría ser más bien un paso necesario en un consumo del proceso de descubrimiento. O podría ser el caso que el observador externo no conozca todas las restricciones que enfrentan los actores del mercado. Lo que parece ser un arreglo ineficiente podría sería la mejor solución a una dificultad de un problema en parte oculto. Los reguladores son dejados con un guía muy pequeña sobre como debería ser regulado.
Finalmente, aún si un regulador pudiera identificar una institución del mercado o una práctica que en principio debiera ser mejorada, al momento de imponer una nueva regla, sería difícil saber para el regulador cómo diseñarla o qué institución sirve al momento para mejorar el mercado. El propio proceso del mercado es relativamente eficaz respondiendo la demanda del consumidor y en solucionar problemas.
Más aún, los mercados son buenos en proporcionar la respuesta en cierto modo a los problemas particularmente localizados, eso deja un espacio para el reajuste y cambio. Las soluciones del mercado son a menudo provisionales y flexibles mientras las regulaciones son por regla limitadas y difíciles de cambiar. En otros términos, los hacedores de decisiones descentralizadas con un conocimiento local relevante pueden identificar bien los problemas y proporcionar soluciones a las circunstancias locales que los lejanos burócratas quienes deben hacer reglas generales de aplicación universal.
Evaluando el Argumento Austríaco
La posición anti-reguladora austríaca no es única en mucha de sus conclusiones. Muchos economistas defienden los mercados libres y la posicion estrictamente neoclásica de la regulación mínima. De hecho, la visión de Mises respecto "del arrastre al intervencionisrno" tiene una exacta contraparte en el análisis de los economistas neoclásicos sobre las consecuencias del control de precio de cualquier tipo. La mayoría de los economistas, arguyen desde una posición de equilibrio parcial de los modelos de la estática comparativa, que están en capacidad de predecir las consecuencias perversas de la imposición de precio límites y mínimos (aunque la similitud existe principalmente, porque el análisis de la corriente principal usa de hecho el razonamiento dinámico de ser el caso). Por otro lado, el problema de regulación del monopolio demuestra algunas reales diferencias entre los enfoques de la corriente principal y los argumentos austríacos, incluso, cuando las conclusiones tienden a ser similares.
Recientemente se ha desarrollado una importante literatura cuestionando la inutilidad de la regulación del monopolio. [Demsetz, Peltzman, Bork, Posner]. En esta literatura neoclásica, ha defendido que los costes de monopolio tienden a ser muy pequeños, mientras los costes de regulación tienden a ser más grandes. Sobre bases completamente pragmáticas, no merece la pena hacer el esfuerzo por regular el monopolio. Los austríacos, por otro lado, van más allá de los usuales argumentos pragmáticos desafiando la misma lógica de la propia estructura del monopolio, basado en su convicción de la importancia de los procesos económicos que implican una constelación constantemente cambiante del conocimiento del mercado.
Si nosotros negamos que el equilibrio condiciona cualquier papel describiendo un posible estado del mundo, nosotros tenemos poco sustento para intentar reproducir las consecuencias de los estados de equilibrio competitivo, a través de la politica reguladora. En un economía crecientemente dinámica, los monopolios podrían ser de hecho una fase necesaria del desarrollo. Más aún, si los monopolios persisten con el tiempo, no está claro si una estructura alternativa del mercado es viable o si ese monopolio resulta pérdida de bienestar. Al persistir en un mercado abierto, el monopolio debe ser más eficiente que cualquier competidor potencial y trasladar suficientes ganancias de eficiencia a los consumidores como para superar de lejos potenciales competidores que entran al mercado. Cualquier pérdida de bienestar que se produce podría ser sumergido por ganancias de bienestar de una economía creciente. Por ejemplo, la información respecto que el precio puede exceder el costo marginal para una empresa particular, de lejos indica que la falla de mercado, podría ser el síntoma de un saludable crecimiento económico. Hay una minúscula guía teórica incluso para identificar un real monopolio que dejar de regularlo exclusivamente.
