Sabemos que son las generaciones perdidas las que rayan las paredes con afirmaciones como "educación gratuita", porque no saben lo que eso implica... |
Ayer, de nuevo, salieron
a las calles los estudiantes para hacer sentir su opinión respecto de la
educación con nuevos liderazgos…Los de antaño ya lograron su objetivo de ser
conocidos; ingresaron al juego de la política para optar por seguir la carrera
de político profesional pagado por todos los contribuyentes. Demasiados
parásitos tenemos que ya aparecen nuevos pretendientes para no hacer nada más
en su vida que dedicarse a vivir de la política sin ofrecer nada más a cambio…
Volviendo al tema de las
marchas estudiantiles, si se recorre el sentido de la marcha de ayer se hacen
notorios los rayados en la propiedad privada que son elocuentes para invitarnos
a pensar en ¡cuánto necesitamos una verdadera educación de calidad!...
En uno de esos rayados se
leía: “educación gratuita”, y aquí viene la duda…
¿Sabrá el muchacho que lo
escribió el significado real de dicha frase?...
¿Sabrá este muchacho que
desde el punto de vista financiero es imposible que el acceso a la educación
sea gratuito para todo el mundo?...
¿Sabrá este muchacho el
significado de la palabra “educación”?...
Si el muchacho que rayó
la pared supiera que la educación que él exige es un bien noble e indispensable
que colabora positivamente en la construcción y desarrollo de su propio ser
integral, ¿seguiría rayando las paredes?. Por cierto, el argumento de este
muchacho podría ser que “no tenemos educación”. Y tiene toda la razón. Él es la
prueba de que no tenemos una buena educación. Pero, el argumento falaz y
facilista es culpar al lucro, a los colegios, a los gobiernos y a la sociedad
por esta situación…
Por medio de la educación,
se transmiten nociones relevantes para nuestro desarrollo integral como ser
humano. Así se nos revelan la cultura, la experiencia, los descubrimientos, el
conocimiento como patrimonio común, los valores morales, la fe y las
costumbres. La educación alienta el desarrollo de habilidades, ofrece
posibilidades y abre puertas, pero como proceso, va mucho más allá que lo que
ofrecen las instituciones educativas puesto que educan los padres, la familia, la
sociedad, los medios, los amigos, los clubes, las relaciones que tenemos…La
pregunta: ¿Cómo están educando a los jóvenes las otras instituciones distintas
a las educativas?, ¿bajo qué preceptos?...
Por eso, podemos decir
que este muchacho que raya las paredes ya ha sido educado en una cierta cultura
que no respeta a los otros, basada en la violencia, intolerante, escasa de valores
y resentida, que no nace de los colegios e instituciones educativas en las que
ha estado, sino que proviene de su familia y su entorno.
En otras palabras, este muchacho
y la familia que lo ha educado, creen que no pagando por ingresar a una sala de
clases mejorará como por arte de magia su cultura, sus valores, sus costumbres,
su visión del mundo. Desafortunadamente, eso es un imposible, porque la
educación requiere de un decidido esfuerzo y compromiso individual y familiar.
Decimos, entonces, que estas
son generaciones perdidas de muchachos y muchachas –y sus familias- que buscan
culpables de su propia pobreza cognitiva, afectiva y conductual en elementos
que están fuera de ellos; elementos que no pueden controlar, olvidando que la
educación no equivale a disponer de cierto estátus material o económico.
Estas son generaciones
perdidas porque no valoran el esfuerzo que se requiere para alcanzar sus metas.
Observan como algunos viven vidas de ensueño y les tienen envidia. Creen que
merecen más por el solo hecho de caminar y decir “como ‘tai” o escribir “xD”.
Ya hay demasiados
incultos con demasiado dinero, pero faltan personas más cultas y educadas con
menos riqueza. Por eso, es claro que existen situaciones que deben mejorarse
como permitir que los más talentosos logren ascender a lo máximo que sus
capacidades les permitan sin restricciones financieras.
Sin embargo, el principal
cambio educacional pasa necesariamente porque la persona se mejore a sí misma.
Y a sus propias familias. Enriquecerse a sí mismos no pasa por disponer de
mayor riqueza material, sino disponer de una mejor educación, resultado de un
duro trabajo y esfuerzo personal, que no depende de pagar o no pagar por
asistir a una cierta institución educacional.
El hecho de que algunos
sigan rayando muros es una prueba inequívoca de que la violencia y la
intolerancia forman parte de la educación y cultura que han recibido en los
senos de sus propias familias y que solo
será erradicada en una sociedad libre.
PANORAMA Liberal
Viernes 12 Abril 2013
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