Cuando le conté de este
artículo a uno de mis bufones amigos, me miró raro y me dijo algo así como:
- ¡Epa!, ¿no estás exagerando?...En muchas
partes del mundo hay muy buenos políticos…
- Claro –le dije- si encuentras alguno,
avísame…
Amigos míos, como buen
bufón llevo también mis heridas por dentro…Soy un payaso triste que debe parecer
alegre, y por eso me río de las cosas que nos suceden puesto que cada día que
pasa me convenzo más y más que las mejores soluciones para los problemas
actuales, si son lideradas por los mismos políticos profesionales que nos
gobiernan, están condenadas al fracaso por tres grandes razones:
PRIMERO: Los políticos
han propiciado la intervención de las sociedades modernas creando un complejo
de enormes instituciones burocráticas dirigidas por funcionarios políticos
desde una torre de marfil, y que muchas veces, no responden a la sociedad sino
que a sus jefes políticos. Y, por medio de dichas instituciones implementan políticas
irresponsables que han incrementado los problemas que ellos mismos crearon y que
han promovido la corrupción en todos los niveles.
SEGUNDO: Una vez Albert
Einstein dijo que “no podemos resolver problemas pensando de la misma manera
que cuando los creamos“, y eso pasa con los políticos: ¡siguen usando los
mismos razonamientos para intentar solucionar los problemas pero han creando
nuevos problemas cada vez más complejos!. No son capaces de cuestionarse los
métodos que han usado por años…¿Por qué?.
TERCERO: Jamás
implementarán las políticas correctas, conforme lo desean los ciudadanos que
han votado por ellos, si es que no se adecúan a los intereses bastardos de ellos
mismos. Por eso, afirmamos que son corruptos. La solución comienza por
arrebatarles el poder que han logrado por medio de la eliminación de la carrera
de político profesional, eliminando la reelección indefinida, pero,
ciertamente, ellos jamás la promoverán…
Por lo tanto, la tesis de
este bufón es muy sencilla: un político vive su vida ansiando llegar al poder
apelando a cualquier medio y cuando lo logra, lucha por mantenerse a toda
costa. Muchas veces apela a conductas corruptas, aunque signifique el dolor y
la miseria para los ciudadanos porque, para eso, creó instituciones que le
permiten generar enormes beneficios personales para ellos y sus cercanos.
MI PESADILLA DE LAS CUCARACHAS…
Una vez tuve una
pesadilla...
Soñé que los políticos eran
unas especies de cucarachas que proliferaban en pasillos internos y oscuros de
unas cloacas que colindaban con el poder; en esas cloacas vivían y se reproducían;
en esas cloacas asistían a su propia escuela que les preparaba para cuando llegara
su momento…
Esas cloacas eran los
partidos políticos, organizaciones en los que la convivencia solo se basa en la
ley del más fuerte, en que la corrupción es el jefe, y en el cual las larvas de
políticos se alimentaban de dosis crecientes de ambiciones desmedidas y sin
freno por alcanzar el poder…
En esas cloacas, por
ejemplo, aprendían el recurso de la demagogia para mantener embaucada a la
ciudadanía con el canto de sirena de la “importancia de la democracia” y del
“valor de la democracia”…Pero que, en la realidad, ellos consideraban relevante
si servía a sus propios fines…
En algún momento, las
larvas se convertían en cucarachas adultas que podían salir de las cloacas y
enfrentar el mundo. Y comenzaban a caminar por los pasillos del poder aplicando
lo que aprendieron en sus nidos…
El ciudadano común y corriente
era engañado en forma permanente. Y muchos los justificaban. La sociedad, así, estaba
indefensa ante estos especímenes que les hacían creer que “vivíamos en
democracia” y que los partidos políticos eran la clave. Los ciudadanos tenían
una enorme y exagerada fe en la democracia, pero lentamente comenzó a
desconfiar de los partidos políticos y sus integrantes...
Sin embargo, en un mundo
ideal no debieran existir los políticos profesionales que se eternizan en los
cargos; cualquier ciudadano puede convertirse en un político con poder
momentáneo; como no está sujeto a la reelección y debe volver a sus actividades
laborales normales al terminar su período de político, no tiene los perversos
estímulos en su accionar; deben ser personas cabales, honestas y trabajadoras
que deben dar todo su esfuerzo para que los ciudadanos puedan obtener las
mejores condiciones posibles que les llevaran a la prosperidad porque ellos son
ciudadanos; no pretenden ser los poseedores de la única verdad; son capaces de aceptar
el disenso; jamás insultarían a un adversario; etc.
Pero, la realidad es muy
distinta. En muchos países del mundo, los políticos surgen de partidos políticos,
cloacas inmorales, que son el resultado de vivir en un ambiente indecente,
corrupto e inmoral. Cuando se habla de corrupción no nos referimos solamente a
las coimas ni sobresueldos, sino que a una serie de vicios y comportamientos indeseables
que son las verdaderas causas del malestar que viven las sociedades actuales.
Por eso, cada joven que ingresa a la política se forma en base a malas
prácticas, rodeado de corrupción aunque sin percibirla cabalmente porque cree
que son las costumbres partidarias.
¡OH, GRACIAS A DIOS; ESTAMOS EN LATINOAMÉRICA!!!
Cuando despierto de esta terrible
pesadilla, me percato que estamos en Latinoamérica…¡El continente del siglo 21
según Piñera!...¡Qué maravilla!...¡Nuestros políticos son verdaderos servidores
públicos!
Pero, en otros
continentes y países, los políticos no tienen la menor idea de lo que es
democracia y solo defienden sus intereses perversos. Por eso, en esas regiones, como bufón que soy,
planteo que se puede ser corrupto sin ser político, pero no se puede ser
político sin ser corrupto.
Amigos míos, me causa una
extraña mezcla de tristeza y risa la manera en que ha evolucionado la
democracia liberal en todo el mundo, a cargo de políticos profesionales
corruptos y con una ciudadanía indiferente. Afortunadamente, en Latinoamérica vivimos
otra realidad…
Y cuando le cuento esto
último a mi amigo me mira y me dice:
- ¡Está bien ser bufón, pero déjate de joder…!
PANORAMA Liberal
Domingo 10 Febrero 2013
No hay comentarios:
Publicar un comentario