Sin embargo, la regulación del monopolio es sólo una forma que la intervención gubernamental puede tomar en los mercados. Hay muchos otros tipos de regulaciones económicas e intervenciones que ahora afectan a los negocios en las economías del este. En particular, una creciente forma dominante de los problemas de regulación involucra temas de protección al consumidor: regulaciones sanitarias y de seguridad del producto, requisitos de etiquetados, y las normas de invención son algunos de los ejemplos más obvios. Lo que éstos tienen en común es una presunción de que hay "fallas" de información en el mercado con el resultado de que hay consumidores subabastecidos con información pertinente para guiar sus compras. Los austríacos han puesto muy poca atención a tales regulaciones, aún, la información basada en la regulación debería proporcionar un desafío especialmente interesante para la teoría austríaca desde que está justificado en señalar un tipo de irnperfección de mercado que los mismos austríacos tienden a enfatizar: la imperfección del conocimiento. Si el conocimiento del mercado es imperfecto y los mercados toman tiempo para ajustarse a la nueva información, ¿no es posible que los consumidores estén de hecho subabastecido con la información pertinente, y no es en principio posible que la regulación podría mejorar la eficiencia económica? Mientras los austríacos todavía no han consagrado mucho de su tiempo a este problema, hay varias líneas argumentales que el enfoque austríaco sugiere para responder esta interrogante.
Una Respuesta Austríaca a la Regulación del Consumidor
Las imperfecciones de información en el mercado pueden ser divididas en dos tipos: las asimetrías de información entre productores y consumidores, y lo que Kirzner llama "la pura ignorancia", información que nadie posee o reconoce que ellos poseen. Las asimetrías de inforrnación ocurren cuando las calidades economicamente relevante de un producto no son obvias al verificar antes de la compra: Los consumidores preferirían tener más información sobre las características del bien para que los productores lo hagan disponibles. Puede ser el caso que los productores tienen la infomación que los consumidores desean y hayan escogido no revelarlo, o puede ser que ellos puedan descubrir las características pertinentes a un más bajo costo que los consumidores incurrirían para intentar descubrir por si mismos las características. Por ejemplo, muchos consumidores les gustaría saber el promedio de consumo de combustible del nuevo modelo de automóvil que ellos están interesados en adquirir. Ésta es una información cualquiera que el fabricante sabe, o que él puede averiguar a través del bajo costo relativo de verificarlo, mientras los consumidores individuales pueden descubrir la información solo comprando y manejando el automóvil en un extendido período de tiempo. Ciertamente, dónde esta característica es importante para los consumidores, teniendo la información de adquisición por adelantado, es preferible a enterarse a cualquier costo que después del hecho.
En la medida en que las asimetrias den por sentado de que sean esparcidas, uno consideraría que este es un caso razonable de regulación gubernamental: se requiere que los productores abran toda la inforrnación pertinente a los potenciales consumidores antes de la compra. Mientras es verdad que las regulaciones aumentan el costo del producto (después de todo, la economía de información nos enseña que la información no es libre) todavía puede ser el caso que el mayor costo en proporcionar la información pertinente se compensa por la reducción en los errores adquisitivos hechos por los consumidores mal informados. Sin embargo, ¿está muy claro el caso?
Mientras ningún austríaco demanda que los consumidores estén absolutamente informados (al contrario, los austríacos defienden que los consumidores, junto con todos los demás, son relativamente ignorantes sobre casi todo), la pregunta a ser elevada es: ¿cómo la ignorancia del consumidor puede ser mejor vencida? Contestar esa pregunta requiere que uno deba comparar la respuesta del mercado frente a la ignorancia del consumidor con las probables consecuencias del diseño regulatorio para lograr la misma tarea.
El análisis austríaco, pronostica una sistemática respuesta del mercado a la demanda percibida del consumidor por más información: si es importante para los consumidores conocer más sobre las caracteristicas específicas de un producto, hay una oportunidad de ganancia que está disponible para la explotación empresarial. Los empresarios quienes perciben la oportunidad empezarán a proporcionar la información pertinente como parte de sus esfuerzos para estar lejos de sus competidores. La necesidad de mantenerse con rivales unicos forzará, entonces, a otros, ofrecer la misma información sobre los productos que ellos también venden. Para continuar con nuestro ejemplo, los fabricantes de autos entienden que los consumidores quieren saber sobre el consumo de combustible promedio, que la información se vuelve una variable en el proceso competitivo. Los productores intentarán atraer a clientes anunciando el consumo de combustible de varios modelos, sobre todo, si es extraordinariamente bajo. Mientras es verdad que los fabricantes de automóviles que son usuarios ineficientes de combustible podrían querer ocultar el poco atractivo de su consumo relativo de gasolina, es probable que ellos sean conducidos por las fuerzas competitivas de hacer que esa información sea conocida en todo caso.
Nótese el idioma que yo uso: "es probable", no "es cierto". De hecho, es también probable que no todos los fabricantes anunciarán la distancia en millas de gasolina en todos los modelos de automóviles. Sin embargo, ésta no es una crítica del proceso del mercado sino como una reflexión de la variación en la demanda del consumidor. No todos nos preocupamos de las mismas cosas. Los mercados tienden atender a las diferencias en la demanda. De hecho, uno de los aspectos centrales de la competencia del mercado es el "ajuste" que surge entre consumidores y productos.
