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sábado, 19 de febrero de 2011

NUESTRO JEKYLL - HYDE : KARADIMA


Cuando Robert Louis Stevenson publicó en 1886, su novela “El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde”  nunca imaginó el impacto que produciría. El argumento trata de un abogado, Utterson, que investiga la extraña relación entre su viejo amigo, el Dr. Henry Jekyll, y el misántropo Sr. Edward Hyde.

Al final, descubre, que el doctor Jekyll tenía una clara obsesión: separar las dos naturalezas que conviven en cada persona, lo bueno y lo malo, y que consigue mediante una poción. Cuando una persona se la bebe se convierte en un ser maligno, y en el caso de Jekyll se convierte en el Sr. Hyde. Con el paso del tiempo, y cada vez más, Hyde se fue apropiando del cuerpo de Jekyll, hasta llegar el punto en el que ambos personajes se odiaban. Al final, ambos encuentran la muerte. Esta novela se consideró una representación vívida de la psicopatología correspondiente a un desdoblamiento de personalidad.

Esta semana se han publicitado algunos aspectos del fallo eclesiástico en contra del cura Karadima que también sufría una especie de desdoblamiento de personalidad. Otro Jekyll y Hyde de la iglesia católica.

El Jekyll-Karadima.

Cuando Karadima se despidió de su cargo el 8 de septiembre del año 2006, fue aplaudido por los fieles luego de largos años, supuestamente, al servicio de la parroquia. Tuvo una activa vida parroquial compartiendo con jóvenes en una pastoral juvenil “Acción Católica”, incentivando a la vocación sacerdotal, visitando presos y enfermos terminales, convirtiendo a sus sacerdotes en jerarcas de la iglesia, y transformando a su parroquia en un ícono para élite política y económica de la época. Se le consideraba una persona amable y simpática.

El Hyde-Karadima

Mientras acontecía lo anterior, y desde hace casi 30 años, el otro Karadima abusaba sexualmente de menores que estaban en una situación de vulnerabilidad, cometía actos impuros incluyendo la fornicación y abuso sin distinguir la edad usando la fuerza física y moral, y se aprovechaba del cargo para cometer sus delitos. Incluso, el abogado querellante, Hermosilla, afirma que “hay actos de tocamiento a jóvenes que persisten hasta el año 2010”. ¡ Hasta el final Karadima mantuvo sus actos !

Mientras tanto, su inteligente abogado, Juan Bulnes, presentará en marzo la apelación al fallo, entregando pruebas que acreditan que las supuestas víctimas no eran menores de edad a la fecha en que se habrían cometido los abusos. Es  decir, se reconoce que Karadima abusó, al menos, de personas adultas. De este modo, Bulnes cree “que se puede demostrar la inocencia del cura Karadima respecto de todos los cargos de abusos”. ¿Cómo se entiende?.

En realidad, la sentencia a Karadima muestra un patrón de conducta internalizado y permanente, de abusos y fornicaciones con jóvenes y personas vulnerables. Afortunadamente, ya ha sido sentenciado por la opinión pública y lo más sensato es que este señor sea encerrado o confinado fuera de la vista de las personas de las cuáles abusó.

El poder fue la poción de Karadima

Mientras que en el caso del Sr Jekyll y el Sr Hyde, la transformación era inducida por una poción, en este caso, la transformación se producía en la privacidad de los aposentos parroquiales y con personas débiles para enfrentarse al poder de la santidad que debía irradiar. En realidad, las personas no podían confrontar el poder de lo religioso con el poder de lo inmoral.

Conviene recordar la frase de lord Acton “el poder corrompe, el poder absoluto corrompe absolutamente” que indica que, un principio fundamental del comportamiento humano consiste en que cada persona actúa, siempre, de manera intencional para satisfacer, primero, sus propios intereses cualesquiera que estos sean, y después, velar por los intereses de los demás.

Y pese a lo que crean algunos ilusos, los curas son seres humanos y, por lo tanto, no pueden evadir las leyes que nos gobiernan. Por lo tanto, si a un cura se le da poder para gobernar sobre otros, lo utilizará para satisfacer sus deseos. Y si el cura es bueno (como hay muchos) usará su poder para el bien, pero si el cura es malo, usará su poder para el mal.

Y la feligresía, ¿dónde estaba?

Y esto se produce porque son las mismas personas, devotos y necesitados de apoyo espiritual, los que entregan el poder y eligen quién debe gobernarlos espiritualmente. No están conscientes que entregan poder para ser subyugados y apremiados. Por eso no extraña que surjan tipos como el cura Karadima, y antes el cura Tato, porque es el resultado inevitable de otorgar poderes para el mal y el bien a simples mortales, llenos de defectos y algunas virtudes, como todos.   

Por tanto, la culpa que surjan tipos como el cura Karadima también recae en el entorno y la feligresía que lo protegió y lo cobijó por largos años, para que siguiera dando rienda suelta a sus oscuras bajas pasiones, ¡ y con los hijos y conocidos de ellos mismos !. Resulta difícil de creer que la feligresía no haya sabido de estos abusos y es más probable que los haya acallado con violencia y desprecio.

Es cierto que este fallo debe ser duro para aquellos que lo defendieron, y que deben bajar la cabeza con vergüenza, ¿en dónde estaban y porque no hicieron nada por casi 30 años de denuncias?. No pueden argumentar que no sabían, sino de que callaron porque no creían que la santidad de su iglesia podía ser mancillada por este tipo individuos.

Una conclusión

Cualquier persona que ostente algún tipo de poder hegemónico sobre otros se va a terminar corrompiendo si no cuenta con mecanismo de control externos. Y entendemos corrupción como algo que va más allá de apropiarse de recursos, sino de violar aquellos principios éticos inmutables que deben guiar la acción humana dentro de la sociedad: el respeto por la vida y el respeto por los otros.

Por lo tanto, si se desea evitar la corrupción, controlemos el poder que graciosamente otorgamos. Debemos recordar que, por muy poderoso que sea el que dispone del poder, este descansa en nuestro consentimiento, explícito o implícito. Y, en el caso de lo religioso, se deben distinguir entre  las creencias y los seres humanos que se dicen portadores de la divinidad. Solo nuestro corazón nos dirá lo que es bueno y lo que es malo. 

Y actuemos en consecuencia.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Felicitaciones, muy buen comentario.