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sábado, 21 de septiembre de 2013

Política. LOS FALLOS DEL MODELO POLÍTICO: DEMOCRACIA-CIUDADANÍA-PARTIDOS POLÍTICOS-PODER

¿No es para la risa el tipo de democracia que los políticos nos estimulan a vivir?, ¿se puede cambiar?
Desde niños nos han repetido que la democracia es lo más grande que ha inventado el ser humano; es lo más apreciado. Sin embargo, aunque muchos la nombran, pocos la aprecian y aplican; la izquierda nos habla con la boca abierta del “valor de la democracia” pero la mayoría de ellos son sus enemigos; la derecha dice que la democracia debe ser respetada, siempre y cuando les favorezca, permitiéndoles continuar disfrutando de sus regalías.

Ciertamente, la democracia representa lo mejor que ha inventado el ser humano en sistemas políticos. Comienza en la antigua Grecia por los 1.500 AC teniendo como base la creación de una serie de Asambleas del Pueblos dentro de las polis helénicas; todos los hombres libres podían participar y, gracias al reducido tamaño de las polis, cada uno de ellos de manera alternada, podía ocupar uno de los cargos de esta asamblea. Entonces, este sistema de gobierno no era representativo, sino que se actuaba mediante la democracia directa. Frente a cada decisión, la opinión de la mayoría era respetada.

En Roma se perfeccionó la democracia representativa en los cargos ejecutivos y comenzaron las distorsiones con los senadores que no eran elegidos, aunque muchos cargos públicos eran cubiertos a través de elecciones directas. Sin embargo, en la Edad Media, el concepto de democracia desapareció para dar paso a los gobiernos aristocráticos conformados por monarquías de lazo y sangre, pero para el siglo XVIII muchos estudiosos consideraban a la democracia como la opción del pueblo de escoger el gobierno imperante. La revolución norteamericana en 1776 y la revolución francesa en 1789 trajo consigo el surgimiento definitivo de las ideas liberales y el establecimiento de una cultura democrática definitiva, ¿podrá ser mejorada y ampliada?.

LOS FALLOS DEL MODELO POLÍTICO: DEMOCRACIA-CIUDADANÍA-PARTIDOS POLÍTICOS-PODER

En la actualidad, la democracia representativa es el sistema más utilizado en el mundo para dirigir los designios de las naciones. Así ha surgido el modelo político que está actualmente vigente: la democracia es el gobierno de la ciudadanía que, por medio de los partidos políticos, ejerce el poder. Se supone que la democracia permite que la ciudadanía ejerza el poder en forma y es, por eso, que la democracia se considera como el sistema de gobierno más apropiado para el manejo de los asuntos de todos, frente a los otros sistemas que han existido o se han diseñado. Sin embargo, tiene notorios fallos que deben ser aclarados.

PRIMER FALLO: La ciudadanía ignora el sentido y valor de la democracia.

El primer gran fallo del modelo político actual surge por la manifiesta ignorancia que tiene la ciudadanía respecto del sentido y valor de la democracia. De alguna manera, los han sorprendido identificando a la democracia con la mera obtención de mayorías; les han dicho: “consigan la mayoría y podrán hacer lo que deseen…eso es democracia”; les han dicho “las mayorías deben ser impuestas…eso es democracia”. Por eso, la momia socialista que antes se llamaba “concertación” ha decidido llamarse “la nueva mayoría” porque pretenden obtener el poder para pasar por encima de todos aquellos que piensan distinto; una “nueva mayoría” para gobernar según los gustos de ellos; es la democracia socialista…¿y las minorías?...Deben adaptarse a lo que las mayorías impongan.

Entonces, por la citada lógica socialista, democracia=mayorías, muchos creen que la palabra “democracia” significa que las mayorías tienen el poder de imponerse a todos; estos son los demócratas dogmáticos; son los socialistas, en todas sus vertientes, que creen que la regla de la mayoría es una autoridad que dicta lo que debe hacerse, es decir, dicta la ley. Por eso, no hay límites para las mayorías circunstanciales y la dictadura es lo que nos espera; no hay otros principios que limiten la citada regla.

La ciudadanía no es capaz de reconocer la gravedad de que la democracia esté asociada a la regla de la mayoría sin otros principios de por medio, en especial, cuando son los socialistas, los perfectos enemigos de la democracia, los que dicen que la aman con locura. Locura totalitaria.

SEGUNDO FALLO: La ciudadanía no es representada por los partidos políticos.

Existe una pregunta que merece una clara respuesta: ¿es posible generar un orden social desarrollado sin una pequeña clase política dominante?. Algunos, como el sociólogo alemán, Robert Michels han planteado que “la mayoría de los seres humanos están predestinados por la trágica necesidad de someterse al dominio de una pequeña minoría, a una condición de tutela permanente, y deben avenirse a constituir el pedestal de una oligarquía”.

Así, Michels puso en la palestra la famosa de “la ley de hierro de la oligarquía” que plantea que toda organización, a partir de un cierto tamaño, grado de complejidad, y debido a la burocratización y la necesidad de delegar, tiende a ser dominada por unas elites que son las que disponen del tiempo, el know-how, la motivación y el capital social precisos para su gestión y perpetuación. De este modo, una minoría hiperactiva u oligarquía acaba por secuestrar los partidos políticos y acabar con su “espontaneidad”.