Para ilustración, considere otro tipo de información que los consumidores probablemente les gustarían tener: las caracteristicas de seguridad del automóvil que ellos están considerando comprar. Hay un trade-off entre seguridad y precio de automóviles: más seguridad requiere más recursos. Las bolsas de aire (air-bag) cuestan más que los cinturones de seguridad; las puertas reforzadas cuestan más que las puertas no reforzadas. Uno esperaría que los precios altos de automóviles tenderían a ser más seguros que los de precio bajo, y uno esperaria que los rasgos de seguridad sea anunciado en el mismo grado por todos los fabricantes automovilísticos. De hecho, ése es el caso. Volvo hace mención a la seguridad en la mayor parte de su campaña de publicidad porque reconoce que hay un mercado para seguridad, relativamente de automóviles caros. Volvo ha tenido éxito en su estrategia de publicidad, pero todavía muchas personas escogen comprar un Hyundai menos seguro, pero es más barato. También, como uno esperaría, Hyundai enfoca su estrategia de publicidad en su bajo costo y la economía de combustible. En algunos casos, hay también una brecha entre el estilo y seguridad: los automóviles convertibles son menos seguros que los "sedans", todavía algunas personas prefieren consumir automóviles descapotables en lugar de autos seguros y de techo duro. La publicidad para automóviles descapotables, centraliza en el aspecto subjetivo del consumidor mientras maneja, en lugar de ver la seguridad o economía. Los diferentes consumidores quieren distintos conglomerados de características en los bienes que ellos compran. Las empresas tienden a proporcionar un surtido de características para coincidir en un ancho espectro de preferencias del consumidor.
Unos talvez sostendrían, sin embargo, que los incentivos para que los empresarios ofrezcan la información que los consumidores todavían quieren, no garantizan el monto "correcto" de información provista por el mercado. Mientras que es verdad que hay incentivos para los vendedores para competir a través de la provisión de información pertinente, podría tomar un largo proceso de ensayo y error para descubrir lo que los consumidores quieren saber, y en el interim, los consumidores estarían haciendo compras basadas con poca información de lo que ellos tendrían si pudieran hacer efectiva su demanda.
Este argumento no puede ser ignorado por los economistas austríacos cuando sostienen que posiciones de equilibrio es inalcanzable en la vida real. Cualquier innovación del mercado (como competir sobre la base de abrir información del producto) depende de empresarios que descubran la oportunidad de ganar en una acción y para los otros de estar suficientemente alerta para seguirlos. Lo que uno puede defender confiadamente es que dónde hay una oportunidad de ganancia a ser cogida, los empresarios tienen un incentivo para descubrirlo. ¡Pero uno también podría señalar que no es un reclamo común que los empresarios fallan en no notar las oportunidades de ganancia! De las especificaciones automovilísticas a las amenidades de hoteles de descanso o a los vuelos programado de aviones, la economía está lleno de ejemplos de descubrimiento competitivo de información en acción. Es más, cuando viene a proporcionar información sobre los productos, los consumidores no han tenido que confiar simplemente en los fabricantes para mantenerlo informados. Las organizaciones independientes de verificación han surgido para proporcionar información que ellos podrían encontrar difícil de descubrir por sí mismos. El Laboratorio Underwriters y Consumer Report de los EE.UU. son dos instituciones que se han levantado para complementar el proceso del mercado. Pero, uno debe conceder que no hay garantía alguna que cualquier oportunidad de ganancia se notará y actuará en cualquier momento particular, incluyendo potenciales ganancias de provisión de información.
Esto nos conduce a la más importante pregunta de política pertinente: Si los empresarios del mercado no perciben que los consumidores quieren un tipo particular de información y están deseosos pagar por él, ¿será probable que el gobierno sea capaz de advertir la oportunidad antes que el mercado lo haga? Por supuesto, los burócratas pensarían que ellos saben lo qué los consumidores quieren, pero sin un test de mercado para juzgar si o no estan en lo correcto, ¿no será más probable que los reguladores obligarán abrir lo que ellos creen que los consumidores quieren en lugar de lo que ellos de hecho quieren? Quizás esto explica por qué en los Estados Unidos tenemos regulaciones que obligan listar el volumen nutritivo en todas las comidas que los consumidores normalmente ignoran.
Sin embargo, permítanos suponer que algún burócrata gubernamental, responde a la presión de un grupo consumidor, sucede que el mercado es lento para discernir a la demanda del consumidor por la información del producto y obliga su provisión. Hay razones para creer que la información solicitada por el gobierno será menos eficientemente proporcionado de lo que surgiría en el proceso del mercado.
