La política y la democracia ya está harta de los políticos profesionales que las han desprestigiado profundamente...¿podrá la ciudadanía encontrar un sustituto? |
¿Qué
duda cabe que en estos tiempos se requieren personas entendidas, preparadas y
capacitadas para enfrentar los avatares de un entorno dinámico, complejo y
caótico?. Esta pregunta es válida, también, en lo referente a la política en
dos aspectos: ¿es indispensable tener Estados profesionales?, ¿la democracia
requiere políticos profesionales?.
LA IMPORTANCIA DE LOS ESTADOS
PROFESIONALES.
Existe
una absoluta coincidencia que los Estados modernos requieren personal
profesional para funcionar en sus distintos quehaceres. Es decir, los Estados
modernos requieren una planta de profesionales de primer nivel que permitan
poner en marcha los diferentes proyectos públicos que proponen las administraciones
de turno.
Un
país moderno tiene un Estado con una planta de profesionales contratados para
servir a las administraciones de turno sin distinciones y en forma presta. En
general, sabedores que la complejidad del mundo actual requiere simplicidad,
los Estados modernos cuentan con pocos ministerios o departamentos (cerca de
15). Cuando llega un nuevo gobierno, solo se deben nombrar los responsables de
los cargos políticos (más o menos, 700 cargos) porque la estructura profesional
ya existe.
En
cambio, un país atrasado tiene un Estado conformado con más de 25 ministerios o
similares, y están conformados por tres tipos de trabajadores. En primer lugar,
se tiene a los trabajadores de planta que corresponden a las personas contratadas
a plazo indefinido, divididos entre titulares, suplentes y subrogantes. En
segundo lugar tenemos a los trabajadores a contrata que desempeñan distintas
actividades en base a un contrato transitorio y los trabajadores contratados a
honorarios por el año. Estos últimos cargos son el botín de cada administración
que llega al poder y es el premio a los incondicionales que los apoyaron en el
ascenso al poder; no se toman en cuenta ni capacidades ni méritos ni resultados,
porque, a fin de cuenta, ¿a quién le importan los resultados que logre esta masa
de ineptos si siempre existe la excusa que “no tenemos recursos”?. Así surgen
los cientos de asesores de cualquier cosa, los agregados en el exterior de
cualquier tema, los cargos de embajadores, etc.
En
otras palabras, la manifiesta incompetencia de estos cientos de personas obliga
a crear más y más cargos, unidades, departamentos y ministerios con el fin de
entregar servicios públicos de mínima calidad. Es un elefantiástico proceso que
conduce al crecimiento del aparato estatal y a la contratación de más personal
que no redunda en más eficiencia pese a que insisten que de esa manera se
solucionarán los problemas…¡Pero, la grasa burocrática nunca soluciona nada
sino que crea nuevos problemas!. Crean el ministerio del deporte para que las
personas hagan más deporte, crean el ministerio de la mujer para hacer un país
de mujeres, y así suma y sigue. El Estado crece de tamaño, mientras los
problemas cambian de forma y de signo…
El
paso al desarrollo requiere de Estados pequeños, eficientes y profesionales,
pero con la mentalidad de nuestra clase política y de nuestros pueblos eso será
imposible. Estamos condenados a seguir barriendo la pobreza de nuestras casas y
mentes.
Y LA INSENSATEZ DE LOS
POLÍTICOS PROFESIONALES.
En
todos los países subdesarrollados, la clase política se postra ante el dios que
les permite el acceso al poder: la democracia. Hablan de la democracia y las mayorías como si
fueran poseedores de una verdad revelada, pero a ellos eso les importa porque
sirve a sus fines…Ellos solo quieren el poder por el poder, para hartarse con
el botín fiscal y asegurarse su vida y la de sus familias…Así piensa nuestra ordinaria
clase política que sonríe cuando los denominan “honorables”…¿honorables de qué?.
Por eso, se han transformado en profesionales de la política para vivir del dinero
de los contribuyentes como su único empleo, y cuando lo pierden, muchos de
estos se dan cuenta que no están capacitados para obtener su sustento por si
mismos en los mercados laborales como lo debe hacer cualquier hijo de vecino…
En
general, la clase política y los burócratas que los siguen, viven del dinero de
los contribuyentes y su aporte a la sociedad es relativo; hoy, pocas personas
le entregan a la clase política la confianza que podrían haberle entregado en
el pasado. En esos lejanos años, la política era practicada por aristócratas
(por derecho de sangre o del dinero) que tomaban el poder como una extensión de
una autoridad natural, y las masas la aceptaban de una manera sumisa.
