Cada día entiendo menos a los políticos cuando, merced a un simple cambio cosmético, postulan que el mundo comenzará a girar en sentido contrario. Es el caso del ministro Hinzpeter que plantea en la prensa que “no hay satisfacción más grande para quienes nos dedicamos a las políticas públicas que el cumplimiento de los compromisos adquiridos”. Es decir, está satisfecho de la creación del Ministerio del Interior y Seguridad Pública y está bien, puesto que estaba en el programa de gobierno.
¿Y cuál es la maravilla de tener un nuevo ministerio?
Plantea Hinzpeter que “en términos resumidos, el nuevo diseño contempla la creación de la Subsecretaría de Prevención del Delito, que se suma a las dos subsecretarías existentes -de Interior y de Desarrollo Regional-, la creación del Servicio Nacional para la Prevención y Rehabilitación del Consumo de Drogas y Alcohol, que reemplazará el actual Consejo Nacional para el Control de Estupefacientes (Conace); y el traspaso de la dependencia de Carabineros de Chile y de la Policía de Investigaciones desde el Ministerio de Defensa a este Ministerio”.
Insistimos: es un mero ajuste de funcionarios y burócratas, puesto que “de esta manera, la elaboración, coordinación y ejecución de las políticas y programas para reducir el delito -tareas que hasta ahora habían sido asumidas por un programa de la Subsecretaría del Interior denominado División de Seguridad Pública- serán ahora abordadas por una institución con mayores niveles de autonomía y facultades”.
Y termina indicando que “así, el gobierno avanza en su compromiso de ganarle la batalla a la delincuencia y al narcotráfico, tarea esencial para construir una sociedad con mayores libertades, oportunidades e igualdades”.
¿Cómo un reordenamiento de activos puede provocar cambios tan formidables?, ¿en dónde estábamos antes que no se hacía?. Lo más probable, es que esto es una muestra más de propaganda gubernamental.
Por eso, resulta decepcionante que un simple funcionario que asume un cargo de coordinación, ante la pregunta ¿Disminuirá el delito y los índices de victimización?, responda “por supuesto que sí…”
Más seriedad, señores de gobierno. La lacra del delito requiere más que el ajuste y el acomodo de oficinas y sillas en un nuevo edificio. Burócratas más o burócratas menos, no se alterarán las causas profundas del delito que están dadas por la pobreza, la falta de educación, un pobre sistema carcelario y la carencia de oportunidades.
Estas son las razones de fondo que deben ser abordadas y no las cosméticas. Más trabajo y menos circo.
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