¿No es para la risa el tipo de democracia que los políticos nos estimulan a vivir?, ¿se puede cambiar? |
Desde
niños nos han repetido que la democracia es lo más grande que ha inventado el
ser humano; es lo más apreciado. Sin embargo, aunque muchos la nombran, pocos
la aprecian y aplican; la izquierda nos habla con la boca abierta del “valor de
la democracia” pero la mayoría de ellos son sus enemigos; la derecha dice que
la democracia debe ser respetada, siempre y cuando les favorezca, permitiéndoles
continuar disfrutando de sus regalías.
Ciertamente,
la democracia representa lo mejor que ha inventado el ser humano en sistemas
políticos. Comienza en la antigua Grecia por los 1.500 AC teniendo como base la
creación de una serie de Asambleas del Pueblos dentro de las polis helénicas;
todos los hombres libres podían participar y, gracias al reducido tamaño de las
polis, cada uno de ellos de manera alternada, podía ocupar uno de los cargos de
esta asamblea. Entonces, este sistema de gobierno no era representativo, sino
que se actuaba mediante la democracia directa. Frente a cada decisión, la opinión
de la mayoría era respetada.
En
Roma se perfeccionó la democracia representativa en los cargos ejecutivos y
comenzaron las distorsiones con los senadores que no eran elegidos, aunque muchos
cargos públicos eran cubiertos a través de elecciones directas. Sin embargo, en
la Edad Media, el concepto de democracia desapareció para dar paso a los gobiernos
aristocráticos conformados por monarquías de lazo y sangre, pero para el siglo
XVIII muchos estudiosos consideraban a la democracia como la opción del pueblo de
escoger el gobierno imperante. La revolución norteamericana en 1776 y la
revolución francesa en 1789 trajo consigo el surgimiento definitivo de las
ideas liberales y el establecimiento de una cultura democrática definitiva,
¿podrá ser mejorada y ampliada?.
LOS FALLOS DEL MODELO
POLÍTICO: DEMOCRACIA-CIUDADANÍA-PARTIDOS POLÍTICOS-PODER
En
la actualidad, la democracia representativa es el sistema más utilizado en el
mundo para dirigir los designios de las naciones. Así ha surgido el modelo
político que está actualmente vigente: la democracia es el gobierno de la
ciudadanía que, por medio de los partidos políticos, ejerce el poder. Se supone
que la democracia permite que la ciudadanía ejerza el poder en forma y es, por
eso, que la democracia se considera como el sistema de gobierno más apropiado
para el manejo de los asuntos de todos, frente a los otros sistemas que han
existido o se han diseñado. Sin embargo, tiene notorios fallos que deben ser
aclarados.
PRIMER
FALLO: La ciudadanía ignora el sentido y valor de la democracia.
El
primer gran fallo del modelo político actual surge por la manifiesta ignorancia
que tiene la ciudadanía respecto del sentido y valor de la democracia. De
alguna manera, los han sorprendido identificando a la democracia con la mera obtención
de mayorías; les han dicho: “consigan la mayoría y podrán hacer lo que deseen…eso
es democracia”; les han dicho “las mayorías deben ser impuestas…eso es
democracia”. Por eso, la momia socialista que antes se llamaba “concertación”
ha decidido llamarse “la nueva mayoría” porque pretenden obtener el poder para
pasar por encima de todos aquellos que piensan distinto; una “nueva mayoría”
para gobernar según los gustos de ellos; es la democracia socialista…¿y las
minorías?...Deben adaptarse a lo que las mayorías impongan.
Entonces,
por la citada lógica socialista, democracia=mayorías, muchos creen que la palabra
“democracia” significa que las mayorías tienen el poder de imponerse a todos;
estos son los demócratas dogmáticos; son los socialistas, en todas sus
vertientes, que creen que la regla de la mayoría es una autoridad que dicta lo
que debe hacerse, es decir, dicta la ley. Por eso, no hay límites para las
mayorías circunstanciales y la dictadura es lo que nos espera; no hay otros
principios que limiten la citada regla.