Las regulaciones son por necesidad uniformes para todos los fabricantes similares. Las regulaciones son las reglas, y las reglas deben aplicarse igualmente a todos los vendedores. Esto significa que aún si ese regulador está enterado que algunos (o aún muchos) consumidores exigen la información obligatoria, la regulación obligará abrir la misma información para todos los fabricantes incluyendo para aquéllos cuyos segmentos de mercado son indiferentes con la información. La regulación tendrá el efecto de sobreabastecer de infomación para algunos segmentos de mercado con un costo aumentado más allá de lo que los consumidores estarán dispuestos a pagar en un mercado desregulado. En lugar de adaptar el suministro de información al mercado apropiado, las regulaciones imponen uniformidad, incrementando los costos más allá de lo que es eficiente para encajar con la demanda del consumidor. Aún cuando un funcionario del gobierno estuviese en lo cierto de que hay asimetrías de información sígnificativa y corregible entre los fabricantes y consumidores, esto no es un argumento suficiente para imponer una regulación para cada uno.
Un caso más difícil es donde el producto tiene implicancias de salud y seguridad. Hay muchas maneras en que el mercado podría estar desprovisto de salud y seguridad: a través de la falla de información cuando una supuesta substancia benigna podría causar el daño (como una reacción alérgica severa) a un subconjunto de población que sin saber compra el producto dañino, o cuando un nuevo producto tiene ciertos defectos o efectos de largo plazo, que son desconocidos para cualquier comprador o vendedor cuando primero se introduce en el mercado. En estos casos, el mercado procesa lo que debería evenualmente proporcionar la información a través de la competencia empresarial. Sin embargo, la eventualidad no es inmediata, y el retraso en proporcionar la información puede ser significativa, incluso, con consecuencias desastrosas. Mientras hay incentivos sistemáticos para que los buenos productos sean producidos y mejorados con el tiempo, en el interim, podrían juzgarse como demasiado costosas y arriesgadas las consecuencias de un error. Por mandato ciertas normas de salud y seguridad, el gobierno reduce la probabilidad productos malogrados o inseguros que se compran. Por mandato a propocionar ciertas caracteristicas en las etiquetas el gobierno reduce el error del consumidor.
Éste es el argurnento que un "partidario de los consumidores" proporcionaría, pero pasa por alto otra consideración todavía importante. Ciertamente, el descubrimiento del mercado toma tiempo, y durante este período de descubrimiento, hay probabilidad para hayan casos de desilusión del consumidor, o aún, daño. Pero la desilusión del consumidor o el daño: ¿son completamente evitables? ¿No es este el caso que la muchas desilusiones y/o daños que afectan a los consumidores es el evento que alertan a empresarios a la necesidad del cambio?
En otras palabras, el problema podría no ser de asimetrías de información sino "pura ignorancia". Nadie, ni productor ni consumidor, podrían saber que un problema existe; por ejemplo, que el diseño de un automóvil tiene una falla que lo hace inseguro en ciertas condiciones. La infortunada ocurrencia de un patrón de accidentes podría ser parte necesaria del proceso del descubrimiento. Pero si eso fuera el caso, no está claro que la regulación del gobierno puede mejorar la circunstancias de los consumidores. El gobierno tendrá menos conocimiento acerca de las características de los productos que el fabricante y menos incentivo para corregir el defecto. No es ninguna sorpresa que las regulaciones de salud y seguridad siguen mas que precede a los accidentes del producto. Pero si ese es el caso, ¿por qué nosotros necesitamos la regulación? El gobierno es improbable que sepa sobre un defecto antes que el fabricante, y una vez que el defecto es conocido, la ley de la competencia disciplina al productor irresponsable. La regulación gubernamental aparecerá ser superfluo, y donde la regulación es muy específica, puede impedir a las empresas descubrir aún buenas maneras de dirigirse a la falla que causó el problema.
Una manera que la regulación trata de abordar estas preguntas de la pura ignorancia es por mandato de ciertos procedimientos de comprobación a la venta del producto. El mejor ejemplo de esto en los EE.UU. es la Food and Drug Administration (FDA). Mientras ésta es una solución atractiva para alguien, los economistas reconocen la dificultad inherente en el esquema de la comprobación previa. Las agencias tales como la FDA sustituyen normas de seguridad y comprobación del productor. Debido que las agencias son criticadas cuando una substancia aprobada causa daño, sin embargo, sufren pocos tropiezos si es que falla al no aprobar una sustancia benigna y útil, tienen incentivos a sobre dictaminar seguridad. Es probable que esto lleve a una sobrecomprobación para encontrar el estándar de la agencia, a la uniformidad de probar los procedimientos para problemas dispares con diversos riesgos y a la terminación de la innovación en el propio proceso de comprobación. La Agencias como la FDA llegan a ser jueces solitarios de cuánto y qué tipo de pruebas se aplican. Es bien conocido que la FDA llega a volverse algo en escándalo debido que por la minimización de aprobar drogas inseguras del tipo de errores I, aumentan al máximo el tipo de errores II al fracasar en la aprobación las substancias beneficiosas.