Hoy,
las masas han salido de los oscuros subterráneos y exigen participar en la vida
pública; ahora, el poder se obtiene en la medida que seamos obsecuentes con la
masa…hay que ofrecerles regalías y pan…hay que ofrecerles circo y entretención…Así,
surgió una clase política que hizo de la demagogia, la mentira y la megalomanía
un arte para mantener engañadas a las masas de imbéciles que votan por ellos.
Y, al mismo tiempo, esta clase política se percató que podía vivir toda su vida
en estos cargos si sabía sortear la dinámica social. En consecuencia, en muchos
países del mundo las democracias funcionan con una clase política que vive a
costa del dinero de los contribuyentes…Vale hacerse algunas preguntas:
¿Realmente
la democracia funciona de mejor manera cuando la gestionan políticos
profesionales?
¿Necesitamos
políticos profesionales para que gestionen de manera eficiente la democracia?
En
primer lugar, la democracia se ha transformado en una especie de mercado en el
cual los políticos profesionales publicitan sus ofertas y ofrecen sus servicios
futuros. El gran problema es la ausencia de información que impide al
electorado tomar decisiones informadas, y es la razón, por la cual vemos
personas incompetentes ejerciendo cargos que los superan. En la actualidad, la
única característica que debe tener un político es poseer un cuero muy duro
para enfrentar los ataques y las risas que causan sus extraños
comportamientos…Una vez que la clase política se profesionaliza, la democracia
y la regla de las mayoría pasa a ser un instrumento para que ellos se eternicen
en el poder y se enriquezcan a manos llenas…¿conoce usted un político que no
disfrute la vida como potentado?, ¿Cuál ha sido el aporte de estos políticos excepto
crear leyes y normas insufribles?. Algunos creen que los políticos
profesionales son indispensables para el funcionamiento de las democracias,
pero es al revés: la razón del mal funcionamiento de las democracias es la
existencia de una clase política profesional que solo vela por sus intereses.
Por
lo tanto, en segundo lugar, la política y la democracia tienen mala prensa
porque los políticos la usan para sus propios fines. Se supone que deben estar
al servicio del pueblo y la sociedad, pero terminan estando al servicio de sus
intereses perversos, ¿podría ser de otra manera?.
Finalmente,
en tercer lugar, la solución pasa por devolver a la ciudadanía el uso de la
democracia. Se deben eliminar los políticos profesionales impidiendo su
reelección o su elección en otros cargos con una simple regla: “un ciudadano
puede ejercer por una sola vez en su vida un cargo de elección pública”. De
esta manera, un ciudadano podrá ejercer un cargo público, tomará las decisiones
respectivas y una vez terminado su período volverá a sus actividades
habituales. El corolario de esto es que el ciudadano-político sabe que sus
decisiones lo podrían afectar cuando vuelva a sus actividades habituales, y se
cuidará de no cometer errores…
Hoy,
las prisas llevan a los políticos a tomar decisiones de corto plazo que generan
problemas peores en el largo plazo….Además, ¿a ellos que les importa si tienen
la vida asegurada viviendo con el dinero de los contribuyentes?. Por eso, toman
decisiones estúpidas y se enfrascan en discusiones estériles, olvidando que
están en esos cargos por el mandato del pueblo y no para engordar como cerdos
elegidos por el destino.
Ha
llegado el momento de dar un gran paso. La política es un arte noble y debe
volver a serlo. Para ello se requiere devolver la práctica de la política y la democracia
a los ciudadanos libres y responsables para propiciar la creación de Estados
profesionales que no dependan de las administraciones de turno, siempre atentas
a devolver favores con el dinero de los contribuyentes, en especial, cuando son
manipulados por políticos que viven de la política…
Conviene
recordar a Frederic Bastiat cuando alguno vez escribió que “todo el mundo quiere
vivir a expensas del Estado. Olvidan que el Estado vive a expensas de todo el
mundo…”
PANORAMA Liberal
Lunes 28 Julio 2014
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