¿Que haremos con los hombres-masa que se desparraman por todo el mundo? |
Estos
son tiempos en que la vulgaridad del hombre-masa se pasea oronda por las calles
y recintos del país, orgullosa en su desnudez y estupidez. Conviene, entonces,
recordar al gran Ortega y Gasset y su abierta crítica al hombre-masa,
manifestación impalpable de la falta de sentido de la vida y de la vulgaridad
en su peor acepción…En esta oportunidad, nos hemos permitido parafrasear y
trasladar los conceptos del filósofo español a la realidad nacional, que se
pudre en los mismos basureros de lo ordinario y de lo poco gratificante. El
hombre-masa no tiene deberes, no se exige a sí mismo, no se considera un
proyecto en formación, se mece en la indiferencia…El hombre-masa considera que
toda su vida gira en torno a la satisfacción de sus necesidades más elementales
que, otros como ellos, han puesto en el sitial de los denominados “derechos sociales”
que le son connaturales por el solo hecho de existir…
Así
hemos llegado a la actual cultura de la vulgaridad, del bullicio, del ruido y
el insulto que se manifiesta en diálogos como los siguientes, usados, incluso, para
mendigar:
- Vagabundo (más de 50 años): Señor, perdone
la interrupción…¿Usted no tendría 100 pesos para poder comer algo?
O…
-
Flaite chileno (menos de 20 años): Hey, viejo…¿tiene una monedita solidaria
para ir a ver al colo…?
Algo
hemos hecho para llegar a esta situación. Mendigos hemos tenido siempre, pero la
instrucción que han recibido es muy distinta. Antaño, la instrucción era un
deber asumido por todos; hoy, la instrucción es una especie de derecho sin
ningún deber asociado. Hoy, hemos alcanzado la meta de que los mendigos sean
vulgares hasta para pedir limosna en las calles.
LA CRITICA AL HOMBRE
MASA…PARAFRASEANDO A ORTEGA Y GASSET
Así,
Ortega decía que “vivir es encontrarse en
una circunstancia y actuar, decidir, en ella. La circunstancia es el yo
viviendo con, entre y en función de las cosas. Es, pues, el mundo en que estoy,
el mundo en que elijo ser lo que tengo que ser: mi mundo.
Pues bien, la circunstancia
que nos preocupa es la del problema social que vive Chile en este momento: la
“circunstancia chilena”. Podemos observar esa circunstancia desde la política y
desde la pedagogía haciendo de las dos una sola, porque, decía “Si educación es
transformación de una realidad en el sentido de cierta idea mejor que poseemos,
y la educación no ha de ser sino social, tendremos que la pedagogía es la
ciencia de transformar las sociedades. Antes llamábamos a esto política: he
aquí, pues, que la política se ha hecho para nosotros pedagogía social y el
problema chileno es un problema pedagógico”.
Así pues, Chile es el
problema. Chile padece un déficit de orden intelectual: Chile no tiene, no hace
ciencia, Chile sufre de conservadurismo…El Mundo es la solución: el Mundo es
ciencia, el Mundo es educación. Para efectuar ese “proceso de salvación” (globalización
de Chile) es preciso adoptar la política como educación; de ese modo, se
conseguirá reformar la pedagogía (especialmente la Universidad), la acción
política y la sociedad en general.
Pero el Mundo está en
crisis. ¿La causa? El advenimiento de las masas: “Las ciudades están llenas de
gente. Las casas, llenas de inquilinos. Los hoteles, llenos de huéspedes. Los
trenes, llenos de viajeros. Los cafés, llenos de consumidores. Los paseos,
llenos de transeúntes. Los espectáculos, como no sean muy extemporáneos, llenos
de espectadores. Las playas, llenas de bañistas. Lo que antes no solía ser
problema, empieza a serlo ahora casi continuamente: encontrar sitio. Para quien
crea, como yo creo que todo fenómeno, además de tener una causa, tiene un
estilo -es decir, un gesto y una forma en que se expresa un modo general de
vida-, no es posible presenciar esa torrencial confluencia de seres humanos sin
sobrecogerse un poco”.