Mientras todavia no se esté convencido en sostener que no debe haber ninguna vigilancia gubernamental para la salud y seguridad del producto, debe reconocerse que hay alternativas de mercado que evitan algunas de las desventajas de la regulación. Por ejemplo, en el pasado, las agencias voluntarias de comprobación y procesos de certificación han surgido en el mercado no regulado para superar las insuficiencias informativas. Sería probable que tales instituciones florezcan en un régimen dónde no se espera que el gobierno sea el único garante de un mundo perfecto. La diferencia crucial entre la regulación gubernamental y el mercado que certifica instituciones es que la naturaleza voluntaria de las ínstituciones del mercado, ni llegará a un sobre abastecimiento de información y seguridad, ni el proceso del descubrimiento será estorbado por estandares rígidos o normas de desencriptación.
La Conclusión
Dada su historia doctrinal, los austríacos han empleado más tiempo desarrollando teorías de mercados que analizando la teoría de y de los costos de la regulación. Han proporcionado temas generalizados dentro de los trabajos y limitaciones del mercado y gobierno que pueden aplicarse útilmente para analizar los problemas del mundo real regulatorio. Su énfasis en el proceso y el conocimiento en los asuntos humanos podrían demostrar lo extremadamente fructífero en entender la historia y "las ganancias y pérdidas potenciales de la regulación". Ahora, si los austriacos desean ser útiles al debate contemporáneo, sería sensato para ellos llevar sus temas abstractos en estudios más empíricos de procesos del mercado y de la "intervención" del gobierno en esos procesos. Desde que la teoría austríaca no apoya la disputa que los mercados son perfectos de cualquier manera substantiva, el análisis austriaco de política no puede ser evitada. Pero, sin ninguna teoría del mercado perfecto para intentar reproducir con ciudado el diseño de regulaciones, el análisis austriaco de política puede ser sólo un ejercicio en el análisis comparativo institucional. Si el mercado es para ser sustituido por alguna norma o decreto gubernamental, ¿cuál es la consecuencia probable de la actividad gubernamental vs. las consecuencias probables sin gobierno? ¿Cuáles son las sistemáticas tendencias en lo político vs. las órdenes del mercado y cómo estas tendencias contribuyen a la creación de riqueza y a la satisfacción de la demanda del consumidor?
Otros también dicen que la política debe ser producto del análisis comparativo institucional, sin embargo, la contribución austríaca es que al hacer comparaciones institucionales, es importante no sólo tomar en cuenta la estructura de incentivos, sino también el carácter epistémico de los mercados y gobierno. Los problemas de conocimiento en el mercado y gobierno, podrían bien sumergir algunos problemas de incentivos. Este tipo de análisis comparativo institucional habría por necesidad ser muy contextual. Es decir, desde donde nosotros nos encontramos hoy dada nuestras actuales instituciones y situaciones de mercado.
El moderno enfoque austríaco del rnercado no es, como algunos sostendrían, necesariamente anti-gobierno. Es el anti "estado productivo" – que implica cuando el gobierno intenta crear valor económico desviando o interfiriendo con el mercado deliberadamente, surge pues la probabilidad de hacer más daño que bien. Sin embargo, el análisis austríaco es perfectamente consistente con (de hecho, depende de) un gobierno que castigue la violencia delictiva y el fraude, y apoye la propiedad y el contrato. Mientras dichas funciones de gobierno, por supuesto, contribuyan en el valor económico, su propósito principal no es económico en el sentido exacto. Ellas son normas de justicia que permiten a los mercados florecer. Hayek vió la conexión importante entre economía y valores políticos, y su mayor trabajo, Ley, Legislación y Libertad, eran un intento para traer bajo una amplia disciplina la economía y la política. Los austríacos harían bien en seguir el aplomo de Hayek y continuar desarrollando los nuevos principios de la economía política.
*Me gustaría reconocer al apoyo generoso de la Fundación de Earhart durante la preparación de este paper. Fecha: 25/6/1996.
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lunes, 22 de diciembre de 2008
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