¿Que se puede esperar de este lote de socialistas que desean cambiarnos la vida...?. Son todos unos ilusos, demagogos, populistas y megalómanos... |
Estamos
en la ronda final de nuestro proceso eleccionario y ya estamos hartos de
observar como los diversos candidatos, que pretenden hacerse con el poder, usan
toda una variada gama de argumentos para convencer a las masas de que son la única
alternativa idónea para tan importantes cargos. Y todos, sin excepción,
destacan por su manifiesta mentalidad socialista dado que plantean que el
Estado debe ser el responsable y garante del futuro de todos mediante la
implementación de políticas “públicas” que aumentarían el bienestar de todos.
Mentiras.
En
otras palabras, estos políticos socialistas creen que las personas somos
estúpidas e ineptas, imposibilitadas para tomar decisiones que competan a nuestras
propias vidas y por eso, plantean que el Estado debe tomar dichas decisiones.
Por ejemplo: ¿dónde deben estudiar mis hijos?, ¿Dónde recupero la salud
perdida?, ¿Dónde trabajo…?. En todos estos ámbitos, los distintos candidatos
nos prometen que la respuesta a dichas preguntas ya no dependerá de nosotros,
sino que del sabio y omnipresente Estado…
¿Y
a quién le importa?. Parece que a nadie porque sus maneras de actuar y discursear
pasan desapercibidos para la masa que no los escucha ni les presta atención.
Algo está pasando con este tipo de liderazgos populistas, irracionales y cortoplacistas.
De alguna manera, la manera en que el mundo está generando líderes a través del
proceso democrático está mostrando claros defectos porque ¿qué tienen de
especial esta fauna de candidatos a diversos cargos excepto su mentalidad
socialista y el enorme interés en ocupar el poder para sus propios fines
durante cuatro largos años?.
Nuestra
actual democracia está siendo liderada hacia el abismo por esta mentalidad
populista y socialista propia de aquellos que tienen el cuero tan duro como
para soportar los inconvenientes de dicha vida y que se han transformado en
profesionales de la política. Viven de ella y, por eso, asumen los costos que
representa ejercerla…Un socialista vive de la política porque no tiene otra
opción, no crea, no innova, no trabaja duro para mejorar nuestro bienestar, y
regala lo que no crea, por eso, solo puede dedicarse a la política: trabaja
poco, gana mucho.
Además,
otra característica esencial de todos estos señores y señoras es que manifiestan
una megalomanía cuasi patológica por lo que podríamos encerrarlos sin problemas
en un manicomio. Se dice que la megalomanía patológica es una enfermedad mental
que consiste en la “sobreestimación delirante de las propias capacidades”. Es
decir, un megalómano es una persona que derrocha delirios de grandeza y una convicción
irracional respecto de sus propias capacidades, talentos y poder. En realidad,
volvemos a preguntarnos ¿qué tienen de especial los actuales candidatos respecto
de cualquier ciudadano o ciudadana?
Estos
políticos y políticas serán incapaces de modificar radicalmente el mundo que
vivimos en apenas cuatro años. La construcción de nuestras sociedades ha
llevado cientos de años y es un proceso dinámico que genera resultados
imprevisibles porque todo cambia. En otras palabras, la mayoría de los
políticos tienden a ser deterministas y fanáticos de la ingeniería social.
Por
ejemplo, la izquierdista Bachelet en su candidatura presenta un programa cuyos
ejes centrales son mejorar la educación mediante el fin del lucro y la gratuidad
universal; mejorar las pensiones mediante una AFP estatal; eliminar la discriminación
mediante la aprobación del matrimonio homosexual; crear 600 a 650 mil nuevos
puestos de trabajo y mejorar nuestra vida cambiando la Constitución…¿será
posible que se postule tales programas?, ¿se puede ser tan pretencioso para
pensar que el mundo es lineal y determinista?, ¿Qué es más factible…que alcance
dichas metas o que no lo haga?. Y la pregunta más terrible es: ¿de verdad le
interesa alcanzar dichas metas o sus promesas las realiza solo para alcanzar el
poder dadas las regalías que genera este?. Esta última pregunta es la clave de
la cuestión.
Nuestra
actual democracia está generando políticos populistas, socialistas y
cortoplacistas que profesan la ideología del determinismo. Laplace, una vez
escribió en su Ensayo Filosófico sobre las Probabilidades (1814) que “si concebimos una inteligencia que en un
instante determinado abarca todas las relaciones entre todos los entes del
universo -una inteligencia lo suficientemente amplia que permitiera someter
estos datos al análisis- ésta podría establecer las posiciones respectivas, el
movimiento y las propiedades generales de todos estos entes, desde los mayores
cuerpos del universo al menor de los átomos; para ella nada sería incierto y el
futuro así como el pasado estarían presentes ante sus ojos…”. Con esta frase
Laplace ha resumido la esencia del determinismo que se basa en la necesidad del
conocimiento perfecto de las leyes naturales y de las condiciones iniciales
para modelar el mundo.
Es
decir, nuestros candidatos políticos tienen una concepción puramente determinista
del universo: ¡es la base de pensamiento socialista!. Saben que el populismo es
la llave para que voten por ellos y creen que tienen las capacidades y los
talentos para modelar el progreso de la especie humana como si conocieran o
tuvieran a su alcance toda la información necesaria para hacerlo. Pero, el universo
no es determinista ni predecible, es caótico, incierto y complejo.
Por
eso, en 1908, Poincaré, hablando del azar comenta en su libro Ciencia y Método que
“una pequeña causa, que apenas
percibimos, determina un gran efecto que no pasa desapercibido, y entonces
decimos que el efecto se debe al azar. Si pudiéramos conocer con exactitud las
leyes de la naturaleza y la situación del universo en el instante inicial,
podríamos predecir exactamente la situación del mismo universo en un instante posterior.