Al final de este proceso, los partidos políticos ya se miran el ombligo, prestando más atención a la mantención del poder que a atender la evolución del pensamiento y de las ideologías. Algunos partidos permanecen por años en la palestra pública porque la pequeña oligarquía lo sigue financiando, pero más temprano que tarde se muestran tan desconectados de la realidad que caen en una abierta irrelevancia.

Es decir, los partidos políticos siempre terminan actuando de acuerdo a sus propios intereses mientras la ciudadanía se mantiene ausente de sus preocupaciones centrales (aunque en público digan lo contrario). Este aspecto implica que el partido político termina volviéndose un fin en sí mismo en lugar de medio para respaldar y perseguir proyectos ciudadanos. Siendo así, y ante la inevitabilidad de este proceso, cabe preguntarse ¿por qué los ciudadanos no somos capaces de exigir más de esta clase política?

Respecto de la pregunta inicial, cabría preguntarse si habrá llegado el momento de que las sociedades modernas comiencen a exigir más participación en aspectos que les son cruciales.

TERCER FALLO: Los partidos políticos usan el poder para sus propios fines.

El objetivo de las minorías dentro de los partidos políticos es mantenerse en el poder interna y externamente. Además, las minorías que se apoderan de los partidos políticos terminan implementando sus propias y particulares ideas respecto del significado de la democracia. En otras palabras, los partidos políticos son oligarquías de difícil acceso y cualquier ciudadano no tiene espacios para desarrollarse con libertad. Para penetrar en dicha estructura cerrada, un ciudadano puede hacerlo de tres maneras: en primer lugar, con recursos económicos que le permitan comprar su asiento y a sus seguidores; segundo, tener apellido o algún grado de respaldo en el interior del partido que le permita comenzar a caminar sus propias rutas, y en tercer lugar, participar en una minoría nueva y ambiciosa que conquiste el poder interno.

En ninguno de esos casos, el parecer de la ciudadanía ha sido tomado en cuenta; son simples minorías internas que se disputan la dominación de un partido para usar el poder para sus propios fines. Tienen la desfachatez de declararse “honestos servidores públicos” y nos hablan de la importancia de la democracia que no practican.

Debemos repetirlo: los políticos y los partidos políticos actúan, en primer lugar, para defender sus propios intereses, y luego, muy atrás en sus motivaciones está el actuar para defender los intereses de la ciudadanía que votó por ellos. Por lo tanto, ¿son malos los políticos?. No, así son y debemos tenerlo presente porque todo dominio supone la existencia de una masa dominada.

CUARTO FALLO: La democracia genera resultados que solo favorecen a los partidos políticos, detentores del poder.

Una frase que ha marcado profundamente la concepción que se tiene de la democracia, es la que mencionó Abraham Lincoln, durante la Guerra Civil de los Estados Unidos, la cual decía que los gobiernos son del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Sin embargo, los gobiernos han terminado siendo de los políticos, por los políticos y para los políticos.

¿Desean un ejemplo sencillo?. Desde hace mucho tiempo todos los políticos han planteado, con mayor o menor énfasis, la necesidad de reformar el sistema binominal que consideran injusto porque permite que una minoría bloquee los deseos de una mayoría circunstancial (¿le recuerda algo que mencionamos anteriormente?, ¿de veras es erróneo defender los derechos de las minorías?). Lo extraño es que siempre la solución se ha dilatado pero, recientemente ha vuelto la idea de legislar a cambio del aumento de 14 diputados y 6 senadores. Es decir, estos tipos están conscientes de que el binominal los ha beneficiado, engordado y aburguesado, y saben que el término de este sistema electoral puede significar que, alguno de ellos, tenga que dejar su actual bienestar para volver a la vida común y corriente, y ganarse la vida con un nivel de esfuerzo al cual ya no están acostumbrados…¡Inaceptable para muchos de ellos!, excepto, si aumentaran las probabilidades de ser electo nuevamente. Modificamos el sistema electoral pero aumentamos los cupos de diputados y senadores para que todos los políticos ganen.

La democracia actual es un reflejo de los partidos políticos que la conforman. Estos no actúan democráticamente cuando se trata de generar nuevos liderazgos sino que juegan a “las sillas musicales”. Vean a la UDI ¿cómo es posible que menos de 10 personas, los coroneles, ocupen de manera rotativa los cargos más relevantes de su partido?.

Es un mito que los partidos políticos velen por el bien de todos; en primer lugar, velan por el bien de ellos…¿Qué podemos hacer?.

LOS CAMBIOS QUE DEBEMOS HACER AL MODELITO…

El modelo que hemos descrito requiere urgentes adaptaciones que permitan que la ciudadanía pueda expresarse políticamente de una manera más eficiente. La democracia representativa tiene demasiadas falencias que han sido muy explotadas para el beneficio de ciertas personas y empresas. Muchos se han enriquecido de una manera inaceptable, y han creado una lógica política basada en conservar el poder para mantener los privilegios de una clase bastarda. Todo debe cambiar.