La
ciudadanía no es capaz de reconocer la gravedad de que la democracia esté
asociada a la regla de la mayoría sin otros principios de por medio, en
especial, cuando son los socialistas, los perfectos enemigos de la democracia,
los que dicen que la aman con locura. Locura totalitaria.
SEGUNDO
FALLO: La ciudadanía no es representada por los partidos políticos.
Existe
una pregunta que merece una clara respuesta: ¿es posible generar un orden
social desarrollado sin una pequeña clase política dominante?. Algunos, como el
sociólogo alemán, Robert Michels han planteado que “la mayoría de los seres
humanos están predestinados por la trágica necesidad de someterse al dominio de
una pequeña minoría, a una condición de tutela permanente, y deben avenirse a
constituir el pedestal de una oligarquía”.
Así,
Michels puso en la palestra la famosa de “la ley de hierro de la oligarquía”
que plantea que toda organización, a partir de un cierto tamaño, grado de
complejidad, y debido a la burocratización y la necesidad de delegar, tiende a
ser dominada por unas elites que son las que disponen del tiempo, el know-how,
la motivación y el capital social precisos para su gestión y perpetuación. De
este modo, una minoría hiperactiva u oligarquía acaba por secuestrar los
partidos políticos y acabar con su “espontaneidad”.
Al
final de este proceso, los partidos políticos ya se miran el ombligo, prestando
más atención a la mantención del poder que a atender la evolución del
pensamiento y de las ideologías. Algunos partidos permanecen por años en la
palestra pública porque la pequeña oligarquía lo sigue financiando, pero más
temprano que tarde se muestran tan desconectados de la realidad que caen en una
abierta irrelevancia.
Es
decir, los partidos políticos siempre terminan actuando de acuerdo a sus
propios intereses mientras la ciudadanía se mantiene ausente de sus
preocupaciones centrales (aunque en público digan lo contrario). Este aspecto implica
que el partido político termina volviéndose un fin en sí mismo en lugar de
medio para respaldar y perseguir proyectos ciudadanos. Siendo así, y ante la
inevitabilidad de este proceso, cabe preguntarse ¿por qué los ciudadanos no
somos capaces de exigir más de esta clase política?
Respecto
de la pregunta inicial, cabría preguntarse si habrá llegado el momento de que
las sociedades modernas comiencen a exigir más participación en aspectos que
les son cruciales.
TERCER
FALLO: Los partidos políticos usan el poder para sus propios fines.
El
objetivo de las minorías dentro de los partidos políticos es mantenerse en el
poder interna y externamente. Además, las minorías que se apoderan de los
partidos políticos terminan implementando sus propias y particulares ideas
respecto del significado de la democracia. En otras palabras, los partidos
políticos son oligarquías de difícil acceso y cualquier ciudadano no tiene
espacios para desarrollarse con libertad. Para penetrar en dicha estructura
cerrada, un ciudadano puede hacerlo de tres maneras: en primer lugar, con
recursos económicos que le permitan comprar su asiento y a sus seguidores;
segundo, tener apellido o algún grado de respaldo en el interior del partido
que le permita comenzar a caminar sus propias rutas, y en tercer lugar,
participar en una minoría nueva y ambiciosa que conquiste el poder interno.
En
ninguno de esos casos, el parecer de la ciudadanía ha sido tomado en cuenta;
son simples minorías internas que se disputan la dominación de un partido para
usar el poder para sus propios fines. Tienen la desfachatez de declararse
“honestos servidores públicos” y nos hablan de la importancia de la democracia
que no practican.
Debemos
repetirlo: los políticos y los partidos políticos actúan, en primer lugar, para
defender sus propios intereses, y luego, muy atrás en sus motivaciones está el
actuar para defender los intereses de la ciudadanía que votó por ellos. Por lo
tanto, ¿son malos los políticos?. No, así son y debemos tenerlo presente porque
todo dominio supone la existencia de una masa dominada.