“La muchedumbre se ha hecho
visible, se ha instalado en los lugares preferentes de la sociedad. Antes, si
existía, pasaba inadvertida, ocupaba el fondo del escenario social; ahora se ha
adelantado a las candilejas, es ella el personaje principal. Ya no hay
protagonistas: sólo hay coro”.
Ya todos advertimos la presencia
de la masa. Y nos sobrecogemos y quejamos amargamente. Las masas quieren
mandar, han decidido mandar. De ese “triunfo del hombre-masa” habían de surgir
los totalitarismos ideológicos como el socialismo, fascismo, nazismo y
comunismo; primos hermanos ideológicos. Pero, ¿qué entendemos por masa y, sobre
todo, quién es el hombre-masa?.
“En rigor, la masa puede
definirse, como hecho psicológico, sin necesidad de esperar a que aparezcan los
individuos en aglomeración. Delante de una persona podemos saber si es masa o
no. Masa es todo aquel que no se valora a sí mismo -en bien o en mal- por
razones especiales, sino que se siente como todo el mundo y, sin embargo, no se
angustia”.
“Es intelectualmente masa el
que ante un problema cualquiera se contenta con pensar lo que buenamente
encuentra en su cabeza. Es, en cambio, egregio el que desestima lo que halla
sin previo esfuerzo en su mente, y sólo acepta como digno de él lo que aún está
por encima de él y exige un nuevo estirón para alcanzarlo…El hombre-masa es el
hombre cuya vida carece de proyecto y va a la deriva. Por eso no construye
nada, aunque sus posibilidades, sus poderes, sean enormes”.
En resumen, el hombre-masa
es aquella alma vulgar, que se siente idéntico a los demás y no se angustia por
ello, que abandona su destino en brazos ajenos.
Así, se puede concretizar la
figura del “hombre-masa” en tres figuras:
Primero: el “niño mimado”,
aquel caprichoso que exige sin dar nada a cambio y que no sabe si lo que exige
es posible;
Segundo: el “señorito
satisfecho”, quien, aquietado, cree que el mundo se hace solo y no colabora en
su sustento y progreso. Se cree con el derecho a todo y de inmediato y no
adopta responsabilidad alguna, es insolidario con la causa de su bienestar.
Tercero: Por último, el
“especialista científico”, aquel hombre portador de conocimientos científicos,
pero que no sabe nada de lo que a todos atañe, no sabe nada de los asuntos
públicos, ni le preocupan. Sabe mucho de su parcela del saber, de su
especialidad, pero nada del mundo.
Este análisis del
hombre-masa se aproxima mucho a los planteamientos de Nietzsche sobre la moral
del rebaño: “lo característico del momento es que el alma vulgar, sabiéndose
vulgar, tiene el denuedo de afirmar el derecho de la vulgaridad y lo impone
dondequiera…El hombre-masa está satisfecho tal y como es. Ingenuamente tenderá
a afirmar y dar por bueno cuanto en sí halla: opiniones, apetitos,
preferencias, gustos.... nada ni nadie le fuerza a caer en la cuenta de que él
es un hombre de segunda clase”.
Por eso, también como
Nietzsche, frente al hombre-masa, frente al “rebaño”, debe enfrentarse la
existencia del hombre egregio, del hombre que está por encima, del hombre
selecto: “el hombre selecto no es el petulante que se cree superior a los demás,
sino el que se exige más que los demás”.
En definitiva, frente al
hombre-masa, el hombre excelente: aquel que se obliga y se exige. El hombre
“elegante”, quien sabe elegir bien, quien actúa inteligentemente, quien no
rehúye su libertad y afronta su compromiso…
En otras palabras, el
hombre-masa vulgar y ordinario es todo lo contrario de un filósofo, del que se
burla soezmente. Por eso, para el hombre egregio la filosofía es inevitable y
no brota por razón de utilidad, ni por capricho. Más bien, para el hombre
egregio la Filosofía es una ocupación que no vive de sus consecuencias, que no
se justifica por su logro, que no tiene que ver con la utilidad, sino con el
afán de aprehender el todo. De ahí que la filosofía sea constitutivamente
necesaria al intelecto.