PRIMERA TAREA: La democracia no consiste solo en la regla de la mayoría.

La primera gran tarea de los ciudadanos es la recuperación del verdadero significado de la democracia. La regla de la mayoría, que predican los socialistas, no es una regla absoluta, sino que debe ser contrastada permanentemente con otra serie de valores y principios como la libertad de expresión, los derechos humanos, el Estado de Derecho, la independencia de los tribunales de justicia, la transparencia en el uso de los fondos públicos, la propiedad privada, el respeto a las minorías, la libertad individual, etc.

Los demócratas dogmáticos nos quieren hacer creer que las mayorías circunstanciales pueden hacer buenas leyes, pero lo que no nos dicen es que son el primer paso para imponer una dictadura, la de la mayoría, otra dictadura. Las circunstancias no pueden ser el fundamento para establecer normas y leyes de largo plazo que afectan el funcionamiento de las sociedades. Una democracia en forma no puede pretender aplastar a las minorías solo por el hecho de que existan ciertas mayorías.

Además, los socialistas son contrarios a la búsqueda de consensos para crear leyes porque lo consideran una demostración de la debilidad de la democracia al no respetar la regla de la mayoría. Ellos desean que la mayoría haga las leyes que les parezcan, sin restricción alguna; la mayoría es la autoridad…¡siempre y cuando sea socialista!.

Así piensan los políticos, pero un ciudadano debe impedir que la regla de la mayoría sea aplicada a rajatabla y sin contenciones que la limiten. Es un serio peligro.

SEGUNDA TAREA: Eliminar la carrera de político profesional.

La segunda gran tarea consiste en eliminar la carrera de político profesional de nuestra vida. Algunos de los militantes poderosos de los partidos, asumen su representación y acceden a cargos públicos muy bien pagados con el dinero de los contribuyentes sin entregar ninguna contraprestación valiosa. Todo se debe al surgimiento de oligarquías dentro de los partidos políticos; este es un efecto secundario indeseado: han facilitado el surgimiento de políticos profesionales que “dedican” toda su vida para servir a sus conciudadanos y a sus compañeros de partido. Por cierto, más a los segundos que a los primeros.

Por eso, es una exigencia de los tiempos actuales que la participación ciudadana dentro de los partidos deba aumentar a tasas crecientes para que el poder vuelva al redil del que no debe salir nunca. Y una de las formas para propiciarlo es impedir la reelección permanente de las mismas personas a los mismos cargos o a diferentes. Lo más adecuado es que todos los ciudadanos, por única vez en su vida, puedan ejercer un cargo público de elección popular de modo que cada uno de ellos sepa ganarse la vida como cualquier ciudadano, ¿no es aquello una buena manera de asegurar que las leyes sean respetuosas con los ciudadanos a pie?, ¿no es inadecuado endiosar a sujetos cuya única diferencia con todos nosotros es que viven a nuestra costa como parásitos enquistados?

Finalmente, esta mayor participación ciudadana implica que los cargos públicos deban ser llenados con personas que sean legítimos representantes de la zona; personas conocedoras de las particulares condiciones de vida de cada zona y que la defenderán en las instancias que correspondan. Es decir, personas que vivan en las zonas.

TERCERA TAREA: Descentralizar el poder.

Finalmente, la tercera tarea es devolver el poder a sus propias fuentes, es decir, a las zonas que deben sufrirlos. ¡Basta ya de aplicar un poder centralizado que no conoce las causas ni sufre los efectos de lo que provoca!. El poder debe volver a cada zona geográfica para lo cual debe disponer de los recursos que genera para usarlos como mejor les plazca.

De esta manera, Calama dejará de ser un campamento miserable y un pueblo envilecido; será un vergel y un centro de desarrollo importante gracias a la riqueza que tienen sus tierras; hacia Calama emigrarán los talentos en la búsqueda de la riqueza que genera. Y solo la comunidad de Calama puede tomar las decisiones que les competen…¿Que decisiones sensatas puede tomar una persona que trabaja en Teatinos 120, piso séptimo, excepto apropiarse y traerlas al centro del país para usarlas con criterios políticos?.

Entonces, ¿será posible pensar en un gobierno federal en el cual cada zona sea autónoma para generar sus propias actividades, y sus propios representantes a nivel nacional?. Se requiere que el poder se descentralice a la brevedad. Los conservadores siguen manifestando que Chile es una república unitaria y centralizada, pero eso forma parte del pasado.

Los ciudadanos deben recuperar el poder que nunca tuvieron por culpa de las oligarquías de todos los colores políticos. Los partidos políticos y sus representantes son una manera anquilosada de ver el futuro que se aproxima a pasos raudos. La ciudadanía debe asumir con responsabilidad el deber de apoyar la creación de una sociedad de amplias oportunidades por las cuales circule el ser humano libre de trabas y de restricciones internas y externas.

Estos son tiempos de amplias libertades. Siempre lo han sido.

PANORAMA Liberal

Sábado 21 Septiembre 2013

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