CUARTO
FALLO: La democracia genera resultados que solo favorecen a los partidos
políticos, detentores del poder.
Una
frase que ha marcado profundamente la concepción que se tiene de la democracia,
es la que mencionó Abraham Lincoln, durante la Guerra Civil de los Estados
Unidos, la cual decía que los gobiernos son del pueblo, por el pueblo y para el
pueblo. Sin embargo, los gobiernos han terminado siendo de los políticos, por
los políticos y para los políticos.
¿Desean
un ejemplo sencillo?. Desde hace mucho tiempo todos los políticos han
planteado, con mayor o menor énfasis, la necesidad de reformar el sistema
binominal que consideran injusto porque permite que una minoría bloquee los
deseos de una mayoría circunstancial (¿le recuerda algo que mencionamos
anteriormente?, ¿de veras es erróneo defender los derechos de las minorías?).
Lo extraño es que siempre la solución se ha dilatado pero, recientemente ha
vuelto la idea de legislar a cambio del aumento de 14 diputados y 6 senadores.
Es decir, estos tipos están conscientes de que el binominal los ha beneficiado,
engordado y aburguesado, y saben que el término de este sistema electoral puede
significar que, alguno de ellos, tenga que dejar su actual bienestar para volver
a la vida común y corriente, y ganarse la vida con un nivel de esfuerzo al cual
ya no están acostumbrados…¡Inaceptable para muchos de ellos!, excepto, si
aumentaran las probabilidades de ser electo nuevamente. Modificamos el sistema
electoral pero aumentamos los cupos de diputados y senadores para que todos los
políticos ganen.
La
democracia actual es un reflejo de los partidos políticos que la conforman. Estos
no actúan democráticamente cuando se trata de generar nuevos liderazgos sino
que juegan a “las sillas musicales”. Vean a la UDI ¿cómo es posible que menos
de 10 personas, los coroneles, ocupen de manera rotativa los cargos más
relevantes de su partido?.
Es
un mito que los partidos políticos velen por el bien de todos; en primer lugar,
velan por el bien de ellos…¿Qué podemos hacer?.
LOS CAMBIOS QUE DEBEMOS
HACER AL MODELITO…
El
modelo que hemos descrito requiere urgentes adaptaciones que permitan que la
ciudadanía pueda expresarse políticamente de una manera más eficiente. La democracia
representativa tiene demasiadas falencias que han sido muy explotadas para el beneficio
de ciertas personas y empresas. Muchos se han enriquecido de una manera
inaceptable, y han creado una lógica política basada en conservar el poder para
mantener los privilegios de una clase bastarda. Todo debe cambiar.
PRIMERA
TAREA: La democracia no consiste solo en la regla de la mayoría.
La
primera gran tarea de los ciudadanos es la recuperación del verdadero
significado de la democracia. La regla de la mayoría, que predican los
socialistas, no es una regla absoluta, sino que debe ser contrastada permanentemente
con otra serie de valores y principios como la libertad de expresión, los
derechos humanos, el Estado de Derecho, la independencia de los tribunales de
justicia, la transparencia en el uso de los fondos públicos, la propiedad
privada, el respeto a las minorías, la libertad individual, etc.
Los
demócratas dogmáticos nos quieren hacer creer que las mayorías circunstanciales
pueden hacer buenas leyes, pero lo que no nos dicen es que son el primer paso
para imponer una dictadura, la de la mayoría, otra dictadura. Las circunstancias
no pueden ser el fundamento para establecer normas y leyes de largo plazo que
afectan el funcionamiento de las sociedades. Una democracia en forma no puede
pretender aplastar a las minorías solo por el hecho de que existan ciertas
mayorías.
Además,
los socialistas son contrarios a la búsqueda de consensos para crear leyes porque
lo consideran una demostración de la debilidad de la democracia al no respetar
la regla de la mayoría. Ellos desean que la mayoría haga las leyes que les
parezcan, sin restricción alguna; la mayoría es la autoridad…¡siempre y cuando
sea socialista!.