“La filosofía es un enorme
apetito de transparencia y una resuelta voluntad de mediodía. La Filosofía es
formalmente radicalismo porque es el esfuerzo para descubrir las raíces de lo
demás”.
Es por eso que la Filosofía se
basa en dos postulados metodológicos:
PRIMERO: AUTONOMÍA. La filosofía
es un método y un saber propios, independientes.
SEGUNDO: PANTONOMÍA: La
filosofía aspira a dar una interpretación del Todo.
¿Cuál es la tarea de un
hombre egregio que practica la filosofía?. El hombre egregio busca al hombre y al
mundo en sus raíces, y su propósito radical es traer a la superficie, declarar,
descubrir lo oculto o velado: ser ALETHEIA…¡Educar!
“El filósofo, a diferencia
de todo otro científico, se embarca para lo desconocido como tal. Lo más o menos
conocido es partícula, porción, esquirla del Universo. El filósofo se sitúa
ante su objeto en actitud distinta de todo otro conocedor el filósofo ignora
cuál es su objeto y de él sabe sólo: primero, que no es ninguno de los demás
objetos; segundo, que es un objeto integral, que es el auténtico todo, el que
no deja nada fuera y, por lo mismo, el único que se basta”.
“No será nuestro camino ir
más allá de la física, sino al revés, retroceder de la física a la vida
primaria y en ella hallar la raíz de la filosofía. Resulta ésta, pues, no
meta-física, sino ante-física. Nace de la vida misma y, como veremos muy
estrictamente, ésta no puede evitar, siquiera sea elementalmente, filosofar”.
RAZONES PARA RECORDAR AL
GRAN ORTEGA Y GASSET
¿Cuál
es el lugar de Ortega y Gasset en la historia de la filosofía?. Este
maravilloso filósofo tenía la costumbre de ocultar sus fuentes por lo que se
requiere sugerir las influencias que tuvo. Sin embargo, el mismo Ortega dijo
alguna vez que “debo a Alemania las
cuatro quintas partes de mi haber intelectual”.
PRIMERO:
Rechazo frontal del mito e irracionalidad.
Según
Ortega los hombres egregios deben rechazar frontalmente los mitos dado que dan respuestas
basadas en las tinieblas, mientras que la filosofía es buscar la luz o aletheia.
Lo
anterior no quiere decir que no se deban buscar sueños y acometer empresas
platónicas: la llamada constante al logos, a la palabra meditada, reflexionada,
razonada o a la palabra racional, como medio de resolución de conflictos y como
estructura en la que asentar la vida del hombre.
Ortega
ve a los hombres encerrados en una caverna (representación de la ignorancia) de
la que es preciso salir. Y, para ello, la paideia que era, para los antiguos
griegos, el proceso de formación y educación de los niños, entendida como la
transmisión de valores (saber ser) y saberes técnicos (saber hacer) inherentes
a la sociedad. La educación de los niños son el recurso más rentable tanto a
nivel individual como social.
SEGUNDO:
La élite debe elegir y mandar.
Otro
rasgo característico de la filosofía de Ortega es el rol del elitismo.
Claramente, no hablamos de un elitismo de clase o de corte social, sino un
elitismo que atañe a las conciencias, es decir, a la educación, a los
individuos como seres inteligentes. Quien mejor elige, el más inteligente,
sobre ése han de recaer los designios de la política entendida como
preocupación por la razón pública.
Podemos
decir que Ortega se nutre de Aristóteles al plantear que la enseñanza de la
virtud es el eje ético del quehacer político del ciudadano, la llamada al
compromiso público del ciudadano: ciudadano es el que participa en el gobierno
de la ciudad, el que asume su responsabilidad social; ciudadano no puede ser el
hombre-masa, el irresponsable, el que deja que otros piensen y decidan por él.
