Resulta
preocupante el control que ha logrado la ideología socialista en la discusión
pública. Esta ideología parece ser como la monstruosa Medusa de la mitología
griega que convertía en piedra a todos aquellos que la miraban fijamente a los
ojos. Hoy, sus ideas han convertido en piedra a sus adeptos que parecen rígidos
e incapaces de pensar por sí mismos en forma lógica. En otras palabras, desde hace
tiempo, la opinión pública parece haber aceptado la tesis de que el real
problema con la pésima calidad en la instrucción que reciben los niños de niñas
del país se debe al lucro en los colegios…¿Cómo?. Para los socialistas, la
única manera de mejorar la instrucción escolar es devolviéndola al seno estatal
de la cual no debió haber salido jamás…
Unos
de los socialistas, convertido en piedra, es Fulvio Rossi, que preside la comisión
de educación del senado, y que ha mostrado su enorme satisfacción por la
aprobación de “la prohibición del lucro para los establecimientos que reciben
aportes del Estado y que deben obtener reconocimiento oficial de acuerdo al
artículo 15 de la Ley 20.529”. Ha señalado que “estamos felices, porque
terminamos con el lucro en la educación parvularia…Tenemos que terminar con el
negocio en la educación, y en esta oportunidad quedó establecido que no se
pueden hacer negocios con la plata de todos los chilenos…”.
Todo
un socialista de piedra porque…¿qué se logra con terminar con el lucro en la
educación?, ¿Qué se obtiene con terminar el negocio de la educación?, ¿y de la
calidad cuando vamos a hablar?. Es decir, a estos tipos no les interesa la
calidad de la instrucción que reciben los niños y niñas de Chile sino solo tener
el control del mecanismo por medio del cual se financian los colegios.
¿Por
qué razón a los socialistas no les interesa la calidad de la instrucción?.
Porque los colegios de peor calidad son los actuales colegios públicos y parece
una necedad “mejorar la calidad de la instrucción convirtiendo a todos los
colegios en públicos”. Por lo tanto, si realmente la prioridad fuera mejorar la
calidad en la instrucción deberíamos copiar lo que hacen los mejores colegios
nuestros que son los privados: lo lógico es privatizar la educación y para
aquellos que no puedan financiarla, entregar un bono escolar de manera que cada
familia determine el colegio en cual desea que estudien sus hijos. La decisión respecto
del colegio en el que deben estudiar los hijos debe recaer en la familia. No
puede haber otro ente responsable…Cada familia debe hacerse responsable de la instrucción
que reciben sus hijos…Es una necedad hacer responsable al Estado de los
resultados de decisiones tomadas por las familias libremente…A menos que surjan
las sirenas socialistas de buenas intenciones…
Para
los socialistas, el único objetivo buscado es devolver la instrucción escolar al
seno estatal para poder controlar centralmente a las familias, a los
profesores, a los colegios, a los contenidos y la manera en que son entregados.
Nada más les interesa, pero no pueden decirlo abiertamente. Por eso, han buscado
otros argumentos que les permitan justificar la vuelta al seno estatal de la
instrucción escolar: para reducir la segregación escolar que impide la
inclusión; para eliminar la selección de ingreso que es injusta con aquellos
que tienen distintas condiciones; eliminar el pago por la instrucción para
aquellos que no tienen ingresos; para mejorar la calidad de la instrucción para
todos…
Mirados
con la luz de la razón, todos estos objetivos parecen ser loables y bienintencionados,
pero podrían acarrear más males que bienes o ser inocuos. En primer lugar, la
segregación es un proceso humano natural mediante el cual las personas buscan
la cercanía de aquellos que tienen sus mismos valores y estilo de vida. Además,
la segregación es un proceso global que excede al ámbito escolar. Por lo tanto,
pretender que la instrucción pública elimine la segregación es pedirle
demasiado. La razón indica que las familias mandarán a sus hijos al colegio más
cercano, por lo que, lo más probable, es que a los colegios asistan niños y
niñas de un mismo segmento.
En
segundo lugar, la selección de ingreso es una condición sine qua non para el
éxito de cualquier proyecto educativo. Es un mito aquel que plantea que en la antigua
instrucción pública no había selección de ingreso. Cuando se postulaba (¡había
que postular!) los padres llevaban los certificados de notas del período
anterior que eran revisados para aceptar o no el ingreso. Los rechazados debían
dirigirse a otros colegios.
No
se puede pretender mejorar la calidad del proceso de instrucción si no se
uniforma a los estudiantes mediante algún criterio académico. Es un error
garrafal crear cursos heterogéneos porque eso terminará atentando en contra de
la calidad…¿cómo se motiva a un estudiante a lograr desarrollar sus máximas capacidades
si está rodeado de burros?.
En
tercer lugar, eliminar el pago por el acceso a la instrucción solo transmite la
impresión que el servicio a recibir es de baja calidad. O, en otras palabras, nunca
se aprecian las cosas gratuitas. La naturaleza humana siempre valora más
aquello que cuesta; lo que nos regalan pronto se olvida y termina en la basura.
En cambio, lo que nos costó tiempo y esfuerzo, se cuida y se mantiene con
dedicación. La instrucción humana es un proceso que requiere dedicación y mucho
esfuerzo…¿cómo van a apreciarla aquellos que la consideran una pérdida de
tiempo?.
Finalmente,
en cuarto lugar, una instrucción escolar de calidad requiere segregar,
seleccionar el ingreso y pagar por el acceso. La absurda pretensión de que,
pese a la heterogeneidad humana, todos los alumnos terminen alcanzando los
mismos estándares de calidad es un resultado de la Medusa socialista que ha
convertido en piedra a los que piensan de esa manera; incapaces de razonar y de
observar la realidad ante sus ojos…
Dice
Michael LaFerrara que "en un mercado
libre de la educación, con una completa separación del gobierno de las escuelas,
los políticos no tendrían poder para interferir en las escuelas o para meterse
con los contratos entre los educadores y los padres. Los propietarios de las escuelas
tendrían libertad para establecer sus propios paquetes de compensación para los
maestros, sus propios planes de estudio y métodos de enseñanza, sus propias
normas de admisión, y así sucesivamente. Del mismo modo, los profesores serían
libres de postular para trabajar en las escuelas de su elección, y los padres
tendrían la libertad de solicitar la admisión de sus hijos en las escuelas de
su elección. Si antes existía un sindicato de maestros, en un mercado libre no
tendrían poder para usar la fuerza del gobierno para lograr sus objetivos".
Palabras sabias que la Medusa socialista no quiere escuchar.
¿Podemos
estar en desacuerdo?
Panorama LIBERAL
Lunes 29 Septiembre 2014
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