Así
piensan los políticos, pero un ciudadano debe impedir que la regla de la
mayoría sea aplicada a rajatabla y sin contenciones que la limiten. Es un serio
peligro.
SEGUNDA
TAREA: Eliminar la carrera de político profesional.
La
segunda gran tarea consiste en eliminar la carrera de político profesional de
nuestra vida. Algunos de los militantes poderosos de los partidos, asumen su
representación y acceden a cargos públicos muy bien pagados con el dinero de
los contribuyentes sin entregar ninguna contraprestación valiosa. Todo se debe
al surgimiento de oligarquías dentro de los partidos políticos; este es un efecto
secundario indeseado: han facilitado el surgimiento de políticos profesionales
que “dedican” toda su vida para servir a sus conciudadanos y a sus compañeros
de partido. Por cierto, más a los segundos que a los primeros.
Por
eso, es una exigencia de los tiempos actuales que la participación ciudadana dentro
de los partidos deba aumentar a tasas crecientes para que el poder vuelva al
redil del que no debe salir nunca. Y una de las formas para propiciarlo es
impedir la reelección permanente de las mismas personas a los mismos cargos o a
diferentes. Lo más adecuado es que todos los ciudadanos, por única vez en su
vida, puedan ejercer un cargo público de elección popular de modo que cada uno
de ellos sepa ganarse la vida como cualquier ciudadano, ¿no es aquello una
buena manera de asegurar que las leyes sean respetuosas con los ciudadanos a
pie?, ¿no es inadecuado endiosar a sujetos cuya única diferencia con todos
nosotros es que viven a nuestra costa como parásitos enquistados?
Finalmente,
esta mayor participación ciudadana implica que los cargos públicos deban ser
llenados con personas que sean legítimos representantes de la zona; personas
conocedoras de las particulares condiciones de vida de cada zona y que la
defenderán en las instancias que correspondan. Es decir, personas que vivan en
las zonas.
TERCERA
TAREA: Descentralizar el poder.
Finalmente,
la tercera tarea es devolver el poder a sus propias fuentes, es decir, a las
zonas que deben sufrirlos. ¡Basta ya de aplicar un poder centralizado que no conoce
las causas ni sufre los efectos de lo que provoca!. El poder debe volver a cada
zona geográfica para lo cual debe disponer de los recursos que genera para
usarlos como mejor les plazca.
De
esta manera, Calama dejará de ser un campamento miserable y un pueblo
envilecido; será un vergel y un centro de desarrollo importante gracias a la
riqueza que tienen sus tierras; hacia Calama emigrarán los talentos en la
búsqueda de la riqueza que genera. Y solo la comunidad de Calama puede tomar
las decisiones que les competen…¿Que decisiones sensatas puede tomar una
persona que trabaja en Teatinos 120, piso séptimo, excepto apropiarse y
traerlas al centro del país para usarlas con criterios políticos?.
Entonces,
¿será posible pensar en un gobierno federal en el cual cada zona sea autónoma
para generar sus propias actividades, y sus propios representantes a nivel
nacional?. Se requiere que el poder se descentralice a la brevedad. Los
conservadores siguen manifestando que Chile es una república unitaria y centralizada,
pero eso forma parte del pasado.
Los
ciudadanos deben recuperar el poder que nunca tuvieron por culpa de las
oligarquías de todos los colores políticos. Los partidos políticos y sus
representantes son una manera anquilosada de ver el futuro que se aproxima a
pasos raudos. La ciudadanía debe asumir con responsabilidad el deber de apoyar
la creación de una sociedad de amplias oportunidades por las cuales circule el
ser humano libre de trabas y de restricciones internas y externas.
Estos
son tiempos de amplias libertades. Siempre lo han sido.
PANORAMA Liberal
Sábado 21 Septiembre 2013
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