Además,
Ortega critica a la democracia a la que tilda de “plebeyismo” por congraciarse
permanentemente con aquellos que no tienen nada que entregar, los hombres-masa.
De aquí surgen las prebendas que los políticos entregan a los hombres-masa con
el único fin de permanecer controlando los recursos del Estado.
TERCERO:
Duda y reflexión permanente en este mundo.
Al
igual que Descartes, Ortega pone en el centro metodológico el rol de la duda
que permite alcanzar el conocimiento; señala el cogito como instancia
indubitable de la reflexión; reclama la mantención siempre viva de la llama de
la razón y, en definitiva, la urgencia por abocar la filosofía a su propia
revolución.
Pero,
para Ortega el mundo no es una mera representación ni tampoco una sustancia
independiente, sino que el mundo es aquello en lo que estoy y en el que me
encuentro ocupado. El yo tampoco es esa conciencia absoluta, sustancial,
unívoca; al contrario, el yo coexiste, es con otros, se encuentra en medio del
mundo, de una circunstancia que le da origen y le fuerza a elegir.
CUARTO:
Necesidad y libertad a un tiempo.
Ortega
plantea el tema de la existencia humana como una confrontación entre necesidad
y libertad a un tiempo. Si bien Kant se desvelaba por esclarecer la “razón pura
práctica”, Ortega se centraba en la “razón histórica” que no era otra cosa que
la razón narrativa de la vida. Para Kant la historia no es el eje vital del
hombre, sino únicamente el resultado de la disposición teleológica de la
naturaleza humana. En cambio, para Ortega la historia es, precisamente, lo que
nos define como humanos: “el hombre no tiene naturaleza, sino que tiene
historia”, dirá.
Y
la construye en el día a día con las decisiones que toma en consecuencia confrontando
sus necesidades y libertades.
QUINTO:
La razón es el eje de la experiencia
Ortega
entendía la razón como el eje de la experiencia humana ante lo real. Es cierto
que la vida del hombre es historia pero eso no quiere decir que sea una
sustancia, porque la historia es cambio y la sustancia es permanencia. Al
final, el hombre no vive de la satisfacción de sus instintos y por eso, la
razón se convierte en el eje de la vida del hombre.
De
ahí la similitud entre la crítica orteguiana del hombre-masa y la crítica
nietzscheana a la moral del rebaño, aunque Nietzsche tiene en mente una
tradición moral y metafísica, el judeo-cristianismo, mientras que Ortega está
desvelando la psicología social y el despropósito político del hombre-masa
europeo.
***
Ortega
fue un apasionado por la filosofía que nos mostró que pensar es la tarea vital
del hombre…¡Y cuán lejos estamos en este país…!. Aquí parece que ya nadie
piensa e, incluso, algunos catalogan a este bello arte como “una pérdida de
tiempo”. Si, el pensar es una pérdida de tiempo para los hombres-masa apurados
y frenéticos en ir hacia ningún lugar, para volver raudo a caer a las fauces
del aburrimiento de una vida llena de vacíos y de pastillas que alivian el
sufrimiento de estar aquí y ahora…
Necesitamos
más filósofos capaces de confrontar sus propias vidas con la suficiente altura
como para no llenarse del barro que todo salpica. Tenemos demasiados
hombres-masa, vulgares y viles, que llenan las calles y recintos con sus malas costumbres
y sus pésimos hábitos…Pero, cada uno de ustedes, querido y caro lector, debe
influir en su entorno cercano; no podemos dejar todo en manos de los
hombres-masa, negligentes y sonrientes, que antes de pretender gobernar deben
educarse a si mismos…
¿O
usted cree lo contrario?
Panorama LIBERAL
Domingo 1 Febrero 2015
1 comentario:
Hola. Podría ser de su interés: http://el-pareja.blogspot.com/2016/03/148-rey-desnudo-ortega-gasset-rebelion-masas.html donde analizo la visión de Ortega sobre la ciencia y la tecnología. También hay otros 16 posts sobre la Rebelión de las masas en el blog. Saludos.
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