Pero, incluso en el caso de que las leyes naturales no tuviesen secretos, sólo
podríamos conocer las condiciones iniciales de modo aproximado. Si eso nos
permitiese predecir la situación posterior con el mismo grado de aproximación,
no haría falta más, diríamos que el fenómeno se predijo y que está regido por
las leyes. Pero no siempre sucede así; puede ocurrir que pequeñas diferencias en
las condiciones iniciales produzcan diferencias muy grandes en el fenómeno
último; un pequeño error en las primeras se convertiría en uno enorme en el
último. Se hace imposible predecir y tenemos un fenómeno fortuito…”.
Es
decir, Poincaré planteó por primera vez que es imposible dirigir el progreso de
una manera determinista porque las condiciones cambian permanentemente y las
múltiples conexiones que surgen en forma dinámica alteran el futuro enormemente.
Es la teoría del caos que se expresa en los eventos sociales de una manera
dramática. La única receta para enfrentar la vida caótica y dinámica es aumentando
los espacios de libertad individual y no restringiéndolos por medio de
políticas públicas espantosas. Por medio de una menor intervención estatal, las
oportunidades podrán ser descubiertas por los más talentosos y aprovechadas para
el bien de todos; así el progreso surge de la prueba y del error; no hay otra
opción; el dirigismo y la ingeniería social es el primer paso para caminar
hacia el infierno…Pero, estamos hartos de tanto ingeniero social que cree que
el futuro está al alcance de la mano…
El
progreso no es mecánico ni lineal; da vueltas, gira y se retuerce ante cada intervención
humana que altera las condiciones iniciales. No se puede ser progresista porque
el progreso es inmanejable e impredecible. Entonces, ¿cómo podremos creerles a
los candidatos que dicen que nos llevarán al progreso si en más de doscientos
años de vida independiente hemos realizado solo pequeños avances?, ¿Cómo
podremos creerles a los candidatos que nos llevarán a la Tierra Prometida si los
acompaña una fauna feroz –que son los que deben construir las carreteras hacia
el Cielo- que muestran sus colmillos sin ninguna vergüenza?, ¿Cómo podremos
creerles a los candidatos si es lo mismo que han prometido todos los que alguna
vez han pretendido un cargo popular?...¿Qué podemos hacer?...
Hay
que bajar el pulgar a la manera en que los políticos están realizando su
importante actividad. Los políticos profesionales –que viven de la política- la
han denigrado como noble arte de gobernar; debemos rechazar este comportamiento
contumaz e innoble. Estos tipos quieren el poder para sí mismos y los suyos; no
les importa mentir con alcanzar sus metas; viven en el corto plazo sin
importarles las consecuencias de largo plazo; no piensan en el “pueblo” sino en
sus propias creencias…Y ahí están, nos sonríen y hacen promesas vergonzosas
sabiendo que no las cumplirán. Y las masas siguen votando como un acto reflejo,
sin sentido, en actos eleccionarios que no son una adecuada expresión
democrática…
La
democracia debe evolucionar para que estos sujetos se vayan de la política para
siempre; no los necesitamos; nadie los necesita. Los ciudadanos debemos hacernos
responsables de modelar una sociedad libre y abierta que vislumbre los futuros
deseados sin intervenciones mesiánicas; los ciudadanos debemos volver a pensar
por nosotros mismos sin intermediarios. Por eso, la política debe volver su
cara a los mismos ciudadanos que son los que viven los problemas y buscan
opciones para aumentar sus oportunidades; la política debe volver a la base.
Así, cada ciudadano debe ser elegido por una única vez en su vida en un cargo
de elección popular, y debe volver a su actividad laboral una vez terminado su
periodo, lo que nos asegurará que cada política que se pretenda implementar no
nos termine perjudicando.
El
grave problema de la democracia actual es que ha sido capturada por políticos
profesionales que les prometen a los ciudadanos el Cielo en la Tierra, mientras
se enriquecen en la Tierra para alcanzar su propio Cielo; las masas los eligen
pese a sus estúpidas promesas porque los encuentran encantadores y la única
opción. La mayoría de estos son políticos profesionales de corte socialista, populista,
demagogos y mesiánicos, cebados por el botín fiscal y no tienen otro fin en la
vida que lograr el poder para sus fines privados…Estos les cierran espacios de
desarrollo a los individuos al aumentar el tamaño y poder de las instituciones.
Sin
embargo, los ciudadanos necesitamos libertades, espacios y oportunidades para
expresar nuestros talentos y capacidades; no queremos que nos regalen lo que no
nos merecemos; queremos esforzarnos y luchar por aumentar nuestro bienestar; no
queremos un Estado de Bienestar que premie a los parásitos que disfrutan de la
riqueza que generan otros; queremos una sociedad de oportunidades que premie a
los que ya no son una carga para el Estado…
Los
políticos profesionales socialistas son el nudo gordiano del sistema democrático
actual, dado que jamás soltaran la llave maestra que los lleva a la riqueza
fiscal. Seguirán implementando políticas deterministas que no nos llevarán al
futuro deseado porque dichas políticas distorsionan las realidades y la
complejizan a cada momento; seguiremos viviendo en un caos permanente porque es
la razón que justifica que sigan existiendo. En un mundo ideal que gira
libremente no se necesitan políticos que hagan girar las manivelas para que los
ciudadanos puedan respirar; en un mundo ideal, la respiración ciudadana hace
girar las manivelas.
PANORAMA Liberal
Viernes 1 Noviembre 2013
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